El impacto de una vida feliz sobre la salud de las personas.
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Felicidad y salud van de la mano
Investigaciones recientes han mostrado que felicidad y salud son dos aspectos en la vida que van de la mano. Aquellos que son más felices tienden a ser más sanos, o podríamos decir que las personas más sanas tienden a sentirse más felices.
No sabemos qué es primero, si la salud o la felicidad, pero lo que sí sabemos es que ambas se asocian fuertemente y que podrían constituir un círculo virtuoso.
Los estilos de vida tienen mucho que ver en todo esto. Se les define como patrones de comportamiento grupales que se ven fuertemente influido por la sociedad. Pues bien, los estilos de vida interactúan entre ellos e incluso puede reforzarse entre sí. Hablamos por ejemplo de situaciones en las que uno deja de fumar y hace más actividad física; o en las que se alimenta mejor y, además, mejora su estado de ánimo. Se trata pues de círculos virtuosos porque benefician a la salud.
Sin embargo, podríamos también caer en la situación contraria. Dejar de alimentarse bien, engordar y deprimirse. En este caso estamos ante un círculo vicioso porque ponen en riesgo la salud.
Los cambios que las sociedades han experimentado en el último siglo como consecuencia de la innovación tecnológica y de los nuevos modelos de organización de nuestra vida han afectado de lleno a nuestras formas de relacionarnos y comportarnos.
El canadiense Marc Lalonde indicó hace casi cuatro décadas que nuestra salud está condicionada por cuatro determinantes:
la herencia biológica,
el sistema sanitario,
el medio ambiente y
los estilos de vida.
Uno de los aportes más interesantes de su planteamiento es que mientras el sistema sanitario requiere de un alto presupuesto para influir en el estado de salud, y lo hace especialmente en la recuperación de la salud ante una enfermedad.
Sin embargo, los cambios en los estilos de vida pueden tener una influencia mucho más profunda en el bienestar y la calidad de vida de las personas. Y más que grandes presupuestos, para fomentar estilos de vida saludables las herramientas principales son la promoción de la salud y la educación para la salud.
Las razones de estas asociaciones son aun fruto de investigación. Todavía no están claros los mecanismos mediante los cuales la felicidad o la satisfacción con la vida podrían influir en la salud física de las personas pero es posible que los más felices lleven estilos de vida más saludables, lo que los protege de padecer enfermedades crónicas. A la vez es posible que un buen estado de salud actúe como propulsor de felicidad.
Aún queda mucho por saber, pero lo que sí es claro es que salud y felicidad van de la mano, y que aprendiendo a cultivar con pequeños detalles cotidianos la alegría, el optimismo y la gratitud, podría ser posible alcanzar mayores niveles de felicidad y de satisfacción vital, favoreciendo de esta manera no sólo la salud emocional sino también la salud física de las personas. A fin de cuentas estamos hablando del respeto por el propio cuerpo, por la vida y por la sociedad misma.
Cinco recomendaciones alimentarias para mejorar el sistema inmune al hacer ejercicio
El estrés cotidiano, sumado a un entrenamiento exigente, puede ser muchas veces una causal de fatiga generalizada y depresión inmunológica. Buenos hábitos alimentarios y de hidratación y un descanso adecuado pueden ayudar a reforzar las defensas.
Muchas veces sucede que el estrés cotidiano sumado a las rutinas de entrenamiento, en especial aquellos en entrenamientos de larga duración, tienden a deprimir el sistema inmunológico, y ocasiona fatiga generalizada, recuperaciones incompletas y mayor predisposición a enfermarse, particularmente cuando se está llegando a las semanas pico de cargas de entrenamiento o durante períodos de competencia.
«Muchas de las infecciones incrementan su prevalencia o gravedad debido a deficiencias nutricionales específicas, y las infecciones con ciertos patógenos también pueden afectar el estado nutricional y provocar disminución del apetito, mala absorción de los nutrientes, aumento del requerimiento de nutrientes, entre otros», explicó la licenciada en Nutrición y especialista en nutrición deportiva Karen Cámera.
Muchas de las infecciones incrementan su prevalencia o gravedad debido a deficiencias nutricionales específicas
Para ella, «la práctica de buenos hábitos alimentarios y de hidratación sumado a un descanso adecuado, pueden siempre reforzar el sistema inmunológico».
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La especialista brindó recomendaciones para tener en cuenta para mejorar el sistema inmune al hacer ejercicio:
Valor calórico total
El valor calórico total de la dieta puede afectar directamente la respuesta inmunológica. Se verá perjudicada en los extremos: altos consumos de calorías (que no vayan en relación al gasto total de energía), sumado a la obesidad o por el contrario dietas muy bajas en calorías (menos de 1200 kcal) o desequilibradas, nos perjudicarán en el funcionamiento del sistema inmune.
Hidratos de carbono
Si no se cubren los requerimientos de hidratos de carbono según el deportista, tipo de ejercicio, intensidad y volúmenes del mismo se favorecen los efectos de la inmunosupresión por parte del cortisol por lo que se suprimen la producción de anticuerpos y la proliferación de linfocitos.
Varios estudios concluyen que un adecuado consumo de hidratos antes, durante y después del ejercicio, en particular en entrenamientos de larga duración redundan en una reducción en general del estrés fisiológico del ejercicio intenso y prolongado.
Se recomienda el consumo aproximadamente de 3 gramos de hidratos de carbono por cada kilogramo de peso corporal por día en las horas previas al entrenamiento y 30 a 60 gramos de hidratos de carbono (en geles o bebidas deportivas), por hora de entrenamiento en aquellas sesiones continuas que consideren un volumen total de al menos 80 minutos.
Varios estudios concluyen que un adecuado consumo de hidratos antes, durante y después del ejercicio, reducción en general del estrés fisiológico del ejercicio intenso y prolongado
Proteínas
Deportistas vegetarianos o aquellos que siguen un plan de restricción severa de energía para perder peso o dietas inadecuadas pueden llevar a un déficit de proteínas lo que afectará de modo directo el sistema inmunitario, con efectos perjudiciales en especial sobre las células T, ya que las defensas inmunológicas dependen de una duplicación celular rápida y la producción de proteínas de actividades biológicas importantes como las inmunoglobulinas.
Se recomiendan 1.2-2.0 g/kg del peso corporal para los atletas.
Grasas
Existe poca información sobre la importancia del consumo de lípidos en el mantenimiento de la función inmunitaria en deportistas, pero se sabe que el consumo de algunos ácidos grasos poliinsaturados (los encontramos en nueces, semillas de girasol, pescados grasos como salmón, caballa, trucha, etc.) mejoraría el funcionamiento del sistema inmunitario ya que un consumo adecuado de los mismos promueve la resolución de las respuestas inflamatorias en el cuerpo.
Vitaminas y minerales
Debemos asegurar que el organismo reciba la cantidad de vitaminas y minerales que requiere a través de una elección cotidiana equilibrada de alimentos frescos, en especial frutas frescas y vegetales tanto crudos como cocidos, recordemos que la manipulación de los vegetales y según el método de cocción seleccionado puede disminuir notablemente el contenido vitamínico de la preparación.
Cancha embarrada: cómo los sludges nos complican la vida
Por Pablo Javier Mira.
Imagine que acaba de recibir la enésima llamada telefónica de un telemarketer en relación con una tarjeta de compra de un supermercado que alguna vez se le ocurrió solicitar para ahorrar un puñado de pesos en su gasto mensual en alimentos. En aquel momento, probablemente se haya sentido un econ, que según el último premio Nobel Richard Thaler, es un agente económico que, a diferencia de un vulgar humano, toma decisiones racionales minimizando costos y maximizando su bienestar y el de su familia.
Es muy factible que, lamentablemente, esta estrategia «racional» haya terminado costando cara. Llegaron varios resúmenes consecutivos con comisiones inesperadas, gastos indescifrables, aranceles de mantenimiento y seguros para asegurarse contra eventos improbables. Los saldos impagos fueron actualizados implacablemente con tasas de interés elevadas, haciendo crecer precipitadamente los saldos. Si para cortar por lo sano se toma la opción de cancelar los pagos, vendrán seguramente varias llamadas al call center y, tal vez, trámites a realizar en forma personal.
