¿Qué son las Declaraciones Ambientales de Producto?
julio 15, 2024 · Imprimir este artículo
Certificaciones ambientales: un requisito de los compradores de alimentos, donde Argentina juega en primera
En un Seminario Internacional, el INTI y entidades de la agroindustria mostraron cómo se trabaja en las declaraciones ambientales de productos alimenticios que exporta el país y se consumen internamente.
El cuidado del ambiente está en el foco del debate por la producción de alimentos y es una exigencia de los mercados y consumidores.
Por Gastón Guido.
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En un mundo que cada vez más exige la trazabilidad de un producto para conocer su origen y, especialmente, si su manufactura es sustentable, las certificaciones que deben aprobar para venderse al exterior, e incluso en el mercado doméstico, siguen aumentando.
Esto vale también para la producción de alimentos, donde las declaraciones ambientales de producto (EPD, por su sigla en inglés) cada vez son más exigidas por parte de los clientes, porque se trata de una certificación que incluye y supera a las que brindan las conocidas huellas de agua y de carbono.
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Este tema se abordó en el Seminario Internacional Sustentabilidad y Declaraciones Ambientales de Producto que organizaron EPD Argentina -cuya representación tiene en el país el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)-, el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (CAENA) y el consorcio de exportadores de carne vacuna ABC (Argentine Beef Consortium), en la Bolsa de Cereales, en Buenos Aires.
El seminario, más allá de ilustrar sobre lo que es el Sistema EPD Internacional, permitió conocer casos concretos en los que, en articulación público-privada, se avanza para determinar la EPD en varios rubros de la producción agroalimentaria nacional.
Imprescindibles para exportar
El Sistema EPD Internacional surgió en Suecia, en 1997, es el más antiguo y de mayor alcance mundial y, desde 2014, depende del Instituto de Investigaciones Ambientales de ese país. Su aplicación en los alimentos se está exigiendo progresivamente en las legislaciones de EE.UU. y la UE. Por eso deberán ser tenidos en cuenta para exportar alimentos a esos destinos, en el presente y en los próximos años.
Sebastiaan Stiller, CEO de EPD Internacional, señaló que “las EPD permiten tomar mejores decisiones al comprar un producto, tanto por su costo como por su impacto ambiental”. Existen EPDs tanto para un producto determinado como para sus componentes e intervienen para cumplir con normas existentes en los mercados. En Europa se aplican también en la industria de la construcción, la química y la aviación.Sebastián Stiller.
“El público cada vez pide productos que sean sustentables y al mismo tiempo la industria se está adhiriendo a esa tendencia”. Y agregó: “Cada vez más las empresas se basan en datos científicos y en el cumplimento de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Y antes de comenzar a producir un producto quieren saber si esos esfuerzos para cumplirlos son sostenibles a largo plazo”.
El sector privado está tratando de nivelar el campo de juego para que todas las empresas puedan tener un desempeño equitativo. Y el sector público trabaja para evitar el “green washing” (lavado verde) -expresión referida al uso de ciertos símbolos en las etiquetas, que sugieren que un producto es sustentable o ecológico, pero no lo es- y para asegurarse elevar cada vez más la vara en cuestiones ambientales, explicó Stiller.
Las regulaciones de aplicación de la EPD en Europa son obligatorias para obtener la certificación CE, sin la cual ningún producto es apto para comercializarse. También mencionó el pasaporte digital de producto, en el que figuran todos sus datos incluyendo las huellas de carbono y de agua.
También explicó que en EE.UU. no es obligatorio el uso de las EPD, a nivel nacional, pero está recomendado. Sí existe una ley en el Estado de California, que establece que no debe excederse un límite de potencial de calentamiento global de los materiales, que exige la normativa EPD. Y citó la ley “buy clean”, de compra limpia, que rige en EE.UU.
“Puede pasar que haya muchos datos y no se sepa qué hacer con ellos. En el futuro, las empresas además de productos van a producir cientos de EPDs, para cada uno de ellos, cuyos costos de realización serán menores a través de la digitalización”.
