El ‘efecto de fiesta de cóctel’

enero 2, 2017 · Imprimir este artículo

 

Cómo funciona el ‘efecto de fiesta de cóctel’ en nuestro cerebro

Por Melinda Beck

 

Está en una fiesta. Hay música de fondo. Los vasos hacen ruido. Decenas de conversaciones suben el nivel de los decibeles. Sin embargo, a pesar de todas las distracciones, puede centrarse en la conversación que quiere escuchar.

Esta capacidad de concentrarse con más intensidad en una fuente de sonido especifica entre una cacofonía de otras es lo que los investigadores llaman el «efecto fiesta de cóctel». Ahora, científicos de la Universidad de California en San Francisco han ubicado el lugar del cerebro donde se produce este proceso de edición de los sonidos, en la corteza cerebral auditiva, justo detrás de la oreja, y no en áreas de pensamientos superiores. La corteza auditiva incrementa algunos sonidos y disminuye otros, por lo que cuando la señal alcanza la parte alta del cerebro, «es como si estuviese hablando sólo una persona», dice el investigador Edward Chang.

Estos hallazgos, publicados en la revista Nature la semana pasada (dic 2012), dejan de manifiesto por qué la gente no es muy hábil para ejecutar múltiples tareas al mismo tiempo: nuestros cerebros están preparados para fijar la atención de forma selectiva y pueden concentrarse en una sola cosa a la vez. Esta habilidad innata ha ayudado a los humanos a sobrevivir en un mundo plagado de estimulaciones visuales y auditivas. Sin embargo, seguimos intentando sobrepasar los límites al realizar más de una actividad a la vez, algunas veces con consecuencias trágicas. Los conductores que hablan por celular mientras manejan, por ejemplo, tienen cuatro veces más de posibilidades de verse involucrados en un accidente de tráfico que los que no lo hacen.

Muchos de estos accidentes son causados por «ceguera de atención», en la que en efecto las personas pueden volverse ciegas a cuestiones en las que no están concentradas. Las imágenes llegan a nuestras retinas y son estimuladas o anuladas por la corteza visual antes de ser transmitidas al cerebro, de la misma manera que la corteza auditiva filtra los sonidos, según muestra el estudio publicado por Nature. »Es una relación de tira y afloja, mientras más atención demanda una tarea, menos atención podemos prestar a otras cosas», dice Diane M. Beck, profesora de psicología asociada en la Universidad de Illinois.

Que las personas pueden ser ajenas a cosas en su campo visual fue demostrado en el «experimento del gorila invisible» llevado a cabo en Harvard durante los años 90. Se les muestra a los observadores un video corto de jóvenes que se pasan una pelota de baloncesto y se les pide que cuenten las veces que la pelota es pasada de manos entre los que están vestidos de blanco. Luego les hacen varias preguntas a los observadores, incluida «¿Vio el gorila?». En general, alrededor de la mitad de los observadores no notaron que una persona con traje de gorila pasó caminando por el medio de la escena. Suelen quedar asombrados porque están seguros de que hubieran notado algo así.

»La mayor parte las veces vemos lo que prevemos ver», afirma Daniel Simons, uno de los creados del estudio y ahora profesor de psicología en la Universidad de Illinois. Esta es la razón por la cual algunos pilotos a veces no detectan los obstáculos en la pista y los radiólogos pueden pasar por alto anomalías en los Rayos X, especialmente en las áreas que no están analizando.

No son sólo estas visiones y sonidos los que compiten por la atención del cerebro. Toda la información sensorial rivaliza por ser la prioridad de la mente.

Estudios realizado durante la ultima década en la Universidad de Utah indica que los conductores que hablan por teléfono a través de un dispositivo de manos libres están igual de afectados que los que lo hacen con el aparato en la mano, porque es la conversación, no el aparato, lo que consume su atención.

»Aunque sus ojos miren directamente algo, cuando habla por celular, no es tan evidente que vaya a verlo», afirma David Strayer, profesor de psicología e investigador. »El 99% de las veces no es tan importante, pero ese 1% restante podría ser el momento en que un niño se cruza en medio de la calle», agrega.

Algunas personas pueden entrenarse a sí mismas para prestar especial atención a cosas que son importantes, como los agentes de policía aprenden a individualizar caras en la multitud y los directores de orquesta escuchan los instrumentos individuales en medio de la orquesta.

Los investigadores de Utah han identificado a un grupo raro de sujetos con una capacidad especial de realizar varias tareas a la vez, alrededor de 2,5% de la población, que parecen ser capaces de atender más de un asunto a la vez con comodidad.

Mucha más gente piensa que puede realizar varias tareas a la vez de forma efectiva, pero en realidad lo que hacen es cambiar la atención rápidamente entre dos cosas y no obtienen el efecto completo de ninguna de las dos, dicen los expertos.

En efecto, algunos profesores universitarios han restringido el uso de ordenadores entre sus alumnos y hasta han llegado a impedir que tomen apuntes. Beck dice que se sorprendió al darse cuenta de que algunos de sus alumnos estaban mirando Facebook durante sus clases, a pesar de que la asignatura era sobre atención selectiva.

Sin embargo, no planea tomar medidas estrictas. «Simplemente les expliqué que estar en Facebook durante la clase significa que no aprenderán tanto, y lo que tendrá consecuencias en el examen», dijo Beck.

Claramente es más fácil combinar ciertas tareas que otras. »No todas las distracciones son iguales», dice Strayer. Actividades como tejer, limpiar y hacer ejercicio pueden ejecutarse automáticamente mientras la mente está ocupada con otros asuntos. Sin embargo, hacer los deberes y enviar mensajes de texto a la vez no es posible. (Lo siento, chicos.)

Hasta conversar y ver la televisión al mismo tiempo resulta difícil. «Simplemente trate de conversar con su mujer mientras ve fútbol. Es imposible», bromea Simons.


Fuente: The Wall Street Journal.

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