Pensándolo con la ventaja del tiempo (con el diario del lunes), en aquel momento uno no se comportó como un econ, sino como un humano común y silvestre. Es que un verdadero econ hubiera tenido en cuenta que las empresas también son econs, y que cuando el econ consumidor fue, el econ empresario fue y vino mil veces. Es que por más racionales que creamos que son nuestras decisiones económicas de consumo, nos toca invariablemente bailar con los más feos: los empresarios están más preparados, tienen más experiencia y conocen mucho mejor que nosotros -simples mortales consumidores- los ardides para vendernos lo invendible al mejor precio posible. Se trata de una lucha desigual: las compañías conocen las características de su producto, contratan expertos en marketing y debaten largamente sus estrategias. Los consumidores, en cambio, nos tentamos, nos apuramos y nos equivocamos con demasiada frecuencia. El cliente tendrá toda la razón, como dice el dicho, pero cuánto mejor sería si tuviéramos la racionalidad.
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Si esto le ocurrió alguna vez, para no amargarse tanto se puede tener en cuenta que el propio Richard Thaler, experto en conducta humana, estuvo a punto de caer en una trampa parecida. Cuando un amigo le envió un link a una reseña de su libro Nudgepublicada en un diario famoso, Thaler se encontró con un paywall, una restricción de acceso que para leer le exigía registrarse «gratuitamente» durante un período de prueba. Al pope de la economía del comportamiento le pareció interesante la propuesta y dedicó unos minutos a leer la letra chica. El registro incluía proporcionar información de su tarjeta de crédito, y además al expirar el período de prueba, Thaler sería automáticamente inscripto como suscriptor a un costo de 40 dólares mensuales. Para cancelar y evitar ese costo, Thaler debía avisar con 15 días de anticipación, por lo que la oferta de prueba de un mes en realidad fue válida por solo dos semanas. Más aún, las bajas se hacían por teléfono, durante el horario comercial de origen (el diario era británico y él vive en Estados Unidos). Thaler calculó que no hubiese sido raro que, siendo un poco distraído como es, leer un único artículo terminara costándole al menos 100 dólares.
Los nudges del libro que Thaler escribió junto a Cas Sustein son, en su origen, «pequeños incentivos» que pueden tener resultados muy importantes a nivel social. El best seller, escrito ya hace diez años, empieza contando el caso de comedores escolares que resuelven ubicar la comida sana (y no las golosinas) en el rango de visión de los alumnos, lo cual redundó en una modificación muy relevante en el agregado de decisiones hacia una dieta saludable. No son prohibiciones ni imposiciones, sino inducciones apalancadas en los sesgos estudiados. Tal vez, el nudge más famoso sea el que aprovecha el sesgo de default (siempre tendemos a tomar las opciones que se presentan como default) para la donación de órganos: en vez de enunciar que se quiere ser donante, hay que decidir no serlo.
Thaler llamó en un principio a estas técnicas de la suscripción a la revista » nudges malos», pero pronto comprendió que la maniobra debía recibir un nombre específico. Definió entonces estas prácticas como sludges, que en inglés significa lodo o fango, y que refleja la estratagema de algunas compañías de «embarrar» las decisiones de los consumidores. Tras el hallazgo, decenas de tuiteros comenzaron a enviar a la cuenta de Thaler ejemplos personales de sludges. Un famoso economista llamado Tim Harford advirtió sobre el caso de un banco americano que cargó «por error» a 100.000 clientes hipotecarios con comisiones extras que aumentaron artificialmente su cuota.
Otros remarcaron que las empresas que ofrecen servicios incorporan con cada vez mayor asiduidad leyendas que intentan convencer al cliente de comprar lo que no tenía en mente. Es común, por ejemplo, que se publiciten seguros, advirtiendo exageradamente los riesgos involucrados y, a veces, hostigando nuestros sentimientos de culpa («si usted no adquiere este seguro, será responsable de los gastos en caso de accidente fatal suyo o de su familia»).
Equilibrio de manipulación
Los sludges no terminan en las empresas. Muchas agencias gubernamentales o dependientes del sector público embarran la cancha, a veces por propia ineficiencia y otras para provocar equivocaciones por parte del consumidor. Llenar una declaración de impuestos parece ser una práctica titánica que jamás se podrá llevar a cabo sin la ayuda de un especialista, y suelen requerir manuales explicativos mucho más extensos que el formulario en sí. Sin duda esta es una muestra de la ineficacia de la burocracia estatal, pero en otros casos surge la duda de si hay un sludge involucrado. Muchas calles no indican con claridad si se permite o no estacionar el auto, pero la ley se presume conocida y los concesionarios del acarreo de coches ganan más si logran captar a ingenuos que dejan su auto en un lugar que a primera vista parece autorizado. Los sludges también pueden ser utilizados para la manipulación política, por ejemplo para tratar de complicar el acceso al voto de los grupos que no son favorables a determinados partidos.
La pregunta del millón es por qué estos problemas no se solucionan solos. Desde Adam Smith sabemos que el libre mercado debería ser capaz de compatibilizar la actitud materialista de los individuos y la producción y distribución de los recursos. En esta lógica, las empresas que manipulan deberían perder reputación, luego clientela y, tarde o temprano, dejar su lugar a competidores más honestos.
Los economistas George Akerlof y Robert Shiller, ambos ganadores del Nobel, explican en su libro La economía de la manipulación, por qué este mecanismo podría fallar, dando lugar entre otras fallas a los sludges. Tras enumerar una lista interminable de engaños de empresas a consumidores no corregidos por el mercado, ellos explican que las empresas son especialistas en detectar oportunidades para engañar los humans. Si una empresa no se aprovecha de un sesgo humano, otra lo hará, generando una tendencia automática hacia un «equilibrio de manipulación», donde los manipuladores han agotado todas las posibilidades de engaños a los incautos. Un equilibrio, desde luego, para nada óptimo.
Las empresas pueden continuar embarrando la cancha durante un buen tiempo porque nuestros sesgos cognitivos son sistemáticos, y muchos de ellos son un legado evolutivo de nuestros ancestros. Somos y seremos humans.
—Pablo Javier Mira es Economista e investigador de la UBA.
La salud y sus costos: el debate por las cuotas y los servicios de las prepagas
Los amparos y las nuevas tecnologías y medicamentos, entre otros factores, llevan a costos crecientes en una actividad en la que se advierte que, con las subas recurrentes de precios que afectan a los afiliados, no habrá solución; las medidas en danza.
Por Silvia Stang.
Las cuotas de la medicina prepaga llegan este mes con una suba de 4%. Si ese incremento se suma a los que se acumularon desde 2012 -es decir, desde que se puso en vigencia el mecanismo de autorizaciones dadas por el Gobierno dispuesto por ley-, resulta que los planes se encarecieron un 382%.
Aun con el esfuerzo que eso significa para los bolsillos de los afiliados, los directivos del sector insisten -en encuentros que mantienen desde el mes pasado con funcionarios del Gobierno- con advertencias que son ya de largo plazo, respecto del impacto en el gasto que provocan factores como las nuevas tecnologías y medicamentos de alto costo, los amparos que ordenan dar coberturas muchas veces sin previsión, y la incorporación de obligaciones por la vía de leyes que no consideraron el financiamiento.
Existe, en rigor, una tendencia global a una inflación mayor en los servicios de salud que en la economía en general. «Hay varias transiciones que determinan la inflación en la salud; la primera es el propio éxito del sistema en hacer que la gente viva más y deje de enfermarse por causas fácilmente evitables -afirma Federico Tobar, sanitarista argentino, asesor regional del Fondo de Población de Naciones Unidas-. La segunda transición es poblacional, porque por factores demográficos y migratorios se incrementan las demandas de salud; la tercera es la tecnológica y se da porque cada vez hay más respuestas a síntomas y enfermedades con innovaciones que son caras, y la cuarta transición es cultural: se vincula a una reducción del umbral del dolor tolerable y a la mercantilización de los cuidados y a entenderlos como un bien de consumo».
En la Argentina, a esos aspectos se suman la elevada inflación general y el impacto de las devaluaciones (por insumos con costos dolarizados).
