Szpolski y Garfunkel cierran las revistas Forbes y Lonely Planet
Por Alejandro Alfie.
El ultrakirchnerista Grupo Veintitrés se retira del segmento revistas y deja otros 30 empleados en la calle.
Otra época. Los Brito [otro ultra K], en una de las primeras tapas de la revista ahora cerrada.
Sergio Szpolski le anunció a sus periodistas el cierre de las versiones locales de Forbes y Lonely Planet, dos revistas sobre economía y viajes del Grupo Veintitrés. Y les ofreció «retiros voluntarios» a los 30 empleados de esas revistas.
Esto se suma al cierre de la imprenta de las revistas del grupo, Poligráfica del Plata, cuyos 60 empleados no cobran los sueldos desde mediados de diciembre y están en conflicto porque no aceptaron los «retiros voluntarios» que ofrecieron los empresarios kirchneristas Szpolski y Matías Garfunkel.
La versión local de la revista Forbes fue creada por Grupo Veintitrés en 2011. Tenía una parte de los contenidos que venían desde los Estados Unidos, donde se hacía la producción internacional; mientras que los contenidos locales se hacían en la Argentina. Uno de sus rankings más conocidos es el de las personas más ricas del mundo.
La otra revista que cerró es Lonely Planet, con temas de turismo para viajeros. Es muy conocida la versión española, de donde tomaban la mayoría de sus notas.
El cierre de Forbes y Lonely Planet se enmarca en el abandono del grupo de Szpolski y Garfunkel del segmento de revistas, donde estaba desde hace 11 años, cuando compró Veintitrés, para competir con la revista Noticias, de Editorial Perfil.
Grupo Veintitrés fue uno de los mayores multimedios kirchneristas y el que más publicidad oficial recibió durante esta década. [Traducción: Robo para la corona K]
Pero en los últimos meses cerró y vendió todas sus revistas, para quedarse sólo con los diarios Tiempo Argentino y El Argentino, junto con la cadena de noticias CN23 y las radios Rock & Pop, Vorterix, América y Splendid.
Szpolski y Garfunkel vendieron la revista Veintitrés al grupo Olmos, dueño de Crónica y ligado a la UOM de Antonio Caló; vendieron el dominical Miradas al Sur al Movimiento Evita; y le cedieron los portales web Diagonales y 24Con a un ex empleado jerárquico. La revista Siete Días, que venía los domingos dentro de Tiempo Argentino, dejaron de imprimirla y pasaron a editarla sólo en digital. A fines del año pasado cerraron también las versiones locales de las revistas Newsweek y Auto Bild.
El Gobierno impulsó a Szpolski y Garfunkel para que compren y creen numerosos medios, con plata de la publicidad oficial. [Traducción: Cientos de millones de dólares robados el Estado Argentino] Ahora, que hay una crisis en el sector de revistas y ya no son importantes para el Gobierno, el Grupo Veintitrés las vende o cierra, dejando a más de 100 personas en la calle. Es que no les está pagando los sueldos a los 60 empleados de la imprenta ni a los 15 de Diagonales. Y habrá que ver qué pasa con los 30 periodistas que trabajaban en Forbes y Lonely Planet, a quienes también les ofrecieron tomar retiros voluntarios.
Ruta del dinero K: el estudio de las empresas fantasma pide ser parte del juicio
Por Ana Baron.
Lázaro Baez y Cristóbal López, empresarios K
Nueva York – Por primera vez, Mossak y Fonsenca el estudio jurídico panameño acusado de ser el mentor de las mas de 123 empresas fantasmas adjudicadas a Cristóbal López y Lázaro Báez en Nevada, envió un escrito al Juez Ferenbach de Nevada en la que pide ser parte del juicio iniciado por los fondos buitres en el marco que de la investigación que están haciendo sobre la Ruta del dinero K y la corrupción en la Argentina.
El juez Ferenback dijo que hay «sospechas razonables» indicando que Mossak y Fonseca le dio instrucciones a Carmen Amunategui de NM Nevada para que registre las 123 empresas en Nevada y que tiene mas información que ella sobre lo que sería un gran esquema de lavado de dinero argentina que incluye no solo Estados Unidos, sino que también Uruguay, Paraguay, las Islas Seychelles, Suiza, Liechtenstein y Luxemburgo.
