Una compradora dentro de una tienda Banana Republic en San Francisco. Bloomberg News

La economía de Estados Unidos está cerrando 2014 en un punto óptimo en el que se combinan el crecimiento robusto, un aumento sostenido del empleo y la disminución del desempleo, todo lo que genera optimismo de que un patrón de expansión lenta presente desde la recesión podría al fin estar quedando atrás.

Una imagen más completa surgió el martes cuando el Departamento de Comercio de EE.UU. dijo que en el tercer trimestre la economía se expandió a su ritmo más fuerte en 11 años, y además informó que el gasto de los consumidores se aceleró en noviembre, impulsado por el aumento de los ingresos y la caída de los precios de la gasolina.

Las bolsas de EE.UU. reaccionaron con un alza impulsadas por la presunción de que la recuperación de la mayor economía del mundo sigue firme. El resultado más notable se refleja en el Promedio Industrial Dow Jones, que superó un nuevo récord para cerrar por primera vez encima de los 18.000 puntos, exactamente 18.024,17.

No obstante, todavía hay señales de que la economía está lejos de la plena salud. La inflación sigue siendo baja y se hundió aún más en los últimos meses en gran parte bajo el peso de la caída de los precios del petróleo. El crecimiento de los salarios sigue siendo lento, aunque en datos recientes ha habido destellos de un potencial repunte. Las ganancias en la productividad del trabajo han sido lentas.

Estas realidades presentan cierto dilema a la Reserva Federal cuando los responsables de las políticas evalúan cuán pronto una economía más sana podría manejar un aumento de las tasas de interés de referencia, incluso si la inflación siguiera por debajo de la meta de 2% anual.

“Es probable que la Fed examine la debilidad” en las cifras de inflación en el contexto de “un crecimiento tan impresionante”, dijo Bricklin Dwyer, economista de BNP Paribas. La mayoría de los funcionarios de la Fed esperan que las tasas comiencen a subir en algún momento de 2015 tras haberse mantenido cerca de cero durante seis años.

El Producto interno Bruto, la medición más completa de la economía, se expandió a una tasa anual desestacionalizada de 5% en el tercer trimestre, la mejor lectura desde el tercer trimestre de 2003. El crecimiento económico fue impulsado por el gasto de los consumidores en atención médica y comidas en restaurantes, así como por la inversión empresarial en nuevos equipos y software y un alza en las exportaciones.

Es poco probable que la economía continúe con ese ritmo de crecimiento, en parte debido a que el desempeño durante el verano boreal se benefició de un aumento inusualmente grande en el gasto militar, lo que no se espera que se repita. Al mismo tiempo, la debilidad global podría arrastrar a las exportaciones estadounidenses.

“El consumidor conduce el autobús en esta economía”, dijo Scott Brown, economista de Raymond James & Associates. Los aumentos en el gasto de los hogares, dijo, “debe apoyar el crecimiento económico general en el primer semestre del próximo año”.

Una caída en los precios de la energía, al mismo tiempo que arrastra la inflación general a la baja, ofrece también a los consumidores otro estímulo a través de la gasolina más barata. Janet Yellen, presidenta la Reserva Federal, dijo la semana pasada que es probable que la caída mundial de los precios del petróleo “sea, en términos netos, algo positivo” para EE.UU., y equiparó el abaratamiento de los combustibles con una gran reducción de impuestos.

Sin duda, el crecimiento económico ha sido desigual y vacilante desde que la recesión terminó a mediados de 2009. EE.UU. registró dos fuertes trimestres de crecimiento en la segunda mitad de 2013, pero luego encalló en medio del duro clima invernal.

La inesperada contracción del PIB del primer trimestre ha significado que el crecimiento del año completo probablemente no superará el 2,5%, para convertir las ganancias de 2014 en una leve mejoría de la expansión mediocre registrada durante la mayor parte de la recuperación poscrisis. Pero la Fed observa un fortalecimiento del crecimiento a una tasa de entre el 2,6% y el 3% en 2015, según proyecciones económicas publicadas la semana pasada.

Aun así, los economistas ven un crecimiento bastante saludable para los EE.UU. en el cuarto trimestre, que termina la próxima semana. J.P. Morgan Chase proyectó el martes un crecimiento del PIB a un ritmo de 2,5% anual. Macroeconomic Advisers y Barclays predicen una tasa de crecimiento de 2,8%, mientras que Bank of America Merrill Lynch prevé un ritmo de 3%.

Las proyecciones de los economistas sobre el crecimiento del cuarto trimestre fueron alentadas por un grupo de datos revelados el martes.

Aun así, existen riesgos considerables persistentes para la economía estadounidense.

La debilidad en la economía global podría reducir la demanda de productos fabricados en EE.UU., y un dólar más fuerte podría deprimir aún más las exportaciones al tornarlas más caras en el extranjero. Después de dos trimestres sólidos, el gasto empresarial mostró signos de debilitamiento en los últimos meses de 2014. La caída de los precios del petróleo podría hacer mella en algunos proyectos de perforación en el país, lo que reduciría los gastos de capital y el empleo en algunas áreas. El sector de la vivienda sigue siendo inestable.

También hay indicios de una desaceleración más profunda en el gasto empresarial en nuevos equipos. Los nuevos pedidos de bienes manufacturados durables —productos como aviones, automóviles y maquinaria pesada que están diseñados para durar al menos tres años— cayeron 0,7% en noviembre respecto al mes anterior, dijo el Departamento de Comercio en un informe separado el martes. Los pedidos de bienes de capital no militares, salvo las aeronaves, un indicador del gasto empresarial, se mantuvieron estables el mes pasado después de caer en septiembre y octubre.

El mercado de la vivienda todavía tiene que remontar, a pesar de las bajas tasas hipotecarias y un fuerte crecimiento del empleo. Las ventas de nuevas viviendas unifamiliares cayeron por segundo mes consecutivo en noviembre y se mantuvieron esencialmente sin cambios este año desde 2013, según el Departamento de Comercio.

La inflación, por su parte, sigue siendo débil. La tasa de referencia de la Fed, el índice de gastos en consumo personal del Departamento de Comercio, cayó a una tasa anualizada de 1,2% en noviembre respecto del 1,4% en octubre. Noviembre marcó el trigésimo primer mes consecutivo que la inflación quedó por debajo de la meta de 2% del banco central.

La caída de precios de la energía ayudó a reducir el impacto de la lectura de la inflación. Si se excluye las categorías de alimentos y energía, los precios se mantuvieron estables en noviembre respecto del mes anterior y se incrementaron 1,4% respecto del año previo, una caída en relación con la tasa anualizada de 1,5% anotada en octubre.

La gasolina más barata es sólo parte de la historia. La creación de empleo es la más robusta desde 1999. La tasa de desempleo fue de 5,8% el mes pasado, frente a 7% del año anterior, según datos del Departamento de Trabajo.

El ingreso personal mejoró 0,4% el mes pasado en relación con octubre, y saltó 4,2% respecto del año anterior, el mayor aumento frente a diciembre de 2012, dijo el Departamento de Comercio.

Los consumidores están terminando 2014 optimistas, un buen presagio para el gasto familiar. El índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan en diciembre, también dado a conocer el martes, fue de 93,6, frente a la lectura final de noviembre de 88,8. El informe dijo que la mejora en el mercado laboral, más de la caída de los precios de la gasolina, son claves para que los consumidores se sientan mejor acerca de la economía.

—Jonathan House, Kathleen Madigan y Josh Mitchell contribuyeron a este artículo.

Fuente: The Wall Street Journal, 24/12/14.

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