La crisis financiera global

agosto 15, 2011 · Imprimir este artículo

Instrumentos

Por Enrique Szewach

 

Todavía asistimos, en la economía global, a las consecuencias de la explosión de la burbuja del crédito, que dejó al descubierto una crisis por sobrendeudamiento, al caer el valor de los activos que respaldaban los créditos, en el caso de las hipotecas en Estados Unidos, o al quedar expuesto el problema fiscal de muchos países europeos, que financiaron con endeudamiento barato, una insostenible expansión del gasto público.

El problema es que las crisis por sobreendeudamiento o se arreglan de un día para el otro, default y licuación brusca mediante (a la Argentina), o se arreglan muy lentamente, porque hay que esperar que se vayan revaluando los activos y licuando suavemente los pasivos, (en el caso de la deuda privada).

O hay que recuperar solvencia fiscal y la confianza de los inversores, mientras la política monetaria “limpia” las carteras de los bancos (en el caso de las deudas públicas).

La salida “a la argentina” no está disponible en mercados financieros muy grandes y extendidos, porque implica una transferencia descomunal de fondos en contra de los ahorristas e inversores, (en particular fondos de pensión y compañías de seguros de vida, es decir contra el ahorro de los futuros jubilados), y la destrucción, por lo tanto, del mercado de capitales y de crédito, (que es, por otra parte, lo que pasó en la Argentina, después de aplicar nuestra “receta” tantas veces), junto a crear, a futuro, un grave problema fiscal, para compensar a los nuevos retirados (por la pérdida de sus ahorros). O implica un gravamen extraordinario hacia los pagadores de impuestos.

O implica un desorden incontrolable sobre la cotización de las monedas, y los precios relativos globales de bienes y servicios. (Si se hace exclusivamente con salvatajes monetarios, en especial, si se trata de la moneda de reserva).

La opción elegida para intentar “acortar” ese tiempo (las presiones sociales y políticas mal manejadas por falta de liderazgo y por falta de políticas sociales eficientes y focalizadas, se hacen insostenibles), fue usar “un poquito” de cada medicina, en la idea de que “dosis” moderadas de gasto fiscal y de expansión monetaria, aliviarían el problema, sin las consecuencias negativas antes enunciadas. (En el caso norteamericano).

En Europa, en cambio se intentó la “ortodoxia” fiscal, sin la ayuda de la política monetaria, agravando el problema, en el corto plazo, al menos.

Volviendo al caso norteamericano, la medicina dio resultado un ratito, se evito una depresión, pero será difícil impedir la lenta recuperación comentada (siempre con riesgos de recesión).

Lo que pasó estas semanas, quizás, es que el mercado se despertó de la fantasía de que el problema estaba arreglado, y ratificó que Obama y Bernanke se habían quedado con pocos instrumentos.

El primero, sin la capacidad política de expandir más el gasto público y el endeudamiento (si esa fuera una solución), y el segundo, Don Ben Shalom, sólo pudiendo anunciar más de lo mismo, y sabiendo que, como no sólo es el Presidente del Banco Central de los Estados Unidos, si no que es, además, el emisor de la moneda de reserva mundial, no tiene mucho margen de maniobra, para seguir devaluando el dólar sin parar y mantener, simultáneamente, la confianza en la moneda. (Le queda un nuevo round de expansión monetaria, pero sería bueno que se comprara deuda privada, reduciendo el problema de endeudamiento).

En síntesis, Barack Obama y Ben Bernanke se han quedado sin muchos instrumentos, y el mundo se ha dado cuenta. Mientras Europa empieza a entender que necesita de política monetaria, más que fiscal.

¿Y por casa? El gobierno Kirchnerista, si gana, y quiere “profundizar” el modelo, como anuncia, salvo que siga subiendo sin parar el precio de la soja, también se está quedando sin instrumentos.

Ya expropió los fondos de pensión. El uso de las reservas del Banco Central, tiene un límite. Y el uso de la emisión (inflación) también.

Por lo tanto, sólo le queda inventar nuevas expropiaciones, y aplicar más controles y arbitrariedades.

La alternativa, es cambiar, en lugar de profundizar. Es decir ir hacia otra política fiscal reducir subsidios y normalizar los precios relativos. A otra política monetaria y cambiaria, a otra política de ingresos.

También Cristina Kirchner y Mercedes Marcó del Pont (presidente del BCRA), por lo tanto, se enfrentan a los límites de la fantasía, y parece que hay muchos que se han dado cuenta.
Fuente: Perfil, 14/08/11.

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