CFK y bolsa de dinero
Varias de las empresas en cuestión están a nombre Aldyne, una empresa basada en las Islas Seychelles. Aldyne tiene relación con la firma Helvetic Services Group, que se quedó con la financiera SGI, conocida como La Rosadita y que pertenecía a Federico Elaskar. En el escrito pidiendo su intervención en el juicio, Mossak y Fonseca afirma que la corte no tiene jurisdicción para actuar en Panamá y que el fallo que impartió autorizando a los fondos buitres a que lo investigue es contraria a ley internacional. El Juez Ferenback ya dictamino que NM Nevada, el estudio de nevada dirigido por Carmen Amunategui que registro las empresas en cuestión en el alter ego (es uno y lo mismo) de Mossak y Fonseca. Es decir, en su fallo Ferenbach ya habilitó a los fondos buitres a pedirle información a Mossak y Fonseca en Panamá a través de Amunategui. Ahora el juez Ferenbach deberá determinar si le da lugar o no a la petición de Mossak Fonseca.
Fuente: Clarín, 01/04/15.
Un estudio panameño daría datos en la causa de lavado en EE.UU
Por Silvia Pisani.
Mossack Fonseca informaría al juez de Nevada sobre las cuentas de Báez y López
WASHINGTON – El caso de la llamada «ruta del dinero K» podría tener un nuevo protagonista en los tribunales norteamericanos del estado de Nevada. Eso si prospera la encendida solicitud que, finalmente, hizo el estudio de abogados panameño al que se sitúa en medio de la trama para que lo «dejen ser parte» en el caso, con la intención de «defenderse» de los «errores» que, a su juicio, cometió el juez en perjuicio suyo y de sus clientes.
Es la primera vez que el estudio de abogados Mossack Fonseca se presenta formalmente ante el juzgado de Cam Farenbach. Lo hace con un escrito en el que señala un cúmulo de errores que, a su juicio, cometió el magistrado de Nevada en la investigación.
Por todo eso el estudio de abogados panameños le pidieron al juez ser «parte» en el proceso, con el «solo objetivo» de defender «su buen nombre y el de sus clientes.
Hace más de un año que el estudio panameño aparece citado en esta trama, en la que se le atribuye haber sido el responsable del registro de un entramado de empresas fantasma que, según la acusación de los fondos buitre, habrían usado los empresarios kirchneristas Lázaro Báez y Cristóbal López para circular dinero oscuro proveniente de la Argentina.
Pero ahora lo que precipitó la reacción del estudio fue la decisión del magistrado de declarar que la firma MF Corporate, con sede en Nevada, es «la misma cosa» (álter ego) que el estudio. La figura abre la puerta para que los fondos buitre demanden judicialmente a la sede panameña con documentación para avanzar en su pesquisa de los activos argentinos. Algo a lo que se oponen de plano.
Pese a que cruza al juez con la afirmación de que «no es» el álter ego de la firma de Nevada, el estudio panameño coquetea ahora con la idea de «colaborar» con la investigación judicial, siempre y cuando se le preserven el secreto y la «confidencialidad» de sus clientes. De ellos afirma no su convicción, sino su «creencia» de que «no tienen nada que ver» con la Argentina.
Buscar activos
La causa de Nevada responde a una figura denominada «Discovery», por la cual se habilita a los acreedores de la Argentina a buscar activos supuestamente escondidos en plazas financieras ajenas a Buenos Aires.
El fondo NML, de Paul Singer, que está inmerso en el conglomerado de los fondos buitre y es uno de los más activos en esta pesquisa, está convencido de haber dado con dinero presuntamente de la corrupción circulado desde la Argentina por un conglomerado de empresas registradas en Nevada, a las que vincula a los citados empresarios allegados a la presidenta Cristina Kirchner desde hace muchos años.
En las últimas semanas el juez Farembach emitió opiniones en las que sumó sospechas sobre los fondos que manejan Cristóbal López y Lázaro Báez.
La historia que todos conocemos es fácil de resumir: nombrado por orden de Néstor Kirchner, el fiscal Nisman investigó durante años el mayor atentado sufrido por la Argentina. En paralelo, la Presidenta cambió el criterio de su predecesor, su marido, y, en trámite exprés, firmó e hizo aprobar con la obediencia (in)debida de sus legisladores, un tratado con Irán que fue declarado inconstitucional, donde sacrificaba nuestra soberanía judicial por primera vez en la historia.
En un momento dado, el fiscal Nisman denunció a la Presidenta, a su canciller y a un grupo de parafuncionarios, por encubrimiento a favor de acusados por la masacre de la AMIA, precisamente a través de ese tratado.
