Más Caro no siempre es Mejor

febrero 13, 2015 · Imprimir este artículo

Stradivarius y doble ciego

Por Félix Ares.

En una prueba doble ciego los violines Stradivarius suenan peor que los modernos

Stradivarius y doble ciegoEs un hecho constatado multitud de veces que nuestras perspectivas influyen en el modo en el que percibimos el mundo exterior. Por ejemplo, si creemos firmemente que una medicina nos va a curar, muchas veces sentiremos mejora aunque esta no haga nada. Para evitar esos sesgos el método científico desarrolló lo que se llama método del doble ciego. En el caso de nuevas medicinas, el doble ciego consiste en hacer dos grupos de personas, a uno se le da la nueva medicina, a otro algo inocuo y se analiza la evolución de los dos grupos. Ni los médicos ni los enfermos saben a qué grupo están estudiando. De ahí lo de doble.

Todos sabemos que los violines Stradivarius y los Guarneri suenan mejor que un violín de alta calidad moderno. Al menos eso creíamos los legos en música y los propios violinistas. Pero nunca se había hecho una prueba doblemente ciego para verificarlo. Esto ha cambiado, en un artículo publicado en la revista «PNAS» el 3 de enero de 2012, un equipo de investigadores liderado por Claudia Fritz, ha hecho un experimento doblemente ciego con veintiún violinistas con experiencia, que hacían de interpretes y de jueces. Los violines se asignaban al azar. La madera vieja huele distinta de la nueva, para evitar que  su detección por la nariz a todos se les roció con un perfume, la prueba se hizo en penumbra y los músicos tenían gafas oscuras. Ni los violinistas ni los jueces sabían qué violín tocaba qué persona. Y empezó la prueba. Los resultados fueron: 1) los violines que más gustaban eran los nuevos, 2) los considerados peores fueron los Stradivarius, 3) la calidad percibida no correspondía a su precio y 4) la mayoría de los expertos no fueron capaces de decir si el instrumento era nuevo o viejo.

precio calidad 01Así que estamos ante un ejemplo de que saber que el violín es un Stradivarius hace que nos suene mucho mejor.

Alguna vez he escrito que los Stradivarius sonaban mejor porque estaban construidos con madera de una época muy fría, la llamada «pequeña edad de hielo», y que eso hizo que los anillos de los árboles fueran más pequeños pues al hacer frío cada año crecían poco. Anillos pequeños implican madera más dura y eso pudo cambiar el sonido y hacer que los Stradivarius fueran extraordinarios.

Me equivocaba. No cabe duda que tanto los Stradivarius, hechos por la familia Stradivari, como los fabricados por la familia Guarneri, son extraordinarios; muy buenos; pero nada que no puedan reproducir los actuales fabricantes de violines de calidad.

Fuente: http://www.terceracultura.net – 2012
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Player preferences among new and old violins

  1. Claudia Fritza,1,2,
  2. Joseph Curtinb,1,
  3. Jacques Poitevineaua,
  4. Palmer Morrel-Samuelsc, and
  5. Fan-Chia Taod
  1. Edited by Dale Purves, Duke University Medical Center, Durham, NC, and approved December 5, 2011 (received for review September 12, 2011)

Abstract

Most violinists believe that instruments by Stradivari and Guarneri “del Gesu” are tonally superior to other violins—and to new violins in particular. Many mechanical and acoustical factors have been proposed to account for this superiority; however, the fundamental premise of tonal superiority has not yet been properly investigated. Player’s judgments about a Stradivari’s sound may be biased by the violin’s extraordinary monetary value and historical importance, but no studies designed to preclude such biasing factors have yet been published. We asked 21 experienced violinists to compare violins by Stradivari and Guarneri del Gesu with high-quality new instruments. The resulting preferences were based on the violinists’ individual experiences of playing the instruments under double-blind conditions in a room with relatively dry acoustics. We found that (i) the most-preferred violin was new; (ii) the least-preferred was by Stradivari; (iii) there was scant correlation between an instrument’s age and monetary value and its perceived quality; and (iv) most players seemed unable to tell whether their most-preferred instrument was new or old. These results present a striking challenge to conventional wisdom. Differences in taste among individual players, along with differences in playing qualities among individual instruments, appear more important than any general differences between new and old violins. Rather than searching for the “secret” of Stradivari, future research might best focused on how violinists evaluate instruments, on which specific playing qualities are most important to them, and on how these qualities relate to measurable attributes of the instruments, whether old or new.

Source: http://www.pnas.org/content/109/3/760.abstract

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