Argentina: Se acelera la fuga de capitales

junio 6, 2011 · Imprimir este artículo

 
Se acelera la fuga de capitales por la incertidumbre electoral

Por Martín Kanenguiser

La Argentina terminaría este año con una salida de capitales cercana a los US$ 17.000 millones, muy por encima de los US$ 11.400 millones de 2010, en un contexto de menor superávit comercial y de incertidumbre preelectoral que se refleja en el mercado cambiario.

Luego de un primer trimestre con una fuga de US$ 3600 millones, las cifras preliminares de abril (US$ 1.800 millones) y mayo (US$ 2.000 millones) inquietaron a los analistas que preveían ruido más cerca de los comicios de octubre y no en el segundo trimestre, caracterizado por el ingreso de dólares por el agro.

Hernán Lacunza, director de Empiria Consultores, advirtió que 2011 será el primer año posterior a la explosión de la convertibilidad con caída de las reservas, porque la combinación de superávit comercial y préstamos financieros del exterior será menor que la de la fuga de divisas y el pago de deuda.

«Es una escasez complicada, pero no lapidaria, porque el Banco Central tiene los dólares, pero aparece con poca convicción para usarlos», indicó el ex gerente de la entidad oficial.

La salida de depósitos saltó de unos US$ 3.000 millones anuales a un pico de US$ 23.000 millones en 2008, para acumular hasta principios de este año US$ 56.000 millones.

En 2010 cerró en US$ 11.400 millones y a principios de año se preveía una salida de US$ 12.000 millones, pero las cifras de los primeros cinco meses llevaron a los analistas a anticipar un escenario más pesimista, que también se refleja en el mercado del dólar paralelo (ver nota abajo).

Los factores que explican esta revisión negativa son los fuertes controles del Gobierno (Banco Central, UIF y AFIP) y los nervios que persisten entre los inversores en torno de la política económica tras las elecciones presidenciales.

Si bien el Banco Central relativiza el efecto perjudicial de esta sangría -al afirmar que se trata más de «dolarización de activos» que de una «fuga»-, en realidad, el pase a moneda extranjera suele ser la escala inevitable antes de la salida del dinero del sistema financiero. Además, la fuga de capitales representa un freno para las inversiones y para la acumulación de más reservas en el BCRA.

Un informe del estudio Bein indica que «desde 2007 hasta ahora, la salida de capitales ha sido compensada totalmente con el ingreso de los dólares comerciales» y afirma que, sin salida de capitales, «el BCRA podría tener acumuladas hoy el doble de las reservas que maneja».

La paradoja, señaló el informe, es que el Banco Central «dejó de acumular reservas, aún cuando la economía está transitando el mejor trimestre en términos de oferta de dólares». De este modo, «el primer semestre podría acumular una salida de US$ 10.000 millones, casi en línea con la de todo 2010, de US$ 11.400 millones». El estudio que dirige Marina Dal Poggetto afirmó que «no es evidente que la salida de capitales se acelere», aunque advirtió que «la incertidumbre no está asociada al proceso electoral en sí, sino más bien a la política para el día después».

Radicalización

Las declaraciones del viceministro de Economía, Roberto Feletti, sobre una posible «radicalización del populismo» contribuyeron a este clima, según los analistas, que tienen pocas esperanzas respecto de la posibilidad de que el Gobierno modere su rumbo tras los comicios. Por el contrario, la mayoría cree que, ante una mayor complicación del escenario local o internacional, la reacción oficial será apretar más los controles.

Pero fuentes oficiales indicaron a LA NACION que hasta ahora sólo se registró «una dolarización natural para un período preelectoral» que no se tradujo en caída de depósitos, aunque sí en una fuerte caída del precio de los activos financieros del país. En el BCRA juran que no habrá controles adicionales y aclaran que los analistas se equivocan sobre la proyección de caída de reservas.

«De hecho, mayo terminó US$ 50 millones arriba que principios de mes, aunque los analistas preveían que las reservas iban a caer», se explicó desde la entidad que conduce Mercedes Marcó del Pont.

Todas las miradas están puestas en el ritmo de devaluación del peso; mientras que en el primer trimestre del año el BCRA aceleró la depreciación, luego hubo cierto susto por el impacto en los precios internos. A eso se suma la garantía que, semanas atrás, el ministro de Economía, Amado Boudou, les dio a los banqueros, de que el dólar seguirá planchado al menos hasta las elecciones, lo cual permite un buen negocio para el sector financiero, aunque genera una mayor expectativa de devaluación posterior en la medida que la inflación ronde el 25% anual.
Fuente: La Nación, 06/06/11.

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La inquietud también afecta al dólar

Como una erupción en la piel, el nerviosismo en el mercado cambiario local refleja la incertidumbre a través de la importante suba del costo para sacar dinero de modo informal y de los vaivenes en el dólar paralelo.

Aunque la última semana aflojó un poco la presión sobre el denominado «blue», el billete está cerca de los $ 4,41, lejos de los $ 4,12 en los que se mantiene estancado el oficial del BCRA. Y si bien tanto las autoridades de la entidad monetaria como buena parte de los agentes del mercado coinciden en que este mercado es pequeño en volumen, afirman que la brecha se mantendrá en la medida en que no se resuelvan las dudas respecto de la futura política cambiaria. «Es un sobrecosto bajo que muchos prefieren pagar, sobre todo después de la mansalva de cartas que mandó la AFIP a los que compraban 100 o 100.000 dólares, con una estrategia de fiscalización poco inteligente», comentó un operador de la City.

Mientras tanto, el costo de sacar dinero al exterior por la vía informal, según operadores consultados por LA NACION, pasó del 1% imperante en tiempos normales a un promedio del 3 o 4% en las últimas semanas.

Otros dos organismos aparecen en la mira de los operadores: la Unidad de Información Financiera (UIF), por su catarata de resoluciones antilavado -que aplica a discreción, opinan- y el Banco Central, que tiene una actitud más reactiva que proactiva. «En la época de Redrado [Martín], el Central se ponía a operar en el mercado del “contado con liqui” y le hacía perder plata a mucha gente, ahora parece que hay cierto temor o falta de pericia», indicó el jefe de una importante mesa de la City porteña.

Todos los consultados creen que en los próximos meses seguirán los controles callejeros y normativos del Gobierno, pero que también persistirán los dos carriles separados entre el valor del billete oficial y el «blue», en medio de los interrogantes por el rumbo que adopte el Gobierno el «día después» de las elecciones presidenciales.
Fuente: La Nación, 06/06/11.

 

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