A los pocos días el fiscal Nisman apareció muerto de un tiro en la cabeza. Pocos días después, el fiscal Pollicita apoyó la denuncia de Nisman y pidió 46 medidas de prueba. Pero el juez Rafecas desestimó la denuncia sin más trámite, hasta teniendo en cuenta elementos ajenos a la causa inicial, que en definitiva sirvieron de prueba a los imputados: para ellos sí hubo posibilidad de pruebas. Para los fiscales, o sea para todos nosotros, no.
Apeló el fiscal Pollicita y el fiscal Moldes lo acompañó, pese a las presiones brutales que recibió. Incluido el absurdo retiro de su auto oficial.
Ahora la Cámara de Apelaciones, por su Sala I y por el voto de sus miembros Ballestero y Freiler, convalida la desestimación del juez Rafecas e impide que siga o, mejor dicho, que empiece la investigación de un delito que -si existió- involucra a las máximas figuras del Gobierno en un tema de lesa humanidad que costó la vida a 85 argentinos y, acaso, al fiscal Nisman.
Hasta aquí, parece el argumento inicial de una película clase «B», en la que los buenos al final triunfarán. Pero desgraciadamente es nuestra realidad y casi todos tenemos miedo de que el mal triunfe. Esta vez, el mal tendría éxito al impedirse la investigación por formalismos kafkianos sin sentido jurídico ni común.
Todos los fallos merecen respeto, pero eso no implica acatarlos: la decisión de la Cámara Federal es apelable ante la Cámara de Casación e incluso lo que decida esta Cámara puede llegar a la Corte Suprema, dada la monumental gravedad del caso, a través del per saltum.
El fiscal Moldes ya había anticipado que apelaría. Queda saber si el fiscal que tomará el caso lo seguirá y si Casación revocará las lamentables decisiones de 1a y 2a Instancia, que nos niegan a todos los argentinos saber si la denuncia de Nisman, Pollicita y Moldes contra la Presidenta y su grupo tenía fundamento o no.
La denuncia del fiscal Nisman fue ratificada por los fiscales Pollicita y Moldes. El denominador común entre estos tres fiscales ha sido el más básico de una república: no deben impedirse las investigaciones de posibles delitos, sin importar que puedan haber sido cometidos por gobernantes. Incluso si la Cámara de Casación confirmara el fallo de Rafecas y de la Cámara, debería solicitarse a la Corte Suprema que por el instituto del per saltum, intervenga y permita que la investigación se lleve a cabo,
Ojalá que el sistema funcione correctamente y que, de una vez por todas, empecemos a vencer la brutal impunidad que nos aplasta como personas y como país. Es inadmisible que semejante escándalo quede sepultado en un archivo, sin ser investigado. Eso se llama impunidad, y no podemos seguir conviviendo con ella.
—El autor es abogado y fue Consejero de la Magistratura entre 2010 y 2014.
El Gobierno volvió a usar las emisiones del programa Fútbol para Todos para intentar instalar su relato sobre la Ley de medios.
En tres spots, Martín Sabbatella trató de defender su polémica gestión al frente de la AFSCA. Y volvió a mostrar su total parcialidad atacando a Clarín.
Habló de 1300 nuevas licencias, de 100 mil nuevos puestos de trabajo, de planes de adecuación terminados.
Pero sus afirmaciones son falsas u omiten lo más importante.
Es que la verdad lleva a conclusiones opuestas a las de Sabbatella.
Por eso, en este video, se responden punto por punto las nuevas falacias del titular de la AFSCA.
Fuente: clarin.com, 28/03/15.
Alberto Nisman no le dieron ni siquiera la oportunidad de una investigación. Era previsible. La Cámara Federal que le tocó a su denuncia resolvió contra el Gobierno, en los últimos años, sólo en ocasiones muy escasas. La Cámara Federal se divide en dos salas. La Sala 1, que resolvió ayer, más identificada históricamente con los intereses del Gobierno, y la Sala 2, con fama de independiente. La decisión de la Cámara que confirmó la resolución del juez Daniel Rafecas, quien desestimó de plano la denuncia de Nisman, podría explicar hasta la reciente y feroz campaña del oficialismo para difamar al fiscal muerto.
Dicho con palabras más directas: esos jueces que firmaron la sentencia de ayer, Jorge Ballestero y Eduardo Freiler, no hubieran hecho lo mismo pocos días después de la masiva movilización del 18-F. Tuvieron margen para hacerlo, en cambio, después de que el Gobierno lo denunciara a Nisman como un mujeriego compulsivo, un gastador incansable de fondos estatales y un loco desquiciado en el manejo de los asuntos judiciales. Un «sinvergüenza» y un «turro», en fin, según la descripción del infaltable Aníbal Fernández. Ahora se explica por qué se necesitó matar al muerto.
