El cepo K se fue sin pena ni gloria

diciembre 17, 2015

Fin del cepo: el dólar cerró por debajo de los $ 14, en su primer día con muy pocas operaciones

En las primeras horas sin cepo cambiario, la divisa estadounidense llegó a cotizar a $15. Pero luego se fue desinflando.

Una casa de cambio del microcentro porteño exhibe la cotización del dólar al finalizar el primer día sin cepo. (Víctor Caivano / AP)

Una casa de cambio del microcentro porteño exhibe la cotización del dólar al finalizar el primer día sin cepo.

Inmediatamente después de que abrieran las primeras casas de cambio, el dólar libre subió más de cinco pesos y llegó a los 15 pesos. Sólo duró unos minutos. La divisa empezó a bajar. Se quedó en $14,20 un tiempo y luego cerró a $ 13,95 en el mercado minorista.

cepo cambiarioEn tanto, en el mercado mayorista, la divisa llegó a $ 13,55. Sin embargo, se concretaron muy pocas operaciones. En total, el mercado movió apenas US$ 40 millones, sin la intervención del Banco Central que, por primera vez en varios días, no tuvo que sacrificar reservas.

Prat Gay se negó ayer mencionar a qué precio esperaba que cotizara el primer día del dólar libre, pero apeló más de una vez a la cotización del que se negocia en Bolsa, que ayer quedó cerca de $14,50.

Fuente: clarin.com, 17/12/15.


 

Las mejores frases de los artífices que negaron el cepo

La restricción cambiaria nunca fue asumida por el Gobierno; la ex presidenta y funcionarios de primera línea rechazaron su existencia

La Nación, Jueves 17 de diciembre de 2015.
Los artífices del cepo
Los artífices del cepo.

Cristina Kirchner

27 de septiembre de 2012:

En Harvard la ex presidenta dijo:

«El cepo cambiario es un título mediático»

«Argentina es el segundo país en dólares después de Estados Unidos».

«No hay ningún cepo cambiario».

«Si sos importador o productor y necesitás dólares, en el mercado hay más de 120 conceptos que te permiten comprar dólares». «Quiero ser una Presidenta seria y responsable que garantice que Argentina le pueda dar dólares a los importadores de insumos básicos».

Aníbal Fernández

22 de diciembre de 2014

El ex jefe de Gabinete desmintió al presidente del Banco Central: «No puede levantar el cepo porque no hay cepo».

Jorge Capitanich

6 de enero de 2015

Para Jorge Capitanich, el cepo cambiario «no existe». El ex jefe de Gabinete dijo que las restricciones al acceso a la compra de divisa extranjera son «una burda mentira».

«El 25 por ciento de la población argentina accede a transacciones para tenencia en moneda extranjera. Esta burda mentira instalada respecto a restricciones al acceso. Si existe declaración jurada impositiva, acceden tanto para viajes al exterior tanto para dólar tenencia», afirmó el funcionario durante su conferencia de prensa habitual en la Casa Rosada.

Axel Kicillof

21 de abril de 2015

El ex ministro de Economía, Axel Kicillof dijo: «No existe cepo porque importamos, giramos utilidades, pagamos vencimientos externos y le vendemos dólares a la gente que quiere»

—Informe Luján Scarpinelli


 

cepo cambiario ilegal

 

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La caída de Cresta Roja

diciembre 3, 2015

Cresta Roja: de una expansión basada en subsidios a quedar al borde de la quiebra

Fue la segunda empresa productora de pollos del país y hoy casi no faena por tener sus plantas paralizadas;en los últimos años, dependió de fondos públicos para funcionar y sobredimensionó su estructura.

Por Diego Yáñez Martínez.
Lejos de los tiempos de una actividad creciente, las protestas son una constante hoy
Lejos de los tiempos de una actividad creciente, las protestas son una constante hoy.

Supo ser una mina de oro con tecnología de avanzada y su propia genética. Pero hoy su realidad es otra. Con 56 años de historia, la continuidad de la empresa Cresta Roja peligra: ya casi no se faena y los pollos a veces se venden vivos ante la imposibilidad de alimentarlos para que se desarrollen. En la planta de procesamiento ubicada en El Jagüel, Monte Grande, el silencio es abrumador. Dentro de la fábrica, que ocupa seis manzanas, sólo se escucha el ruido de la sala de máquinas que sigue funcionando por razones de seguridad. Para mantenerla refrigerada se usan 22.000 litros de amoníaco.

En Ezeiza, Lobos, Monte y Esteban Echeverría todos conocen los pollos Cresta Roja, de los hermanos Rasic, la segunda avícola en importancia del país que controla un 13% del mercado interno. Entre sus dos plantas, los molinos y el sector de granjas tiene 4000 empleados propios, y otros 1000 puestos laborales están vinculados en forma indirecta a su actividad. De la firma dependen pueblos enteros.

Cresta-Roja«Somos una gran familia. Acá hay gente que trabaja hace más de 35 años. ¿Dónde van a conseguir trabajo a su edad? A nosotros nos están pagando, pero se cortó la cadena de alimentación de los pollos y por eso se sacrifican. No es lo justo, pero si no, se matan entre ellos. Acá hay un vaciamiento, no hay nada. ¡Nada!», grafica el delegado Simón Abaca, que trabaja hace nueve años en el sector de exportación de la empresa.

Bajo llave y en estricto secreto, los dueños de la avícola fundada en 1959 analizan en la planta de Ezeiza, donde tienen sus oficinas, las pocas alternativas que les quedan. Según fuentes del sector, la empresa, que se presentó a concurso de acreedores hace 16 meses, tiene un pasivo de más de 2.000 millones de pesos.

La crisis

Hasta el año pasado, cuando se hizo pública la crítica situación de la empresa, la imagen que daba todo el sector avícola era el de una industria en pleno crecimiento con niveles históricos de consumo de pollo en el país y con la exportación y la producción en niveles récord. Los números así lo reflejaban.

Antes de la crisis, Cresta Roja faenaba 400.000 pollos por día. Y hace tres años, según pudo saber la nacion, amplió su planta procesadora de Monte Grande para aumentar un 50% su producción. La propia presidenta Cristina Kirchner se enorgullecía del «boom» del sector y en el 2012 pasó algo inédito en la historia de la Argentina: las exportaciones avícolas alcanzaron las 271.000 toneladas y superaron a las 189.000 de la carne vacuna.

¿Cómo en tres años se derrumbó una empresa que, incluso al borde de la quiebra en 2014 facturó -según datos a los que accedió la nacion- 300 millones de dólares? Aunque en público jamás lo admitieron dadas las estrechas relaciones entre el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, con el kirchnerismo, Ivo y Milenko Rasic, los dueños de la empresa, culpan por lo bajo al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, quien implementó la política de precios máximos a cambio de brindarle compensaciones al sector. Algunas nunca llegaron.

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Guillermo Moreno

El crecimiento de la industria avícola estaba sustentado en un complejo sistema de subsidios aplicado desde 2007 (también abarcaba a los feed lots, carne aviar y bovina, la industria molinera y láctea) con el que se buscaba desacoplar la suba de precios internacionales de los granos para mantener bajos los precios de los alimentos en el mercado interno. Además, el sector contaba con la protección de los derechos de exportación, de 20% al maíz y de 35% a la soja, que posibilitaba comprar los granos para alimentar a los pollos a un precio menor que el de los exportadores.

Después de una etapa en la que hubo cumplimiento, los fondos administrados por la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuaria (Oncca) -disuelta en febrero de 2011 en medio de escándalos de corrupción- dejaron de llegar. Según fuentes del sector, que aceptaron hablar pero con la condición del off the record, la deuda por compensaciones alcanzó los 65 millones de dólares. En la negociación, los hermanos Rasic sólo rescataron 15% de ese monto en bonos que aún cobran en pesos.

En 2011, el Gobierno le quitó los subsidios al sector. La producción de carne de pollo había aumentado entre 2003 y 2010 más de 120%, según datos del CEPA. Ese incremento hizo que Cresta Roja contratara 1000 empleados y apostara a aumentar su volumen de producción. Sin las compensaciones, los costos aumentaban. No podía subirse el precio de los pollos por la competencia con Tres Arroyos, la avícola más grande del país, que controla 22% del mercado, y así hubo más producción de la que podía colocarse en el mercado.

«A partir de 2007 se suscribió una expansión desmedida en el sector avícola en función de los subsidios que, de manera repentina, fueron retirados después de cuatro años. Para entonces, la empresa tenía 30% más de empleados de los que necesitaba y pagaba sobreprecios. Como la plata no era de ellos la derrochaban», dijo a la nacion el secretario general de la Industria de la Carne y sus Derivados del Gran Buenos Aires y Zona Sur de la Provincia De Buenos Aires (Sicgbal), Silvio Etchehun.