Según la crítica de no pocos referentes del sector, algo que agrava la situación local es que el tema no fue considerado en los últimos años como estratégico para la política. Los efectos de una medicina que se encarece no solo impactan en el sector privado, sino también en las obras sociales y en el sistema público. De hecho, se advierte que la respuesta a cómo se lograrán y se administrarán los recursos en un entorno de costos siempre crecientes debe darse desde una estrategia integrada, que abarque a toda la población y que tenga al Estado asumiéndose a sí mismo como garante principal de la atención.
El registro de amparos que abrió la Superintendencia de Servicios de Salud, revela que solo las obras sociales tuvieron 3200 reclamos en 2017 (no hay datos de las prepagas). Y la mayoría, según las autoridades, fue por prestaciones de alto costo no cubiertas (en las que pacientes y familiares ponen esperanzas). Un reciente caso en Córdoba es mirado con interés por las empresas: un fallo dispuso que se cubra una medicación muy costosa ($19 millones), pero ordenó al Estado pagar el 90% y a la prepaga, el 10%.
El debate de fondo sobre cómo hacer frente de manera inclusiva y equitativa a los costos de la salud, parece siempre postergado. Hay algunas cuestiones ahora volcadas sobre la mesa, como la revisión del Plan Médico Obligatorio (PMO), la habilitación de planes de cobertura parcial y la implementación de coseguros (pagos de bolsillo por consulta).
A eso se suma la creación de una agencia evaluadora de tecnologías, que se exprese respecto de si corresponden o no ciertas coberturas (como voz no vinculante). El Gobierno ya propuso crear esta agencia, pero incluyó el punto en la reforma laboral, y ahora está a las espera de una nueva definición política.Y hay quienes recomiendan políticas como la de un seguro para cubrir de manera universal las enfermedades de alto costo, mirando experiencias como la de Uruguay.
Según fuentes de la superintendencia del área, hay un grupo de trabajo integrado por ese organismo, el Ministerio de Salud y las prepagas, que hoy revisa aspectos de la ley 26.682, aprobada en 2011 bajo el rechazo de las entidades. De los encuentros podrían surgir medidas que apunten a las reglamentaciones de esa normativa, o bien algún cambio más de fondo, con impacto sobre un sector que tiene unos 6 millones de afiliados (se estima que 1,5 millones están por contratos directos y el resto, por triangulación de los aportes a las obras sociales).
Cuestión de precios
En cuanto a las cuotas de los planes de salud, las normas regulatorias establecieron un mecanismo por el cual las entidades deben pedir autorización y justificar la necesidad de aumentos, a autorizar por el Gobierno. «Se está hablando ahora de simplificar el proceso administrativo y burocrático, porque el decreto reglamentario de la ley lo complejizó», señala Hugo Magonza, presidente de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami), que nuclea a entidades sin fines de lucro.
En el Gobierno hay quienes barajan la idea de dar libertad para fijar precios, algo que no tendría mucha aceptación entre los actores del sistema y que, además, requeriría una reforma legal difícil de conseguir.
Por lo pronto, y en lo que se refiere a la suba de este mes, la resolución que la habilitó se refiere al alza de los costos generales. En el sector admiten que el pedido de autorización respondió a que, por la alta inflación de 2017, se activó la cláusula gatillo del convenio salarial firmado con el sindicato de la sanidad. Así, a partir de enero, el salario básico de una enfermera de piso, por ejemplo, pasa de $18.311 a $19.031 (el sector está entre los de remuneraciones bajas).
La situación de los costos despertó conflictos internos en la actividad, referidos a cómo se distribuye el dinero conseguido con las subas de cuotas: los prestadores (clínicas y centros de atención) que no son propiedad de las prepagas, se quejan porque las subas de aranceles que reciben de los financiadores (prepagas) son hoy inferiores a lo que dicen necesitar y al nivel de alza de cuotas de los planes de salud. Según Jorge Cherro, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Adecra), mientras que entre marzo de 2017 y el mes pasado los costos crecieron 26,4%, los ingresos subieron 17,8%. En Mendoza hubo en los últimos días una campaña de comunicación a los pacientes respecto de esta situación.
Las clínicas están desde hace más de una década y media al amparo de la emergencia sanitaria, prorrogada hasta 2019, que les permite no pagar impuestos sin generar reclamos de la AFIP. El problema, claro, vendrá una vez que termine esa protección y se calcule toda la deuda acumulada.
«Se ha compartido con los prestadores más de lo que se podía ofrecer; estamos todos navegando con poca agua», señala Claudio Belocopitt, presidente de Swiss Medical, una de las firmas líderes del sector con doble rol: es financiadora y prestadora.
Lo más realista es esperar que se sigan pidiendo y autorizando alzas de cuotas que hagan que, este año, vuelvan a superar la inflación general, como en 2017. «Esto no se arregla con cuotas, porque hay un límite de mercado», admite Magonza.
El PMO y los amparos
Bajo la gestión de Luis Scervino al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud (el antecesor de Sandro Taricco, actual funcionario), se llamó a una licitación, por la cual hoy dos empresas trabajan en una revisión de la canasta prestacional obligatoria de las obras sociales y las prepagas. «Tenemos un PMO desactualizado y la consigna para el nuevo es que sea financiable y que los jueces vean bien qué se cubre», apuntan desde el área de Salud del Gobierno. La propuesta estaría lista, agregan, hacia mediados de este año.
La preocupación por la judicialidad referida a la cobertura surge tanto entre funcionarios como entre actores del sistema. Para Jorge Piva, presidente de Medifé, la situación refleja el desentendimiento de larga data del Estado respecto de su rol de garantizar el cuidado de salud y de ocuparse, con alguna política concreta, de casos que pueden considerarse epidemias sociales.
Piva destaca la novedad que trajo días atrás un fallo en Córdoba, en la causa «Hermoza Vega, David y otro c/ Parque Salud» en la cual, por un costo de $19,8 millones, el juez federal Miguel Vaca Narvaja resolvió hacer cargo del pago del medicamento a la prepaga, pero solo en un 10%, mientras que el 90% del monto debe ser afrontado por el Estado nacional. «Es interesante que tanto en el fallo de primera como en el de segunda instancia se indique que el garante del sistema es el Estado», afirma el directivo, que señala como otro factor de preocupación a la suba de las tasas de uso de los servicios.
En el sector hay expectativas por los efectos que podría tener la proyectada Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías, que tendría por función (según la iniciativa oficial) analizar medicamentos y prácticas médicas para definir su incorporación o su exclusión del PMO, y determinar cuál sería el impacto económico y social (entre los temas sensibles del debate están la definición sobre lo que es costo efectivo, y la repercusión en lo colectivo de las decisiones sobre casos individuales). Frente a casos conflictivos «la agencia sería no vinculante; actuaría como un auxiliar de la Justicia», dice Piva.
Para Rubén Torres, exsuperintendente y actual rector de la Universidad Isalud, hay al menos tres condiciones para que una agencia de ese tipo sea útil: debe ser transparente, estar integrada por «5 Favaloros», que sean personas totalmente desprovistas de todo conflicto de interés, y que gane credibilidad con el tiempo.
Más allá de la discusión judicial sobre las coberturas, hay quienes recomiendan que se permita una oferta más amplia de contratos con los asociados. «Para moderar estructuralmente el gasto hay que ir a planes parciales», dice Jorge Colina, economista de Idesa especializado en temas de economía y salud. Hoy se exige la venta del PMO completo, «pero no todo el mundo lo necesita». La ley 26.682 autoriza contratos no integrales, pero de manera muy limitada.
Torres se muestra a favor de esa opción. Pero advierte que los planes parciales implicarían que, por las enfermedades no cubiertas en el contrato adquirido, habrá que ir al sistema público. Aquí se llega a un punto por el cual, se dice, debería comenzar una reformulación del sistema de salud: el de considerar una solución integral, en la que el Estado tome su rol y defina qué cobertura habrá para toda la población, más allá de la situación social y laboral de cada quien.
«Querer arreglar como algo aislado el tema de la medicina prepaga no sirve. El Estado tiene el rol de definir el plan nacional de salud y el modelo de atención; es el primer responsable, pero durante muchos años miró para otro lado», evalúa Magonza.
