El pánico bancario moderno sucede en la sombra

diciembre 6, 2011 · Imprimir este artículo

El pánico bancario moderno sucede en la sombra

Por Kelly Evans

 

Las corridas bancarias no son una reliquia del siglo XX. En realidad, existe el riesgo de que se conviertan en una característica del siglo XXI.

La crisis financiera de 2008 mostró los síntomas típicos asociados con un pánico bancario. No estamos hablando de los éxodos tradicionales, donde las personas hacían fila frente a los bancos con la esperanza de retirar sus depósitos y guardarlos debajo del colchón, aunque esto sigue siendo cierto en lugares como Grecia. Las versiones modernas de este fenómeno son protagonizadas exclusivamente por instituciones financieras importantes y no salen a la luz pública hasta que son lo suficientemente severas para provocar un derrumbe en las bolsas, bancarrotas, despidos y un alza del desempleo.

La actual crisis europea sirve como recordatorio de lo poco que se ha hecho para resolver las vulnerabilidades que la crisis de 2008 dejó al descubierto.

Estos pánicos a menudo se originan en las sombras del sistema financiero, donde las grandes entidades bancarias intercambian activos. Decir que se sabe poco acerca del funcionamiento de este sistema no le hace justicia a nuestro grado de ignorancia. La Junta de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés), que trabaja en la reforma del sistema financiero mundial por encargo del Grupo de los 20 (G-20), formó un equipo de trabajo para clarificar la definición de la «banca en las sombras» con tal de supervisarla y hallar formas de regularla.

.La definición de trabajo de la FSB dice que la «banca en las sombras» es la «intermediación crediticia en la que participan entidades y actividades al margen del sistema financiero regular». El organismo calcula que el sistema financiero global en las sombras movió unos US$ 60 billones (millones de millones) en 2010, una cifra asombrosa que representa entre 25% y 30% del total del sistema financiero.

Los bancos habitualmente forman parte de este sistema «en las sombras» junto a otros actores como fondos de cobertura (hedge funds), grandes conglomerados y fondos del mercado monetario. Estas partes acuden al sistema para intercambiar activos como valores hipotecarios o deuda europea por efectivo u otros valores líquidos de corto plazo.

En el mejor de los casos, el sistema «en las sombras» ofrece una fuente diaria de financiamiento o liquidez. En el peor, permite a los bancos y otras entidades sacar de sus balances su exposición a ciertos activos, lo que allana el camino para que acumulen un alto nivel de apalancamiento y generen un riesgo sistémico. Esta fue, precisamente, la grieta que dejó al descubierto la crisis de 2008. Gary Gorton, profesor de la Universidad de Yale y uno de los expertos más connotados en este ámbito, señala que la crisis financiera fue «una corrida de los bancos y firmas contra otros bancos».

El problema es que poco se ha hecho para prevenir que una corrida bancaria de este tipo vuelva a ocurrir. Andrew Metrick, colega y colaborador de Gorton, recalca que hay dos maneras de hacer el sistema menos vulnerable a una corrida bancaria: los seguros y la regulación. El seguro estatal a los depósitos puso fin a las corridas tradicionales contra los bancos en EE.UU. después de la Gran Depresión de los años 30. El gobierno estadounidense, no obstante, probablemente no extenderá esta clase de garantías a las grandes instituciones financieras, pese a haberlas rescatado.

La segunda opción es la regulación. Una alternativa es transferir más operaciones entre entidades privadas a un sistema centralizado que las autoridades puedan monitorear y regular. Pero es difícil impedir que las instituciones canjeen activos directamente entre ellas. Y no está claro si la transferencia de estas actividades a un sistema centralizado reduciría el riesgo sistémico.

Peor aún, una medida de este tipo podría exacerbar la escasez de activos de calidad usados como garantía en estas operaciones.

Paulatinamente, las autoridades se dan cuenta de las implicaciones. Tomando en cuenta la velocidad de la crisis europea, sin embargo, cualquier medida que ayude a impedir una nueva corrida bancaria en las sombras podría llegar demasiado tarde.
Fuente: The Wall Street Journal, 04/12/11.

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