¿Aplicaciones para perezosos?

julio 21, 2012 · Imprimir este artículo

¿Aplicaciones que alimentan la pereza?

Por Jessica E. Vascellaro

 

Cuando Christopher Kennedy quiso hace poco lavar su auto, lo estacionó cerca de un Starbucks de San Francisco, abrió una aplicación llamada Cherry en su teléfono e ingresó la dirección donde estaba su Scion rojo. Unos 20 minutos más tarde, un lavador profesional de autos llegó hasta lugar y limpió el vehículo por dentro y por fuera.

«Es increíblemente fácil», dice Kennedy, diseñador web de 32 años de edad, que trabajaba en su computadora portátil y bebía un café macchiato dentro de la cafetería, mientras lavaban su carro por US$35 a la vuelta de la esquina.

En Estados Unidos, donde la contratación de una empleada del servicio o mensajero es casi un lujo debido a los altos costos, las aplicaciones están ofreciendo hacer aquellas tareas tediosas que muchos evitan. La tendencia está también colaborando con la holgazanería de algunos. ¿No quiere esperar en la fila para pagar por su almuerzo? Bien, puede entonces contratar a un asistente a través de Exec para hacerla, recibir y llevarle su pedido. ¿No quiere molestarse en lavar su ropa? TaskRabbit encontrará a alguien que lo haga por usted. ¿Demasiado cansado para recoger el papel higiénico? La aplicación Get It Now, de Postmates Inc., se lo llevará en el plazo de una hora.

Los servicios han sido principalmente adoptados por los jóvenes y los más familiarizados con la tecnología en los mayores centros urbanos, como San Francisco y Nueva York, pero el interés está expandiéndose. Los programadores dicen que las aplicaciones ayudan a la gente a ahorrar tiempo y cran oportunidades de nuevos empleos para miles de trabajadores locales que responden a las peticiones. Sin embargo, algunos se preguntan si dichas aplicaciones son una tentación parea dejar de hacer cosas beneficiosas desde el punto de vista psicológico.

Las aplicaciones «nos dan más razones para no hablar con la persona que está parada a nuestro lado en una fila», dice Larry Rosen, profesor de psicología de la Universidad Estatal de California, en Dominguez Hills, que afirma que los servicios están consolidando nuestra obsesión con los dispositivos móviles, lo que podría volvernos socialmente aislados. La gente podría empezar a tercerizar las tareas que deberían hacer para mantener una buena salud psíquica, por ejemplo aquellas que implican hablar con otras personas cara a cara, como desear a alguien un feliz cumpleaños.

Bo Fishback, presidente ejecutivo de Zaarly, un servicio de búsqueda de asistentes, dice que es consciente de los riesgos. Ahora que podemos subcontratar virtualmente todo, «¿estamos dando tres pasos gigantescos en el sendero para crear la sociedad más perezosa de la tierra?», se pregunta. Por otro lado, los servicios están alimentando un auge de nuevos negocios, señala.

Fishback explica que Zaarly se enfoca en servicios calificados, como la contratación de un músico para amenizar una fiesta, y no aquellos que alimentan la holgazanería. Agrega, por ejemplo, que el servicio ha eliminado pedidos de estudiantes que buscan contratar a alguien para que escriban sus ensayos de final de curso.

Las nuevas aplicaciones son tan fáciles de usar que hacen que levantar el teléfono se sienta como trabajo arduo. Uber promete conseguirle un taxi privado en minutos en varias ciudades estadounidenses. Otras, como Get It Now, le llevarán un burrito en una hora. Las aplicaciones le permiten hacer seguimiento del progreso de su pedido en tiempo real y, gracias a que los usuarios suelen establecer el precio que están dispuestos a pagar, los servicios no resultan tan costosos.

De todas formas, la historia sugiere que las compañías en este ramo enfrentan un futuro incierto. A fines de los años 90, empresas como Kozmo.com Inc. prometieron entregas a domicilio en una hora de snacks, películas y productos para el hogar en varias ciudades. Durante un tiempo no cobró por las entregas, pero nunca logró ser rentable y tuvo que cerrar.

Los desarrolladores de hoy dicen que su software es diferente, en parte gracias a que la ubicuidad de los teléfonos inteligentes les permite coordinar mejor a sus mensajeros y trabajadores. También dicen que cobran una comisión de 20% por el envío y no operan costosos depósitos.

Adam Nadelson, un residente de cirugía de 29 años en Nueva York, dice que está inclinado a tercerizar tantas tareas como sea posible. Recientemente contrató a alguien para que le hiciera unos pastelitos para el cumpleaños de su novia a través de Zaarly. Tres días después, un pastelero le dejó el pedido con su portero.

Unas cuantas veces a la semana uso el servicio personal de taxi Uber, lo que me permite seguir trabajando en lugar de estar esperando un taxi en la calle. Contraté ayuda a través de TaskRabbit para mover unas cajas e incluso para que me llevaran mi postre favorito en Nueva York. Cuando me estaba comiendo el postre, me dio la sensación de que me había pasado de la raya. ¿No debería aprender a hacer estas cosas, como cocinar, incluso si la tarea me parece irritante?

«Si lavar el auto es una tarea más, no hay nada de malo en subcontratar», dice Michael Rich, pediatra del Hospital de Niños de Boston. «Si lavar el auto es una actividad que comparte los fines de semana con sus hijos, está subcontratando parte de lo que le da diversión y significado a la vida», agrega.

Bajo ese parámetro, creo que estoy a salvo.
Fuente: The Wall Street Journal, 21/07/12.

Comentarios

Algo para decir?

Usted debe estar logueado para escribir un comentario.