El nuevo mercado emergente: Estados Unidos

abril 23, 2013 · Imprimir este artículo

El nuevo mercado emergente: Estados Unidos
Por Jason Zweig

El visionario inversionista que acuñó el término «mercados emergentes» y ayudó a lanzar los primeros fondos para invertir en países en vías de desarrollo cree que ha identificado el que podría llamarse el próximo gran mercado emergente: Estados Unidos.

Podría decirse que Antoine van Agtmael es el fundador de la inversión en mercados emergentes y aún es un evangelista de la inversión en partes de África, Asia, América Latina y otras regiones menos desarrolladas, donde piensa que el futuro sigue siendo favorable. Pero Van Agtmael cree que EE.UU. está en el inicio de una revitalización industrial que la mayoría de los analistas apenas comienzan a reconocer.

Durante el último año, inversionistas han sacado US$22.000 millones de fondos bursátiles de EE.UU. y han inyectado US$339.000 millones a fondos de bonos, según Morningstar, una firma que monitorea el sector. Si Van Agtmael tiene razón, ese éxodo es prematuro.

El inversionista, ahora de 68 años, ha estado analizando mercados emergentes desde 1971. A fines de los años 70 dirigió un banco de inversión en Bangkok cuando el mercado bursátil local experimentó un auge y luego se derrumbó. Eso le enseñó el enorme potencial —y el riesgo explosivo— de las acciones en países en vías de desarrollo, lo que resalta la necesidad urgente de diversificación.

Luego, en International Finance Corp., una corporación afiliada del Banco Mundial, Van Agtmael ayudó a crear la primera base de datos de retornos de acciones y presionó para lanzar un fondo diversificado para invertir en lo que entonces se denominaba el Tercer Mundo.

Luego de idear el término más atractivo de «mercados emergentes«, el primer portafolio de su tipo fue lanzado en 1986 por Capital International con US$50 millones. Hoy en día, sólo los inversionistas de fondos estadounidenses tienen más de US$420.000 millones en mercados emergentes.

En 1987, Van Agtmael fundó una firma de inversión, Emerging Markets Management, que llegó a su punto máximo de US$20.000 millones en activos antes de que una participación de 63% fuera vendida en 2011 a Ashmore Group por más de US$126 millones.

Así que cuando Van Agtmael afirma que ve una oportunidad de inversión poco apreciada, vale la pena escucharlo. Cuando visitó China el año pasado, varios ejecutivos del sector manifacturero se quejaron de la competencia estadounidense. «Algo de lo que nunca había escuchado en 40 años en Asia», sostiene.

Van Agtmael señala que los costos laborales en China han subido alrededor de 15% al año mientras en EE.UU. se estancaron. En tanto, océanos de petróleo y gas natural barato fluyen desde los esquistos estadounidenses.

EE.UU. está muy por delante de China en infraestructura de telefonía celular, sostiene. También avanza con más rapidez en impresión tridimensional y en el uso de robots en fábricas. Al menos 200 empresas han trasladado plantas desde otros países a EE.UU., estima Van Agtmael.

«Hace una década, nueve de cada 10 empresas hubiera dicho que pensaban construir su próxima planta en China», señala. «Hoy tres de cada 10, y quizás cinco de cada 10, afirman que quieren construir en EE.UU.».

Algunas de estas ventajas emergentes no se han traducido en mayores ganancias para las empresas estadounidenses, hasta ahora. «La fabricación estadounidense se está volviendo más competitiva de lo que uno pensaría, y la china menos», dice Van Agtmael. «Y la idea de que la manufactura es anticuada es en sí misma anticuada».

Estas ideas no son un secreto, por supuesto. Los optimistas del mercado bursátil han acudido a acciones ligadas al gas de esquistos y la impresión 3-D desde hace un par de años. Van Agtmael delineó su mensaje en la revista Foreign Policy el año pasado y hace poco estuvo haciendo presentaciones ante fondos soberanos, oficinas familiares y otras audiencias de inversión. Sin embargo, cree que los inversionistas han subestimado el ritmo y la importancia de estos cambios.

«Cuando hace 30 años empecé a hablar de mercados emergentes, la gente supo que tenía sentido, pero no lo creían por completo», dice. «Lo que sucede ahora es similar: entienden el mensaje en un nivel, pero aún no lo han absorbido racionalmente y aún no los ha hecho cambiar su comportamiento», agrega.

Van Agtmael, ahora asesor senior en la consultora Garten Rothkopf en Washington, está escribiendo un libro sobre la resurgencia del sector manufacturero en EE.UU. y el norte de Europa. Pero aún es optimista sobre muchos mercados emergentes, incluidos México, Perú, Colombia, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y gran parte del África subsahariana.

Fuente: The Wall Street Journal, 23/04/13.

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