Ayer sucedió de manera más consistente la segunda muerte de Nisman. El caso provocó la división del tribunal, aunque sólo uno de sus tres jueces, Eduardo Farah, promovió revocar la decisión de Rafecas e investigar la denuncia de Nisman. Quedó en minoría. La mayoría se dedicó, más bien, a destruir los testimonios de dos personas muertas, el propio Nisman y el periodista Pepe Eliaschev. A Nisman le reprochan haber denunciado un delito respaldado en meras conjeturas. Dijeron de Eliaschev que cambió en la declaración testimonial lo que había afirmado en una nota en el diario Perfil. Eliaschev fue el primer periodista que informó que existía una negociación secreta entre el gobierno de Cristina Kirchner y el régimen de los ayatollahs iraníes. Ninguno de los dos está, desde ya, en condiciones de replicarle al tribunal. Así, con semejantes tretas, no se necesita ser juez para archivar una denuncia.
Los jueces Ballestero y Freiler, que desestimaron la presentación de Nisman, dieron fundamentalmente dos argumentos. Uno consistió en describir una decisión política, susceptible de críticas y de impugnaciones, pero que en ningún caso configura un delito. El otro argumento señala que, aun si hubiera habido la intención de cometer un delito, no hubo principio de ejecución, requisito necesario para ser condenado por la Justicia. Ambos merecen su refutación.
Si fue una decisión política o un delito es la conclusión a la que debe llegar la Justicia después de un largo proceso. Nadie dijo nunca que el escrito de Nisman sirviera para condenar a alguien o a algunos. Fue la presentación de un fiscal que había trabajado diez años en el caso AMIA y que murió extrañamente cuatro días después de denunciar a la Presidenta y al canciller, entre otros. Una denuncia necesita ser corroborada con pruebas y testimonios. El propio Nisman pidió muchísimas medidas de prueba para sostener su denuncia. El problema es que ningún juez, ni Rafecas ni Ballestero ni Freiler, le dieron la oportunidad de comprobar que sus conclusiones eran ciertas.
Una denuncia sólo necesita ser «verosímil», como lo señaló el juez de la minoría, Farah, y la de Nisman lo es. Merecía, por lo tanto, la oportunidad de ser investigada, que es, en última instancia, lo que pidieron los fiscales Gerardo Pollicita y Germán Moldes. Las grabaciones de las conversaciones telefónicas entre Luis D’Elía, Jorge «Yussuff» Khalil y Fernando Esteche se prestan para cualquier interpretación. Les sirvieron a Freiler y a Ballestero para darle la razón al juez Rafecas, y le sirvieron a Farah para asegurar que Rafecas se equivocó. Son diálogos propios de barrabravas, con más sobreentendidos que claridad. Lo más notable de esas conversaciones es el grado de información con que cuentan esos personajes. Por eso, la denuncia de Nisman es, por ahora, más política que judicial. Desnudó el entramado que se teje en los sótanos oscuros del poder cristinista.
En rigor, la primera responsabilidad por la caída súbita de la denuncia de Nisman le corresponde a Rafecas. Fue ese juez quien abrió el camino para el archivo rápido de la denuncia y quien les dio argumentos a los jueces cercanos al oficialismo. Si Rafecas hubiera abierto una mínima investigación, esa Cámara Federal debería resolver ahora sobre pruebas concretas y no sobre una presunción. O sobre la opinión personal de Rafecas, tal como él lo subrayó varias veces en su resolución. La decisión de Rafecas cavó, incluso, una profunda grieta entre los dirigentes de la comunidad judía, con cuya simpatía el juez cuenta (¿o contaba?).
No es cierto tampoco que no hubo principio de ejecución del supuesto delito, si la intención hubiera existido. El gobierno de Cristina Kirchner agotó todos los recursos que tenía a su alcance para culminar con los requisitos del tratado con Irán. «La aprobación en trámite exprés del acuerdo por parte del Congreso fue el principio de ejecución», dijo ayer un juez federal que nada tiene que ver con este caso. Fue el gobierno de Irán el que demoró la aprobación del pacto por parte de su Parlamento.
Si el acuerdo se hubiera formalizado definitivamente en los dos países, tampoco Interpol habría necesitado de un juez argentino para levantar las circulares rojas para la captura internacional de cinco jerarcas iraníes. Una de las razones de ser de Interpol es la de buscar a las personas cuyo paradero se desconoce. ¿El paradero de quién desconocería la justicia argentina si los acusados hubieran estado en Teherán parloteando con jueces y funcionarios argentinos? El propio tratado dispone, en su artículo 7, que el acuerdo sería notificado a Interpol sin necesidad de que fuera aprobado por los parlamentos de ambos países. ¿Para qué tanta premura si las circulares rojas no eran la prioridad, según la defensa del gobierno argentino?
