Qué piensa la gente de Warren Buffett
noviembre 20, 2015 · Imprimir este artículo
Warren Buffett tiene un problema de imagen
La relación de Wall Street con Warren Buffett se ha tornado abiertamente irritable, reavivando una antigua queja contra el presidente de la junta directiva de Berkshire Hathaway Inc. de que le gusta jugar con sus propias reglas.
El último asalto entre las dos partes comenzó en octubre, cuando Buffett comparó a los inversionistas activistas con tiburones que “tienen que seguir nadando”. La semana pasada, el vicepresidente de la junta de Berkshire, Charles Munger, reprendió indirectamente al gestor de fondos de cobertura Bill Ackman por su inversión en Valeant Pharmaceuticals International Inc., una compañía a la que Munger llamó “profundamente inmoral”. Valeant ha defendido su ética.
Ackman respondió el miércoles, criticando a Berkshire por poseer acciones de Coca-Cola Co. , una compañía que dice ha causado “un daño enorme a la sociedad” al vender bebidas azucaradas a los niños.
Detrás de estos dardos yace la paradójica visión que Buffett tiene de Wall Street, donde muchas personas admiran su historial de inversión y envidian su inmensa riqueza. Ackman es un fan confeso que hizo sus comentarios durante un simposio que homenajeaba a Berkshire en Nueva York. Sin embargo, muchas de esas mismas personas también dicen que Buffett proyecta una imagen de hombre de negocios benevolente y campechano cuando en realidad está detrás del mismo negocio de maximización de ganancias que suele atacar.
Incluso hay un adagio en la comunidad de inversión: “Haz lo que hace Warren Buffett, no lo que dice”.
El mismo Buffett ha quedado expuesto a la crítica, en parte, al posicionarse como alguien ajeno al mundo de las finanzas de Nueva York. Desde su base de operaciones en Omaha, Nebraska, a casi dos mil kilómetros de Wall Street, cultiva una imagen de inversionista alegre, sin pelos en la lengua y amante de las hamburguesas, que hizo sus miles de millones a través de pura inteligencia y trabajo honesto. Rutinariamente critica las comisiones que cobran los fondos de cobertura y los bancos de inversión, las tácticas de los accionistas activistas, el peligro de los derivados y el uso intensivo de deuda por parte de las firmas de private-equity. Ha lanzado dardos contra Wall Street en 17 de sus últimas 25 cartas.
Buffett también dispensa fácilmente sus puntos de vista sobre política, negocios, finanzas y otras cuestiones que poco tienen que ver con Berkshire directamente. Dado que la gente identifica estrechamente a Berkshire con Buffett, muchos creen que la empresa y su jefe son la misma cosa, a pesar de que Berkshire tiene decenas de filiales y emplea a 340.000 personas. De modo que cuando las opiniones de Buffett chocan con sus acciones como presidente ejecutivo de Berkshire, la gente lo llama un hipócrita, dijo Larry Cunningham, profesor de derecho en la Universidad George Washington, quien ha escrito sobre Berkshire.
“Es difícil ser un maximizador de ganancias y un moralista” al mismo tiempo, dijo Cunningham.
Entre las cosas que se le cuestionan está el tema de los impuestos. Sus críticos acusan a menudo a Buffett, un demócrata, de abogar por impuestos más altos al tiempo que busca exenciones tributarias para Berkshire. A lo largo de los años, Buffett ha adoptado posturas públicas que indignan a los republicanos, incluyendo su apelación al Congreso para no derogar los impuestos sobre sucesiones y donaciones y su oposición a los recortes de impuestos sobre los dividendos. En 2011, escribió un artículo de opinión en el diario The New York Times argumentando a favor de mayores impuestos para los ricos y señalando que el personal de su oficina pagaba una tasa impositiva más alta que él.
A pesar de que Buffett ha apoyado el aumento de impuestos, Berkshire ha demostrado que sabe navegar la marea de las normas fiscales con mucha habilidad. A finales de 2014, la compañía había sido capaz de aplazar el pago de US$61.900 millones en impuestos corporativos acumulados mediante el aprovechamiento de créditos y otros incentivos. Berkshire invierte ese dinero y lo pone a rendir hasta el momento que tiene que pagar los impuestos.
