El BCE no tiene el arma que piden los inversionistas

noviembre 11, 2011 · Imprimir este artículo

El BCE no tiene el arma que piden los inversionistas

Por Richard Barley

 

El clamor de los mercados es ensordecedor: creen que sólo el Banco Central Europeo puede poner fin a la crisis de la eurozona y quieren que presente su bazuca contra la crisis. El actual programa de compras de bonos del BCE está fracasando y está incitando a los inversionistas privados a deshacerse de los instrumentos.

Para contener la putrefacción, una idea popular es que el BCE debería comprometerse a apuntar a un nivel de rendimiento específico para los bonos italianos, realizando compras ilimitadas de ser necesario, de la misma manera que el Banco Nacional Suizo, o BNS, ha prometido una intervención ilimitada para evitar que el franco suizo se aprecie.

Pero pasar de la teoría a la práctica parece ser enormemente complicado.

La experiencia del BNS demuestra que las promesas del banco central de una intervención ilimitada pueden funcionar para estabilizar los mercados, y el costo puede no ser tan alto como se temía. Aunque las reservas internacionales del BNS aumentaron en 29.000 millones de francos a 282.000 millones de francos en septiembre, después de que la entidad anunció un piso de 1,20 para el franco frente al euro, BNP Paribas estima que la intervención total ese mes fue de 13.000 millones de francos suizos, mientras que el resto se debe a la caída del valor de la divisa.

Si el BCE se comprometiera a limitar los rendimientos de la deuda italiana en, digamos, un 5% para la nota a 10 años, ello podría generar algunas ventas iniciales a medida que algunos inversionistas aprovechan la oportunidad para salir de posiciones y otros intentan someter a prueba el compromiso del BCE. Pero si el límite fuera considerado creíble, los inversionistas podrían verse tentados a comprar bonos italianos debido a que los rendimientos serían más altos que en cualquier otra parte.

Sin embargo, el BNS tenía un respaldo político explícito para su intervención. La acción del BCE no sólo requeriría de un respaldo político -lo que generaría dudas sobre su independencia-, sino que más medidas políticas. Subsidiar la emisión de deuda italiana colocando límites a los rendimientos es un paso hacia una emisión común de bonos. Pero sin los cambios correspondientes en la gobernabilidad, la crisis simplemente podría empeorar en un mercado de bonos sin garantizar de otro país, o trasladarse al centro de Europa. Para evitarlo, los gobiernos de la eurozona tendrían que tomar más medidas orientadas a la emisión de bonos conjuntos, lo que requiere un conjunto completo de nuevas normas fiscales y algunas transferencias de soberanía. Los estados del norte de Europa se han manifestado abiertamente en contra de cualquier cosa que se parezca a un bono común o a una transferencia fiscal. Mientras tanto, la austeridad tendría que continuar en el sur.

Funcionarios del BCE han sostenido sistemáticamente que no poseen una bazuca, además de que tienen prohibido tener una bajo los tratados europeos. Puede que las esperanzas de los inversionistas estén superando la realidad.
Fuente: The Wall Street Journal, 11/11/11.

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