Las regulaciones
En la discusión por la ley de prepagas, uno de los puntos más controvertidos fue el del artículo 10, que obliga a no rechazar afiliados con enfermedades preexistentes, algo cuestionado por la imprevisibilidad que provoca en el gasto de un sistema alimentado solo con las cuotas de quienes se asocian. La normativa dispuso que el Gobierno debe aprobar, con cada pedido de afiliación, qué cuota pueden cobrar las prepagas.
Según Magonza, sobre ese punto hoy se analiza la posibilidad de establecer una tabla de valores según condiciones y edad del paciente, que haga que no sea necesario el pedido de autorización para cobrarle un extra a quien se afilia al momento de necesitar un tratamiento. Según el directivo, lo que ocurrió en los últimos años fue que, al tramitarse pedidos y al no haber respuesta de las autoridades, se ordenó afiliar con cuota plana hasta nuevo aviso. «El nuevo aviso nunca llega y los costos los pagan los demás afiliados», sostiene.
Otro factor regulatorio, agrega Belocopitt, es que debería determinarse cómo se pagan las nuevas prácticas, sobre todo luego de que se sumaron obligaciones con leyes que no previeron financiamiento. «Hay drogas que tienen valores exorbitantes, y así el sistema no es sostenible», señala.
Una medida aplicada en otros países para financiar tratamientos costosos es la constitución de fondos especiales que, a manera de seguros, se usan para enfermedades predeterminadas. Ocurre algo así en el sistema nacional de obras sociales, con un fondo al que se deriva una parte del aporte y la contribución del empleado y su empleador. En el segmento de las prepagas eso nunca se implementó. Pero pagar las nuevas tecnologías y medicamentos por la vía de cuotas, «se vuelve algo inalcanzable», sentencia Piva, que ve con buenos ojos el Fondo Nacional de Recursos que tiene Uruguay.
«Un seguro nacional de enfermedades catastróficas, que contemple la protección frente a las enfermedades más caras, debería definir cómo tratarlas, con protocolos únicos para todos», evalúa Tobar. Y agrega que debería ser función de este seguro contratar a los prestadores y comprar en forma centralizada los medicamentos y las tecnologías de alto costo.
Una nueva Edad Media que se extiende a la salud en pleno siglo XXI
Por Diego Golombek.
No hay otra forma de interpretar la visión que trasciende en dos proyectos de ley, con una mirada profundamente ludita, falta de ética y contraria al bien común. Uno de ellos extiende la necesidad de consentimiento informado al proceso de vacunación – obligatorio por ley- entendiendo que, «una vez informados fehacientemente acerca de los riesgos que la inoculación de la vacuna en cuestión implica» las personas (o quienes estén a cargo de menores) podrán «aceptar o no ese acto médico». Parece inocente, y hasta progresista: sepamos bien pros y contras de un tratamiento antes de «decidir» aplicarlo. Pero es, lisa y llanamente, falso. Se basa en una serie de mitos acerca de las «pruebas» de la eficacia y eventos adversos graves de las vacunas, que son agitados periódicamente por movimientos ideológicos contrarios a esta práctica.
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El mito se originó, al menos en parte, en un fraude: un artículo de 1988 publicado en la revista The Lancet relacionaba la vacuna triple viral (anti sarampión, paperas y rubeola) con el autismo. Esto trajo aparejada una disminución en la tasa de vacunación y puso en marcha nuevas investigaciones que no lograron constatar la relación. En 2010 el trabajo fue retractado de la revista por falsedad y se demostró que su autor tenía severos conflictos de ética, financieros y científicos. Sin embargo, su fantasma nos sigue acompañando.
El acto de vacunación no constituye una decisión individual, sino, sobre todo, colectiva: se apunta a la protección de la población toda, aun a quienes no estén en condiciones de recibir el tratamiento (por ejemplo, por cuestiones inmunes). Sólo cuando un porcentaje elevado de la población está vacunada se puede enfrentar brotes o epidemias de las enfermedades infecciosas. No vacunarse es, entonces, además de un incumplimiento de las leyes, un acto profundamente egoísta basado en datos erróneos y que restringe el derecho a la salud de la población. Es encomiable y necesaria la propuesta de que se informe a los ciudadanos sobre los alcances de los tratamientos, pero el Estado debe seguir velando por la salud pública y la vacunación es el mejor ejemplo universal que tenemos sobre beneficios que la ciencia médica aportó a la humanidad.
El segundo proyecto, quizá más pintoresco y menos letal que el anterior, propone la regulación de la medicina homeopática. Las múltiples evidencias científicas indican que la homeopatía corresponde, en el mejor de los casos, a un efecto placebo y que sus dos principios fundamentales (el de que «lo similar cura a lo similar» y el de «la memoria de las diluciones sucesivas») son lisa y llanamente una falacia. Los diversos metaanálisis de estudios a favor de esos principios concluyeron que estaban contaminados por errores de diseño o evaluación, cuando no respondían a intereses específicos más allá de la ciencia. El proyecto menciona supuestos avales de la investigación científica, pero una y otra vez dichas «pruebas» han sido desacreditadas, y los informes internacionales recomiendan no considerar estas prácticas dentro de los sistemas de salud públicos. Es cierto que en la mayoría de los casos se trata de un tratamiento no efectivo, pero, al fin y al cabo, inocuo. Sin embargo, un tratamiento homeopático puede desinformar a los pacientes y demorar la clínica verdaderamente indicada y eficaz para su dolencia. Detrás de las falacias homeopáticas hay, por supuesto, un negocio pseudocientífico que trafica con las creencias de la gente. Nadie dice que la industria farmacéutica tradicional esté libre de pecado, por supuesto, pero se basa en evidencias científicas que son puestas a prueba y contrastadas permanentemente. No es el caso de la homeopatía y otras de las llamadas medicinas alternativas.
Se trata de dos proyectos que van a contramano del progreso médico y científico, y cuyas justificaciones abundan en errores y falacias inaceptables. Esperemos que prime la razón y, sobre todo, la búsqueda del bien común. Pero son tiempos extraños, donde todo parece valer de la misma manera. No es así: aun con sus falencias, la ciencia nos ayuda a discernir entre la racionalidad y el disparate. Pero ya lo advertía Eco: nadie dice que la nueva Edad Media represente una perspectiva del todo alegre.
Comprender la rentabilidad en los Seguros de Vida es un desafío esencial
Si bien las aseguradoras de Vida cuentan con una buena propuesta de valor para los asegurados, carecen de un modo sencillo y comprensible de explicar a otros interesados el modo en que crean valor y obtienen beneficios.
Comprender la rentabilidad en los Seguros de Vida es un desafío esencial Por ello el último estudio sigma de SWISS RE, titulado ‘La rentabilidad en el seguro de Vida’, plantea la necesidad de alcanzar un marco estándar para comunicar el valor y el rendimiento de las aseguradoras del ramo.
«Los seguros de Vida cumplen una función fundamental en la gestión de riesgos de las sociedades modernas. Actualmente numerosas generaciones han depositado su confianza en productos de Vida y Salud y ello será también así en el futuro, en vista de que los programas sociales estatales de salud y jubilación comienzan a sentir el peso de una población cada vez más envejecida. Comprender el rendimiento del negocio de Vida es importante para todas las partes interesadas. Los inversores necesitan entender la rentabilidad a fin de evaluar sus decisiones de inversión, los asegurados y las autoridades regulatorias poseen un interés claro en la viabilidad financiera de las aseguradoras de Vida y, en cuanto a la gestión, la comunicación y comprensión exacta de la rentabilidad es crucial para llevar adelante un negocio», afirma Lukas Steinmann, coautor del informe.
Por su parte, Milka Kirova, la otra autora del estudio, incide en las dificultades para comunicar correctamente sus beneficios de Vida mediante informes trimestrales basados en datos contables: “Si bien los indicadores legales y contables según los principios de contabilidad generalmente aceptados (GAAP) y las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS) brindan en efecto un muy buen panorama del rendimiento histórico de las aseguradoras de Vida, no logran capturar completamente la naturaleza a largo plazo de las operaciones del seguro de vida y salud. Por otra parte, la comparación entre países y compañías se ve dificultada por las distintas normas y prácticas vigentes”.