Entre 2007 y 2011, la industria avícola, según un reporte de Abeceb, recibió $ 2100 millones, lo que representaba un 21% del total de compensaciones entregada por la ex Oncca. La cifra sólo fue superada por los subsidios a los molinos del trigo.

«La política de subsidios a la alimentación tuvo una efectividad limitada para controlar los precios internos y no resultó en un desarrollo sustancial en la cadena de valor, más allá de que tuvo efectos positivos sobre la producción en algunos casos puntuales», concluye el informe que data del 21 de agosto.

A Rasic -según confió una fuente de la compañía- la política de precios máximos le causó pérdidas por 135 millones de pesos. Sin embargo, desde el CEPA desestimaron ese efecto. «El sistema de compensaciones fue totalmente positivo para el sector. En el caso de Cresta Roja ha tenido problemas puntuales, aunque venía presentando balances negativos desde antes de 2007», señaló Domenech a la nacion, y precisó que uno de los grandes problemas de la empresa tiene que ver con su sobreestructura y con conflictos gremiales con los delegados del frigorífico ubicado en Ezeiza.

nestor_kirchner_e_hugo_chavezLas cuentas, sin embargo, seguían cerrando en los últimos años por la exportación, sobre todo la dirigida a Venezuela a través del Fideicomiso Néstor Kirchner. El acuerdo implicaba que el país exportaba pollos al gobierno encabezado por Hugo Chávez y a cambio recibía petróleo. Las avícolas se beneficiaban porque el país bolivariano pagaba 42% más por los pollos que cualquier otro importador de la región por una tasa de riesgo ante eventuales demoras en los pagos, aunque recibían también otras compensaciones.

«Además de los subsidios a la crianza de los pollos había reglas preferenciales para exportar a Venezuela, pero cuando empezaron a caer los acuerdos de compra y se terminaron los contratos por la crisis económica que vive ese país todo derivó en un desfasaje», dijo Etchehun. Además las avícolas debían hacerle frente a la sobreoferta de unidades en el mercado interno y a las complicaciones para exportar por la falta de competitividad. Así, Cresta Roja quedó al borde de la quiebra.

Información relacionada:

Los avatares de vender a Venezuela | La Voz del Interior

Pollos: la culpa es de Venezuela – Clarín

Lejos de los tiempos de una actividad creciente, las protestas son una constante hoy
Lejos de los tiempos de una actividad creciente, las protestas son una constante hoy.

La intervención

En 2014 la firma emitió cheques sin fondos por 43 millones de pesos. En junio la empresa despidió primero a 400 empleados, y luego la cifra se elevó a 1300. El sindicato de la alimentación, a quien los Rasic culpan por no haber aceptado firmar el Procedimiento Preventivo de Crisis, que incluía el recorte de sueldos y despidos, reaccionó paralizando la actividad en las plantas. Ante ese escenario intervino el Ministerio de Trabajo, que dictó la conciliación obligatoria. La empresa está intervenida por la gobernación bonaerense a cargo de Daniel Scioli, desde el 11 de septiembre.

Daniel Giurzi, hombre cercano a Aníbal Fernández al igual que Domenech, fue designado por la Justicia para manejar el rescate financiero de $ 200 millones, de los cuales hasta ahora sólo se giraron $ 100 millones. la nacion se comunicó con el interventor, quien evitó hacer declaraciones sobre el tema.

«Con la poca plata había que hacer equilibrio entre alimentar a los pollos y pagarles a los empleados hasta que ya no alcanzaba para nada. Reclamamos que el gobierno gire la plata porque entendemos que gran parte del problema es estatal, aunque también hubo malos manejos de los Rasic y, si es como dicen que Moreno les debe plata, fue su problema confiar en él y no es justo que los empleados estemos pagando el costo», dice el delegado Cristián Villalba, que hace 11 años trabaja en la compañía.

Qué pasará con la empresa es una pregunta que desvela a la propia familia Rasic. Para volver a funcionar necesita muchos fondos; sólo los salarios significan por mes 80 millones de pesos (con contribuciones incluidas). El futuro de Cresta Roja hoy es incierto. Mientras tanto, los trabajadores exigen soluciones y casi a diario realizan protestas en la Autopista Riccheri y en la avenida 9 de Julio.

Los números del conflicto

10.580 Millones de pesos

Es el monto de compensaciones aprobadas por la Oncaa entre 2007 y 2011; dos de cada diez de esos pesos fueron al sector de frigoríficos avícolas; la actividad que más obtuvo fue la molienda de trigo, con el 36% del total

65 Millones de dólares

Es la deuda que, según los dueños de Cresta Roja, se acumuló con la empresa por esas compensaciones; sólo se recuperó un 15%

13% Participación

Del sector avícola, Cresta Roja era la segunda empresa por volumen de producción. La primera es Tres Arroyos (22%) y en tercero y cuarto lugar están las firmas Soychú (7%) y Las Camelias (7%)

Fuente: La Nación, 29/11/15.

 

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El ministro de Salud se negó a declarar por el “Plan Qunita”

noviembre 17, 2015

Pago de sobreprecios: el ministro de Salud se negó a declarar por el “Plan Qunita”

Daniel Gollán está acusado por presuntas irregularidades en la licitación del kit para embarazadas que entrega el Gobierno; mañana será indagado Manzur y el próximo jueves, Aníbal Fernández.

 Pago de sobreprecios: el ministro de Salud se negó a declarar por el “Plan Qunita”

Daniel Gollán, ministro de Salud.
El ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán, se negó hoy a declarar ante el juez federal Claudio Bonadio en la causa en la que se investiga el pago de sobreprecios y el beneficio a determinadas empresas en la licitación del “Plan Qunita”, destinado a mujeres embarazadas.

Gollán rechazo responder las preguntas del juez y tampoco presentó un escrito para argumentar en su defensa según explicó su abogado, Ezequiel Klainer, antes de ingresar al despacho del juez.

Técnicamente, el trámite procesal de la indagatoria se cumplió, por lo cual comenzaron a correr los diez días hábiles del “plazo ordenatorio” para que el juez resuelva la situación procesal del ministro.

qunitaNo obstante, el magistrado podría esperar a escuchar a los 23 acusados y solo entonces disponer del plazo legal para resolver la situación procesal de todos. Mañana será indagado el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, y el jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, el jueves próximo.

Bonadio citó a indagatoria a 23 personas, entre funcionarios nacionales, de la segunda línea del Ministerio de Salud y empresarios, por las preguntas irregularidades en la licitación de 150 mil kits para el “Plan Qunita” que costaron 1.100 millones de pesos.

El plan está destinado a mujeres embarazadas que perciben la Asignación por Embarazo (AUE) y consta de la entrega de un kit que contiene cuna, sábanas, toallas, ropa de bebé un chupete, un mordillo, un termómetro digital, cremas y otros elementos para los recién nacidos.

La causa se inició por una denuncia de la legisladora Graciela Ocaña por el presunto pago de sobreprecios.

Fuente: cronista.com, 17/11/15.

La estafa del Plan Qunita

cfk plan quinita

 

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La campaña minuto a minuto

noviembre 15, 2015

Minuto a minuto

Actitudes polarizadas para una incertidumbre hasta el último voto. El dólar, centro de todo.

Por Nelson Castro.

Construyendo el futuro.

Construyendo el futuro. | Foto: Dibujo: Pablo Temes

Al día de hoy, todas las encuestas auguran que la elección del domingo que viene la ganaría Mauricio Macri. Creer que eso significa que el resultado electoral está definido constituye un error grosero. Nada está definido aún. No son pocos los que decidirán su voto recién cuando estén en el cuarto oscuro frente a las dos boletas: la de Scioli y la de Macri.

urna electoral argentinaEl duro presente electoral de Scioli lo obliga a luchar todos los días contra un frente interno que lo castiga sin cesar. “Lo que nos están haciendo Cristina y La Cámpora no tiene nombre”, se sinceraba un alfil del candidato en los últimos días de la semana que pasó. El exabrupto de Axel Kicillof contra Sergio Massa y, por carácter transitivo, sus votantes, los nombramientos escandalosos en cargos públicos de militantes de La Cámpora, los dichos diarios de Aníbal Fernández y el comunicado del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, responsabilizando a la gestión de Scioli por las inundaciones que están frenando la construcción de las vías del tren a Mar del Plata, fueron verdaderos mandobles que sacudieron la campaña del candidato del FpV, a los que hay que sumar las tomas de terrenos en Merlo y el problema que le genera la dura circunstancia de una situación económica complicada que se ha hecho ya indisimulable.

