Hamás: la simbología del terror

marzo 13, 2025 · Imprimir este artículo

Por Alejandro Cassaglia. Analista internacional, experto en Terrorismo.

Desde el ataque del 7 de octubre de 2023, Hamás ha desplegado una brutalidad sin precedentes, utilizando el terror no solo como un arma de guerra, sino como un mensaje simbólico para el mundo. Mientras muchos gobiernos y organismos internacionales evitan una condena clara, la realidad de estos crímenes sigue revelando el verdadero rostro del terrorismo

Las armas del terrorismo. El miedo se amplifica través de la pantalla.

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Desde el 7 de octubre de 2023, no dejamos de asombrarnos de la barbarie que ha cometido, y sigue cometiendo el grupo terrorista Hamás, a través de su brazo armado, las llamadas Brigadas Al Qasam, en los días posteriores al ataque en territorio de Estado de Israel, como durante el actual proceso de alto el fuego, y la consecuente entrega de rehenes vivos, como así también cadáveres en los últimos días.

Muchos Estados, como también los organismos internacionales, con las Naciones Unidas a la cabeza, y otras Organizaciones No Gubernamentales, no se expresan al respecto, y hacen de cuenta que nada ha ocurrido, mirando a un costado, y apoyando de manera tácita, y a veces expresa otros, a Hamas detrás de la denominación palestinos, como si todos los palestinos fueran miembros de Hamas.

Pero me quiero detener en detalles que no suelen visibilizarse de manera clara, y es en la simbología del terror que emplean estos criminales contra los civiles, con la consecuente afectación de la psiquis, no solo de las víctimas directas, sino de las víctimas indirectas que somos todos los que observamos sus acciones.

El primer análisis nos lleva a ese ataque que todos vimos aterrados, en territorio israelí. Demostrar toda su capacidad de daño y mostrándolo al mundo a través de los propios teléfonos celulares de sus víctimas. Esa imagen intenta mostrar al mundo que ni todo el poderío militar, en este caso de Israel, “no te puede defender ante nosotros, te vamos a exterminar de la forma más cruel, y ante los ojos de tu familia, tus hijos, tus vecinos”.

Luego de ocurrida la invasión y masacre, intentaron manipular a todos los musulmanes del mundo al afirmar que “no se trataba de un conflicto por tierras, sino que era un conflicto religioso”, afortunadamente ese germen no prosperó y los países islámicos no se expresaron a su favor.

Ahora analicemos toda la operación de intercambio de rehenes, personas inocentes a las cuales se le violaron todos los derechos humanos, por terroristas palestinos encarcelados y condenados por atentados y operaciones contra los ciudadanos israelíes. En la mayoría de los casos, tipos condenados a varias cadenas perpetuas. Algunos de a decenas. Y detrás de esto se esconde una simbología macabra, que es que los rehenes además de ser víctimas de su salvajismo, son considerados “cosas” por ellos, moneda de cambio para liberar a sus adeptos. Es decir, quiero mostrar al mundo que “si no te mato, no te decapito, no te martirizo, es porque sos una cosa que me permite intercambiarte por un compañero de andadas”. Dejando en claro, que todos los terroristas intercambiados y libertados, no se insertarán en la sociedad como buenos ciudadanos, sino que volverán a las filas del Hamás para seguir haciendo su falsa yihad.

Hamás libera a un rehen israelí.

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Otro capítulo aparte es el estado de salud de los rehenes. Si analizamos las fotos de los secuestrados antes y después de su cautiverio, podemos ver el desmejoramiento evidentemente en su salud. Y eso también tiene un viso de simbolismo. Es igual a cuando el Estado Islámico en sus ejecuciones por decapitación, mostraba a la víctima con su traje naranja con vestigios de suciedad, vómitos, defecaciones y otras yerbas, para evidenciar el sufrimiento de estos durante su cautividad, como señal de que, si vas en contra de ellos, “sufrirás hasta tu muerte”. Además de obligárselos a portar carteles con frases amenazantes en idioma árabe, y someterlos a las demostraciones de odio de la multitud y el maltrato de sus captores antes las cámaras.

Finalmente, en estos últimos días, hemos visto demostraciones tremendas. La primera es la entrega de los cadáveres de los niños de la familia Bibas. Creo yo, el máximo de salvajismo que hemos visto, algo que ni el ISIS había realizado pese a su crueldad. Ni habar cuando pudimos acceder al resultado de las necropsias de los menores, que su propio padre dejó que se divulgaran para que el mundo pudiera tener dimensión de la atrocidad de Hamás, que no pienso reproducir en esta nota por respeto al descanso eterno de los niños. Y el otro detalle brutal fue la entrega de otro cadáver de una mujer, en lugar de los restos de la mamá de los pequeños. Eso no fue casual, ni un error de los terroristas. Todo fue calculado y con la intención de socavar en la psiquis de las víctimas, que repito no son solos los cautivos y asesinados, sino todos los que nos somos “ellos”. Prolongando el sufrimiento unas horas más. Todo parte de sus planes canallescos.

Incluso llegaron a imitar a la manipulación psicológica de sus víctimas, al igual que hacía el ISIS, cuando sometía a los que iban a ser decapitados, a repetidos ensayos, con la intención de que no se resistieran a la real ejecución, para mostrar al mundo que nadie puede resistirse al brazo de su “justicia” de terror. Bueno, Hamás copió ese modelo cuando llevaron a dos rehenes y los obligaron a “pasear” en auto por las inmediaciones del lugar de liberación, con una especie de sometimiento psicológico de estas dos personas, para que asistan a una especie de circo romano que ellos montaban con mujeres y niños gritando y exaltados como si se tratara de un triunfo deportivo. Hasta se vio a una mujer en un éxtasis de placer con el hecho de que los niños Bibas habían ingresado vivos a la Franja de Gaza y ahora se los llevaban muertos. Imaginemos, una mujer, que seguramente será madre, pero tiene el cerebro tan lavado y lleno de odio, que festejaba esta situación.

El último punto de análisis y en el cual hicieron gala de sus expresiones de simbología en su propaganda yihadista, fue la entrega de los últimos rehenes. Donde a uno de ellos, preparado previamente, lo mostraron sonriente como si hubiera estado feliz de estar prisionero durante tanto tiempo. Además, le hicieron besar la vincha verde de Hamás, dando a entender que ellos deben ser adorados, amados y respetados, y por último besarle la cabeza a otro de sus captores, en señal de demostración de amor a sus ideales de terror. Nada fue casual. Todo fue ensayado previamente, y obligando a las víctimas a semejante treatralización de sadismo.

Por todo esto, me cuesta entender a quienes no condenan estas atrocidades e incluso respaldan a Hamás.

Fuente: newstad.com.ar, 26/02/25


Más información:

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Comentarios

Una Respuesta para “Hamás: la simbología del terror”

  1. Terrorismo, una amenaza a la libertad | Economía Personal on marzo 14th, 2025 12:36

    […] Hamás: la simbología del terror […]

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