El plan europeo deja muchas preguntas sin responder
octubre 28, 2011 · Imprimir este artículo
El plan europeo deja muchas preguntas sin responder
Por Stephen Fidler
BRUSELAS — ¿Funcionará? La positiva reacción de las bolsas al acuerdo alcanzado en las primeras horas del jueves por los líderes de la zona euro no refleja la cautela generalizada que impera entre economistas y analistas.
La mayoría enfatizó que los anuncios carecían de detalles críticos que deben ser negociados en las semanas y meses siguientes. «El desafío de la implementación es tan alto, por no decir más alto, que el desafío del diseño», advirtió en una entrevista Mohamed El-Erian, presidente ejecutivo de Pimco, el mayor fondo de renta fija del mundo.
Otros exhibieron un pesimismo estructural, al sostener que ni el acuerdo para condonar la deuda de Grecia en 50%, ni el plan para dotar de más artillería al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, el fondo de rescate de la zona euro, serán suficientes para sofocar la crisis de la deuda europea.
Muchos enfatizaron que la única manera de impedir una nueva crisis de confianza es que el Banco Central Europeo continúe brindando apoyo a los mercados de bonos de la región. Algunos incluso sostuvieron que el talón de Aquiles del acuerdo era que carecía de un plan para estimular el crecimiento.
«El paquete constituye un paso en la dirección correcta, pero no prevemos que calme a los mercados de forma permanente», escribieron Guillaume Menuet y Jalrgen Michels, economistas de Citigroup, en una nota de investigación.
En realidad, los mercados más importantes para la salud financiera de la zona euro tuvieron una reacción más tibia que las bolsas. Las tasas de interés sobre los bonos soberanos de Italia y España, las dos economías grandes que corren el riesgo de ser arrastradas por la crisis, cayeron levemente pero siguieron por encima de los niveles considerados cómodos para sus respectivos gobiernos: los retornos de bonos italianos a 10 años bordearon 5,7% y los de bonos españoles 5,3%.
Eso podría indicar el escepticismo de los inversionistas sobre los planes de usar ingeniería financiera para usar el fondo de rescate con el fin de reducir los costos de financiamiento de España e Italia.
Los gobiernos de la zona euro esperan hacer esto de dos formas, cada una diseñada para atraer a una clase distinta de inversionistas.
En el primero de los planes, Italia e España utilizarían el fondo de rescate para asegurar una proporción, digamos 20%, de sus nuevas emisiones de bonos gubernamentales contra una cesación de pagos. Este tipo de instrumentos, que se transan en forma separada de los bonos, buscan tranquilizar a los inversionistas temerosos de que no les devuelvan la totalidad de su inversión.
Pero no queda claro si tendrán éxito.
En primer lugar, los mercados de bonos soberanos se caracterizan principalmente por la ausencia de cesaciones de pagos o por registrar grandes defaults, en los cuales los inversionistas sufren importantes pérdidas. Los inversionistas, por lo tanto, podrían no sentirse seguro tan modesto.
El éxito también depende de que los inversionistas crean que las garantías funcionarán tal y como lo prometen.
Los gobiernos no tienen idea de si los inversionistas aceptarán el plan de seguros y es probable que realicen ejercicios para evaluar el interés de los inversionistas y determinar las combinaciones más efectivas de bonos asegurados y no asegurados.
En el segundo modelo, a su vez, vehículos de propósito especial con «capital de primera pérdida» proveniente del fondo de rescate buscan tentar a los fondos soberanos y otros potenciales inversionistas a invertir en la deuda soberana de la zona euro. Las perspectivas de este modelo, en todo caso, son muy inciertas.
Las propuestas son «incompletas, sumamente complejas, muy dependientes del apoyo de los inversionistas privados y, lo que es más importante, no involucran al BCE, la única institución con la credibilidad suficiente para salir al rescate de los mercados de deuda europeos», dijo Nicholas Spiroof, de la consultora londinense Spiro Sovereign Strategy.
Fuente: The Wall Street Journal, 27/10/11.
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