Se reactiva el desarrollo de antibióticos

enero 31, 2014 · Imprimir este artículo

Se reactiva el desarrollo de antibióticos
Por Hester Plumridge

Hace años, las farmacéuticas abandonaron la investigación de nuevos antibióticos porque no creían que el esfuerzo valiera la pena. Ahora, sin embargo, algunas han vuelto a la carga.

Tras desmantelar su equipo de antibióticos en 1999, Roche Holding está buscando un director de antiinfectivos para reactivar su equipo interno de expertos en el área. El año pasado, la farmacéutica de Suiza obtuvo la licencia de un nuevo antibiótico experimental de la empresa de biotecnología Polyphor Ltd., del mismo país. Además, está invirtiendo hasta US$111 millones en RQX Pharmaceuticals Inc., una compañía estadounidense que se concentra en antibióticos.

GlaxoSmithKline, del Reino Unido, anunció hace poco que recibiría hasta US$200 millones del gobierno estadounidense para su programa de antibióticos.

Otras empresas que también han reactivado sus iniciativas de descubrimiento y desarrollo de antibióticos son la británica AstraZeneca y la suiza Novartis AG.

Durante los últimos 15 años, las farmacéuticas se retiraron en masa del desarrollo de antibióticos citando altos costos de investigación, retornos pobres y regulaciones onerosas. En la década de los 80, por ejemplo, 30 nuevos antibióticos recibieron aprobación de los reguladores en Estados Unidos. Entre 2010 y 2012, apenas uno.

La estadounidense Pfizer Inc., PFE -1.05% una de las pioneras de la producción masiva de la penicilina, abandonó su investigación de antibióticos en 2011, al igual que su compatriota Johnson & Johnson. En 2002, Eli Lilly, también de EE.UU., dejó el campo para enfocarse en enfermedades crónicas. La francesa Sanofi SA escindió en 2004 su división de antiinfectivos, que pasó a llamarse Novexel.

«No estamos teniendo éxito en el desarrollo de enfoques innovadores para infecciones bacterianas difíciles de tratar», reconoce Charles Knirsch, vicepresidente de investigación clínica de Pfizer. «Después de pensarlo mucho, decidimos que concentrarnos en la prevención de infecciones representaría un retorno más prudente sobre nuestra inversión».

Afortunadamente para la salud pública, los factores económicos están cambiando. Los reguladores en EE.UU. y Europa están eliminando barreras al desarrollo de antibióticos y el gobierno estadounidense está dándole prioridad a la evaluación de nuevos medicamentos innovadores.

La ayuda financiera también gana impulso. La Unión Europea financia proyectos de investigación de antibióticos de empresas y universidades. Mientras que Washington apoya a empresas que desarrollan moléculas prometedoras.

También se están considerando modelos comerciales alternativos para superar el problema de los bajos volúmenes de facturación: la venta de nuevas drogas en altos volúmenes a proveedores de salud para que las usen cuando las necesiten o el cobro de una tarifa fija de licencia para que accedan a ellas.

Existe una necesidad médica crónica de nuevos antibióticos. Las infecciones que son resistentes a los antibióticos matan a alrededor de 50.000 personas al año en EE.UU. y Europa solamente, y el número está creciendo, según la Organización Mundial de la Salud. Cifras comparables para América Latina no han sido recopiladas. Pero los limitados datos disponibles sugieren que la resistencia a los antibióticos es un problema de envergadura tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, según un reporte reciente de la Alianza para el Uso Prudente de los Antibióticos, un grupo con sede en Boston.

El uso excesivo de antibióticos ha creado resistencia a ellos, lo que reduce la efectividad de los medicamentos. Igualmente, el uso generalizado de estos fármacos en la crianza de animales que se usan para carne introduce más antibióticos a la cadena alimenticia, socavando su efectividad. Con pocas nuevas drogas para recetar y las viejas medicinas incapaces de actuar contra ciertas cepas, los doctores a veces se ven obligados a recurrir a medicamentos más tóxicos. Encontrar nuevas drogas se ha convertido en un reto científico enorme. Las bacterias Gram negativas son especialmente difíciles de atacar. Un tipo de pared de doble célula hace difícil que los antibióticos ingresen en el organismo y si penetran, «bombas» dentro de la bacteria usualmente expulsan la medicina.

Incluso si los antibióticos llegan al mercado, las medicinas oncológicas son, en promedio, tres veces más rentables y las drogas para el aparato «locomotor» producen más de 10 veces los retornos, según estimados de un informe de 2009 de la London School of Economics.

Fuente: The Wall Street Journal, 31/01/14.

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