Diferir los desembolsos tributarios es una práctica común en las empresas estadounidenses, incluyendo aquellas que contabilizan ganancias en papel de sus inversiones, como lo hace Berkshire. Estas reglas no han sido cuestionadas por los legisladores. Además, Berkshire paga una tasa efectiva de impuestos de alrededor de 30%, más que muchas otras empresas, porque las operaciones de Berkshire no están configuradas de manera que pueda beneficiarse de localidades que ofrecen rebajas de impuestos. En comparación, empresas como General Electric Co. no han pagado impuestos federales sobre la renta por varios años, de acuerdo con un estudio de Americans for Tax Fairness (un grupo de defensa de la igualdad fiscal), aunque GE cuestiona este informe y dice que ha pagado los impuestos en cada año citado por el estudio.
Expertos fiscales señalan que como jefe de una empresa que cotiza en bolsa, Buffett tiene el deber pagar los menores impuestos corporativos posibles. Los partidarios de Berkshire dicen que el hecho de que Buffett esté a favor de cambiar las leyes tributarias no significa que él o Berkshire deban pagar voluntariamente más de lo que exige la ley.
Otra crítica relacionada con los impuestos de Buffett surgió el año pasado, cuando Berkshire participó en un acuerdo para fusionar Burger King con una empresa canadiense. Los críticos dijeron que Buffett estaba apoyando un acuerdo de “inversión” que con el tiempo podría reducir los ingresos fiscales de Estados Unidos. Ejecutivos de Burger King han dicho que el acuerdo fue impulsado por las ambiciones de expansión global, no para ahorrar en el pago de impuestos.
Tal vez el mejor ejemplo del complejo razonamiento de Buffett es la alianza que concretó en 2013 entre Berkshire y la firma brasileña de private-equity 3G Capital para hacer varias adquisiciones conjuntas. 3G es conocida por implementar cambios drásticos en las empresas que compra, despidiendo trabajadores y cambiando el equipo gerencial. Esa alianza enojó a muchos accionistas de Berkshire, cuyas filiales operan con poca interferencia y donde los despidos y los cambios de gestión son raros.
En 2013, Berkshire y 3G compraron H.J. Heinz & Co., que a principios de este año se fusionó con Kraft Foods Group Inc. Desde entonces, la nueva administración ha eliminado 6.500 puestos de trabajo.
En la reunión anual de Berkshire en mayo, Buffett apoyó los esfuerzos de 3G por reducir gastos y dijo que los despidos eran a veces necesarios en las empresas que compraba.
Un viejo amigo de Buffett dijo que las personas tienen la injusta expectativa de que todas las decisiones de negocios deben alinearse con la personalidad del inversionista. “La gente quiere que sea sencillo, pero eso no es lo que él piensa al respecto”, dijo el amigo. La personalidad de Buffett no le permitiría entrar en una empresa y despedir a miles de personas, pero eso no quiere decir que va a rechazar decisiones difíciles si eso significa mejorar los márgenes de ganancia, añadió el amigo.
Parte de la antipatía de Wall Street hacia Buffett parece haberse extendido al público en general. Según un análisis que Crimson Hexagon, una firma de analítica de medios sociales, realizó para The Wall Street Journal, siete de cada 10 tuits que manifestaron una opinión sobre Buffett este año manifestaron un sentimiento negativo, llamándolo “falso” o “hipócrita”. Hace cinco años, 46% de los tuits sobre Buffett caían en esta categoría. Los otros tuits profesaban admiración o dijeron que Buffett los inspiraba.
Jeff Matthews, gestor de fondos de cobertura en Florida, vendió recientemente sus acciones de Berkshire, en parte debido al creciente malestar con algunas de las decisiones de la compañía, incluyendo los despidos que siguieron a la adquisición de Heinz por Berkshire y 3G.
Matthews dijo que Buffett nunca ha sido el multimillonario benevolente que la gente cree que es. La carrera de Buffet, dice, siempre ha estado guiada por esta pregunta: “¿Cómo puedo poner a rendir el dinero de una manera sostenible al ritmo más rápido después de impuestos?”.
Fuente: The Wall Street Journal, 17/11/15.
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