Finalmente habrá un consumidor o usuario final que va a consumir la información que las empresas generen con sus EPDs, por lo cual deberán estimular a que esa información sea clara y precisa, para brindar información fehaciente. No solo se trata de compartir y mostrar información, sino de presentarla de manera adecuada, explicó.
Riesgo alimentario
Por su parte, Claudia Peña, directora del Hub Regional EPD Chile y México, recordó que, en 2015, a nivel mundial, se acuerdan seguir los objetivos de desarrollo sustentable (ODS). “Aparecen la ecoeficiencia, las cuentas ambientales y otros instrumentos que comienzan a ser muy requeridos con los análisis de sustentabilidad y las declaraciones ambientales y nuevas tendencias como la economía circular”.
“En esta época -agrega Peña- todos reconocemos que debe haber un cambio, que no solamente le podemos exigir a la industria o a los gobiernos, sino como consumidores en temas vinculados a nuestros estilos de vida y que forme parte de una sociedad que se proponga tener un planeta saludable”.Claudia Peña.
Al respecto, señaló que el uso de la luz eléctrica implica un gran impacto sobre el medio ambiente. “Uno de los seres más impactados por ella, además de los anfibios, que han reducido enormemente las poblaciones, son los insectos, -la abeja y millones de otras especies, sobre todo las voladoras- que son atraídos por las lamparitas, ya no se reproducen, tienen partidos sus nichos naturales”.
Y agregó: “Esto hace que, además por efecto de los pesticidas, esté en riesgo el 40% de las especies de insectos. Es un indicador del desastre natural que está en la base de todas las cadenas. No solo porque deja de existir toda esta riqueza biológica, sino también porque va implicar riesgo para le economía y riesgo alimentario. Deberíamos estar pendientes de lo que está pasando, impulsando otras formas de producir y de vivir”.
Metodologías
Explicó que, entre las nuevas tendencias, como la economía circular, no siempre están las soluciones que tienen que tomarse, porque privilegia los indicadores de impacto que tienen importancia económica, por flujo de materiales, pero no tiene la metodología para y evaluar el aspecto social y ambiental del consumo y la producción. Por eso se usan las metodologías complementarias, precisó.
Porque “estamos todos hablando de transición a un mundo basado en la economía verde, transición a un modo de economía circular. Los parámetros de la economía circular nunca son exactamente lo que necesitamos. La visión de ciclo de vida es una herramienta complementaria que permite tomar buenas decisiones de la economía circular”.
Y agregó que “quienes elaboran la norma ISO para medir la circularidad de la economía dicen que debe haber una metodología complementaria como es el análisis de ciclo de vida, porque tiene forma de medir el impacto social y de costo del ciclo de vida. Para informar en forma sustentable tenemos las declaraciones ambientales de producto (EPD)”, precisó.
El análisis de ciclo de vida como las EPD pertenecen a la serie 14.000 de las normas ISO, que está muy consolidada, donde se incluyen la huella hídrica, de carbono y la de ecoeficiencia, entre otras.
En el caso de las EPD hay un marco que facilita todo porque sabemos cómo hacerlo por producto y los objetivos a alcanzar tienen un marco también más acotado. Para determinar una EPD se sigue un proceso: se elige una categoría de producto, se analiza el ciclo de vida (“de la cuna a la tumba”) y se obtiene el análisis de ciclo de vida; se hace el documento de la EPD y en un último paso se hace la verificación del proceso que permite obtener la EPD.
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Peña destacó que “todas las partes involucradas en las cadenas de suministros están tomando una actitud en ese sentido, que se requiere trabajar en un marco de confianza. Necesitamos cambiar la forma de hacer negocios y darle confianza a nuestros consumidores, socios y proveedores. Que un socio, que tiene que tomar decisiones, tenga información validada para hacerlo. Eso significan también nuevas herramientas y prácticas que implican un cierto riesgo”, admitió.
Y añadió: “Esto muestra el compromiso real de las empresas de determinar el ciclo de vida de un producto, de mostrar en forma transparente, tarea que está dentro del concepto de mejora continua. La información asegura a los proveedores de una cadena o empresa la posibilidad de seguir siéndolo. Influye en toda la cadena y nos permite participar del mercado y ampliarlo”, destacó.
