El sello de Bernanke podría marcar a la Fed

enero 31, 2012

El sello de Bernanke podría marcar a la Fed

Por Jon Hilsenrath

 

En sus seis años al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Ben Bernanke ha llevado al banco central en direcciones insospechadas. Ha reducido las tasas de interés de corto plazo a casi cero y las ha mantenido ahí por años, ha triplicado con creces su portafolio de valores y préstamos y ha rescatado conglomerados financieros que la Fed ni siquiera regula.

Perdido en medio de estas decisiones radicales está lo mucho que Bernanke ha cambiado a la propia institución. Bajo su batuta, la Fed se ha vuelto más transparente acerca de sus intenciones y ha mostrado sus a veces acalorados debates internos. Lo paradójico es que ha impuesto un estilo más consensual, a pesar de haber conducido a la Fed por terrenos inexplorados. Las decisiones de la semana pasada del banco central tienen la impronta de Bernanke en todos estos aspectos y repercutirán por mucho tiempo en la forma en que la entidad opera.

La Fed dio dos pasos. Primero publicó proyecciones detalladas sobre las tasas de interés de cada uno de los 17 miembros que participan en las reuniones, sin identificarlos. En segundo lugar, dio a conocer sus metas de inflación y desempleo en la forma más explícita de la historia.

El primer paso sirve para expresar las voces del entorno más amplio en el que opera Bernanke. Se trata de un nuevo ejemplo del énfasis de Bernanke en el consenso.

El presidente de la Fed es un defensor de los estudios realizados por el profesor de la Universidad de Princeton y ex vicepresidente de la Fed Alan Blinder, que muestran que los grupos son, a menudo, más efectivos a la hora de tomar decisiones que los individuos. Los antecesores de Bernanke, Alan Greenspan, Paul Volcker y Arthur Burns, dependían más de la fuerza de sus personalidades. Cuando Bernanke asumió la presidencia de la Fed, en 2006, esa era una de las cosas que quería cambiar.

La decisión de la semana pasada fue un paso importante en esa dirección. Bernanke apuntó precisamente a eso, y a la posibilidad de que no ejerza un tercer período a cargo del banco central cuando expire su actual gestión, en 2014. «El período del presidente no es infinito», señaló en una conferencia de prensa después de la reunión de la semana pasada. «En algún momento habrá un nuevo presidente. Pero hay mucha más continuidad en la Fed como grupo», arguyó.

Si una nueva persona asume la presidencia de la Fed en dos años y quiere ejecutar un cambio radical de política, tendrá que hacer frente al hecho de que las posturas de sus colegas son públicas.

De todos modos, no ha sido una transición fácil. La política de consenso se ha traducido, en ocasiones, en una confusa cacofonía de voces acerca de las próximas medidas a emprender. Un examen más detallado de la investigación de Blinder ayuda a entender las razones. Blinder y su coautor, John Morgan, de la Universidad de California en Berkeley, sacaron sus conclusiones después de conducir durante la década pasada varios experimentos con estudiantes universitarios sobre la toma de decisiones en grupos de no más de ocho integrantes, cuenta el primero.

La Fed es un grupo mucho más amplio. «Diecisiete personas no pueden dirigir nada en conjunto», señala Blinder. Eso ayuda a explicar la cacofonía de voces y por qué Bernanke se ha visto obligado a dejar de lado su pasión por el consenso para ser asertivo y tratar de llevar al grupo en la dirección que él desea.

La dinámica de grupo en la Fed se vuelve aun más compleja puesto que no todos los 17 miembros votan en las reuniones. Sólo cinco de los 12 presidentes de los bancos regionales de la Fed pueden hacerlo en forma rotativa, lo que significa que hay siete que tienen voz pero no voto.

El segundo paso, explicar en forma más explícita las metas de inflación y desempleo, es algo que Bernanke ha anhelado desde hace tiempo. Para quienes creen que la Fed permitirá un alza significativa de la inflación, la entidad reiteró enérgicamente su deseo de mantenerlo en alrededor de 2%. Bernanke, en todo caso, diluyó un poco este punto al indicar que si el aumento de precios excede la meta y el desempleo es alto, la reducción de la inflación podría demorar un poco más.
Fuente: The Wall Street Journal, 30/01/12.