Por eso, Scioli se ha visto obligado a reconocer la existencia del cepo cambiario, de la inflación, del efecto nocivo que sobre los salarios tiene el mal llamado mínimo no imponible y sus escalas de aplicación, de lo negativas que para la producción agropecuaria resultan las retenciones, y un largo etcétera causado por el combo de desatinos producidos por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Por el lado de Cambiemos se vive un momento de expectación. Sabedores de lo que señalan todas las encuestas, todavía no ganaron. “Esto es como un partido de fútbol: se define en el último segundo del último minuto”, señala una voz desde las entrañas del PRO. Por eso, Macri y su entorno bajan diariamente la consigna referente a la necesidad de no caer en actitudes triunfalistas. Uno de los temas sobre los cuales se insistirá mucho en esta semana final de la campaña es la correcta fiscalización del comicio y del escrutinio, sin cuya existencia no hay chance de victoria alguna.

De cara a un eventual gobierno, hay al interior de Cambiemos un intenso ir y venir sobre las medidas económicas a implementar inmediatamente después del 10-D. La expectativa existente en torno al levantamiento del cepo genera discusiones entre el candidato y sus principales espadas económicas. No todos comparten la idea de la metodología del shock. La devaluación por sí sola no soluciona los desbarajustes de la economía argentina. Ya se vio durante el ajuste cambiario que implementó Kicillof en enero de 2014.

Macri, por su parte, mantiene contactos frecuentes personales con Sergio Massa, transformado no sólo en un gran elector sino también en un guardián de la gobernabilidad. Ese es un rol de suma importancia que habrá de jugar en la gestión de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y, por supuesto, la de Macri si es que gana la elección del próximo domingo. Lo que no está definido aún es qué tipo de acuerdo se buscará. “Lo que Mauricio debería buscar son acuerdos parlamentarios de tipo institucional. Si lo que persigue, en cambio, es atraer nombres para ocupar cargos, la cosa será más difícil”, señala un hombre de la cercanía de Massa.

Debe recordarse que en enero de 2014 devaluó axel Kicillof, pero fracasó.

En el medio de todo esto se ubica la Presidenta, cuyo norte político es claro: retener la mayor cuota posible de poder después del 10 de diciembre. La desesperación es tal que ya las formas no importan. Así, militantes de La Cámpora que van de aquí para allá con el objeto de llenar vacantes existentes en las distintas reparticiones del Estado, la creación de nuevas dependencias, nombramientos insólitos de nuevos embajadores y designaciones de fiscales y jueces representan el repertorio de medidas que la Presidenta está adoptando en estos últimos días de frenesí.

Estas actitudes de Fernández de Kirchner están causando un creciente malestar en distintos sectores del peronismo, que ven con un disgusto cada vez más difícil de ocultar esta presencia de La Cámpora que les es totalmente ajena. Hay voces que han decidido no callar más esta situación que se les hace insoportable: es el caso del gobernador reelecto de Salta, Juan Manuel Urtubey, cuyo disconformismo se ha escuchado sin eufemismos.

Ante semejante panorama, el hecho más importante de esta pobre campaña electoral habrá de ocurrir hoy: será el debate que Macri y Scioli mantendrán esta noche en la Facultad de Derecho de la UBA. El hecho constituirá, además, un hito histórico no sólo por ser el primero que tendrá lugar en la Argentina sino porque, además, fijará un precedente del cual no se podrá retroceder.

Lo fundamental del debate no radica en quién lo gana. Al respecto, el primer debate presidencial de la historia –que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1960 en los estudios de la CBS en Chicago y fue protagonizado por Kennedy y Nixon– marcó lo relativo de su incidencia en el resultado electoral, ya que para quienes lo vieron por televisión el ganador fue Kennedy, mientras que, para los que lo escucharon por radio, el vencedor fue Nixon. La importancia del debate presidencial trasciende lo electoral porque cobra la dimensión de un acto de docencia cívica, en el que queda consagrada la diversidad de las ideas y las propuestas, representativas de la pluralidad que constituye la esencia de la convivencia democrática, atributo perdido durante los largos años del kirchnerismo en el poder que el país debe recuperar cuanto antes.

—Producción periodística: Guido Baistrocchi.

Fuenet: Perfil, 15/11/15.

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El ocaso del kirchnerismo

noviembre 15, 2015

La caída muestra el peor rostro del kirchnerismo

Por Joaquín Morales Solá.
 

Joaquín Morales Solá

La derrota probable está derrumbando la leyenda antes de tiempo. Personajes fanáticos, racistas y sexistas, que antes se escondían detrás del éxito electoral del peronismo kirchnerista, convierten sus deplorables frases en un crimen político contra su propio candidato. Los intendentes del conurbano se están despidiendo sin pagar sus deudas. No tienen dinero más que para los salarios. La Argentina de Cristina se queda sin dólares. Los pronósticos sobre la situación que heredaría el futuro gobierno le están cayendo encima a la propia Presidenta. Nuevas limitaciones para los que quieren viajar al exterior son otro atentado a las posibilidades de Daniel Scioli, necesitado como está de la clase media esquiva y cosmopolita.

¿Se equivocan los kirchneristas desesperados? Dirigentes razonables del peronismo y solidarios con Scioli (entre los que se cuentan no pocos gobernadores) creen que el oficialismo ha hecho una campaña perfecta para perder. Las encuestas les dan la razón. Las dos últimas mediciones hechas sobre el fin de semana indican que los números no se movieron: la diferencia sigue siendo entre 8 y 10 puntos porcentuales a favor de Macri. Incluso, la encuesta con menos diferencia, realizada por Hugo Haime, fue aclarada por su propio autor. Lo que se difundió fue sólo un aspecto parcial de su medición. La diferencia real, de acuerdo con la tendencia del voto, es de casi seis puntos, también a favor de Macri, según Haime. Es decir: Macri está ganando por una diferencia que recorre una franja de entre 6 y 10 puntos.

Una de esas encuestadoras midió también la imagen de los candidatos. Sorprende la modificación sustancial de esos números en Macri y Scioli. La imagen negativa de Macri cayó al 30% y su imagen positiva está en el 60%. El fenómeno más llamativo es el de Scoli, que nunca tuvo una imagen negativa de más del 20%. Ahora, y por primera vez en su historia política, la imagen negativa y la positiva del candidato oficialista son coincidentes: su percepción positiva es del 50% y la negativa es del 49%. Es un caso muy parecido al de Cristina Kirchner, que en los últimos años convivió con iguales porcentajes de imagen positiva y negativa.

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

La desesperación sucedió a la arrogancia. El kirchnerismo se preparó, hasta el 25 de octubre, para gobernar muchos años más. No eran sólo frases de tribuna. Aníbal Fernández estaba nombrando funcionarios en la provincia de Buenos Aires. Cristina Kirchner ofrecía cargos de embajadores políticos para después del 10 de diciembre y la designación de miembros de la Corte Suprema. Una semana antes de la primera vuelta, que al final destruyó la ilusión kirchnerista, Scioli hizo en La Plata una reunión electoral con 5.000 delegados gremiales. Lo invitó a Aníbal Fernández. La respuesta de Aníbal: «No, Daniel, no voy a ir. No quiero deberte nada. Yo gano sin correr». Perdió por cinco puntos porcentuales en el distrito más inmenso del país. Ése es el tamaño de la tragedia kirchnerista.

Pasaron del triunfalismo al derrotismo. No hay dirigente peronista serio que piense hoy en una Argentina futura gobernada por un presidente que no sea Macri. Los que no son serios han dejado caer la vieja escenografía de un modelo exitoso. Los intendentes del conurbano, por ejemplo, ya no pagan los servicios más esenciales, ni a los recolectores de basura ni a los proveedores de los hospitales. «Scioli nos dijo que juntáramos plata sólo para pagar sueldos», dijo uno de esos intendentes. Es lo mismo que hizo el propio Scioli en la provincia. Juntar plata para pagar sueldos. Nada más. De hecho, la provincia de Buenos Aires figura última en la lista de inversión pública, con sólo un 5% de su presupuesto. Desesperados personalmente (la política ya está jugada para ellos), muchos intendentes cambiaron las corruptas reglas del juego. Han aumentado las cifras de los sobornos que piden para que una empresa abra instalaciones o sucursales en sus municipios. La caída de un régimen muestra siempre el peor rostro de lo que termina.

La culpa de Scioli es no haber denunciado el maltrato al que lo sometió durante años Cristina Kirchner. Ni siquiera le giraba a tiempo el dinero que le corresponde por la coparticipación federal. Hasta ahora, en medio de la decisiva campaña electoral, le retacea a Scioli los fondos que son de su provincia. La ministra de Economía de Scioli, Silvina Batakis, es una aspiradora que vacía de dinero a cualquier lugar del Estado provincial sólo para pagar los sueldos al día. El heroico y colosal modelo se encoge ahora a esos pobres menesteres.