Precisó que “la visión holística que antes funcionaba solo para evaluar el impacto ambiental, permite ver ahora el beneficio de sus acciones, pero también cuáles son sus consecuencias en la cadena. Todo eso es valioso y esos resultados se pueden mostrar”.
“Las nuevas generaciones quieren cambios de estilo de vida. Están pendientes, están asustados, tienen razón. Y necesitamos también mejorar la imagen corporativa de las empresas y de la industria en Latinoamérica”.
EPD en Argentina
El INTI, tras un proceso que llevó más de 10 años, fue designado por EPD Internacional, organización dependiente del Instituto de Investigaciones Ambientales de Suecia, como Hub Regional en Argentina de certificación EPD, el primer programa de declaraciones ambientales, conforme a la norma ISO 14.025, y el de mayor reconocimiento mundial.
Javier Echazarreta, su coordinador, explicó que el INTI tomó la EPD como herramienta fundamental para comunicar sus acciones de trabajo y la producción sustentable del país. “Estamos en el camino de la declaración ambiental completa de varios impactos ambientales”, precisó.
Mencionó que “el crecimiento de los EPDs, en los últimos años, en el mundo, es exponencial, ya que es el que tiene más declaratorias ambientales de todo tipo de producto y servicios. El pasaporte digital para la construcción es lo que quizás venga para el resto de los productos, incluidos los alimentos. Esto es muy importante para los productos que se exportan”, especialmente “alimentos y bebidas que serán un tema crítico”.Javier Echazarreta.
La estrategia del INTI es abordar estudios sectoriales que permiten tener una imagen de toda una actividad productiva, posibilitando tener un inventario ambiental de cada una, que es un punto crítico, más allá de la EPD para cada producto en particular.
Proyectos agroalimentarios
Explicó que “estamos avanzando en proyectos sectoriales con CEPA (ciclo de vida del pollo y EPD), el IPCVA, CAPIA (productores de huevos), CAENA (alimentos balanceados), Federación Olivícola Argentina y después las EPDs de empresas que van creciendo, que las tienen o están en la gestión de obtenerlas”. Agregó que se suman empresas que comienzan a tomar el riesgo de gestionar sus EPDs en el rubro de la construcción, de las conservas de alimentos y del sector cárnico vacuno y aviar.
“El año que viene, posiblemente tengamos más EPDs de construcción, energía, minería, acero, tecnología, foresto industria, y movilidad y transporte -en este último caso por la transición energética-”, ya que las empresas avizoran en el futuro una barrera técnica y para arancelaria en el comercio.
Además, dio un dato no menor: “A nivel global son escasos los profesionales en EPD y ciclo de vida en el mundo. Habrá un cuello de botella, sobre todo por las mayores exigencias de Europa”. La demanda es mayor que la oferta y las medidas que implementa Estados Unidos de inyectar en la construcción U$D250 millones para asistencia técnica en EPD hasta 2031 será crítico. “En 2032 estaremos discutiendo en ámbitos internacionales cómo es la barrera técnica de acceso al comercio”, anticipó.
También valoró las motivaciones de las empresas en encargar procesos de determinación de EPD, que conllevan altos riesgos, porque se desconocen los resultados. Entre ellas, mencionó el acceso a nuevos mercados y mantener los existentes, mejorar la competitividad de la empresa, trabajar en la imagen corporativa de las compañías -punto vinculado al mercado doméstico- y cumplir con la política ambiental de cada una. “Es muy interesante que las empresas encaren estos estudios no solo por marketing, sino que están comprometidos realmente con generar productos sustentables”, destacó.
Precisó que de las 41 empresas que están trabajando en determinar su ciclo de vida y EPD, 83% tienen 1 producto en estudio; 10% de ellas (4) están estudiando entre 2 y 5 productos, o lo harán en los próximos meses, y 7% ya menciona 5 o más productos. “Esto responde a un desafío global de las grandes compañías que comienzan por un producto y luego pasan a trabajar EPDs para una cantidad mayor, lo que refleja cómo los empresarios ven y avizoran el mercado”.
