El modelo K en su peor momento

marzo 1, 2015 · Imprimir este artículo

Cambio de rumbo: el modelo está en su peor momento

Por Diego Cabot y Carlos Manzoni.

Economistas y politólogos argentinos que viven en el exterior opinaron sobre la economía local; el desafío de corregir desequilibrios con un mundo que no ayuda.

Nada es como se pensaba en la Argentina de este 2015. Se creía que éstos serían meses de idas y venidas entre Nueva York y Buenos Aires en busca de un acuerdo con los holdouts que trajera tranquilidad para encarar los últimos meses del gobierno de Cristina Kirchner. Hubo quienes especulaban hace tiempo que quizá la Presidenta tomaría algunas medidas que dejarían algo más llano el camino del sucesor. Pero nada de eso ocurrió.

La aparición sin vida del fiscal Alberto Nisman cambió los planes y, sobre todo, los humores. No sólo el Gobierno quedó atrapado en los enormes territorios de oscuridad del caso, sino que la política y la opinión pública también giran alrededor de las hipótesis y las consecuencias de lo ocurrido en la torre Le Parc de Puerto Madero.

Pese a que el caso se robó la escena, los problemas estructurales de la economía argentina se mantienen invariables. Lejos de las discusiones políticas locales, economistas o politólogos argentinos que viven en el exterior consultados por LA NACION exponen una mirada quizá más desapasionada de lo que sucede en la Argentina. Quizá sea eso lo que se necesite: menos pasión y más realismo.

cfk silencio 02Todos coinciden en que la herencia del kirchnerismo será pesada para el próximo presidente. Y lo será más aún por un cambio en el contexto externo donde los vientos que impulsaban el ciclo ya no soplan como antes. Habrá que seducir al mundo. Si hasta ahora se pudo mantener la impronta del aislacionismo gracias a los dólares de las commodities y a la emisión, esos mecanismos parecen haberse agotado. Será necesario recurrir al financiamiento interno y externo para potenciar sectores clave de la economía. Y por supuesto, generar un mínimo de previsibilidad.

Si algo está claro entre los economistas consultados es que el contexto internacional ya no es tan favorable como lo fue en los años anteriores. Es decir, el país presencia el agotamiento de su modelo económico y la necesidad de cambiar de rumbo, justo cuando el mundo dejó de ser benévolo para los emergentes.

Mauro Roca, economista senior para Latinoamérica de Goldman Sachs, dice que se atraviesa un contexto internacional que está en proceso de cambio. «Va a haber suba de tasas en los Estados Unidos, se verá el fin del superciclo de las commodities y, asociado con todo eso, está el proceso de revaluación del dólar. Para resumir, todos los factores que ayudaban al ciclo económico del país se están dando vuelta», explica el especialista.

Esto toma a la Argentina en un momento del ciclo que va a la baja, con un tipo de cambio que se retrasa, porque la depreciación que se vio últimamente no llega a compensar el alza en los precios domésticos por la inflación, lo que conlleva a que el país pierda competitividad. Y en medio de esa pérdida de competitividad está también el ajuste por caída de las materias primas. Esto se notará en la cosecha del próximo trimestre, lo que implica menor ingreso de dólares genuinos en un contexto donde la escasez relativa de moneda estadounidense es evidente.

Para pintar aún más el panorama interno, Carlos Zarázaga, investigador senior y asesor para Asuntos Económicos Latinoamericanos del Banco de la Reserva Federal en Dallas, dice que a la larga lista de problemas que ya teníamos, le hemos sumado en los últimos años una autodestructiva propensión a manipular y adulterar las estadísticas que miden la inflación y las cuentas nacionales. «La reconstrucción de dichas estadísticas es ciertamente uno de los desafíos que la Argentina tendrá que afrontar exitosamente para salir de su condición de país mediocre con rasgos de paria internacional», comenta Zarázaga.