Sin embargo, la expansión del gasto público nacional con respecto de la recaudación es del 17% en el cuarto trimestre del año. Durante los trimestres anteriores, la expansión había sido del 11%. Cristina gasta, pero sólo para darse sus gustos. Duplicó el número de empleados en el Estado nacional. Sólo el Senado pasó de 3.000 a 6.000.

En diciembre, mes en el que en gran parte gobernará otro presidente, el gobierno nacional deberá emitir 70.000 millones de pesos para pagar los gastos de un Estado tan enorme como ineficiente. Las limitaciones de dólares a las importaciones (en gran medida de insumos para la industria) y a los viajes al exterior significan que el Banco Central ya se está quedando sin dólares. No se necesita un gobierno nuevo para saber que las reservas son escasas o nulas.

Es cierto que parte de las reservas no desaparecerán. Por ejemplo, la de los encajes por los depósitos en dólares, que son unos 8.000 millones de dólares. Son depósitos privados de argentinos (empresas precavidas y particulares asustados por la inseguridad). ¿Por qué se lo sacarían al próximo presidente si no se lo sacaron a Cristina? El problema es que esos dólares no son del Gobierno, sino de sus dueños. Cristina está gastando hasta el pasivo del Banco Central. No cambiará hasta el próximo domingo 22, cuando se sepa definitivamente quién será el próximo presidente.

El problema es qué sucederá después del 22. Si fuera cierta su certeza de que el presidente del Banco Central es intocable, Alejandro Vanoli tendrá desde ese día dos jefes: Cristina por dos semanas más y el presidente electo. Pero Vanoli sabe (y sabe bien) que Macri lo quiere echar. ¿Qué pasará entonces se fuera Macri el próximo presidente, como pronostica la unanimidad de las encuestas? ¿Cómo se resolverá esa anormalidad en la relación entre personas decisivas para llevar adelante cualquier plan económico? Vanoli no será presidente del Banco Central durante mucho tiempo, pero podría ser insalubre para los primeros días de la próxima administración.

Cristina se guardó -y se guardará- en los últimos días de campaña. No hay generosidad en ese gesto. Ella también presiente que al oficialismo lo aguarda la derrota. Que la derrota sea entonces de Scioli. Eso nunca pertenecerá a la verdad histórica. Pero el principal error de Scioli fue haberse atrincherado en el kirchnerismo para combatirlo personalmente a Macri. De esa manera, activó el mecanismo de la reacción en más del 60% de los argentinos que venían pidiendo un cambio. Si Scioli es kirchnerista y no expresa ningún cambio, ¿para qué votarlo a él? La campaña de Scioli es otra equivocación. Casi no habla de él y de lo que haría si llegara a la presidencia. Habla de Macri. Macri habla de Macri. Los dirigentes de Macri hablan de Macri. El gobierno y Cristina hablan de Macri. Y Scioli habla de Macri. Todos ayudan a Macri. Macri tendrá una deuda de gratitud con más opositores que leales si fuera el próximo presidente de la Argentina.

Fuente: La Nación, 15/11/15.

 

 

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Adios al kirchnerismo

noviembre 1, 2015

Dejar atrás al kirchnerismo

Por Joaquín Morales Solá.

Un solo dato podría explicar mejor que nada el monumental vuelco que dio la política argentina en los últimos días. Un liderazgo político distinto está muy cerca de hacerse cargo al mismo tiempo, y por primera vez en la historia, del gobierno nacional, de la Capital y de la provincia de Buenos Aires. Ningún otro presidente tuvo semejante influencia desde que el jefe de gobierno porteño es elegido popularmente, salvo un alianza forzada (obligada por la falta de alternativas) entre Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra.

Ese acontecimiento eventual exhibe también el formidable tamaño de la derrota del kirchnerismo gobernante. Lo que sucedió ya, más allá de lo que ocurra el 22 de este mes, deja atrás a la fracción política que gobernó el país en los últimos 12 años. No hay partido político (y el peronismo menos que ningún otro) que aspire a resucitar lo que la sociedad sepultó, con honores o sin ellos.

Esa posibilidad se concretaría, desde ya si Mauricio Macri fuera elegido presidente dentro de tres semanas. La alianza política que lidera Macri ya ganó la Capital y Buenos Aires; debe conquistar todavía el gobierno nacional. Tres encuestas distintas, hechas sobre el fin de semana, le dan a Macri una ventaja sobre Daniel Scioli de 10 puntos porcentuales (55 por ciento a 45 en cifras redondas). Sin proyectar indecisos, una de esas encuestas dio 50 contra 37. Puede ser que Macri esté aún sobre la espuma de su elección del domingo pasado, pero podría darse el lujo de perder hasta la mitad de la espuma. Un triunfo en un ballottage de cinco puntos significaría una victoria importante.

chauLas segundas vueltas presidenciales, cuando sólo hay dos candidatos, se resuelven por porcentaje muy cercanos. El aspecto más novedoso de esas mediciones es que la mayoría, un 52%, cree que Macri será el próximo presidente. Antes de las elecciones del domingo pasado, una mayoría social creía que ese lugar lo ocuparía Daniel Scioli. También ha sucedido, por lo tanto, un quiebre en la conciencia social sobre la inevitabilidad del peronismo.

El problema de Scioli no es sólo la celebridad de Macri, sino también los estrechos márgenes personales y políticos con que cuenta para darle un giro decisivo al tramo final de su campaña. Es llamativo que Scioli haya desechado todos los consejos que le dieron de que se alejara de Cristina Kirchner y, en cambio, la ratificó de hecho como jefa de su campaña. La campaña sucia de descalificaciones y temores contra Macri y sus aliados fue lanzada por la Presidenta, primero en las redes sociales y luego en su propio discurso en la Casa de Gobierno. Pocas horas después, Scioli obedeció esa estrategia y también pidió en una entrevista periodística que el debate presidencial se hiciera con archivos fílmicos sobre las posiciones en el pasado de los candidatos. ¿Una especie de 6,7,8 llevado a la última cima de la política? Puede ser. Cristina había señalado ese camino y Scioli lo acató. Raro en Scioli, que antes le había prohibido a su equipo cualquier campaña sucia contra Macri.

Cristina sintió siempre, como toda persona arbitraria, pasión por la edición de viejas informaciones periodísticas. Nunca tuvo en cuenta que ningún político se salvaría del descrédito si el archivo de antiguas declaraciones fuera usado sin la debida contextualización, o si, al revés, fuera manipulado y editado tendenciosamente. No se salvarían ni Cristina ni Scioli. No es extraño en Cristina; el periodismo que ella amamantó nació y creció a la sombra de esa práctica. Es extraño en Scioli, que nunca hizo eso. ¿El cambio de ahora es la aceptación implícita de que está en desventaja frente a su rival?

El principal conflicto de Scioli es que no puede tomar distancia de Cristina. No pudo antes. ¿Qué hubiera sido de la elección del domingo si su fórmula se hubiera integrado, por ejemplo, con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, como el propio Scioli quería, en lugar de Carlos Zannini? ¿Y si, encima, el candidato a gobernador de Buenos Aires hubiera sido Florencio Randazzo o Julián Domínguez en lugar de Aníbal Fernández, a quien el diario español El País comparó con Herminio Iglesias?

La situación del peronismo sería distinta, pero Cristina se obcecó en demostrar que ella era quien hacía y deshacía en territorio de Scioli. La culpa es de Cristina, por su certeza de que la política se movía a su antojo, pero es también de Scioli por no haberle dicho que no a tiempo.

En la conferencia de prensa del lunes pasado, Zannini tenía un lugar reservado entre el montón de funcionarios sciolistas. Un llamado de la Casa Rosada obligó a Scioli a colocarlo a su lado. Scioli aceptó. Así apareció, por primera vez desde la elección, ante la sociedad.

«No estaba al lado; estaba sentado unos centímetros atrás», aclararon los sciolistas. Ésa es la distancia que se permite Scioli. Cierta o no, el gobernador manifestó entre propios cierto temor por la versión de que Zannini se bajaría de la candidatura vicepresidencial si él cambiaba su discurso. «Dejalo que se baje. ¿Dónde va a ir?», le contestó uno de sus amigos. Scioli calló.