Además, el 60% de las empresas que están gestionando su EPD lo hacen para sus productos de consumo doméstico, más allá que también exporten. Tienen una responsabilidad social y ambiental con el país. Esto es una señal de lo que se viene en el mercado doméstico. Y un 41% de ellas exporta y lo hace por ese motivo.
“En el rubro alimentos y bebidas, este porcentaje de interés de las empresas en los EPDs nos ubica en un estrato superior, en un nivel competitivo, fundamentalmente cuando nos pidan en Europa, en el futuro, el pasaporte de producto”, destacó Echazarreta.
Casos locales
El seminario finalizó con ejemplos de empresas y entidades que ya trabajan en la determinación de los EPDs. Uno de ellos fue el del frigorífico Logros, cuyo gerente general, José María Roca, mencionó que “nos cambió la historia entender lo que es la EPD y comenzar a trabajar con profesionales del INTI e INTA. Determinamos huella de carbono e hídrica. Queremos llegar a tener determinaciones en el campo, tener datos concretos, con rigor científico. Estamos a 500 kg de secuestro de CO2 para llegar a la carbono-neutralidad. Eso nos va a posicionar como un producto que más allá de nuestra calidad, que nos permitirá decir que la carne vacuna argentina tiene otra fortaleza. Vamos a llegar etiquetar con huella de carbono”, aseguró.
Por su parte, Teresa Senosiain, gerente de Calidad del frigorífico Marfrig, explicó que «estamos con el INTI en una etapa de ajuste de datos, ampliando el alcance y haciendo el estudio de EPD con 3 productos: carne vacuna envasada al vacío, carne congelada con y sin hueso, y nuestras hamburguesas Paty, producto ícono para el consumo local”.
También explicó que la cadena de comidas rápidas Mc Donalds exige una política de libre de deforestación en los establecimientos ganaderos de Brasil y Argentina que le proveen carne, dato que verifica, desde hace unos 2 años, mediante un relevamiento satelital bimestral. “Lo están pidiendo (también) los compradores de Europa, aunque no sea una certificación. Es el presente más que el futuro”, advirtió.
Por su parte, Eugenia Brusca, del departamento de Promoción Interna del IPCVA, mencionó que “la cadena de ganados y carnes ha sido muy atacada” y que “su sostenibilidad tiene que tener un aval científico”, sobre el cual el instituto realizó la Campaña Carne Argentina, Carne Sustentable, basada en datos de un relevamiento de la producción ganadera realizado con el INTI, el INTA y el Conicet.
Agregó que “cualquier idea que surge en Europa se traduce en 1 a 5 años en tendencia en EE.UU. Y que el 66% de los europeos no consumiría carne vacuna si no le aseguran una trazabilidad que le indique sostenibilidad del producto. Actualmente, el 46% de los estadounidenses dicen ‘yo elijo productos sustentables y sostenibles’. Eso no quita que el latinoamericano no lo pida en 10 años”, señaló, y agregó que el argentino ya pide bienestar animal.
Añadió que “más de 24 frigoríficos de la Argentina están encaminados en procesos de EPD para convalidar la sustentabilidad de la cadena de ganados y carnes, y esperamos que esto tenga una difusión más grande, porque la comunicación del sector, de los últimos 30/40 años, ha llevado a esa desinformación del consumidor”.
Finalmente, Victoria Ibáñez Padilla, de CAENA, encaminada con el INTI en un proceso de EPD, señaló que “hicimos el relevamiento y la modelización de las empresas que eligieron participar del proyecto para buscar un EPD para distintos tipos de alimentos balanceados (animales de producción y mascotas), como para el sector de aditivos y premezclas”. Añadió que, año tras año generarán inventarios ambientales e información correcta para el consumidor, y para que los productores sepan cómo comunicar mejor el comportamiento ambiental y puedan confiar, con información certera de qué es lo que pasa antes que la comida llega a su plato”.
Fuente: Clarín, 17/12/22.
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