Hay, entre los consultados por LA NACION, algunos que son muy optimistas respecto de lo que puede llegar a hacer quien suceda a Cristina Kirchner. Uno de ellos es Sebastián Galiani, profesor de Economía en la Universidad de Meryland, cree que el próximo gobierno va a revertir los factores negativos que golpearon a la economía local en los últimos años. «Cualquiera de los candidatos presidenciales que veo ahora va a buscar insertarse en los mercados y va a sacar el cepo, lo que no sé es en cuanto tiempo lo harán, porque no es fácil y encarnan costos políticos», señala.

En su opinión, el kirchnerismo es la creación de un mundo extremadamente generoso y sólo en ese contexto se pudieron sostener diez años las distorsiones económicas que hay en el país. Ahora, según opina, el actual gobierno va a dejar el peor de los escenarios, porque va a atrasar el tipo de cambio lo más que pueda y no ajustará el precio de las tarifas observa.

Dadas así las cartas, el próximo gobierno tendrá que reinsertarse en los mercados, ajustar los precios relativos, restablecer la seguridad jurídica, cerrar la brecha fiscal y eliminar el cepo. «Si hace todo eso va a haber un aire fresco y le va a ir a la Argentina lo mejor que le puede ir de acuerdo con cómo está el mundo ahora», estima Galiani.

Ahora bien, ¿cómo ven los economistas y politólogos que podría ser el proceso de reversión? Obviamente, será una tarea bastante complicada, porque habrá que tratar de arreglar todos los desequilibrios macroeconómicos que se han generado y no va a quedar otro camino que atacar las causas de raíz. «Una de estas causas es la monetización del déficit fiscal -indica Roca-, para lo que habría que buscar fuentes genuinas de financiamiento.»

Además, habría que corregir los precios relativos, algo que está íntimamente relacionado con el levantamiento del cepo cambiario. Luego está el tema de los precios de la energía distorsionados por los subsidios, porque la reducción brusca de esos subsidios puede tener un efecto inflacionario y afectar los ingresos de la población. «Por eso, hay muchos aspectos que deben resolverse en forma conjunta, con políticas consistentes, y con la ayuda de la comunicación que ayude a manejar expectativas», sugiere Roca.

Para Héctor Schamis, licenciado en Ciencias Políticas y profesor de la Georgetown University, el Gobierno está más cortoplacista que nunca. Con fecha de vencimiento más cerca, exacerba los desequilibrios macro y con su política cambiaria deteriora cada vez más la cuenta comercial. Además, sostiene el politólogo, todo funciona con cada vez más gasto que se logra sobre la base de la emisión. Schamis se muestra sorprendido por lo que sucedió el año pasado. «Hace un año, para febrero, se tomaron decisiones puntuales que hacían presagiar algo mejor. Se planteó un sinceramiento de las estadísticas, y con [Juan Carlos, presidente del BCRA] Fábrega se implementó una política monetaria más responsable. Pero desde la crisis de [Thomas] Griesa todo eso se perdió», destaca.

El error en la Argentina ha sido, según la visión de Zarázaga, que una y otra vez hubo marcha y contramarcha en las decisiones económicas. «Tomaría varias páginas enumerar y discutir en detalle la lista de episodios de la política económica argentina que ilustra la incapacidad histórica que ha tenido y sigue teniendo el país para resistir exitosamente la tentación de la inconsistencia temporal en la ejecución de políticas públicas», dice.

Para mencionar algunos recientes: la privatización de YPF, seguida a los pocos años por su estatización; la creación de un régimen de jubilaciones privadas, sólo para ser abandonado más tarde con la confiscación de los aportes que habían hecho los supuestos beneficiarios del sistema; la sanción de la total independencia del BCRA en 1992, luego eliminada por una administración posterior; la ley de intangibilidad de los depósitos de agosto de 2001, seguida casi inmediatamente por el tristemente célebre «corralito» que de hecho los confiscó; la pesificación de los depósitos en dólares previa enfática aseveración de que «él que depositó dólares, recibirá dólares», y muchos otros ejemplos que los lectores seguramente podrán aportar. Partiendo desde esa base argumentativa, Zarázaga hace un análisis más amplio y de largo plazo y resume que el gran desafío de la Argentina es crear instituciones que le dan a su clase dirigente los incentivos necesarios para no caer en la tentación de la inconsistencia temporal o, lo que es lo mismo, para sostener en el tiempo políticas de Estado que siguen siendo tan óptimas como cuando se introdujeron, aunque a la administración de turno le pueda parecer que han dejado de serlo.

