Cuando su esposa gana más que usted

marzo 9, 2014 · Imprimir este artículo


Cuando su esposa gana más que usted

Por Susan Gregory Thomas

Pertenezco al 40% de mujeres estadounidenses que llevan a casa el pan diario, es decir, que ganamos más que nuestros maridos, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Esto me pone en el medio de un dilema moderno: cómo manejar las tensiones en un matrimonio entre una mujer alfa y un hombre beta.

Mi esposo, un restaurador de antigüedades cuyo empleo prácticamente se ha evaporado a causa de la recesión, ha hecho todo lo posible para ayudar con las labores del hogar y el cuidado de los niños, a la vez que gana lo suficiente para pagar los servicios y el seguro del auto. Yo soy la que trabaja días de 12 y 14 horas, a menudo siete días a la semana. Cuando finalmente me acuesto, estoy exhausta y vibrando de la ansiedad.

No somos los únicos. A lo largo de los últimos años, artículos y libros han declarado que el fin de los hombres está cerca y que las mujeres alfa están en ascenso, Los esposos de estas mujeres laboriosas han sido, en su mayoría, presentados como perezosos que se quedan en casa jugando videojuegos mientras sus niños se orinan en la alfombra por tercera vez ese día, o santos que cocinan, limpian y coordinan las citas al médico y las tareas de los niños.

Tales retratos son exagerados, por supuesto y representan los extremos. Quizás debido a que los hombres de esta generación fueron criados luego de la revolución femenina, una cultura que introdujo valores de equidad, muchos de ellos no ven problema en que sus esposas ganen más que ellos.

Sin embargo hay una condición: Los hombres desean que sus propios salarios sean suficientes, en teoría, para mantener a flote a la familia. Cuando no pueden cumplir con este estándar se pueden sentir iracundos, avergonzados y explosivos. Y sus esposas a menudo sienten resentimiento y presión.

«No pienso mucho sobre los roles de género, pero me siento enfadado y desamparado porque no puedo sostener financieramente a la unidad familiar», dice Greg McFadden, un actor de 39 años cuya esposa, Shannon Hummel, de 38 años, se desempeña como maestro y directora artística de una compañía de danza y lleva el peso de las finanzas del hogar. La pareja tiene un hijo de seis años.

«Estoy cansado de leer estos artículos y blogs para padres sobre cómo los hombres pueden hacerse cargo de los hijos y lo poderosos que se sienten al hacerlo. Pregúnteles cómo se sienten al no recibir un sueldo».

La dinámica emocional entre estas mujeres y sus esposos varía ampliamente dependiendo de las circunstancias familiares. En una encuesta reciente a 400 mujeres cabeza de familia llevada a cabo por el sitio DailyWorth.com, solo un 22% de las esposas sin hijos sintieron un impacto negativo en su matrimonio. No obstante, un 36% de las mujeres con hijos sintieron que su alto salario tenía un efecto negativo.

Un inconveniente obvio para muchos maridos en esa situación es ver cómo se invierten los roles de género tradicionales. Conan Cott, un ex operador de buses de aerolíneas en San Diego casado con la especialista en organización y sistemas de la Marina estadounidense Michele Cott, ha cuidado de sus gemelos de cuatro años desde que nacieron. Aunque Conan asegura que «es genial el poder ver a mis hijos crecer y aprender» su rol como guardián del hogar le duele. «El jardín necesita ser rociado, la arena del gato apesta, hay medias sucias en la sala y cubiertos en el patio trasero y no puedo conseguir que esos niños se acuesten antes de las 7:30, sin importar qué tanto lo intente», dice.

Michele asegura que «me escucho diciendo cosas que el marido típico diría y él responde con las frases que una esposa típica diría. Todo eso pone una inmensa presión sobre nuestro matrimonio».

En Nueva York, Matthew Perry trabaja a medio tiempo mientras que su esposa, M.P., tiene un trabajo muy bien pago como editora. Matthew siente que atrapado profesionalmente de la forma en la que muchas madres contemporáneas que atienden el hogar dicen sentirse. «M.P. no tiene que preocuparse de atender el cuidado de los niños aquí y allá. Siempre soy yo el que tiene que sustraer tiempo del trabajo», dice.

La presión se alivia, y las percepciones parecen cambiar, cuando los salarios de los esposos son suficientes para sostener a la familia si el salario de su esposa se evapora. Ese es el caso de la ejecutiva de relaciones públicas Alison Risso, de 39 años, que gana el doble que su esposo Jon, un ingeniero civil. La pareja tiene hijos de seis y ocho años. Para Jon, él y su esposa desean cosas distintas de su carrera, pero comparten los mismos valores y metas familiares.

Por su parte, Shannon y Greg llegaron a un acuerdo razonable pero a veces titubeante. Ella reconoce que debe apreciar más las dificultades que tiene Greg para balancear el cuidado de los niños y un trabajo impredecible. Pero también insiste en que necesita vacaciones. «Quiero irme por dos semanas y eso significa que para lograrlo estamos intercambiando casa con otra familia y cocinando nuestra propia comida», dice. «Pero vale la pena. La recompensa debe estar ahí o todo se derrumbará».

Greg dice que «cuando se logra un acuerdo filosófico, ayuda a derretir el resentimiento. Pero aunque estamos de acuerdo, no todo está resuelto. Somos una obra en construcción».
—El libro más reciente de Thomas es «In Spite of Everything: A Memoir.»
Fuente: The Wall Street Journal, 29/07/12.

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