Otro amigo le dijo que su único camino para cambiar la dirección de la derrota era una clara diferenciación con Cristina. «Anunciá que Amado Boudou nunca será embajador en un gobierno tuyo o que derogarás en el acto el acuerdo con Irán», le propuso. Scioli tomó nota y calló. Poco después se dedicó a repetir los conceptos básicos de Cristina en su discurso. Si buscan un Scioli enfrentado con Cristina deberían, antes, buscar el método para que Scioli naciera de nuevo. No hay otra forma.

A Cristina, en cambio, no le importa Scioli. Se enfurece pidiendo el voto para su modelo, pero no para su candidato.

El domingo de la elección estaba preocupada sólo por la provincia de Buenos Aires y, más precisamente, por Lanús, donde competía como candidato a intendente el camporista Julián Álvarez. En el hotel Intercontinental esperaban Aníbal Fernández y La Cámpora. Scioli estaba con los suyos en el Luna Park. Es posible que Cristina haya imaginado un triunfo de Aníbal y de Álvarez para presentarse en el hotel y celebrar la victoria bonaerense, donde el cristinismo pensaba refugiarse. Scioli quedaría solo. Decepción. Aníbal perdió la gobernación y Álvarez perdió Lanús a manos del macrista Néstor Grindetti.

Ese domingo, los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín fueron llamados desde la Casa de Gobierno. La Presidenta los convocaba para el lunes siguiente. En una cordial reunión, les ofreció los cargos de jueces de la Corte Suprema. Nunca le importó a ella el resultado de las elecciones. Haría lo que quisiera bajo cualquier circunstancia. Sarrabayrouse y Sesín son profesionales respetados. «Quiero dejar la misma Corte prestigiosa que recibí», les comentó. Los jueces se fueron convencidos, por la seguridad con que les habló la Presidenta, de que ya existía un acuerdo con el radicalismo para el necesario acuerdo del Senado. No habló con nadie, ni siquiera con Scioli. Desgastó inútilmente a dos personas que merecían un trato mejor.

Una audacia de Scioli provocó en el acto la refutación de Cristina. Scioli prometió el 82% móvil a los jubilados, robándole una idea a Sergio Massa. Cristina le recordó públicamente que ella había vetado un proyecto de la oposición que disponía lo mismo. El problema de Scioli, en efecto, no es Macri, y la solución no vendrá con sólo sacarle el polvo a la historia para transformarla en cualquier cosa. Su problema es Cristina y la incapacidad de ésta para aceptar que la gloria que le tocó ya es más pasado que presente. Y que carece de destino.

Fuente: La Nación, 01/11/15.

 

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Elecciones del 30/10/15

octubre 23, 2015

Final incierto que puede traer sorpresas

Por Julio Blanck.

Faltan solamente 48 horas para la votación y los números de las encuestas no le llevan tranquilidad a nadie.

Cierran las campañas. Todo está jugado, puede parecer que ahora es sólo cuestión de esperar. Pero el músculo electoral no tiene descanso. Los candidatos desesperan y sus equipos transmiten esa desesperación. Faltan 48 horas para la votación y los números de las encuestas no llevan tranquilidad a nadie. No le garantizan a Daniel Scioli un triunfo consagratorio para alcanzar sin demora la Presidencia. No le aseguran a Mauricio Macri el pasaporte a la segunda vuelta, aunque esa posibilidad pareció crecer en las últimas horas. Y no ponen a cubierto a Sergio Massa de la sangría final del voto útil en favor del candidato opositor mejor ubicado.

argentina-elecciones-urnaLas operaciones más descabelladas cruzan el aire en los comandos de campaña. Se planean y proponen carambolas a tres bandas para perjudicar a tal o cual candidato –nacional, provincial o municipal– en la suposición que eso podría llevar agua al molino de sus rivales. Que son, por supuesto, quienes deben correr con los gastos del relampagueante emprendimiento. La ansiedad por el poder que parece escurrirse de las manos habilita casi cualquier delirio. Se ofrecen campañas sucias, truchaje de boletas, denuncias inverosímiles, apriete de fiscales, ausencias masivas de autoridades de mesa. Sobran vivillos y vividores. Pero al final hay más fantasía que concreción de semejantes aventuras.

Uno de los encuestadores más escuchado por Scioli le anunció ayer que por primera vez había roto la barrera del 40%. Nada para volverse loco: no llegaba al 40,5%. Al mismo tiempo le confirmaba que, como a otros sondeadores de la opinión pública, sus verificaciones diarias le estaban dando una ligera trepada de Macri en los últimos cinco días. El encuestador tranquilizó al candidato oficialista: le aseguró que Macri aún no alcanzaba el 30%, aunque le avisó que estaba en camino de lograrlo.

No le sobra nada a nadie y, más bien, a todos les está faltando un poco. “Los números hoy no te dan la respuesta, porque las diferencias son mínimas y todo el tiempo los decimales se están moviendo”, asegura el director de una consultora de fama bien ganada. Es una firma que encuesta para el oficialismo y también para la oposición. Los profesionales deben ser capaces de poner la pasión a un costado.

Hay un dato incuestionable para casi todos los consultores: Scioli podría ganar la elección del domingo por alrededor de dos millones de votos de ventaja sobre Macri, una diferencia similar a la que ya había hecho en las PASO si se considera lo que sumaron el Frente para la Victoria y Cambiemos como espacios políticos.

Pero ganar la elección y ganar la Presidencia pueden ser cosas distintas, gracias al engendro que inventaron en la reforma constitucional de 1994 para asegurar la reelección de Carlos Menem. Para ser presidente en la Argentina puede hacer falta pasar el 40% de votos, llegar al 45% o superar el 50%. Esta ambigüedad, potenciada por una campaña que fue como el agua, incolora, inodora e insípida, llevó a este curioso momento de incertidumbre y confusión, en el que los papeles se mezclan.

Consultores razonablemente independientes dijeron que Scioli “los 40 puntos los tiene seguro”. Pero otros impúdicamente oficialistas admitían que el candidato, aún con su robusta ventaja sobre Macri, “no puede romper el techo de los 40 puntos porque Massa no se cayó y no hubo polarización”.

Macri, el que menos había crecido después de las PASO, pareció dar signos de vitalidad en las últimas dos semanas. Su equipo decía que la mejora en imagen iba a trasladarse a la intención de voto. Algo de eso estaría pasando. Los encuestadores de Macri son los más optimistas del mercado: sostienen que Scioli no consigue pasar del 40% y que su jefe ya superó el 30%. Hay que creerles tanto como a los encuestadores de Scioli: poco.

La provincia de Buenos Aires está concentrando a esta hora la porción mayor de todas las incógnitas. Tiene lógica: allí votan 4 de cada 10 argentinos y todo lo que sucede tiene una dimensión colosal. Pero a la vez rompe una lógica: esa incógnita da cuenta de que el voto peronista oficial no logra doblegar claramente a la oposición, y eso le pone luz de alarma a todo el conteo nacional.

Al empezar la semana Macri decía, ante gente de confianza, que Scioli le estaba llevando de 12 a 14 puntos de ventaja en Provincia –2 ó 3 más que en las PASO–, pero que María Eugenia Vidal estaba más de 8 puntos arriba de Aníbal Fernández en intención de voto a gobernador. En las PASO la suma de Aníbal (21%) y Julián Dominguez (19%) sacó 9 puntos de ventaja sobre Vidal (31%).

“Algo tiene que pasar con esa diferencia”, opinaba Macri, alentando la idea de que, ya no en la encuesta sino en el cuarto oscuro, esa preferencia por María Eugenia sobre Aníbal lo iba a terminar empujando a él mismo 2 ó 3 puntos arriba, más allá de quién terminara ganando la gobernación.

Un hombre de la mesa política de Scioli admitió ayer por la tarde que si se considera la intención de voto del Frente para la Victoria, Aníbal está más de 3 puntos arriba de María Eugenia. Pero que de candidato a candidato, es Vidal la que conserva una ventaja igual o superior a su favor.
También en Provincia el final es incierto, aunque funcionarios del Gobierno y encuestadores oficiales aseguran que “Aníbal está consolidado”. Lo ven recuperando casi todo el voto que en la interna fue de Julián Domínguez. Pero si se mira con más detalle, Aníbal, como Scioli, por ahora tienen el voto que les transfiere Cristina, y poco y nada por fuera de eso.

Sorprendería más que Vidal ganase la Provincia que el hecho de que Macri logre forzar un balotaje con Scioli. Pero si esta hipótesis de cumplimiento tan improbable se concreta, la ruptura de la lógica política y electoral, basada en el dominio peronista en la Provincia, le daría un impulso formidable al sueño presidencial de Macri y su propuesta de cambio.