Pérdida de reservas

Para Iván Werning, el resultado inexorable de la emisión es un déficit comercial que genera pérdidas de reservas. Este ajuste permanece en juego hasta que desaparece el exceso de pesos generado por la emisión. Si no se vuelve a emitir eventualmente se corrige el exceso de dinero, porque la cantidad de dinero cae con las reservas a medida que los importadores le pagan al Banco Central más pesos de los que cobran los exportadores. Eventualmente la caída en reservas equivale al valor del dinero emitido.

«Si se emite perpetuamente por encima de la tasa de depreciación, como se viene haciendo en la Argentina, las reservas caerán perpetuamente, hasta tocar fondo. Tapás un agujero y gotea por otro lado. La solución es cerrar la canilla», opina Werning en el blog especializado Foco Económico.

Una ventaja que se destaca respecto de la crisis de 2001, es que esta vez hay poco endeudamiento (y el que existe es en pesos). «No debería haber una recesión como la de aquel año -afirma Schamis-. Pero hay que tener en cuenta una cosa: el poco endeudamiento es el síntoma de la poca inversión. Y acá nadie invierte básicamente porque no hay reglas.»

Aun en la peor oscuridad se ven algunas luces. Los especialistas consultados destacan algunos sectores que tienen gran potencial y generan expectativas. Esto sucede especialmente con el sector energético, por el yacimiento de Vaca Muerta. Luego, señalan, también hay que ver que hay activos subvaluados en moneda extranjera, lo que da perspectivas atractivas para la entrada de inversiones, que hoy están contenidas por el cepo cambiario.

El sector agrícola también es uno de los que podrían ponerse en el podio de los que tienen mejor potencial, porque allí el país tiene una ventaja comparativa que hoy no está aprovechada totalmente, por la caída de la competitividad causada por el atraso cambiario. También el sector financiero podría despegar, si se le sacara el contrapeso que tiene hoy: es decir, si se quitaran las restricciones financieras, reflejadas en las tasas de interés negativas en términos reales.

Sin duda, la mirada de economistas y politólogos argentinos que hoy se encuentran en el exterior, refleja un momento crucial en la historia del país, con un gobierno que va a dejar desequilibrios preocupantes, posibles sucesores que tendrán una tarea ciclópea para revertirlos y condiciones externas que ya no permitirán el despilfarro que se vivió durante los doce años de hegemonía kirchnerista.

Visiones desde el exterior

Cinco economistas dan su opinión sobre la economía local

Mauro roca

Economista senior para latinoamérica de Goldman Sachs

«Es un período en el que los factores externos que ayudaban al ciclo económico del país lentamente se están dando vuelta, ya sea por las tasas, por el tipo de cambio o la caída de las commodities»

Carlos Zarázaga

Investigador Senior y Asesor para Asuntos Económicos Latinoamericanos Banco de la Reserva Federal de Dallas

«El gran desafío de la Argentina es crear instituciones que le dan a su clase dirigente los incentivos necesarios para no caer en la tentación de la inconsistencia temporal»

Héctor Schamis

Licenciado en ciencias políticas y profesor de la Georgetown University

«Soy más optimista. Ninguno de los tres presidenciables, por temperamento, va a reproducir esta manera de hacer política y manejo económico. ¡Qué oportunidad perdimos!»

Sebastián Galiani

Profesor de Economía en la Universidad de Meryland

«Este gobierno va a dejar el peor de los escenarios, porque va a atrasar el tipo de cambio lo más que pueda, no va a ajustar el precio de las tarifas, no va a eliminar el cepo ni acortar la brecha cambiaria»

Iván Werning

Economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)

«Si se emite perpetuamente por encima de la tasa de depreciación, como se viene haciendo en los últimos años en la Argentina, las reservas caerán perpetuamente hasta tocar fondo».

Fuente: La Nación, 01/03/15.

 

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