J.P. Morgan, Volcker, cajeros automáticos y más

mayo 16, 2012

J.P. Morgan, Volcker, cajeros automáticos y más

Por Neal Lipschutz

 

NUEVA YORK (Dow Jones) — A fines de 2009, en una conferencia sobre finanzas en las afueras de Londres, el venerable Paul Volcker no daba tregua a los banqueros.

La única innovación financiera del último cuarto de siglo que le gustaba, dijo el ex presidente de la Reserva Federal a quien generalmente se le atribuye el control de una alta y pertinaz inflación en Estados Unidos, era el cajero automático.

Sostuvo que nadie le había mostrado un vínculo entre todas las invenciones de productos financieros, que contribuyeron a llevar el sistema global al borde del precipicio, y un beneficio económico sustancial.

Recordé los comentarios de Volcker en la conferencia, acerca de la cual también escribí entonces, el jueves por la noche, cuando se conoció la noticia sobre la pérdida de US$2.000 millones de J.P. Morgan Chase & Co. en negociaciones con derivados. El presidente ejecutivo de J.P. Morgan, Jamie Dimon, calificó la estrategia que causó la pérdida de «fallida, compleja, deficientemente examinada, deficientemente ejecutada y deficientemente supervisada».

Parecía exactamente la clase de actividad de la cual y en contra de la cual hablaba Volcker -al menos para bancos comerciales- a finales de 2009. Parecía la clase de actividad que motivó la Regla Volcker, aún controvertida y sin implementar, que impediría que los bancos comerciales realicen operaciones bursátiles con capital propio.

Dimon dijo el jueves que la actividad en cuestión del banco no estaría comprendida por la Regla Volcker, pero hay pocas dudas, como Dimon ha reconocido, que la noticia de la pérdida grande en J.P. Morgan, banco que goza de gran admiración, añadiría ímpetu a los partidarios de la aún controvertida normativa.

Como han observado otros, el impacto de la pérdida de J.P. Morgan en el debate sobre política pública probablemente trascenderá la Regla Volcker. El argumento de que algunos bancos son simplemente demasiado grandes, punto, y que deberían estar sujetos a un límite de tamaño, sin duda cobrará impulso por la noticia.

Hay otra manera de contemplar el embrollo de J.P. Morgan y vale la pena detenerse en esto. Aun a pesar de la pérdida, si bien grande, J.P. Morgan es todavía un banco muy robusto y rentable.

En ese sentido, toda actividad financiera implica riesgo, y lo que deberían hacer las instituciones financieras es asegurarse de que pueden tolerar esos riesgos por medio de un balance total sólido. Toda empresa es una actividad humana y los hombres cometerán errores. La perfección no es una pauta realista en los negocios, aun cuando a veces los medios periodísticos colectivamente actúan como si lo fuera.

Dimon dijo, «Lo admitiremos, lo remediaremos y seguiremos adelante».

Pero incluso si la institución financiera de Dimon lleva a cabo esa estrategia comprensible, el error de J.P. Morgan que deben enmendarse conducirá a la entidad y otros grandes bancos estadounidenses a una realidad normativa diferente.
Fuente: The Wall Street Journal, 14/05/12.