Los jueces que decidieron ayer no tuvieron en cuenta, ni siquiera, dos hechos destacables que sucedieron después de la denuncia de Nisman. El primero de ellos es la muerte del fiscal, cada vez más alejada del suicidio para su familia y para la mayoría de la opinión pública. Nisman murió por esa denuncia, sea cual haya sido el procedimiento que puso fin a su vida. El segundo hecho fue la denuncia de ex funcionarios venezolanos, según la cual, en el fondo, se negociaba la venta de uranio argentino a Irán. Nisman mencionó en su denuncia «otros acuerdos», pero no precisó mucho más. ¿Se refería, acaso, a supuestos regateos por el uranio? Imposible saberlo si se cierran todas las puertas de una investigación.
No todas las puertas están cerradas. El fiscal general Moldes no necesita anunciar si apelará a la Cámara de Casación. Ya en su presentación ante la Cámara Federal, en la que promovió investigar la denuncia de Nisman, anticipó que se reservaba el derecho de apelar ante la instancia superior. Apelará, sin dudas. Vendrá un sorteo que determinará a qué Sala de esa Cámara le tocará decidir y, de acuerdo con su resultado, se podrá saber si habrá un fallo independiente o no. Algo extraño sucede en la Justicia cuando sus sentencias pueden anticiparse según la simpatía de los jueces. Ésa es otra herencia perversa que dejará la era kirchnerista, que termina.
Los argumentos del juez Farah, que votó para que se investigue la denuncia de Nisman
El magistrado integra el tribunal que desestimó la presentación del fiscal contra la Presidenta; fue el único que se manifestó para que se abra una causa
Eduardo Farah es el camarista federal que votó a favor de que se investigue la denuncia del fiscal federal Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Kirchnerque fue desestimada esta tarde por el tribunal de la Sala I de la Cámara, que también integran los magistrados Jorge Ballestero y Eduardo Freiler (quienes votaron para confirmar el rechazo a la presentación judicial).
Los argumentos de Farah para que se abriera una investigación a partir de la denuncia de Nisman por supuesto encubrimiento de responsabilidades en la causa AMIA están desarrollados en el fallo que publicó el Centro de Información Judicial. Allí, el juez rechaza la desestimación del juez Daniel Rafecas. «Verosímil es aquello que tiene apariencia de verdadero, porque es al mismo tiempo posible y congruente, porque respeta una serie de reglas lógicas y de la experiencia y porque tiene un nivel aceptable de coherencia entre los diferentes elementos que lo constituyen. Esto no implica que se trate de una situación real o verdadera, lo verosímil tiene siempre un carácter meramente indiciario, nunca definitivo, a la hora de explicar una cosa», sostiene.
Y continúa: «La hipótesis de la fiscalía, analizada en forma global y no fragmentada, cumple con el requisito mínimo de verosimilitud y es susceptible de ser investigada. Y la omisión de hacerlo no es inocua, ni para un análisis de índole teórico ni para confrontar y evaluar los indicios colectados con carácter previo a la denuncia. [.] Es iniciando la instrucción y dando curso a las medidas de prueba que devienen pertinentes que podrán esclarecerse todos los interrogantes en pie. Negar su apertura no sólo es incorrecto, contraría lo estipulado por la ley (arts. 123, 180 y 193 del CPPN)», clama.
Finalmente, insiste al referirse a las implicancias del caso: «Frente a hechos de significativa gravedad institucional como los de esta causa, es preciso recabar las evidencias del modo más rápido posible, para que sean presentadas y argumentadas en un acto público, como es una sentencia judicial, pronunciada en tiempo y forma procesalmente oportunas. Ya se perdió demasiado tiempo para instruir la causa como correspondía; lamentablemente no parece ilógico suponer que la demora haya incidido negativamente en la eficacia del procedimiento de procura y colección de determinadas pruebas pedidas por la Fiscalía (ej. allanamientos). Es obligatorio e impostergable activarlo decididamente en aras de evitar que ese perjuicio devenga insalvable», declara.
Quién es Farah. Farah actúa en la Sala I del tribunal, como suplente, y es titular en la Sala II. Llegó de la mano del auditor Javier Fernández. Sus últimos fallos, en consonancia con la ruptura de Fernández con el Gobierno, fueron contra el vicepresidente Amado Boudou y el memorándum firmado con Irán.
Fuente: lanacion.com, 26/03/15.
