Aumentar impuestos puede disminuir la recaudación

diciembre 22, 2021 · Imprimir este artículo

Más impuestos, menos recaudación

Los gobiernos con déficit fiscal se ven tentados a aumentar los impuestos pero no tienen en cuenta los efectos contraproducentes que, al final, terminan afectando la recaudación impositiva

Por Guillermo Poch.

Guillermo Poch. Tributarista. Experto en Planificación Fiscal.

No siempre que se aumentan los impuestos, se incrementa proporcionalmente la recaudación. En efecto, se trata de un postulado que todo Gobierno debe saber para no terminar logrando un efecto contrario al esperado.

¿Cómo es eso?. En el mundo tributario, existe la llamada “curva de Laffer” que demuestra empíricamente que la suba de impuestos y creación de nuevos gravámenes deben tener un límite pues, si es superado, afecta significativamente la recaudación.

Cómo muestra la curva de Laffer, entre más cerca del 100% sea la carga impositiva más baja es la recaudación.

Hay que comprender que una cosa son las alícuotas de los impuestos y otra muy diferente la recaudación que, sencillamente expresado, es cuánta plata recibe el Estado. La inquietud a despejar al lector no avezado en temas tributarios es: ¿Por qué en la medida que aumenta los impuestos, en un momento la recaudación comienza a disminuir? Porque aparecen dos decisiones del lado de los contribuyentes: el cierre de actividades o el pasar a la informalidad.

El precio de no hacer nada

Basta pensar, como un hipotética situación de hecho, de llegar al extremo en que toda la rentabilidad de una compañía se la queda el Estado, empieza a aparecer el concepto del “precio a no hacer nada”, esto es, que si a una persona o empresa se le quitan todos sus ingresos por la aplicación de impuestos, le termina quedando lo mismo que si no hubiera hecho nada, aun habiendo hecho un esfuerzo.

Es decir, entre trabajar y no obtener ganancias y no trabajar, elige el no hacer nada porque en ambas situaciones no obtiene nada. De allí, que el no hacer nada tiene un valor.

El premio a la informalidad

Por su parte, en cuanto a esta cuestión, para entenderlo mejor, pensemos en lo siguiente: Si sube el costo impositivo, se está fomentando -sin querer- el incentivo al desarrollo de una actividad en el ámbito informal porque la rentabilidad allí es mayor. De hecho, el individuo está más dispuesto a asumir un riesgo de detección (y consecuente sanción) porque “el premio” de hacer un negocio en la informalidad es evidentemente mayor.

Por lo cual, ya sea por el cese de una actividad o por optar pasar a un modo informal, el Estado ve afectada negativamente su recaudación. Entonces en ese contexto se pone en manifiesto que no siempre aumentar la carga impositiva es aumentar la recaudación.

El problema de los pocos

El cese de actividades y la informalidad es lo peor que le puede pasar a un Estado, porque en la medida que disminuye el universo de los contribuyentes, la presión tributaria entra en un espiral de crecimiento, pues al ir quedando pocos en el mundo formal (cualquiera sea la causa) se exacerba el problema de la baja de la recaudación.

Con quienes competimos

También hay que tener muy en cuenta el entorno geográfico en el que el país está inmerso, porque en definitiva el aumento de la carga tributaria hace perder competitividad frente a otras jurisdicciones cercanas lo que se traduce en menos inversiones. Algo que ocurre en nuestro país, al ser uno de los que mayor cargar tributaria tiene en Latinoamérica como bien lo demuestran los siguientes datos:

Presión Tributaria por País:

1-Brasil 33,1%; 2- Argentina 28,7%; 3- Bolivia 24,7%; 4- Chile 20,7%; 5- Colombia 19,7%; 6-Paraguay 13,9%;

Problemas más allá de lo impositivo

La cuestión no finaliza en los efectos de la recaudación, porque también surgen otros serios inconvenientes que tienen que ver con la interrupción de controles que el Estado aplica usualmente en ciertas actividades y -a su vez- la pérdida de información veraz de lo que ocurre en el mundo comercial, para así poder tomar las decisiones políticas más acertadas. En una economía dónde lo informal reina sobre lo formal, es difícil para la población sentirse protegida por el Estado y para éste tomar decisiones adecuadas.

De allí que, los gobiernos deben ser muy cuidadosos de no romper la formalidad por querer recaudar más.

Por ello es un deber de la dirigencia política el estar pensando en cómo delinear la carga tributaria para que quienes pagan impuestos tengan el interés en mantenerse en el mundo formal. Encontrar el punto de equilibrio que permite recaudar más sin desalentar la actividad empresarial, tiene como beneficio: una menor evasión, y una mayor inversión y formalidad en el país.

(*) El autor es tributarista.

Fuente: clarin.com, diciembre 2021.

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