El doble filo del proteccionismo argentino de su sector electrónico
febrero 27, 2012 · Imprimir este artículo
El doble filo del proteccionismo argentino de su sector electrónico
Por Matt Moffett
Ushuaia, Argentina – Pregunta: ¿Por qué es tan difícil comprar un iPad en Argentina?
Respuesta: Por razones políticas y económicas increíblemente enrevesadas.
Argentina fabrica electrónicos en la glacial Tierra del Fuego, puerta a la Antártida y hogar de pingüinos y leones marinos en el extremo sur de América.
En 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con el objetivo de crear empleos, resucitó una política industrial proteccionista que había arrancado el gobierno militar del país en 1972.
Impuso lo que se conoce como «el impuestazo«, una medida que duplica el impuesto al valor agregado sobre los electrónicos importados, y lo respaldó con exigencias restrictivas de licencia para importaciones. También rebajó los ya mínimos impuestos que pagan los fabricantes de electrónicos que ensamblan productos en Tierra del Fuego, donde el gobierno ha ofrecido durante más de 40 años una amplia gama de incentivos para atraer industrias.
Kirchner aseguró que las iniciativas para fortalecer la denominada «Área Aduanera Especial» significarían «menos dólares que salen del país para pagar las importaciones y más empleos para todos los argentinos». En los últimos tres años, el país ha sumado casi 10.000 trabajos en las líneas de ensamblaje que producen televisores de Samsung Electronics Co., computadoras portátiles de Lenovo Group y teléfonos celulares de Nokia Corp. Los trabajadores de planta cobran en torno a US$2.500 al mes, además de prestaciones, un salario alto según estándares argentinos.
Pero estas medidas tienen una desventaja inmediata para los argentinos en busca de los electrónicos de moda: los aparatos producidos fuera de Argentina son difíciles de encontrar y muy caros.
Las iniciativas de Kirchner han obligado a las multinacionales de electrónicos a encontrar socios locales para ensamblar sus productos en Tierra del Fuego o a verse prácticamente alienados de la economía argentina, que el año pasado creció 9% (según las estadísticas oficiales). Conforme compañías como Sony Ericsson, Research in Motion Ltd. y Hewlett-Packard Co. trasladaban la fabricación a Tierra del Fuego, el dominio de la región en el mercado nacional celular y de pantallas LCD para computadoras se disparó el año pasado a 81% y 88%, respectivamente, en comparación con 2% y 0% en 2008.
«Hace mucho frío acá pero hay muchísimos empleos», dice Alejandro Cisterna, de 25 años, que llegó hace poco de la provincia de Buenos Aires y encontró trabajo reparando maquinaria para Digital Fueguina, que ensambla productos Samsung. Con un salario de casi el doble al que habría ganado en casa, Cisterna no ha tardado en comprarse un auto y varios juguetes electrónicos.
Sin embargo, la mayoría de economistas, expertos en tecnología y consumidores critican el programa, argumentando que desvía fondos públicos a un sector poco competitivo de la economía y a la vez obliga a los consumidores a pagar precios más altos por productos menos avanzados. Las ventajas fiscales para los fabricantes de Tierra del Fuego, incluyendo exenciones al impuesto a la renta, el impuesto al valor agregado y los impuestos de importación de componentes, le costará al Tesoro argentino unos US$1.300 millones, según el presupuesto de 2012, o unos US$100.000 por cada puesto fabril creado. Eduardo Levy Yeyati, un economista de la Universidad Torcuato di Tella en Buenos Aires, asegura que los subsidios equivalen efectivamente a una transferencia de ingresos de los agricultores argentinos, internacionalmente competitivos pero que afrontan altos impuestos a sus exportaciones, al sector industrial menos competitivo y sus trabajadores relativamente menos capacitados.
Los operarios de Tierra del Fuego «insertan la lengüeta A en la fisura B y pegan una etiqueta que dice ‘Hecho en Tierra del Fuego'», dice Mariano Amartino, consultor y bloguero de tecnología. El grueso de las partes se importa de Asia. Argentina produce algunas molduras de plástico para televisores y módulos de memoria, aunque éstos se fabrican en la región central del país, no en Tierra del Fuego. La mayor parte del contenido hecho a nivel nacional consiste en material de embalaje, manuales y tornillos.
Alejandro Mayoral, presidente de la asociación de fabricantes de electrónicos de Argentina, dice que cuando se incluye el costo de la mano de obra, las plantas de Tierra del Fuego contribuyen en torno a 30% del valor del producto. Además asegura que los detractores pasan por alto los entre US$400 millones y US$500 millones en inversiones que se han inyectado en la región en los últimos años para modernizar las fábricas. El nivel de empleo está un poco por debajo de su máximo por temporada de 13.500 en diciembre, pero todavía por encima de los 3.500 antes del impuestazo. Mayoral añade que la zona franca también genera muchos empleos indirectos.
Pero los críticos apuntan que el programa restringe el acceso de los argentinos a productos de empresas tecnológicas, entre ellas Apple Inc., que se rehúsan a operar en Tierra del Fuego. Debido a las barreras argentinas de importación, los productos de Apple o son muy caros o casi imposibles de encontrar. Un simple iPad2, por ejemplo, tiene un precio base en torno a US$900 en el país, casi el doble que en Estados Unidos. Las restricciones de importación también redujeron la disponibilidad de iPhones, lo que llevó al diario Clarín a decir que las autoridades argentinas en la práctica están diciendo: «iPhone go home!».
A su vez, los consumidores argentinos pagan mucho por productos fabricados en Tierra del Fuego. Un televisor Sony con pantalla de cristal líquido de 32 pulgadas cuesta cerca de US$800 en Buenos Aires, casi el doble que en Chile, a donde un número cada vez mayor de argentinos está yendo de compras debido a los impuestos más bajos a las importaciones.
Las autoridades argentinas dicen que están tratando de crear empleos y que los fanáticos de la tecnología tendrán que sacrificarse por el bien nacional.
«La tiranía de los consumidores no puede ser la base de la política económica», opina Juan Ignacio García, secretario de Industria del gobierno provincial de Tierra del Fuego.
Uno de los factores que hacen que los costos operacionales sean tan altos en Tierra del Fuego es la logística. Los componentes son enviados de Asia a Buenos aires y luego viajan en camión (el sistema ferroviario argentino está en una condición miserable y el puerto en Ushuaia está generalmente sobrecargado) 3.000 kilómetros hasta Tierra del Fuego. Camiones transportan los productos terminados al norte, circulando por carreteras cubiertas de hielo y de baches, a la capital. El proceso completo, desde el pedido de un producto hasta que se coloca en los estantes de las tiendas del país, lleva tres meses, calcula Edgardo Rodríguez, gerente industrial de la fábrica de Digital Fueguina.
Fuente: The Wall Street Journal, 26/02/12.
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