Sin hacer aspaviento, el trabajo territorial de Cambiemos se concentra en las intendencias de la Provincia. En alianza con los radicales, la conducción del macrismo espera ganar un tercio de los 135 municipios bonaerenses, triplicando los que actualmente gobierna la oposición.
Aseguran estar muy cerca del triunfo en las grandes ciudades: La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca. Y en un puñado de intendencias emblemáticas del Gran Buenos Aires, como Lanús, Morón, Tres de Febrero, Luján y Pilar; además de San Isidro y Vicente López donde ya gobiernan. Y también juegan fichas ganadoras en comunas importantes del interior provincial como Junín, San Pedro, Balcarce, Tandil y Olavarría, entre otras.

Macri también confía en dar un salto adelante en Córdoba, donde está creciendo después de las PASO, al igual que Scioli. El comando macrista espera acrecentar la ventaja cordobesa en las primarias, donde le sacaron 20 puntos de diferencia a Scioli. Allí ganó Massa con el 38,8% gracias al voto de José Manuel De la Sota. Pero De la Sota ahora no es candidato.

En Mendoza, con el arrastre del radical Julio Cobos que va como senador, Macri espera también ampliar la brecha sobre Scioli, que fue de apenas 3 puntos en las PASO. Y en las provincias del Noroeste y Noreste confía en que la paliza sciolista de casi un millón de votos en las primarias se achique un poco esta vez.

Mientras la angustia y el malhumor de los candidatos florecen en el final de la carrera, Cristina, la enorme protagonista de la política en los últimos ocho años, camina hacia su retirada.
Seguramente planea los fastos de la despedida. Y en la última semana salió, por primera vez, a apoyar explícitamente a Scioli. Lo presenta como el “continuador de esta gran obra” que ella y Néstor iniciaron. Scioli acepta esa linsonja cargada de compromiso: si gana en primera vuelta será sobre todo con los votos de ella.

Pero la Presidenta parece más preocupada por la suerte que correrán en Santa Cruz su hijo Máximo y su cuñada Alicia Kirchner como candidatos a diputado y gobernadora. Sabe que demasiada gente, incluso en el peronismo, está esperando verlos rodar a todos juntos.
Scioli va a ser el más votado el domingo. Pero si hay segunda vuelta Macri tratará de instalar la idea de que el ganador político de la primera votación fue él. Puede ser sólo una presunción apresurada. O la primera batalla de la campaña que viene, si la definición presidencial se posterga.

Falta poco. No hay que desesperar.

Fuente: Clarín, 23/10/15.

 

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Faltan nueve días y todo sigue igual

octubre 16, 2015

Faltan nueve días y el pescado sin vender

Por Julio Blanck.

Nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Un 23% de los votantes opositores podrían cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado ante Scioli.

La campaña transcurre, abundante hasta el derroche en el despliegue de propaganda y a la vez tristemente escasa en emociones. Mucha orfebrería publicitaria, apuntada a reemplazar el frío y el vacío de los que deberían generar algún entusiasmo. Lo logran apenas, en la casi instantaneidad de un spot de televisión que se evapora en el aire en menos de un minuto. Todo está más o menos como estaba hace dos meses. Scioli con enorme dificultad para superar el 40%. Macri con enorme dificultad para retener el 30%. Massa renacido, feliz y contento, pero con enorme dificultad para traspasar su 20%. Falta poco más de una semana y no pasa nada. O casi nada, que no es lo mismo pero es igual.

argentina-elecciones-urnaLa elección sigue siendo una carrera de tres. Se sabe quién va primero, quién segundo y quién corre de atrás en el pelotón. Pero nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Por mérito de Massa y el vigor con que defendió su posición que amenazaba disolverse incluso antes de las PASO. Pero también por impotencia de Macri y de Scioli, en ese orden, para encontrar una idea, un tono, una épica de ocasión al menos, capaz de romper el equilibrio gris que lo impregna todo.

Scioli ya tiene todos los votos que puede darle el kirchnerismo y ninguno más. Se aferra a rescatar las bondades de este tiempo y promete mejorarlas, poniéndoles su sello que es más amigable. Así sueña con raspar un par de puntos finales en el electorado que en estos años fue oficialista y después eligió otro rumbo. La posibilidad de asomarse al voto indeciso independiente quedó archivada bajo el manto de extrema cautela con que desenvuelve su campaña, buscando no irritar a Cristina. Pero ella se irrita igual.

El equipo de campaña de Scioli cree que terminarán ganando sin balotaje por la suma de tres factores:
Una leve recuperación de voto peronista en el Gran Buenos Aires.
El voto anti-Macri que suponen aflorará en la primera vuelta.
El voto a ganador del electorado menos informado, que muchas veces decide sobre la hora a quién apoyar.
No es lo que se dice el gran final de una epopeya, pero puede alcanzar para ganar. En primera vuelta o incluso en segunda, según indican varios sondeos.
Pero Scioli quiere liquidar la elección el domingo 25. Ir al balotaje podría ser leído como una derrota suya, aunque sea el candidato más votado en la vuelta inicial. El derrotado pierde su encanto y en una elección no hay campeones morales. En esta hipótesis, el andamiaje sostenido en la continuidad de una fuerza oficialista potente puede tambalear. Hay que ganar ya.

Macri, por lo que muestran las encuestas, no logra aún retener todo el voto radical y tiene problemas para sacarle a Massa una parte del voto peronista antikirchnerista. Por eso está estancado, aunque en su comando de campaña aseguran que viene creciendo su imagen y eso se va a terminar trasladando al voto.

La apuesta de Macri se basa en que, una vez comprobado que Massa no crece tanto como para quebrarle la línea, él quedará consolidado como el único candidato capaz de llevar a Scioli al balotaje. Y eso, por generación espontánea, terminaría corriendo hacia su cosecha una porción del voto opositor que hoy sigue con Massa.

En orden a alimentar esta hipótesis de alto optimismo, Macri ha dado algunos pasos llamativos. Hace un par de semanas se cruzó muy duro con Massa, como si buscara debilitarlo para poder así cosechar parte de sus votantes. Lo que hizo fue darle más entidad a Massa; y a la vez le ofreció a Scioli la facilidad de decir que los otros se peleaban por salir segundos mientras él pensaba sólo en la victoria. Fue una jugada con mal resultado a dos puntas.

En los últimos días, más sereno, Macri se comprometió a “representar con humildad” a los votantes massistas. Suena más atinado, aunque es difícil saber si será suficiente para conseguir arrastrar a una parte de ese electorado.

En sus cálculos, Macri espera que una porción de votantes de Córdoba se le sumen en la primera vuelta al no tener la opción del gobernador José De la Sota en las boletas. También le ilusiona una mejora en el Norte del país, donde cree que la elección de gobernador en Tucumán, ganada por el kirchnerismo entre denuncias de fraude y violencia, le terminará arrimando algunos votos más. Y para levantar la puntería en la Provincia, donde el peronismo tiene un voto blindado y Massa juega su carta más fuerte, depende de que María Eugenia Vidal mantenga su condición de principal alternativa a Aníbal Fernández en la lucha por la gobernación.

Mientras tanto los aliados radicales, a falta de una contribución electoral vigorosa, le están arrimando a Macri alguna lectura del escenario electoral más sofisticada que la que produce el macrismo.

En su publicación web el ex diputado Jesús Rodríguez –mano derecha del jefe de la UCR Ernesto Sanz– destaca que el “fuerte apoyo institucional” partidario puede darle a Macri mejoras electorales en Santa Fe, Tucumán, Corrientes, Santa Cruz y Jujuy, donde el senador radical Gerardo Morales podría ganarle la gobernación al kirchnerismo. También menciona el eventual peso del radicalismo en Córdoba, aunque allí una treintena de jefes comunales de la UCR acaba de anunciar su apoyo a Scioli

Alerta también Jesús Rodríguez que ante una elección donde “los decimales van a contar para llegar a la segunda vuelta”, deberá prestarse atención a “las maniobras de la picaresca electoral que pueden ser determinantes”. En este sentido, consigna un dato sugestivo: en las PASO hubo 1.404 mesas en todo el país en las que Macri no registró ni un solo voto. [NdeEP: Léase FRAUDE]

fraude electoral 2015

Esta es la etapa de la campaña en la que vuelan las encuestas. Hay un puñado de ellas a considerar seriamente. Y otras que se usan burdamente para hacer propaganda y algo que –si no sonara grandilocuente– podría denominarse acción psicológica sobre el votante indefenso.

Si se trata de intención de voto, los sondeos confiables ponen la definición del futuro presidente en zona de error del método. Esto es, con 3 puntos más o menos de cualquiera de los principales candidatos, Scioli puede ser presidente el domingo 25 o verse obligado a un incierto balotaje.

