El escudo de EE.UU. contra el contagio chino

mayo 24, 2012 · Imprimir este artículo

El escudo de EE.UU. contra el contagio chino

Por Justin Lahart

 

Europa es un desastre y China entró en una senda complicada. Pero el daño que podrían infligirse entre ellos podría ser mucho mayor que el que podrían causar a Estados Unidos.

Para cualquiera que esté buscando razones de que Europa podría superar sus problemas, las cifras comerciales han sido un buen primer punto de referencia. Compare las importaciones y exportaciones de los 17 países que usan el euro, y encontrará que están bastante equilibradas, con déficits en países como España contrarrestados por superávits en otras naciones, principalmente Alemania. Lo que eso indica, al menos en el papel, es que Europa tiene los medios para rescatarse a sí misma. Puede que Alemania no quiera pagar la cuenta, pero tiene los medios para hacerlo.

Sin embargo, la desaceleración económica en China podría transformar el cálculo aritmético de desagradable a imposible. El país ha sido un importante destino para las exportaciones europeas en general, y las alemanas en particular. A medida que ha ido expandiendo rápidamente su base industrial y de infraestructura, China ha invertido intensamente en equipos alemanes. El año pasado, Alemania exportó 48.000 millones de euros (US$60.000 millones) en maquinaria y equipos de transporte a China, según la agencia de estadísticas de la Unión Europea. La cifra representó 11% de las exportaciones de Alemania a países fuera de la zona euro.

El Producto Interno Bruto de China creció 8,1% en el primer trimestre frente a un año antes, el menor ritmo desde 2009. Tras una serie de datos desalentadores, que incluyeron el informe del jueves de una nueva caída en la actividad manufacturera este mes, pareciera que el crecimiento continuó deteriorándose en el actual trimestre. Uno de los principales factores tras la desaceleración han sido los esfuerzos del gobierno por equilibrar una economía que ha sido impulsada demasiado por el gasto en inversiones, y no lo suficiente por el gasto de los consumidores.

El gobierno de China ahora intenta reactivar la inversión. Pero si no lo logra, las exportaciones de Alemania y Europa enfrentarán dificultades. Por supuesto que ello también podría perjudicar a EE.UU., aunque no tanto. Estados Unidos exportó US$123.000 millones en bienes a China el año pasado, según Comtrade, la base de datos de estadísticas comerciales de las Naciones Unidas, comparado con los US$178.000 millones de Europa. Y la maquinaria representa un porcentaje muy inferior de las exportaciones estadounidenses a China.

La otra principal razón de la desaceleración de China es el débil crecimiento de las exportaciones, en particular a la zona euro debido a la disminución de la demanda. Con el repliegue de los consumidores, las importaciones europeas desde China cayeron 2,6% en el primer trimestre frente al mismo período del año anterior, según Eurostat. El año pasado, Europa importó US$267.000 millones en bienes desde China, un monto equivalente a 3,6% del PIB chino, de acuerdo con datos de Comtrade. Las importaciones europeas de productos de EE.UU. sumaron US$196.000 millones, o 1,3% del PIB estadounidense.

China está expuesta a Europa de otras formas. En el cuarto trimestre, los bancos extranjeros redujeron sus préstamos a China por primera vez desde 2008, informó el mes pasado el Banco de Pagos Internacionales. Gran parte de esa caída fue causada por el repliegue de bancos europeos.

Por supuesto, sólo porque EE.UU. no esté tan expuesto a China y a los problemas de Europa como sí están los dos últimos entre sí, no significa que uno no deba ser precavido. Muchas empresas con sede en EE.UU. y una importante presencia en el extranjero podrían resultar perjudicadas: Tiffany, que el jueves redujo sus expectativas para el año y cuya acción cayó casi 7%, es un ejemplo reciente. Además, existen repercusiones que son difíciles de cuantificar, tales como el potencial de contagio financiero y el impacto sobre servicios.

Pero hasta ahora, cualquier perjuicio que esté sintiendo la economía de EE.UU. producto de la debilidad en el extranjero es compensado por dos importantes factores. Las tasas de interés a largo plazo han sido arrastradas a la baja por los inversionistas globales que buscan la relativa seguridad relativa de EE.UU. Y el precio de la gasolina ha caído a medida que se debilita el panorama de la demanda de energía. No es distinta a las crisis financiera asiática y de deuda rusa a fines de los 90, que por un tiempo puso nerviosos a los inversionistas pero también ayudó a controlar las tasas de interés y la inflación, en beneficio de la economía.

En este momento, existen peores lugares para que los inversionistas coloquen sus apuestas que EE.UU.
Fuente: The Wall Street Journal, 24/05/12.

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