Steinmann remarca que «cada vez más compañías están desarrollando y promocionando sus propios parámetros de rendimiento para complementar los informes financieros tradicionales basados en normas contables. Sin embargo, existe una fina línea entre proveer información más valiosa y confundir a los grupos de interés empleando medidas de rentabilidad variables”.
Una medida sofisticada como el concepto de valor intrínseco conforme al mercado (MCEV) puede resultar también de utilidad en los informes externos, si logra obtener aceptación. “En el futuro, las normas contables para seguros y los nuevos marcos regulatorios pueden también ayudar a estandarizar los informes financieros y tornar la rentabilidad de los seguros más accesible para todos los interesados”, concluye Steinmann.
Estrés silencioso: con las tensiones cotidianas, corazones en riesgo
Aconsejan no subestimar las preocupaciones más comunes.
Por Fabiola Czubaj.
Al 45% de los argentinos de más de 18 años les preocupa que un ser querido tenga un infarto. Y no es para menos. El estrés acecha de manera sostenida y silenciosa, y los especialistas lo miran con recelo. La angustia y la preocupación por una mezcla de incertidumbre generalizada, tensión social permanente y acumulación de tareas para trabajar más horas y sentir que el tiempo (y el sueldo) no alcanza se cuelan en los consultorios y se traducen en un riesgo cardíaco y cerebrovascular.
«Se está subestimando el estrés», afirma Roberto Peidro, vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina. «El estrés agudo puede provocar accidentes cardíacos -agrega-. Y el estrés sostenido, como el de las personas con muchas responsabilidades laborales, pero poco poder de decisión, como las gerencias intermedias, genera incertidumbre y estrés crónico. Esto provoca alteraciones arteriales que pueden llevar a un infarto.»
Cuando el estrés genera ansiedad, angustia, hostilidad o ira es peligrosamente perjudicial. Tanto que una discusión en la calle por una mala maniobra puede provocar una arritmia. O una crisis como la de 2001 puede causar 20.000 muertes cardíacas y 10.000 infartos no fatales más.
Y sólo el «corralito», esa creación argentina de exportación, multiplicó nueve veces el riesgo de sufrir daños vasculares. Los resultados de estos dos estudios, uno de la Fundación Favaloro y otro del Cemic en un laboratorio «natural» como el país, demuestran cómo las emociones extremas afectan el corazón.
El estudio sobre el «corralito» permitió justamente definir características que aumentan la vulnerabilidad individual: la impaciencia, la sensación de estar contra reloj todo el tiempo, la inquietud sostenida, la competitividad extrema, la persecución constante del logro, el apresuramiento, la hipervigilancia, la agresividad y la ira. Es difícil no reconocerse en alguna en los tiempos hiperconectados que corren.
Por eso no sorprende que la encuesta de Ipsos para el Día Mundial del Corazón, que se conmemora mañana, muestre que al 45% de los argentinos les preocupa que un familiar cercano pueda tener un infarto. En la encuesta, de 1000 casos representativos de la población de entre 18 y 60 años, la salud del corazón apareció tercera en la lista de problemas de salud que más inquietan a los argentinos. Están primero la salud del cerebro y la alimentación, y les sigue la salud visual.
A los hombres y las mujeres los inquietan la hipertensión, el infarto y los problemas de memoria. Al 61% de las mujeres y al 48% de los hombres les preocupa la presión alta, mientras que el 50% de ellas y el 40% de ellos coinciden en su preocupación por el infarto, de acuerdo con las respuestas del trabajo para la empresa DSM.
Los factores psicosociales explican las lesiones vasculares en tres de cada diez personas. Así lo observó el equipo de Fernando Taragano, del Cemic, el estudiar el «corralito». Con el estudio del equipo de Enrique Gurfinkel, de la Fundación Favaloro y la Universidad de Massachussetts, probaron cómo las crisis económicas matan y causan discapacidad.
La semana pasada, los datos preliminares del Programa Nacional de Alzheimer (PNAz), que dirige Taragano, revelaron que el 13% de los habitantes de tres localidades de Misiones, Córdoba y La Pampa tienen ansiedad y depresión, sin importar si viven en el campo o en la ciudad. «Esto refleja cómo impactan los problemas actuales», dice Augusto Vicario, miembro del PNAz y cocoordinador de la Unidad Corazón-Cerebro del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
Intensamente
Emociones intensas durante un partido de fútbol, un terremoto y un asalto también pueden desatar un problema de salud pública. No se trata sólo de «masticar la bronca» un poquito todos los días. En 2002, investigadores de dos universidades inglesas publicaron en la revista British Medical Journal que el día que la Argentina eliminó a Inglaterra del Mundial de Francia, en 1998, las internaciones por infarto aumentaron un 25% en los hospitales británicos.
Un susto brusco, un divorcio y hasta una mudanza también pueden tener su riesgo. «Morir de un susto no es un mito», desmiente Peidro, y los especialistas coinciden. Las emociones negativas del estrés, como la angustia o la ira, aceleran el proceso de acumulación de placa en las paredes arteriales (arterioesclerosis).
Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral, estudia desde hace varios años la relación entre el sistema inmunológico y la enfermedad cardíaca. «La arterioesclerosis es el precio que pagamos por el mal estilo de vida», asegura la especialista, que también es directora médica de Santa María de la Salud.
En la revista Clinical Journal of the American Society of Nephrology, publicó con su equipo que el sistema inmunológico tiene un papel clave en la relación entre el estrés y la susceptibilidad a la enfermedad cardiovascular. Lo atribuyen a un desequilibrio en las líneas de defensa del organismo (linfocitos auxiliadores y reguladores) que favorece una respuesta autoinmune, en especial cuando el estrés es sostenido.
«Cuando las abuelas decían: «No te pongas nervioso que te van a bajar las defensas y te vas a enfermar», tenían razón. Sin saberlo, describían este proceso de activación de la autoinmunidad», señala Kotliar.
Este año, en la Revista Argentina de Cardiología, con su equipo publicó que los hipertensos son más propensos a somatizar que los que tienen presión normal. Lo comprobó con un cuestionario simple. «El hipertenso consulta mucho por dolor de cabeza, inestabilidad y, muchas veces, no encontramos una relación entre el síntoma y la enfermedad. Ahora sabemos que es porque somatiza más -dice-. Si pudiera aplicarse este test antes de hacer tantos estudios, podríamos identificar ese riesgo.»
En Villa María, en un estudio sobre 1366 adultos, el equipo de Vicario y Gustavo Cerezo, del ICBA, observó que la ansiedad y la depresión son más comunes en los hipertensos que en los normotensos. «Estos síntomas anímicos son más frecuentes en las mujeres y en los hipertensos», dice Vicario.
Las cinco frases más comunes
Surgen en las Estaciones Saludables de la CABA:
1 «Tanto estrés me va a hacer explotar el corazón»
Las preocupaciones, los enojos y las angustias pueden elevar la presión. Los profesionales del Programa Estaciones Saludables porteño aconsejan «destrabar» los temas que causan preocupación y expresar las angustias. Hacer ejercicio relaja, libera las tensiones y mejora el ánimo.
2 «Los problemas del corazón son de los adultos mayores»
No, aparecen a cualquier edad. El estilo de vida también puede afectar el corazón y las arterias de un chico. Por ejemplo, la obesidad es una epidemia que afecta desde edades cada vez más tempranas y es un factor de riesgo de enfermedad a futuro. Cuatro de cada 10 chicos hoy tienen sobrepeso.
3 «No es necesario ir al médico. Estoy bien de salud y mi corazón está perfecto»
Los controles médicos periódicos sirven para detectar e intervenir a tiempo enfermedades como la hipertensión, que pueden no dar síntomas.
4 «El esfuerzo afecta el corazón» o «Soy deportista, no tengo problemas»
El ejercicio es beneficioso para la salud. Pero siempre hay que hacerse un chequeo médico antes para determinar cuál es el más adecuado para cada uno.