Como los márgenes son tan estrechos, vale detenerse en aspectos que pueden ayudar a predecir –con la inexactitud del caso– hacia dónde podrían migrar los votantes, si es que deciden cambiar la preferencia que ya expresaron en las PASO. Es un punto interesante, porque Scioli, Macri y Massa deberán sacarse votos entre ellos para romper el equilibrio inestable actual.

Un estudio nacional sobre más de 1.200 casos conocido ayer, de la consultora Polldata, muestra que un 23% de los votantes opositores estarían dispuestos a cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado para derrotar a Scioli. Es un fenómeno que se registra más entre las mujeres, los mayores de 30 años y los residentes en el interior del país.

Este es uno de los temas cruciales en lo que queda de la campaña. Macri conserva una clara ventaja sobre Massa en el conteo electoral, pero circulan sondeos que plantean que Massa estaría en mejores condiciones que Macri para enfrentar y vencer a Scioli en el balotaje, por su capacidad de contener sin dispersiones todo el voto opositor. Todo es, por ahora, pura hipótesis. Que quizás sólo se demuestre o invalide cuando la gente decida con su voto.

Es interesante también el punto de vista que aporta un estudio del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, acerca de la credibilidad de los candidatos o, más bien, de su ausencia.

Aún parcial, porque mide sólo a vecinos de la Capital, el trabajo dice que el 58% no le cree a Scioli cuando dice que bajará la inflación a un dígito en cuatro años; el 47% no le cree a Macri cuando dice que eliminará los subsidios y el 57% no le cree a Massa cuando promete bajar la inflación en dos años.

Cuando a los encuestados porteños les preguntan a quién le cree más, el 24% dice a Macri, el 17% a Massa y el 11% a Scioli. La respuesta “a ninguno de los tres” reúne el 21% de las respuestas.

Como puede verse, también en este estudio, hay algo que falla en los candidatos. La indefinición electoral no es culpa de la gente.

Fuente: Clarín, 16/10/15.

cfk scioli y massa

Cristina Kirchner, Scioli y Massa: juntos en otros tiempos…

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Encuesta: cuánta gente podría cambiar su voto para que no gane Scioli

ELECCIONES 2015. Un sondeo indaga sobre la «firmeza» de los apoyos a Macri, Massa y los otros opositores. Diferencias por sexo y edad.

La pelea por el llamado voto útil anti K, esa que libran a cara descubierta Mauricio Macri y Sergio Massa desde hace unos días, fue puesta en números. Un encuestadora sondeó a la gente que no se inclinará por Daniel Scioli, a ver cuán firme está su apoyo a los diferentes candidatos opositores. Es la franja en que el líder del PRO y el del Frente Renovador salieron a pescar desesperadamente.

El trabajo, de la firma polldata, abarcó 1.211 casos en todo el país. El relevamiento se hizo el martes, a través de encuestas telefónicas. La primera pregunta sobre el tema, global, a los que no votarán al Frente para la Victoria, consultaba sobre si «¿usted tiene firme su voto o podría cambiarlo para votar quien esté mejor posicionado frente a Scioli?». Un 76,9% aseguró tener firme su voto, mientras que un 23,1% dijo que podría cambiarlo.

Leé también: Qué dijo Scioli sobre el «voto útil»

Luego, se hizo la misma pregunta pero sobre los votantes específicos de los opositores. Los números entre los seguidores de Macri y Massa fueron similares. En el primer caso, un 81,4% contestó tener firme su voto y 18,6%, que podría cambiarlo. En el caso del ex jefe de Gabinete K, los porcentajes fueron 82% y 18%.

En el resto del «mundo opositor», es decir, los que elegirían a Margarita Stolbizer (Progresistas), Nicolás del Caño (FIT) o Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), se plantea mayor volatilidad: un 63,2% tiene firme su voto y un 36,8% podría cambiarlo. Claro que la base de esos votantes es mucho menor: entre los tres, en las PASO, no llegaron a los dos dígitos.

Después, el sondeo sigue ampliando el panorama. Y hace una interesante división por «sexo», «edad», «nivel educativo» y «región». Aquí, el resumen de los resultados:

1) Sexo

Hombres: voto firme 81,4% / podría cambiarlo 18,6%

Mujeres: voto firme 73% / podría cambiarlo 27%

2) Edad

18 a 29 años: voto firme 83,5% / podría cambiarlo 16,5%

30 a 49 años: voto firme 73,9% / podría cambiarlo 26,1%

50 a 75 años: voto firme 75,4% / podría cambiarlo 24,6%

3) Nivel educativo

Primario: voto firme 75,2% / podría cambiarlo 24,8%

Secundario: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Terciario-universitario: 76,6% / podría cambiarlo 23,4%

4) Región

Ciudad de Buenos Aires: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Provincia de Buenos Aires: voto firme 80,1% / podría cambiarlo 19,9%

Provincias del interior: 74,9% / podría cambiarlo 25,1%

La encuesta muestra que (al menos una parte de) el escenario está abierto. Aunque es imposible establecer quién, si Macri o Massa está mejor posicionado frente a Scioli. Ambos, según la mayoría de las encuestas que trascienden hasta ahora, tiene un pro y un contra. Macri (candidato de Cambiemos) es el que más chances tiene de entrar al balotaje y evitar que su rival kirchnerista gane en primera vuelta, el domingo de la semana que viene. Y Massa es el que mejores números presentaría para una final mano a mano.

Para que haya revancha el 22 de noviembre, se recuerda, Scioli (que marcha primero en todas las mediciones) no debe alcanzar los 45 puntos; o si consigue entre 40 a 44,9, no tiene que sacarle 10 o más puntos de diferencia al segundo.

Fuente: Clarín, 15/10/15.

Cristina Kirchner, Scioli y Massa
Cristina Kirchner, Scioli y Massa: Aquellos años felices…

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La estafa del Plan Qunita

octubre 13, 2015

Bonadio quiere indagar a Aníbal F. porque cree que la licitación de Qunita estaba amañada

El juez federal citó al jefe de Gabinete, al ministro y viceministro de Salud, porque sospecha que la compulsa estuvo diseñada para favorecer a las empresas ganadoras.

El juez federal Claudio Bonadio llamó a prestar declaración indagatoria al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, por presunto delito en la licitación del plan Qunita porque de acuerdo con las pruebas que dijo haber colectado sospecha que estaba dirigida a las empresas que resultaron adjudicadas.

qunitaAsí surge del auto a través del cual dispuso la citación a indagatoria de Aníbal Fernández, candidato a gobernador bonaerense, y otros 22 imputados, entre ellos el electo gobernador tucumano y ex ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, y su sucesor, Daniel Gollan, actual titular de esa cartera. El escrito con la decisión tomada por el juez el el viernes pasado fue publicado por el Centro de Información Judicial (CIJ).

«Se han agregado probanzas que permiten sospechar que la licitación investigada estuvo desde un inicio encaminada a favorecer a las seis empresas ganadoras, las que fueron agraciadas con negocios millonarios de montos que aparecen injustificados», dijo el magistrado en el auto a través del cual citó a los imputados a indagatoria. Las audiencias comenzarán esta semana y concluirán el 19 de noviembre con la presencia de Fernández.

Bonadio tuvo en cuenta además que la «reciente creación» de las empresas ganadoras de la licitación 4/15 del Ministerio de Salud, destacó que sus «actividades y objetos sociales poco o nada tenían que ver con los productos licitados» y señaló que tenían «movimientos económicos exiguos en comparación con las cifras por las que fueron adjudicadas».

El plan Qunita está destinado a mujeres beneficiarias de la asignación por embarazo y significó una inversión estatal de más de 1.100 millones de pesos.

Fuente: Clarín, 12/10/15.

cfk plan quinita

 

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Stiuso, una cuña entre Cristina y Scioli

octubre 12, 2015

Stiuso, otra cuña entre Cristina y su candidato

Por Carlos Pagni.

Daniel Scioli ha hecho una apuesta clarísima: alcanzar la presidencia con los votos que le ofrece el kirchnerismo. Es decir, no exponerse a un conflicto con Cristina Kirchner complaciendo al electorado que lo acompañaría a cambio de alguna disidencia. Pero esa disciplina sirve de poco. El oficialismo se va resquebrajando no debido a las declaraciones conceptuales, sino a sórdidos enfrentamientos de intereses.

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

Cristina Kirchner y Daniel Scioli

En las últimas horas se desató uno nuevo. Cristina Kirchner se enteró de que, mientras clama por la aparición del espía Antonio Stiuso, su candidato, Scioli, propuso al Senado bonaerense que apruebe el pliego de Jorge Víctor Sappia Dussaut como juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1 de San Isidro. El abogado Sappia Dussaut comparte su estudio porteño, en San Martín 617, 4º «F», con Santiago Blanco Bermúdez, el defensor de Stiuso.

