Europa: Nuevo plan contra la crisis
febrero 3, 2011 · Imprimir este artículo
Europa anunciaría el viernes su nuevo plan contra la crisis
Se espera que los dirigentes europeos anuncien el viernes en Bruselas la base de su estrategia para resolver la crisis de deuda, movimiento que se considera decisivo para el futuro de la eurozona.
Durante más de un año, desde que el colapso de Grecia provocara una crisis de confianza en la estabilidad financiera de la eurozona, Europa ha tenido que reaccionar a los movimientos provocados por unos mercados financieros con pánico.
El cauto optimismo que ha rodeado el paquete de rescate ha provocado recientemente un repunte de los precios de los bonos estatales en los países de la periferia europea. El diferencial de rentabilidad entre los bonos españoles y los alemanes a 10 años, de más seguridad, –una medida de los inversores de riesgo asociada a la deuda española– cayó a cerca de 1,8 puntos porcentuales el miércoles, desde 2,2 puntos hace una semana.
«Hay expectativas en el mercado de que los responsables de política monetaria cogerán el toro por los cuernos y se encargarán de los asuntos que afronta la eurozona a corto y largo plazo», afirma Eric Chaney, economista jefe de la aseguradora Axa Group. «El riesgo es que los detalles podrían no convencer del todo» por lo que la presión en el mercado va a continua la presión del mercado sobre los miembros más débiles de la región, dijo.
En el centro de la nueva estrategia de Europa se sitúa el acuerdo alcanzado entre los países más fuertes de la eurozona, encabezados por Alemania, y aquellos con problemas de solvencia, cuyos Gobiernos y bancos tratan de conseguir dinero en los mercados de capital a tasas asumibles.
La mayoría más solvente se está ofreciendo a aumentar el tamaño del fondo de rescate de la eurozona para los países afectados por la crisis –denominado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF)– y a ampliar su mandato. A cambio, Alemania, apoyada por Francia, pide un cambio en la forma en la que los gobiernos nacionales gestionan sus economías, para conseguir que los países más débiles sean más competitivos y para reducir el riesgo de que haya nuevas crisis.
Además, el paquete incluirá detalles sobre un mecanismo permanente de seguridad financieraque sustituirá al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera a partir de 2013; una serie de límites más estrictos sobre los déficit presupuestarios y la deuda pública; y una tregua financiera para Grecia e Irlanda, dos países que fueron rescatados el año pasado en términos muy generosos.
Otra de las cuestiones se refiere a hasta dónde tiene pensado llegar Europa para ayudar a Grecia, en particular, a reducir el coste de su deuda. Las propuestas incluyen permitir que el EFSF ayude a Grecia para que pueda recomprar parte de sus bonos a los actuales precios, muy bajos, o ofrecer a los inversores la posibilidad de canjear sus bonos griegos por nueva deudarespaldada por el EFSF. De momento no hay un consenso en Europa al respecto.
El éxito de la propuesta a corto plazo se medirá en función de si consigue que los inversores vuelvan a comprar bonos estatales de Grecia, Irlanda, Portugal y otras zonas con problemas de la eurozona a tipos de interés que esos países se puedan permitir.
«El paquete funcionaría si lograra una reducción de la deuda» en países con una creciente deuda, afirma Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Políticas Europeas. «Sin no consiguen reducir la deuda, las otras medidas tendrán una utilidad limitada», dijo.
El alivio de la deuda haría más creíbles los esfuerzos de austeridad de los países afectados por la crisis, porque por el momento ni siquiera los salvajes recortes del presupuesto salvarán a Grecia ni quizá a Irlanda y Portugal de la suspensión de pagos, según muchos economistas.
La segunda prueba crucial del paquete es si ayudará a los bancos de la periferia de la eurozona a desengancharse de la asistencia del Banco Central Europeo y volver a financiarse en los mercados de capital.
La incertidumbre sobre la verdadera salud de los bancos en Irlanda, España y otros países está lastrando los esfuerzos de mejorar la confianza en las cuentas públicas, ya que los gobiernos tienen que poner dinero para salvar a sus bancos en problemas. Muchos inversores creen que España ha infravalorado hasta la fecha las necesidades de capital de las cajas de ahorro y temen que el Gobierno español no pueda permitirse recapitalizar de forma adecuada los bancos.
Las nuevas pruebas de solvencia a los bancos europeos, que comenzarán este mes, son fundamentales para la estrategia general, señala Nicolas Veron, socio del organismo asesor belga Bruegel. Para tranquilizar a los inversores respecto a la fortaleza de los bancos, las pruebas tendrán que ser mucho más duras que las del año pasado, señala.
«La cuestión importante es si las autoridades europeas están dispuestas a permitir que estas pruebas de solvencia saquen a la luz malas noticias, a diferencia de lo que pasó el año pasado», señala Veron.
Si las pruebas descubren que algunos bancos carecen de las reservas adecuadas para cubrir sus inversiones más arriesgadas, los gobiernos deben estar preparados para actuar con decisión y solventarlo, incluso, si hiciera falta, con nuevo capital, según Veron.
Y por eso es importante que el EFSF sea más flexible, señalan los economistas: algunos gobiernos podrían necesitar fondos para ayudarles a recapitalizar bancos, pero podrían no querer pagar el alto precio político de un rescate nacional en toda regla, que es la única ayuda que ofrece actualmente.
La claridad sobre cuánto dinero necesitarán los gobiernos para sanear el sector bancario podría aclarar las dudas sobre si el esperado acuerdo de Europa para incrementar el EFSF –de modo que su capacidad efectiva de préstamo alcance los 440.000 millones de euros– llega lo suficientemente lejos.
Para restaurar la confianza a largo plazo en la eurozona, el paquete tendrá que convencer a los inversores de que los miembros del euro mejorarán su disciplina presupuestaria nacional y la competitividad de sus industrias. Ahí es donde entra en juego la insistencia de Alemania sobre las reformas estructurales, como la mayor flexibilización de los mercados laborales y el incremento de la asequibilidad de los sistemas de pensiones.
La insistencia de Berlín en que otros países introduzcan en sus leyes nacionales, o preferentemente en sus constituciones, normas sobre el equilibrio del presupuesto, es particularmente importante, comenta Chaney, de Axa. Podría compensar por la debilidad de las normas sobre déficit de la eurozona, que han resultado difíciles de obligar a cumplir.
«Mientras tengamos un sistema bancario enfermo, mientras no tengamos un marco coherente de creación de políticas fiscales en la eurozona, no podremos decir que ha pasado lo peor», dijo Veron. Las medidas «tendrán que abordar esas dos debilidades fundamentales que explican gran parte de los acontecimientos vividos en la eurozona en los últimos 18 meses», señaló.
Fuente: The Wall Street Journal, 03/02/11.
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