5 «La comida no tiene nada que ver con el corazón»
La alimentación saludable previene el aumento del colesterol, los triglicéridos y la presión. Esto reduce el riesgo cardiovascular.
La proteína de la Leche contienen todos los aminoácidos esenciales que contribuyen a tener huesos sanos.
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En estos tiempos, la gente tiene un fácil acceso a una gran cantidad de información a través del internet y de las redes sociales, y aunque el acceso a información es bueno, internet tiene el inconveniente de que no se regula el tipo de información que circula, y es difícil saber si la fuente es seria, o siquiera real.
En términos de la alimentación, el estar siguiendo dietas o recomendaciones de internet sin la asesoría de un experto pueden derivar en un daño a la salud.
Uno de los alimentos que ha sido satanizado sin ciencia que lo sustente es la leche, un alimento que lleva entre 8,000 y 10,000 años formando parte de la alimentación y evolución de la humanidad, la leche y sus productos fueron algunos de los primeros alimentos que tras la domesticación de los animales y la agricultura permitieron forjar la civilización, dejando de ser cazadores y recolectores.
La leche y sus productos son integrados como parte de las recomendaciones alimentarias de la mayor parte de los países alrededor del mundo ya que es un alimento de alto valor nutrimental que ayuda a cubrir los requerimientos diarios particularmente de calcio y de vitaminas A y D, además la proteína de la leche es una proteína muy completa, que contiene todos los aminoácidos esenciales y que es fácil de digerir y aprovechar por el cuerpo [1]. Y a pesar de la preocupaciones que se han puesto en perspectiva debido al contenido de grasa saturada de los lácteos enteros, diversos estudios recientes muestran que el consumo de leche y sus productos es neutral o inclusive benéfica para el control de peso, enfermedad cardiovascular, diabetes, hipertensión y diversos tipos de cáncer[2].
La intención de este artículo es reunir la información de diversos artículos científicos para dar al lector una visión más objetiva del papel que tienen la leche y sus productos en la dieta y la salud.
Partamos del hecho de que la leche o los productos elaborados a partir de ella no son indispensables e insustituibles, sin embargo, son una fuente muy rica de nutrimentos, la cual puede ayudar a complementar la nutrición de muchas personas a lo largo del mundo que no tienen acceso o que no mantienen una buena alimentación.
La leche es una de las mejores fuentes de calcio
Así es, no es la única fuente, pero es una de las mejores. Un vaso de leche aporta cerca de una tercera parte de la cantidad de calcio diaria que se recomienda consumir, y para lograr la misma cantidad de calcio del vaso de leche tendrías que consumir alrededor de 16 tortillas, o alrededor de 5 tazas de brócoli cocido, o alrededor de 13 tazas de Kale crudo o alrededor de 11 huevos grandes [3]. Y es importante saberlo, ya que se estima que 3 de cada 4 mexicanos no consumen el calcio recomendado [4].
La leche no sólo aporta cantidades significativas de calcio, sino que también sus componentes incrementan la absorción de calcio haciendo que el calcio de la leche sea fácil de aprovechar por el cuerpo. El consumo de leche y productos lácteos se ha asociado en diversos estudios con una mayor densidad ósea, lo que significa menor riesgo deosteoporosis. El efecto sobre la prevención de fracturas no está claramente demostrado por estudios prospectivos debido a la dificultad práctica para realizar estudios con el seguimiento suficiente para alcanzar conclusiones sólidas[5].
La leche no sólo es buena para los niños sino también para los adultos y adultos mayores
El calcio es importante para la salud en general, casi cada célula en el cuerpo usa calcio de alguna manera, incluyendo nuestros nervios, músculos, corazón y huesos. Los huesos, además de soportar nuestros cuerpos funcionan como un almacén de calcio. Conforme envejecemos absorbemos cada vez menos calcio de la dieta causando que el cuerpo tenga que tomar más calcio de los huesos para seguir funcionando, al pasar el tiempo este proceso de envejecimiento puede contribuir a la osteoporosis [6]. Así que, aunque la mayor parte de la masa de los huesos se haya obtenido en la adolescencia, es importante consumir calcio suficiente para mantener la masa ósea en la edad adulta.
Condiciones de ayuno, estrés y actividad física que viven los adultos implican un desgaste a los músculos, a partir de los 30 años se inicia un proceso irreversible e inevitable de pérdida gradual de masa muscular que se llama sarcopenia [7], y los aminoácidos ramificados que contiene de forma significativa la proteína de la leche pueden ayudar a preservar la masa muscular[8].
Si bien puede darse el caso de que conforme se avanza en edad ciertas personas puedan tener dificultades en digerir la lactosa, el azúcar natural de la leche, pudiendo presentar molestias gastrointestinales, sin embargo, existen opciones como leches deslactosadas o sin lactosa, yogur y quesos que pueden ser consumidas por estas personas y evitar dichos síntomas.
La leche NO engorda, y de hecho ayuda al control de peso
Existen múltiples estudios científicos, incluyendo estudios recientes publicados en 2016 [9],[10], que muestran que el consumo de lácteos está asociado con un mejor control del peso corporal, mostrando que a mayor consumo se relaciona con menor riesgo de padecer obesidad y sobrepeso.
Está prohibido que la leche tenga antibióticos, y no toda la leche se obtiene tratando a las vacas con hormonas para que produzcan más leche
Comencemos por los antibióticos, los cuales por norma está prohibida su presencia en la leche. La NORMA Oficial Mexicana NOM-243-SSA1-2010[11], que rige la calidad sanitaria de la leche establece que la leche comercializada para consumo humano o que se emplee como materia prima para la elaboración de productos lácteos debe presentar prueba NEGATIVA de antibióticos. Para ello se tienen diferentes controles a lo largo de la cadena de producción para asegurar que la leche no tenga antibióticos.
Y con referencia a las hormonas, existe una práctica permitida de inyectar a las vacas con hormona de crecimiento (STBR) para que produzcan más leche, y a pesar de que se ha mostrado que la leche puede ser consumida con seguridad, hay empresas lecheras que han optado por no emplear dicha práctica, y en vez de ello se ha visto que mantener a las vacas bien alimentadas y relajadas las ayuda a dar más y mejor leche, así que las vacas escuchan música clásica y se mantienen a temperaturas cómodas para estar tranquilas. Cuando hablan del maltrato animal, de hecho, una vaca estresada da muy poca leche lo cual no es algo deseable para los productores, por lo que ponen muchas condiciones para que las vacas estén cómodas, tranquilas y bien alimentadas para dar cantidades óptimas de leche.
¿La leche provoca acné?
La relación dieta y acné es controversial. Mientras que la leche ha sido uno de los alimentos que se han sugerido como uno de estos componentes de la dieta vinculados con el acné, no hay evidencia concluyente a la fecha que haya mostrado que la leche o sus productos estén vinculados con el acné. En el año de 2013, la Asociación Americana de Acné y Rosácea tras una revisión con un panel de expertos, concluyeron en base a la evidencia disponible que es difícil de apuntar con certeza a cualquier manipulación de la dieta que deba ser indicada para pacientes pediátricos con acné, sin embargo, se debe dar consideración a casos individualizados para llevar a una dieta de bajo índice glucémico (la leche es considerada un alimento de bajo índice glucémico). La educación de los pacientes y padres para romper los mitos del acné es una parte importante del tratamiento[12].
¿Provoca mocos o flemas?
Este parece ser uno de los mitos más antiguos de la leche, y a pesar de que no ha habido algún estudio científico que lo compruebe, se sigue diseminando. No existe ninguna investigación científica que muestre que la leche produzca mucosidad ya sea en las vías respiratorias o en la boca y tampoco empeora los síntomas del resfriado o del asma. Un estudio clínico mostró que el consumo de leche o sus productos no está asociado con un incremento en los síntomas de congestión en vías respiratorias altas y bajas [13]. Estudios han mostrado que el consumo de leche no se asocia con un incremento en las secreciones nasales, tos, síntomas nasales o congestión [14], [15]. Algunos doctores dicen que la leche espesa la saliva lo cual podría cubrir la garganta y dar la percepción de más moco, pero en realidad no causa al cuerpo producir moco o flema.
