Néstor Kirchner para Todos

octubre 12, 2014 · Imprimir este artículo

La Wikinestorpedia no para de crecer

Por Pablo Sirvén.

Kirchner_presidentePuede ser una diagonal, en Margarita Belén, Chaco. O una avenida, en Bañado de Ovanta, Catamarca. Tan pronto toma la forma de una canchita de fútbol, en Corcovado, Chubut, como de una bonita plaza mirador, acá nomás, en Ensenada. También es una calle, en San Antonio Oeste, Río Negro; el auditorio principal del Mercado Central; una plazoleta, en El Carmen, Jujuy, y una biblioteca popular, en Ituzaingo.

Todos estos lugares tienen un denominador común: se llaman Néstor Kirchner.

Un sitio en Internet (www.ponelenestoratodo.tumblr.com) recopila, gracias al aporte de voluntarios espontáneos, en una suerte de Wikinestorpedia, todo lo que se llama como el finado presidente, cuyo cuarto aniversario de su muerte se cumplirá el próximo 27.

La idea se le ocurrió al periodista Leonardo Mindez al ver, en una de las tantas videoconferencias presidenciales, que Cristina Kirchner inauguraba una terminal de ómnibus en Jujuy que llevaba el nombre de su marido. Le sonó que ya había otra llamada de la misma forma y grande fue su sorpresa cuando al googlear se encontró con que había por lo menos cinco lugares de llegada y salida de transporte público de media y larga distancia en distintas partes del país que respondían al nombre del dirigente santacruceño.

Decidió entonces abrir un blog para recopilar cosas y lugares llamados Néstor Kirchner. A partir del 22 de abril último pidió la colaboración de la gente para surtirlo de ese particular contenido. En menos de cinco meses ya le llegaron aportes espontáneos de los cuatro puntos cardinales con su indiscutible prueba: una simple foto que testimonia cuántas escuelas, barrios, centros culturales, rotondas, polideportivos, accesos, puentes y centros comunitarios llevan el nombre del político que fue presidente tras perder con Carlos Menem en mayo de 2003.

Cada imagen identifica el lugar y el Twitter de quien la envió. Los testimonios recolectados ya suman 140 espacios entre comisarías, parques, hospitales, un albergue estudiantil y hasta una pileta climatizada.

La diputada de Pro, Laura Alonso, quiere ponerle freno a esta moda imparable y por eso presentó un proyecto de ley para impedir que sean utilizados nombres de «personas vivas o fallecidas dentro de los 10 años anteriores a la sanción de esta ley» para denominar espacios o bienes públicos.

«Poner Néstor a todo es autoritario -explicó la legisladora-; los bienes públicos son de todos, y no del kirchnerismo.»

El obsesivo y frondoso inventario incluye 13 bustos y estatuas que lo conmemoran. Hay, por ejemplo, en Lanús una cabeza gigante de Néstor en cuya frente algún atrevido ha escrito el signo «u$s». Y hasta hay unos muñecos bastante feos, en el Museo de las Maravillas, de El Calafate, que intenta asemejar trabajosamente a Néstor y Cristina Kirchner cuando eran niños y no se conocían.

Entre las rarezas debe consignarse que, como todo el mundo sabe, hay una Facultad de Periodismo, que depende de la Universidad Nacional de La Plata, que lleva ese nombre, lo que no deja de ser una enorme paradoja teniendo en cuenta la alergia, compartida por su viuda y actual presidenta, hacia el oficio de informar. Y como en La Boca no encontraron calle o avenida huérfana de nombre, bastó una esquina para que recayera sobre ella la ya a estas alturas remanida mención del mandatario patagónico. Más curiosa es la línea K de colectivos, en San Luis, que conduce hasta el barrio Néstor Kirchner. Unos pocos más creativos prescinden de la formalidad y así es posible concurrir al Centro Profesional de Cocineros Sociales Lupín (apodo del ex presidente), en el Mercado Central; el Centro Social y Deportivo de Roldán, Néstor Klub o el Centro Cultural Amigo Néstor, en Ezeiza. Hay un café literario NK, en San Justo, y hasta asentamientos, que tampoco han querido privarse de aludirlo, aunque en esos casos asociarlo con las calamitosas asignaturas sociales pendientes de la «década ganada» no sea algo que pueda favorecer a nadie.

La nestormanía está lejos de cesar: algunos intendentes cansados de reclamar partidas que nunca les terminan de mandar para finalizar obras inconclusas ven cómo mágicamente el envío del dinero se acelera si les ponen el nombre santo del kirchnerismo. Ya tiene dictamen de comisión el proyecto para que la ruta 40, la más larga del país, que la atraviesa de Norte a Sur, se denomine como el autor del eslogan «¿Qué te pasa Clarín?» Ídem para el aún en construcción centro cultural que funcionará en el ex Correo Central, Atucha 2 y la central hidroeléctrica que levantarán en el cauce del río Santa Cruz.

Este tipo de insistentes y personalistas recordatorios parecerían querer conjurar la inevitable temporalidad del síndrome de Hubris, la «enfermedad del poder», que cesa ni bien se vuelve al llano, pero que por medio de estos intentos se procurarían perpetuar.

Pero esto tampoco parece posible. Ni aun los dictadores más feroces -Mussolini, Hitler, Stalin, Franco, Hussein- pudieron lograr, cuando sus regímenes cayeron, que esos vestigios de su antiguo poderío se mantuvieran incólumes en el tiempo.

Cuando sopla la historia, hasta el más pintado es tan sólo una hojita al viento.

Fuente: La Nación, 12/10/14.

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