Navidad en una Europa agobiada

diciembre 25, 2012 · Imprimir este artículo

La Navidad pierde su magia en una Europa agobiada
Por Luisa Corradini

PARÍS – La Navidad europea no será la misma este año: la crisis arremetió también contra los tradicionales festejos y transformó juguetes y festines en simples variables de ajuste en el menguado presupuesto de los hogares, sobre todo en los países del Sur.

Víctimas colaterales del intenso estrés provocado por un año signado por el desempleo, los ajustes y la crisis del euro, las fiestas de fin de año parecen haber perdido mucha de su magia en la Europa meridional. Desde Atenas hasta Lisboa, los europeos intentaban esta semana poner al mal tiempo buena cara.

«Para decirlo de forma familiar, hemos intentado desvestir un santo para vestir otro», confesó Antonio Salas, un español de Bilbao que renunció a las inminentes vacaciones de invierno para poder hacer frente a los habituales regalos de Navidad y a la celebración familiar.

Los sondeos indican que cada familia española gastó un promedio de 650 euros para esta Navidad, más que en muchos de los países europeos más ricos. Pero la cifra sigue siendo un 40% menos que en 2007, cuando comenzó la crisis.

«La reducción es importante, pero pesa mucho la tradición. España sigue siendo el quinto entre los países europeos que más gastan, y eso es por motivos culturales», señaló la consultora Deloitte en una encuesta.

El país más golpeado por el terremoto del euro después de Grecia, España tiene este año uno de cada cuatro trabajadores sin empleo. Ese 25% de la población gastará menos de la mitad del promedio nacional en regalos y celebraciones.

La situación es mucho peor en Grecia, sometida desde 2010 a repetidos programas de ajuste, aumento de impuestos y recortes a fin de evitar un temido default o, incluso, una salida forzada del sistema euro.

«Tendremos seguramente una cena familiar, pero luego dejaremos de comer carne este año», declaró Polihronis Sotiiou, un desempleado de 46 años que vive del salario de docente de su esposa.

Conscientes de la situación, las organizaciones caritativas se movilizan en toda Europa para aportar un poco de consuelo a las familias que perdieron todo. En Grecia están particularmente presentes.

«Estoy sin trabajo y tengo cuatro hijos. En vez de quedarme en casa y deprimirme, como toda esa gente que comenzó a suicidarse, me puse a colaborar. No sólo me ayuda psicológicamente, sino que permite a mucha gente poder comer», afirmó Athina Kariakis, voluntaria en la Cruz Roja, que organizó sopas populares en el centro de Atenas.

Las cosas no son muy distintas en Portugal, el tercer país en recibir un plan de rescate de la comunidad internacional. Allí, la situación es tan grave que el mismo primer ministro, Pedro Passos Coelho, apeló en julio a los jóvenes a «emigrar». Una sangría que no parece haber esperado sus consejos: en los últimos dos años, más de 150.000 portugueses eligieron el camino del exilio.

«La gente de clase media que puede comprar regalos este año ofrece artículos de primera necesidad», explicó Micaela Gamboa, empleada en la alcaldía de Lisboa.

Agitación política

En Italia, a la crisis financiera este fin de año se agregó la agitación política provocada por la decisión de Silvio Berlusconi de regresar a la vida política y la consecuente renuncia del premier Mario Monti.

La incertidumbre es tan intensa en la tercera economía de la zona euro que muchos italianos decidieron irse de viaje en vez de pasar unas Fiestas plagadas de lamentos.

«Lo poco ahorrado lo usaremos para ir una semana a la montaña. En vez de hacernos regalos, tomaremos aire puro. Nos hará bien a todos», dijo irónico el abogado milanés Luigi Sant’angelo.

Más previsores que sus vecinos, los franceses ahorraron todo el año para financiar los regalos. En Francia, cada hogar gastó alrededor de 350 euros para hacer regalos, según un estudio del instituto CSA. Más de un cuarto (26%) utilizó su aguinaldo o su prima de fin de año para esas compras, mientras que un 1% recurrió a un crédito.

La mayoría de los franceses comienza por hacer cuidadosamente sus cuentas antes de salir a comprar. Este año, 90% de los encuestados tenían la firme intención de no gastar un euro más que el año pasado.

Pero la crisis introdujo también nuevos hábitos. Son numerosos (23%) aquellos que optaron por hacer regalos financiados en forma colectiva.

Otros postergan la compra hasta comienzos de enero, cuando empiezan las ofertas; también son cada vez más aquellos que prefieren recibir «efectivo» en vez de objetos.

En un país donde hablar de dinero es considerado la peor falta de tacto desde que la Revolución Francesa guillotinó a los ricos, la crisis está consiguiendo incluso hacer olvidar la historia..

Fuente: La Nación, 24/12/12.

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