Era natural que la Presidenta montara en cólera. El viernes se enteró de que, en vez de solicitar cédulas azules a Interpol, hubiera sido mejor consultar a Scioli sobre el paradero de Stiuso. Sappia, le explicaron, es uno de los patrocinantes del agente de inteligencia jubilado.

Los amigos de Sappia aseguran que hubo un malentendido. Que dejó de ser socio de Blanco Bermúdez hace años. Justo cuando su amigo comenzó a encargarse de los pleitos de la ex SIDE.

Sin embargo, admiten que conviven en el mismo escritorio. Ese dato alcanza para desatar las suspicacias de la señora de Kirchner. Sobre todo cuando le explican que el lugar es bastante pequeño -un recibidor, dos despachos mínimos y una sala-; que desde que Stiuso cayó en desgracia se convirtió en una oficina impenetrable, y que ese cliente jamás permitiría que donde se discuten sus problemas y estrategias haya alguien ajeno a su confianza. Además, le explican, «Sappia suele ufanarse de que trabaja para Stiuso».

Tal vez sea un alarde imaginario. Pero estos detalles reactivan un viejo desvelo de la señora de Kirchner: ¿de qué habló Scioli con su antiguo espía y flamante demonio durante aquella visita a la ex SIDE días antes de que Stiuso fuera defenestrado?

La Presidenta está empeñada en que Stiuso, de quien ella y su esposo recibieron tan eficaces como tenebrosas prestaciones, sea imputado como instigador del supuesto suicidio del fiscal Alberto Nisman. El mismo destino prevé para Alberto Mazzino, el último funcionario de la ex SIDE con el que habló Nisman, durante 10 minutos, el día antes de morir.

Ahora se sabe, por una declaración del fiscal Carlos Stornelli, que después de esa charla Mazzino se comunicó con Fernando Pocino, otro director de Inteligencia que prestó servicios invalorables para el kirchnerismo. Curioso: el fiscal que ofreció colaboración a Nisman en la hora de mayor enfrentamiento con el Gobierno hablaba al mismo tiempo con un alto funcionario de la SIDE.

La Presidenta se convenció de que la maquinaria política montada sobre el espionaje comenzó a funcionar en su contra con las pesquisas de Hotesur. Sospecha que gran parte de la información que hoy complican a ella y a su hijo fue filtrada por Stiuso. Son trivialidades que no sirven como excusas. Aun para sus colaboradores más cercanos la contabilidad de Hotesur es un desaguisado que ningún abogado puede redimir. Por eso el único recurso es cambiar de juez.

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¿Logrará la señora de Kirchner involucrar a Stiuso y a Mazzino en la muerte de Nisman? La fiscal Viviana Fein -a cargo de la investigación- tiene previsto tomarse licencia por vacaciones la primera quincena de noviembre. ¿Hará conocer antes su dictamen? Había prometido hacerlo después de los comicios. Como si el Código de Procedimientos tuviera incorporado el Código Electoral. Raro país.

Sappia es el más significativo de los 119 candidatos a cubrir vacantes en la justicia bonaerense que Scioli envió al Senado. Esas designaciones desatan otro conflicto, ya no con la Presidenta, sino con Aníbal Fernández. El jefe de Gabinete pretende ser el próximo gobernador y no concibe que Stiuso le gane la pulseada judicial desde su condominio de Miami. Fernández no intervino en la propuesta. Sobre todo porque el encargado de confeccionar la lista fue uno de sus peores enemigos: Ricardo Casal.

Casal es el principal gestor de Scioli en la Justicia. Fue quien se encargó de que el juez Pablo Raele cerrara la causa por enriquecimiento ilícito que mortificaba al gobernador sin siquiera un peritaje. No tuvo el mismo éxito en impedir el juicio político del fiscal Julio Novo, acusado de proteger redes de narcotraficantes. Novo suele oficiar de cocinero en las comidas con políticos que Casal sirve en su domicilio.

El ministro tampoco consiguió trasladar a los tribunales de La Plata otro expediente que inquieta al candidato del Frente para la Victoria: el de la urbanización Colony Park, que se tramita en el juzgado federal de San Isidro. Allí la responsable es Sandra Arroyo Salgado, la ex mujer de Nisman. Aníbal Fernández responsabiliza a Casal por la denuncia del presidiario Martín Lanatta, quien lo identificó como «la Morsa». Una pesadilla que aún no ha terminado.

Scioli y Casal tienen un argumento defensivo: su designación en masa es el resultado de antiguos concursos y beneficia, casi en su totalidad, a abogados que ya trabajan en el Poder Judicial. No convencen a Fernández. Sobre todo si Scioli avanza con su última iniciativa: descentralizar la Cámara de Casación Penal de la provincia fijando sedes en La Plata, San Martín, Mar del Plata y Mercedes, y designar a los nuevos camaristas. En esta batalla el jefe de Gabinete pretende neutralizar a Javier «el Pollo» Mariani, consejero de la Magistratura bonaerense y antiguo gerente de Stiuso en el departamento judicial de San Martín. La Cámara de Casación es el máximo tribunal penal de la provincia. Una pieza crucial en cualquier política de seguridad.

La rivalidad de Scioli con Fernández se proyecta sobre la campaña. Muchos intendentes son inducidos a organizar el corte de boleta contra el jefe de Gabinete. La pista más clara la ofreció Jésica Cirio cuando declaró: «Para intendente lo votaré a Martín [Insaurralde, su esposo]; para presidente, a Daniel Scioli; por lo demás, corté y volveré a cortar boleta». Fue en vano que Insaurralde enviara la desgrabación de la entrevista a Fernández con el rutinario «la sacaron de contexto». La primera dama de Lomas de Zamora cantó su voto horas después de recorrer con Scioli Villa Fiorito. Fernández está convencido de que hubo un pacto contra él. Hace bien.

No es la única discordia. Scioli acaba de anunciar que, si gana, su ministro de Planificación será Diego Bossio, uno de sus más generosos benefactores. Otro enemigo de Fernández. Bossio intentó postularse a la gobernación. Pero enseguida se dio un baño de humildad. Fue cuando, según él comentó ante sus amigos, Fernández le vaticinó: «Si insistís, vas preso». Una versión que llegó a oídos de Scioli es que la advertencia estuvo referida al plan Procrear de Quilmes. Y que fue más contundente.

Es posible que la nominación virtual de Bossio responda a otro criterio. Hoy el mejor antecedente para progresar en el entorno de Scioli es estar enemistado con La Cámpora. En Santa Cruz, donde Máximo Kirchner se postula para una diputación, no hay un solo afiche del gobernador de Buenos Aires. El bachiller Kirchner tiene indicios de un pacto entre Scioli y Eduardo Costa, el candidato a gobernador radical, aliado de Mauricio Macri y Sergio Massa.

maximo kichner 2015

Hay más disparos desde el círculo del hijo de la Presidenta. Así como ella y Aníbal Fernández castigaron a Juan Manuel Urtubey por promover el endeudamiento, Axel Kicillof reprochó a Mario Blejer recomendar un acuerdo con los holdouts. El mercado financiero da por segura una reunión de Blejer, que es asesor de Scioli, con Jay Newman, mano derecha de Paul Singer. Blejer lo desmiente. Y el kirchnerismo no le cree.

De todos modos, la aproximación a los holdouts no es lo que más irrita a Kicillof. La raíz del fastidio hay que buscarla en la Universidad de Buenos Aires, donde el titular de Economía tiene su lugar en el mundo. Allí, el principal rival de Kicillof es el rector Alberto Barbieri, a quien Scioli postuló como eventual ministro de Educación. Barbieri, halagado, comenzó a adelantar su propuesta académica. Entregará un diploma de Profesor Honorario Post Mórtem a la familia de Aníbal Troilo, para conmemorar el centenario del nacimiento del inolvidable «Pichuco». Un anticipo de la ola qualunquista que cubrirá al país si gana Scioli.

La subordinación discursiva no alcanza para eximir a Scioli de un conflicto corrosivo con Cristina Kirchner. Ella y su hijo ya reclamaron que, en caso de que él llegue al poder, la presidencia de la Cámara de Diputados quede en manos de La Cámpora; tal vez de «Wado» De Pedro. Desde las entrañas del oficialismo un dirigente lanzó este vaticinio apocalíptico frente a esta alternativa: «Con Zannini en la vicepresidencia y alguien de La Cámpora al frente de Diputados, Scioli no controlará la línea sucesoria. Es posible, por lo tanto, que su hipotética presidencia esté agotada de antemano».

Fuente: La Nación, 12/10/15.

 

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