¿Qué hay de las llamadas “leches vegetales”?
Si bien existen como sustitutos las lechadas vegetales como soja, almendra, coco, arroz, etc. Es importante precisar algunos puntos, por lo general la cantidad de proteína tiende a ser significativamente inferior a la que aporta la leche, mientras que un vaso de leche de vaca aporta entre 7 y 8g de proteína, un vaso de horchata de arroz, almendra o coco aportan tan solo 1g, además de que la proteína vegetal tiene una calidad nutricional inferior, también los nutrimentos tienden a ser menos aprovechables por el cuerpo, y como un factor adicional suelen ser adicionadas de azúcar, de forma que no pueden considerarse como un sustituto uno a uno de las características que aporta la leche.
Así es que la respuesta es sí, si deberíamos seguir tomando leche de vaca, puesto que la evidencia científica ha demostrado ampliamente sus beneficios tanto para acompañar el crecimiento de niños y adolescentes como también para ayudar a mantener una buena salud en la edad adulta. Y deberíamos ser más juiciosos en dejar guiar decisiones sobre nuestra alimentación y salud por artículos sin base científicas.
REFERENCIAS
[1] La leche y productos lácteos en la nutrición humana. Muehelhoff E, Bennet A, McMahon D Editores técnicos. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Roma, 2013.
[2] Prentice A., Dairy products in Global Public Health. Am J Clin Nutr 2014;99(suppl):1212S–6S.
[3] Equivalencias realizadas a partir de información reportada de la Base de Datos Nutrimentales para la Referencia Estándar del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (USDA), con datos del 23 de Octubre del 2015 (http://ndb.nal.usda.gov/ndb/foods)
[4] Rivera-Dommarco J, López-Olmedo N, Aburto-Soto T, Pedraza-Zamora L, Sánchez-Pimienta T. Consumo de productos lácteos en población mexicana. Resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. México: Instituto Nacional de Salud Pública, 2014
[5] Reza-Albarrán AA. Osteoporosis. En: Leche y productos Lácteos: evidencias y recomendaciones en la salud y la enfermedad. Gac Med Mex. 2016; 152 Suppl 1:84-9
[7] E. M. Reijnierse et. Al. Serum albumin and muscle measures in a cohort of healthy young and old participants. AGE (2015) 37: 88
[8] Dreyer H, Volpi E. Role of Protein and Amino Acids in the Pathophysiology and Treatment of Sarcopenia. Am Coll Nutr. 2005 April ; 24(2): 140S–145S.
[10] The European Journal of Clinical Nutrition, Long-term association between dairy consumption and risk of childhood obesity: a systematic review and meta-analysis of prospective cohort studies. Disponible en: http://www.readcube.com/articles/10.1038/ejcn.2015.226
[11] NORMA Oficial Mexicana NOM-243-SSA1-2010, Productos y servicios. Leche, fórmula láctea, producto lácteo combinado y derivados lácteos. Disposiciones y especificaciones sanitarias
[12]Lawrence F, et. al. Evidence-Based Recommendations for the Diagnosis and Treatment of Pediatric AcnePediatrics Vol. 131 No. Supplement 3 May 1, 2013 pp. S163 -S186
[13] Pinnock CB, Am Rev Respir Dis. 1990 Feb;141(2):352-6.
[14] Wüthrich B et al. J Amer Coll Nutr 2005; 24:6:547S
[15] Thieme M. Dairy recommendations for ill pediatric patients. J Pediatr Nurs. 2014 Mar-Apr;29(2):180-1
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Cómo hacen las mujeres de Corea del Sur para vivir más de 90 años
La esperanza de vida de las mujeres en varios países romperá la barrera de los 90 años en 2030, según un estudio
Las mujeres en Corea del Sur serán las primeras en el mundo en tener una expectativa de vida que superará los 90 años de edad, según un estudio del Colegio Imperial de Londres y la Organización Mundial de la Salud.
Investigadores analizaron el promedio de vida de los habitantes de 35 países industrializados y concluyeron que en todos las personas vivirán más para 2030 y que la diferencia entre hombres y mujeres se hará más pequeña en casi todos los países.
Según los investigadores, los hallazgos supondrán grandes desafíos en el sector de las pensiones y el cuidado de ancianos. «Corea del Sur tiene las mejores condiciones», dijo a la BBC Majid Ezzati, del Colegio Imperial de Londres y el autor principal del estudio.
«En apariencia es un país más equitativo con elementos que benefician a las personas. La educación y la nutrición han beneficiado a la mayoría de sus habitantes«.
«Y hasta el momento, están manejando mejor problemas como la hipertensión y además tiene uno de los índices de obesidad más bajos del mundo«, añadió.
Los datos también sugieren que Japón, considerado una vez como el país de la longevidad, caerá en el ranking global. Actualmente, Japón tiene la esperanza de vida más grande para las mujeres, pero pronto será sobrepasado por Corea del Sur y Francia, según el estudio.
Por otro lado, el promedio de vida más alto en los hombres pasará del cuarto al puesto once de los países estudiados. Mientras, Estados Unidos, es el país peor parado y está en vías de convertirse en el que tendrá la menor esperanza de vida de los países más ricos del mundo para 2030 .
Según el estudio, alcanzará un promedio de 80 años entre los hombres y 83 entre las mujeres, lo mismo que tendrán México y Croacia. «Estos países son los opuestos de Corea del Sur», añadió Ezzati.
«La sociedad en Estados Unidos es muy desigual al punto que afecta a todo el país -es el único país desarrollado que no cuenta con seguro universal de salud«. Una alta desigualdad es parte de razón por la que el promedio de vida en Estados Unidos sea el más bajo entre los países industrializados.
«Además, el el primer país en el que sus habitantes han dejado de crecer en altura, lo que demuestra algo sobre los primeros años de nutrición». Estados Unidos será superado por Chile, donde se espera que las mujeres que nazcan en 2030 vivan 87 años y los hombres 81. Por otro lado, entre 2015 y 2030, se espera que el promedio de vida para de 79 a 82 en los hombres y de 83 a 85 entre las mujeres.
Los hombres se acercan cada vez más
El estudio, publicado en Lancet, también muestra cómo la distancia en cuanto al promedio de vida entre hombres y mujeres es cada vez menor. «Tradicionalmente, los hombres han llevado un estilo de vida menos saludable y por lo tanto una expectativa de vida menor», dijo Ezzati.
«Fuman y beben más alcohol, y tienen más accidentes de tráfico y sufren más asesinatos. No obstante, al tiempo que el estilo de vida entre hombres y mujeres es cada vez más similar también es su esperanza de vida».
Tradicionalmente, los hombres han fumado y bebido alcohol más que las mujeres, pero esto esta cambiando. Los factores que más influyen en este fenómeno son las mejorías en las personas de más de 65 años más que la disminución del número de muertes durante la infancia.
El estudio realizó sus proyecciones en una manera similar al método que utilizan los meteorólogos cuando predicen el tiempo. Combinó 21 modelos matemáticos separados que analizaron tendencias pasadas para hacer proyecciones futuras.
Esta fórmula toma de forma indirecta en cuenta todos los diferentes factores -tabaquismo, avances médicos, patrones de obesidad- que están cambiando las expectativas de vida.
El estudio asume que los países continuarán progresando como lo están haciendo, por lo que acontecimientos excepcionales e imprevisibles, como la caída de la Unión Soviética o la aparición de una vacuna para cualquier tipo de cáncer, alterará de forma inmensa las predicciones.
«Los países que tienen una buena proyección son los que invierten en su sistema de salud y asegurándose que alcanza a todo el mundo», resumió Ezzati.
“La longevidad es la recompensa de la virtud.” Simone de Beauvoir
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“Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven”, dijo una vez el escritor irlandés Oscar Wilde.
Bienvenido a la era del envejecimiento. Con más de 800 millones de personas mayores de 60 años, y más centenarios que la población de Islandia (eso son unas 329.000 personas), el mundo se tiene que preparar para las consecuencias económicas… y sociales.
Desde un aluvión de enfermedades a flacidez de la piel y el entumecimiento de los sentidos, la tercera edad está asediada de insidiosas fallas, intervenciones médicas y pocas expectativas.
