El genocidio de cristianos en Nigeria

octubre 6, 2025 · Imprimir este artículo

Por Redacción Adelante España.

Más de 7.000 asesinados, iglesias arrasadas y aldeas incendiadas. Más de 12 millones se han desplazado desde que comenzó la insurgencia

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El genocidio de cristianos en Nigeria avanza sin freno

El genocidio de cristianos en Nigeria se ha convertido en una de las mayores tragedias contemporáneas. Más de 7.000 asesinados entre enero y agosto, una media de treinta víctimas diarias, muestran la magnitud del horror. A ello se suman 7.800 secuestrados únicamente por su fe, miles de iglesias destruidas y aldeas enteras arrasadas.

Los datos son claros y estremecedores: el 69% de todos los cristianos asesinados en el mundo en 2025 murieron en suelo nigeriano. Y, mientras tanto, Europa y Estados Unidos guardan silencio. Ese silencio no es neutralidad: es cobardía, hipocresía y complicidad con quienes buscan exterminar el cristianismo del corazón de África.

Un patrón de exterminio calculado

Las matanzas siguen un mismo guion: incursiones nocturnas en comunidades cristianas, ejecuciones masivas, incendios de templos, mujeres violadas y niños utilizados como rehenes.

En enero, Boko Haram atacó Bamzir y Njilan. En junio, un campamento de desplazados en Benue registró más de 200 muertos, muchos quemados vivos. En Semana Santa, Kaduna fue arrasada. En Navidad, Anwase sufrió la quema de ocho iglesias y decenas de fieles asesinados.

No se trata de enfrentamientos esporádicos por tierras o recursos, como algunos medios izquierdistas intentan presentar. Es un genocidio planificado. Los verdugos están perfectamente identificados: Boko Haram, la filial africana del Estado Islámico (ISWAP) y milicias fulani radicalizadas. Sus métodos incluyen armamento pesado, explosivos y ataques sincronizados. El objetivo es claro: vaciar regiones enteras de cristianos y reemplazarlas por el islam radical.

Mujeres esclavizadas y niños reclutados

El genocidio de cristianos en Nigeria no solo se mide en cifras de muertos, sino también en las vidas destruidas. Las mujeres secuestradas son forzadas a matrimonios islámicos y esclavitud sexual. Los menores son adiestrados como combatientes o convertidos en esclavos.

Este horror repite los patrones de violencia del Estado Islámico en Siria e Irak, pero ahora en el corazón de África. Sin embargo, la diferencia es evidente: mientras en Oriente Medio las potencias occidentales intervinieron, en Nigeria miran hacia otro lado.

Nigeria, el epicentro del cristianismo africano

Nigeria no es un país cualquiera. Con más de 230 millones de habitantes y una proyección de superar los 400 millones en pocas décadas, es la nación más poblada de África. Es también la primera potencia económica del continente en PIB nominal, rica en petróleo y gas.

Su equilibrio religioso —mitad cristianos, mitad musulmanes— la convierte en un punto estratégico. El cristianismo nigeriano es vigoroso, fecundo en vocaciones y un auténtico pulmón espiritual para la Iglesia católica en todo el mundo. Precisamente por eso los yihadistas quieren destruirlo: si Nigeria cae, el futuro religioso y político de toda África quedará en manos del islam radical.

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Occidente: cobardía, hipocresía y complicidad

El genocidio de cristianos en Nigeria no sería posible sin la indiferencia y complicidad de Europa. Francia, Alemania o Reino Unido, con larga huella colonial en la zona, se limitan a declaraciones retóricas. España calla mientras miles de hermanos en la fe son masacrados.

Occidente se llena la boca hablando de derechos humanos, de “inclusión” y de “diversidad”, pero guarda silencio ante el exterminio de comunidades cristianas enteras. Cobardía, complicidad e hipocresía definen la postura de unos gobiernos que no quieren incomodar al islam ni arriesgar intereses económicos.

Este doble rasero es inaceptable: para los burócratas de Bruselas, cualquier ataque verbal contra el lobby LGTB merece condena mundial, pero la sangre derramada de miles de cristianos no merece ni una nota de prensa.

La voz de la Iglesia frente al silencio político

La Iglesia católica no ha callado. El Papa León XIV y la Santa Sede han denunciado una persecución sistemática y piden solidaridad internacional. Pero muchas diócesis europeas permanecen mudas, atrapadas por el miedo a molestar a gobiernos progresistas o por la presión mediática. Se movilizan por el cambio climático pero callan ante sus hermanos. Igual de hipócritas que el resto.

Este silencio eclesial en Europa duele tanto como la indiferencia política. Los cristianos nigerianos, perseguidos por su fe, sienten la amarga traición de sus propios hermanos occidentales.

Cifras que confirman el genocidio

Las cifras no dejan lugar a dudas. Más de 12 millones de desplazados desde que comenzó la insurgencia. Más de 28.000 ataques contra propiedades cristianas solo en el último año en el África subsahariana. Miles de muertos cada mes y comunidades enteras borradas del mapa.

Mientras la ONU y la Unión Europea discuten resoluciones vacías, los supervivientes malviven en campamentos improvisados, acosados por el hambre, las enfermedades y nuevos ataques. El genocidio avanza porque quienes deberían frenarlo han decidido mirar hacia otro lado.

El genocidio de cristianos en Nigeria es un hecho documentado, brutal y sistemático. No hablamos de conflictos locales ni de tensiones étnicas: hablamos de exterminio religioso. Occidente, con su cobardía y su hipocresía, se convierte en cómplice de este crimen.

Es hora de alzar la voz. España y Europa deben reaccionar. La defensa de la vida y de la fe cristiana no admite excusas. Callar ante este genocidio es traicionar nuestros valores más profundos.

Fuente: adelanteespana.com, 03/10/25


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