El Plan K: Devaluar lo menos posible
abril 3, 2015 · Imprimir este artículo
Devaluar lo menos posible
Por Juan Manuel Palacio.
Van a intentar al menos conservar una cuota importante de poder
El gobierno nacional tomó nota en 2014 de la pérdida de sustento electoral que provoca una fuerte devaluación sin un plan que la acompañe. Como hablar de «plan económico» suena a malas palabras para la actual gestión, entonces la opción que escogieron para este 2015 es devaluar lo menos posible..
Todos recordamos cómo después de años de mantener la cotización del tipo de cambio con pequeñas variaciones diarias, en el mes de enero de 2014 el Banco Central convalidó una devaluación brusca del 18% que ubicó a la cotización de la moneda estadounidense en torno a los $8.
Si bien se ganó tiempo con esa medida, al no estar acompañada por otras para reducir la tasa de inflación , a los pocos meses la competitividad ganada se vio diluida. Los precios tomaron una dinámica que no se vivía desde el año 2002, llegando a guarismos que rozaron el 40% anual de incremento, cercenando el poder de compra de la población y provocando una caída del consumo en casi todos los rubros.
Este verano, a pesar que muchos esperaban otro cimbronazo en el tipo de cambio, la historia fue muy distinta. Entre enero y febrero, la devaluación del dólar oficial llegó al 2% y acumula apenas un 10% en los últimos 12 meses.
El efecto en los precios de esta fuerte baja en el ritmo devaluatorio se está haciendo notar: según datos de la consultora Elypsis, febrero finalizó con una inflación interanual del 27.2%, marcando una clara desaceleración en los últimos meses y ubicándose en línea con los valores evidenciados desde 2010 a 2013 inclusive.
Mes a mes vemos cómo las exportaciones se caen de manera estrepitosa, obligando a mantener bien ajustado el cepo a las importaciones para mantener un saldo comercial positivo
Claro está, la tan marcada apreciación real del tipo de cambio (en un contexto de dólar fortalecido a nivel regional) tiene sus efectos indeseados muy destacados. Mes a mes vemos cómo las exportaciones se caen de manera estrepitosa, obligando a mantener bien ajustado el cepo a las importaciones para mantener un saldo comercial positivo. Además, las llamadas economías regionales están pasando por su peor momento desde 2001. Los productores de uva y vino en Cuyo sufren fuertes quebrantos, los de manzanas y peras del Alto Valle regalan la fruta en las rutas y ponen en venta sus fincas para emprendimientos inmobiliarios. En Entre Ríos, se están tirando los cítricos en los basurales porque no pueden afrontar el costo de colocarlos en las cámaras frigoríficas.
Sin embargo, nada hace estimar que el Gobierno cambie el rumbo definido. Las paritarias que están en marcha vislumbran incrementos salariales que superan el 30%, por lo que el ingreso de los trabajadores recuperaría parte de la pérdida de poder adquisitivo del año pasado y eso ayudaría a un fortalecimiento del consumo, al menos leve.
Un viejo axioma dice «devaluando se gana competitividad pero apreciando se ganan elecciones». El Gobierno lo conoce mejor que nadie y si bien es difícil que dadas las circunstancias le sea suficiente con eso para un triunfo, van a intentar al menos conservar una cuota importante de poder.
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