El dilema inflacionario de Argentina

mayo 16, 2013 · Imprimir este artículo

El dilema inflacionario de Argentina
Por Charles Roth

 

«Los tribunales de Argentina, en un bienvenido momento de cordura, anularon los intentos del gobierno por impedir que cualquiera que no sea el gobierno publique una cifra de inflación que no sea la que el gobierno dice que es».

Así es como la publicación digital de negocios Quartz describió en un artículo el fallo emitido el lunes que anula las altas multas que había impuesto el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los economistas que publicaran sus propias cifras de inflación, calificándolas de «inexactas».

No importa que se considere ampliamente que la cifra oficial de inflación subestima con creces el nivel real de inflación. Incluso el Fondo Monetario Internacional aplicó una «moción de censura» contra Argentina por entregar estadísticas de inflación y crecimiento dudosas, y fijó el 29 de septiembre como plazo para solucionar la «inexactitud» de las cifras, o de lo contrario el país sufrirá sanciones.

Hasta entonces, los argentinos sin duda continuarán operando con el supuesto de que la inflación anual real según todos los cálculos del sector privado se ubica en torno a 25%, más del doble de la tasa oficial.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Indec, informó el miércoles que el mes pasado la inflación anual fue de 10,5%.

Esa ha sido aproximadamente la tasa en torno a la cual el gobierno ha pagado sus bonos indexados a la inflación.

Si los inversionistas en esos instrumentos han aceptado pagos reducidos sobre la base de los datos oficiales, en los últimos años los sindicatos no lo han hecho, y han logrado con éxito aumentos de salariales anuales de 25% o más.

Los argentinos con pesos para gastar no los ahorran debido a la rápida erosión de su valor, sino que los invierten en bienes raíces, automóviles y artículos electrónicos de alto costo, cuyo valor dura más.

Quienes están desesperados por comprar dólares en el mercado negro de Argentina -el gobierno pone férreos límites a las transacciones en moneda extranjera- deben pagar casi el doble del tipo de cambio oficial, al que solo tienen acceso «quienes pueden probar que necesitan ese dinero para viajar al extranjero», como dice Ken Parks, de Dow Jones Newswires.

Fuente: The Wall Street Journal, 16/0513.

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