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El camarista Jorge Ballestero minimizó el rol de los imputados: tildó a D’Elía de «inverosímil» y a Khalil de «desorientado»
El juez se burló del poder de negociación que tenían los presuntos operadores con Irán; sobre la denuncia de Nisman, manifiesta que se trató de «un pase de ilusionista»
El camarista Jorge Ballestero se burló del poder del piquetero Luis D’Elía y del rol de agente secreto del lobbista proiraní Jorge «Yussef» Khalil a la hora de fundar su voto en favor del Gobierno al rechazar la denuncia de Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Kirchner.
Al emitir su voto, Ballestero manifiesta sobre la denuncia de Nisman : «Al aproximarse al estudio de la presentación que dio génesis a esta causa, con sus casi trescientas páginas y sus decenas de comunicaciones telefónicas prolijamente encadenadas a un relato que, sin escatimar en adjetivos, exhibe una pulcra redacción, es atendible verse seducido por lo que se enuncia. Pero cuando uno se detiene y avanza en sus detalles, los contornos de lo que se dice ya no son tan nítidos. Como si se tratara de un pase de ilusionista, en casos como este es preciso analizar las cosas más de cerca para poder develar su real entidad».
El rol de los actores
Para el camarista, Nisman no especifica «cuál fue en definitiva la hipótesis ficticia ni cuál el aporte concreto que a su armado hicieron las personas citadas en ella». «Qué valor pueden tener comunicaciones telefónicas en las que los interlocutores, como bien señala el a quo, describen formar parte de un ámbito de acceso de restringido, no proyectando más que el eco de noticias periodísticas o bien una fabulada idea de ser operadores sin poder de convicción», se pregunta el camarista.
Ballestero no menciona en su fallo a la presidenta Cristina Kirchner , al canciller Héctor Timerman y el diputado Andrés «El Cuervo» Larroque , pero manifestó: «Nada resta por señalar respecto de los otros tres imputados cuando ninguna de las escuchas telefónicas los tiene como actores, y cuando ninguna de las probanzas e imputaciones logra demostrar la menor vinculación con los hechos denunciados que, como se dijo, no provenga de los actos oficiales relativos a la negociación, suscripción y aprobación del Memorándum de Entendimiento inconstitucional, mas no criminal».
D’Elía «inverosímil» y Khalil «desorientado»
Ballestero cuestionó que «se aluda como válido operador de este plan de encubrimiento a alguien que, como D’Elía, el mismo denunciante [Nisman] tildó de inverosímil en ocasión de recibirle declaración testimonial».
El camarista sostuvo también que D’Elía es una persona a la que los mismos protagonistas de las escuchas «denigran y desmienten».
«Tenemos a un (Fernando) Esteche [otro de los acusados por Nisman] comentándole a Khalil, nuevamente en referencia a D’Elía … «que no haga el canchero, que no haga el que entra a Casa Rosada…el que menos puede entrar a Casa Rosada es él»», indicó.
Sobre Khalil, el camarista consideró que él mismo se mostró «desorientado» el día que se firmaba el memorándum con Irán.
«En referencia a sí mismo, Khalil recuerda ante un tercero una charla con D’Elía porque este «…quería saber qué pasaba con el memorándum (risas), éste se piensa que yo soy Steven Spielberg, no sé 007…y yo qué sé qué pasa con el memorándum flaco, sé tanto como vos del memorándum le digo»», escribió Ballestero. Y añadió: «A confesión de parte…».
El camarista afirmó que «del mismo modo cuadra que el secreto agente de inteligencia se comunicara vía electrónica con una casilla abierta en el sitio Yahoo con su nombre y apellido, así como que pueda ser hallado en la exclusiva red social ‘Sónico’ y que sus contactos en la Dirección Nacional de Aduanas le hayan valido hoy una denuncia de la Secretaría de Inteligencia, por haber invocado falsamente su pertenencia a ese organismo».
Lavado de dinero: otra sociedad fantasma ahonda las sospechas sobre Báez
Por Hugo Alconada Mon.
Curazao, la pequeña isla del Caribe, es un mar de tesoros para los negocios de Lázaro Báez. Pero también de dolores de cabeza.
La operatoria que le permitió al empresario patagónico engordar el patrimonio de Austral Construcciones con $ 254 millones, cash, durante uno de los peores momentos financieros de la constructora fue aún más oscura de lo que ya se sabe. Incluyó dos sociedades inactivas en esa isla de las Antillas Holandesas, y la participación off shore de dos argentinos y un uruguayo que ya no pueden contar lo que saben: los tres murieron meses antes de que los últimos billetes entraran a las cuentas de la constructora, según reconstruyó LA NACIÓN sobre la base de testimonios y documentos confidenciales.
