La gran cosecha de China amenza al mercado internacional de granos
agosto 28, 2014
La gran cosecha de China presiona el mercado internacional de granos.
Un campesino airea trigo recién cosechado cerca de la ciudad de Yuncheng. Xinhua/Zuma Press
China ha pasado de vivir períodos de escasez y hambrunas hace sólo unas décadas a una productividad agrícola que es celebrada como un éxito por el gigante asiático.
Este año, mientras los agricultores se preparan para comenzar sus cosechas, el país se encamina a su decimoprimer año consecutivo de abundancia de granos. Sin embargo, la producción es demasiado alta incluso para el país más poblado del mundo, lo que ha desbordado los depósitos y plantea un dilema para las autoridades.
Estimaciones de medios estatales indican que el gobierno tendrá una reserva de 150 millones de toneladas de granos que incluyen tres de los cultivos más importantes de China: arroz, trigo y maíz. La cifra duplica los 75 millones de toneladas del año pasado y aumenta la sobreabundancia de commodities agrícolas que está socavando los precios.
«Los funcionarios chinos siempre hablan de tener una gran cosecha», dice Fred Gale, economista del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). «Eso suena como algo bueno, ya que se han preocupado porque la oferta siga el ritmo de la demanda. Pero ahora, China parece estar teniendo problemas con excedentes de la mayoría de sus commodities».
La abundancia de granos es motivo de elogio en el país. Sin embargo, China está gastando mucho más de lo necesario para alimentar a sus habitantes y se verá obligada a vender sus excedentes en un mercado global que ya sufre de un exceso de oferta.
La situación ha dejado expuesto el ineficiente y costoso programa de subsidios del gobierno diseñado para mantener altos los ingresos de los agricultores. Beijing intenta encontrar la fórmula para proteger a sus residentes rurales al tiempo que reduce la producción de estas materias primas perecederas con el fin de ahorrar dinero y evitar que haya excedentes de suministros.
La sobreabundancia de China no podría haber llegado en un peor momento para los agricultores estadounidenses de maíz, que tendrían una cosecha récord de 14.000 millones de bushels (más de 355 millones de toneladas) según el USDA. Los futuros de maíz han caído 15% este año tras derrumbarse 40% el año pasado, y la negativa de China a comprar maíz estadounidense ejercerá una mayor presión sobre los precios, afirma Jason Britt, presidente de la corredora Central States Commodities Inc. «(La falta de compras de) China ha sido un factor que ha contribuido a los precios bajos», dice. «Ahora, la tarea del mercado es bajar a un nivel donde encontremos demanda».
El tamaño preciso y los costos del programa de subsidios son difíciles de determinar. Datos oficiales muestran que China compra un tercio de la producción de maíz, mientras que estimaciones de medios estatales señalan que el gobierno gastó US$36.000 millones en los últimos dos años para realizar adquisiciones cuando los precios del mercado tocaron fondo.
«Las reservas son absolutamente gigantescas, muy por encima de cualquier cosa que se pueda justificar con un fundamento comercial», dice Thomas Pugh, economista de Capital Economics en Londres. «Esos son bienes perecederos, así que empezarán a deteriorarse». Pugh calcula que China posee alrededor de 40% de las reservas de maíz del mundo. El país planea construir instalaciones de almacenamiento para guardar 50 millones de toneladas más de granos para 2015, según medios estatales.
Cerca de 70% del consumo de maíz de China se destina a la alimentación de ganado, conforme aumenta el apetito de los chinos por carne, y el resto es procesado en jarabe o almidón.
El problema es particularmente agudo este año, debido a un auge de la producción también en EE.UU. y un desplome de los precios allí a cerca de mínimos de cuatro años, mientras que las cotizaciones en China han permanecido elevadas debido a los subsidios. Eso crea un incentivo para que los operadores chinos importen maíz, lo que eleva aún más el inventario de China, apunta Jikun Huang, director del Centro de Política Agrícola China, una entidad estatal en Beijing.
El maíz en la Bolsa de Commodities de Dalian se negocia a casi el triple del precio de los futuros en la Chicago Board of Trade.
Este año, China ha tratado de limitar las importaciones de maíz estadounidense, atribuyendo su decisión a la presencia de organismos genéticamente modificados (OGM). No obstante, Huang señala que los operadores le han encontrado la vuelta al importar otros sustitutos de pienso como cebada y sorgo.
No es fácil para China deshacerse de estas enormes reservas y el gobierno ha indicado que está al tanto del problema de la falta de silos.
«En el pasado, nos hemos enfocado en aumentar la producción y la calidad del grano (…) ahora necesitamos reformas para comprar, vender y almacenar mejor, y así contribuir a la seguridad nacional», dijo el primer ministro, Li Keqiang, según el sitio web de la Administración Estatal de Granos.
«Es increíble que China pueda pasar por alto los OGM cuando las reservas son bajas, pero cuando tratan de proteger a sus agricultores o tienen un excedente, pueden encontrar cualquier excusa. Son barreras comerciales, simplemente llamémoslas por lo que son», dice Britt.
En enero, el gobierno indicó que empezaría programas de prueba para el algodón y la soja —dos cultivos con menor importancia estratégica— para acabar con la acumulación de reservas e implementaría un sistema de precios objetivo, para que estén más determinados por el mercado.
«El gobierno se mueve en la dirección correcta, paso por paso», afirma Cherry Zhang, analista de maíz de Shanghai JC Intelligence Co. «Pero mucho depende de cómo resulten en la práctica los cambios para el algodón y la soja«.
—Tony Dreibus contribuyó a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 28/08/14.