Pero, ¿puede haber un resquicio de esperanzas para aquellos que se unen a la brigada del cabello gris?
Desde la antigüedad, envejecer ha sido sinónimo de decadencia corporal.
Los griegos tenía una visión particularmente extrema, pues muchos consideraban la vejez una enfermedad.
Sin embargo, el último estudio científico sugiere que el envejecimiento, después de todo, no se traduce en un declive sin más.
Tal y como BBC Future ha explicado antes, la vida alcanza su plenitud más tarde de los que piensas.
Así que, ¿cuándo empieza la tercera edad?
El poeta florentino Dante Alighieri pensaba que a los 45.
Una encuesta hecha en Reino Unido concluyó que empieza a los 59. Y mientras mayor era el encuestado, mayor la edad que marcaba como el comienzo de la vejez.
Mientras tanto, las Naciones Unidas –y la mayoría de los científicos- la ubican a partir de los 60 años.
Menos resfríos
No sólo es el cerebro el que se hace más sabio con la edad.
El sistema inmune humano se encuentra cada día con millones de potenciales peligros. Como la fuerza policial del cuerpo, necesita aprender a detectarlos.
Para ello, produce glóbulos blancos que adaptan su apariencia a los millones de distintos invasores. Cuando reconocen a un enemigo se quedan cerca, formando una “memoria inmune”.
Así, la próxima vez que aparezca, ayudarán a movilizar una respuesta rápida.
John Upham, de la universidad de Queensland, en Australia, señala que esta memoria puede durar mucho tiempo.
“Las personas que han pasado por varias epidemias tienen un sistema inmune que puede en algunos casos recordar los virus durante40 o 50años”, explica.
“Empieza a desaparecer cuando llegas a los 70 o 80. Pero hay una buena etapa, en particular a partir de los 40 hasta los 60 y principios de los 70, en el que el sistema inmune recuerda los virus que ha experimentado a lo largo de los años”.
Esta protección acumulativa se traduce en menos resfríos.
Mientras que los veinteañeros suelen contraer dos o tres al año, el promedio para quienes están en los 50 es sólo de uno o dos.
Sin embargo, otras defensas inmunes tienden a debilitarse con los años.
El cuerpo produce menos glóbulos blancos, y se hacen perezosos.
Un sistema inmune viejo también produce menos anticuerpos, las proteínas que se adhieren a los patógenos para ayudar a identificar y eliminarlos.
Pero, ¿y si esto pudiera salvar la vida?
Sobreviviendo a brotes
La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española, fue la más mortal de la historia de la humanidad: por su causa murieron más de 50 millones de personas.
Fue más letal para aquellos que consideramos fuertes, con edades entre los 20 y 40 años.
El brote de la gripe H1N1 siguió el mismo patrón; la mayoría de las muertes fue de personas menores de 65 años.
Se cree que los virus hicieron que el sistema inmune de las víctimas reaccionara de forma exagerada.
Aquellos con un sistema inmune más vigoroso lanzaron las respuestas más dramáticas y dañinas, en lo que se conoce como “tormenta de citocina”.
Una respuesta inmune sana depende de una respuesta positiva. Cuando se detecta un patógeno, los tejidos que le rodean liberan mensajes químicos llamados citocinas que piden ayuda.
En la medida que llegan las células, estas también son alentadas liberar sustancias químicas, lo que hace que lleguen más células.
Pero algunas veces este ciclo se sale de control, matando células sanas y originando una inflamación potencialmente fatal.
Todavía no se sabe qué desata esta tormenta, pero su constante estudio ha inspirado un nuevo tratamiento para la gripe que actúa en la tormenta de citocina, en vez de en el virus.
Menos alergias
Para los que sufren de alergias también hay buenas noticias.
Si bien todavía la principal causa de las alergias es objeto de mucho debate, todas están mediadas por anticuerpos.
El principal culpable es inmunoglobulina E y, como los otros anticuerpos, su producción disminuye con la edad.
Mitchell Grayson, del Hospital de Niños de Wisconsin, Estados Unidos, señala quemientras más edad tiene la persona, menos severos tienden a ser los síntomas.
“Es en la niñez cuando las alergias tienen su punto cumbre, luego parecen disminuir en la adolescencia y en los 20. En los 30 hay un resurgimiento hasta que las personas llegan a sus 50 y 60, cuando los síntomas tienden a ser menos comunes”.
Más inteligencia
“El diablo sabe por diablo. pero más sabe por viejo.” Martín Fierro
No escasean los términos para describir los efectos destructivos de la vejez en el cerebro.
Sin embargo, en una serie de habilidades de vital importancia, los cerebros de más edad resultan ser más inteligentes.
Michael Ramscar, de la universidad de Tubinga, en Alemania, explica quetenemos una confusión sobre cómo envejece el cerebro.
“El número de neuronas del cerebro humano llega a su máximo durante las 28 semanas después de nacer, y hasta la mitad de las neuronas producidas mueren hacia el final de la adolescencia. Debido a que no solemos pensar en el período desde que nacemos hasta los 18 años como uno de declive horrible, parece seguro concluir que el tamaño del cerebro medido por el número de neuronas no es un gran indicador de nada”.
El estudio longitudinal de Seattle ha hecho un seguimiento de las habilidades mentales de 6.000 personas desde 1956.
Es la investigación más larga de su tipo, en el que se examina a los mismos voluntarios cada siete años.
Mientras que los más mayores no son tan buenos en matemáticas y son más lentos en la respuesta de comandos, quienes se encontraban a finales de los 50 y los 60 fueron mejores que los veinteañeros en lo que se refiere a vocabulario, orientación espacial, memoria verbal y habilidades para responder problemas.
Gary Small, quien estudia psiquiatría geriátrica en el Instituto de la Investigación del Cerebro de la Universidad de California, considera que esto se debe al conocimiento acumulado a lo largo de la vida.
“Las personas desarrollan una mayor perspectiva sobre lo que de verdad importa, la capacidad para responder problemas se simplifica tras años de práctica. Y también está la acumulación de ciertos tipos de conocimiento, lo que se conoce como inteligencia cristalizada”.
Mejor sexo
Varios estudios han demostrado que las personas de más edad tiene más –y mejor- sexo de lo que se cree.
Un estudio sobre la actividad sexual y satisfacción de las mujeres en los 80 años arrojó que la mitad de las encuestadas todavía tenía orgasmos “siempre” o “la mayoría de las veces” durante el acto sexual.
Otros estudios han llegado a conclusiones similares – uno sobre personas de más de 60 años determinó que el 74% de los hombres y el 70% de las mujeres informaron tener más satisfacciones sexuales que cuando estaban en los 40.
Tara Saglio, una terapeuta de relaciones de pareja en Londres, considera que estos resultados se deben a que las mujeres de más edad son menos inseguras.
“Las mujeres mayores se muestran más seguras para expresar su sexualidad, y es esto lo que hace que el sexo sea mejor”.
Menos migrañas
Con la edad, las migrañas se pueden convertir en algo más suave que un dolor de cabeza.
Un estudio sueco con pacientes mayores de 18 años descubrió que los episodios se hacen más cortos, menos dolorosos y menos frecuentes en la medida que la gente se hace mayor.
De las 374 personas que participaron en la investigación, solo cuatro desarrollaron dolores de cabeza crónico.
Menos sudor
Las glándulas sudoríparas se encogen y se hacen menos numerosas con la edad.
La ciencia indica que las personas que están en los 20 pueden esperar sudar más que quienes están en los 50 y a principios de los 60.
Engañando a la muerte
¿Todavía no estás convencido? Incluso a una edad avanzada, la muerte no necesita estar tan cerca como se podría esperar.
Hoy en día los más mayores están más sanos que nunca, y se encuentran frente una buena probabilidad de celebrar algunos cumpleaños más.
Entre 2011-2014, la persona promedio de 25 años tenía una expectativa de vida de 84 años (para las mujeres) u 80 años (para los hombres), mientras que alguien de 95 años podría esperar celebrar su cumpleaños 98 (mujeres) o 97 (hombres).
Incluso a los 80, las mujeres tienen un 95% de probabilidades de vivir otro año más.