Lázaro Báez, el testaferro de los Kirchner.
Los primeros datos sobre la polémica operatoria ya las reveló este diario en mayo de 2013 y en enero pasado: Austral Construcciones detalló en su balance de 2011 que recibió $ 254 millones como indemnización por un supuesto proyecto inmobiliario que se frustró en Belice, del que se iba a encargar una sociedad de Curazao, J+J Holding, a través de un fideicomiso creado en Uruguay. Sin embargo, la firma de Curazao se encuentra inactiva desde 1989 y el fideicomiso jamás se registró ante las autoridades uruguayas, como impone la ley local.
¿Cuál fue el sentido de esa operación? Eso es lo que ahora investiga la Justicia, que intenta determinar si el proyecto realmente existió (y Báez invirtió millones en el Caribe) o si se trata de un dibujo con el que el empresario inventó una justificación para el reingreso, ya blanco, de $ 254 millones en la Argentina.
Nuevos documentos y testimonios que obtuvo LA NACIÓN exponen, por lo pronto, más puntos oscuros de ese ingreso de fondos. En teoría, Báez se interesó en un proyecto inmobiliario para construir condominios de lujo en Caye Chapel Island, una pequeña isla frente a las costas de Belice, en el mar Caribe.
Ese proyecto -con una inversión global estimada en US$ 1000 millones- quedó en manos de dos firmas constituidas en Curazao, J+J Holding NV y Nederlandsche Fisheries NV. Pero para el Registro Público de Comercio de la isla, ambas sociedades se encuentran inactivas, según confirmaron sus autoridades a LA NACIÓN.
Aun así, un contador uruguayo se movió durante años como «apoderado» de J+J Holding, sobre la base de un instrumento librado en 1984. Se llamaba José Luis Balbi Dall ‘Orto y murió a fines de 2011.
En tanto, el rostro visible para la segunda firma inactiva de Curazao, Nederlandsche Fisheries, fue el de Norberto Floreal Rivera, un argentino con domicilio en Villa Dominico, partido de Avellaneda, que también murió hace unos años, a poco de superar las seis décadas, según confirmó su hermana.
Poco antes de morir, Dall’ Orto y Rivera constituyeron en Montevideo el Fideicomiso de Inversiones Transnacionales Agrupadas I 2009 (FITA I 2009). Pero no lo registraron ante el Banco Central (BCU) de ese país y redactaron varias cláusulas llamativas. Entre otras, que «todas las registraciones contables» del fideicomiso se llevarían «en un libro contable separado» y que «el mismo podrá estar o no registrado ante la autoridad de aplicación». Esto es, una carta blanca a la eventual manipulación de todos sus números.
En ese mismo instrumento de creación del FITA, fechado en junio de 2009, Dall’ Orto y Rivera dieron otro paso: designaron «representante legal» del fideicomiso a Gastón Lemoine, otro argentino de 41 años que ese mes se había recibido de abogado.
Dos meses después, en agosto de 2009, Dall’ Orto dio otro paso. Sumó al fideicomiso a otra sociedad off shore. Esta vez, una panameña, Benasque Invest Inc., que a su vez sería la que aportaría el «predio» para el proyecto inmobiliario: «una isla denominada Caye Chapel Island».
Al igual que en las firmas J+J Holding y Nederlandsche Fisheries, los nombres de los verdaderos dueños de Benasque Invest jamás aparecen. Sólo se movió su apoderado, José Alberto Capparelli, otro argentino con domicilio en Avellaneda. Fue socio de Rivera en un par de firmas locales y, al igual que éste y Dall’ Orto, también murió ya.
Para entonces, y al menos en los papeles, J+J Holding lideraría el fideicomiso, Nederlandsche Fisheries aportaría US$ 100 millones «en Bonos Euronotas Serie III, emitidos por la Cámara Internacional de Comercio del Mercosur», una ignota entidad a la que aluden como Cidecomer, y Benasque Invest sumaría «la isla».
Para noviembre de 2009, Austral Construcciones se sumó al proyecto. Firmó dos documentos con el nuevo representante de J+J Holding, Lemoine; se comprometió a invertir US$ 100 millones, y entregó en el acto un pagaré por la décima parte de ese monto: US$ 10 millones, según firmó el apoderado de la constructora de Báez, Andrés Soria, y consta en las copias que obtuvo LA NACIÓN.
Apenas cinco meses y medio después, sin embargo, el proyecto quedó trunco, según notificó Lemoine en nombre de J+J Holding. Liquidarían el fideicomiso porque la panameña Benasque Invest había «incumplido con la obligación». Es decir, no entregó la isla.
Más dudas y fondos frescos
A partir de allí, Lemoine y un lugarteniente de Báez en Austral Construcciones, Claudio Bustos, se cruzaron varias intimaciones. Pero todas carecen de un acuse de recibido, o sellos o timbrados que den una fecha cierta, según surge de las copias que obtuvo LA NACIÓN.
Esas notas muestran algo más. En teoría el intercambio se dirigió al domicilio legal de J+J Holding (Pietermaai 16, Willemstad, Curazao), pero la sociedad lleva años fuera de allí, según verificó LA NACIÓN. En verdad, nada se firmó fuera del microcentro de Buenos Aires o, como máximo, Colonia y Montevideo, según los testimonios que recibió este diario.
Aun así, la firma inactiva de Curazao y Austral Construcciones terminaron con un arbitraje en el Instituto Argentino de Negociación, Conciliación y Arbitraje (Ianca), como lo estipulaba el contrato del fideicomiso ante una controversia. Y con la firma de su presidente, Miguel Ángel Martín, se le dio la razón a la constructora de Báez.
Sin chistar, J+J Holding comenzó entonces a inyectar fondos cada mes en la cuenta de Austral Construcciones en el Banco Nación, hasta llegar a los $ 254 millones, aunque la empresa de Báez pidió casi sobre el final, en junio de 2012, que US$ 1,5 millones se girara a otro lado: una cuenta de Kitwe Park International Corporation de Panamá.
Para entonces, la muerte ya había golpeado sobre el grupo de sociedades off shore. Pero Báez alcanzó la meta: inyectar fondos frescos desde el exterior en Austral Construcciones.
Paso a paso de una operación dudosa
En 2009, Lázaro Báez se sumó a un proyecto inmobiliario en una isla frente a Belice, en el Caribe, que preveía una inversión de US$ 1000 millones. Pero sostuvo que el proyecto fracasó y que fue indemnizado con $ 254 millones
1. Participan dos firmas constituidas en Curazao, J+J Holding NV y Nederlandsche Fisheries NV; sin embargo, ambas sociedades se encuentran inactivas y sus apoderados ya murieron
2. Ambas sociedades constituyeron en Uruguay el Fideicomiso de Inversiones Transnacionales Agrupadas I 2009 (FITA I 2009), con el argentino Gastón Lemoine como «representante legal»
3. Al proyecto se suma otra sociedad off shore en Panamá, Benasque Invest Inc., cuyos verdaderos dueños jamás aparecen; sólo se conoció a un apoderado, también fallecido
4. En noviembre de 2009, Austral Construcciones se suma al proyecto para construir condominios de lujo en Caye Chapel Island, frente a Belice
5. A mediados de 2010, el proyecto quedó trunco y se dispone la liquidación del fideicomiso
6. J+J Holding y Austral Construcciones inician un proceso de arbitraje en el Instituto Argentino de Negociación, Conciliación y Arbitraje (Ianca)
7. Entre 2011 y 2012, J+J Holding indemniza a Austral Construcciones con $ 254 millones que transfiere a una cuenta en el Banco Nación, de la Argentina
8. En junio de 2012, Austral Construcciones pide que la última cuota, por US$ 1,5 millones, se gire a una cuenta de Kitwe Park International Corporation de Panamá.
Foto de archivo de abril de 2009 en la que aparece el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez (izq.), y su homólogo iraní, Mahmoud Ahmadinejad. Según un nuevo informe, Venezuela sirvió de mediador de Irán en Argentina. European Pressphoto Agency
¿Actuó Hugo Chávez como valijero de Irán en su esfuerzo por conseguir tecnología nuclear de Argentina? Esa es la afirmación hecha por tres ex integrantes del círculo íntimo de la dictadura venezolana citados anónimamente en un reportaje de la edición del 14 de marzo de la revista brasileña Veja.
La publicación dice que no reveló el nombre de los desertores, entrevistados en Washington, para proteger a sus familiares en Venezuela. La revista informó, sin embargo, que fueron entrevistados por separado y que cada uno dijo que en enero de 2007 hubo un acuerdo en Caracas entre Chávez y el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad. Venezuela entregaría dinero iraní a funcionarios argentinos a cambio de dos favores para Teherán.
El primer favor que describieron, según Veja, era que Argentina encubriera el papel de Irán en el atentado terrorista de 1994 contra un centro comunitario judío (conocido por sus siglas en español como AMIA) en Buenos Aires. El segundo favor era que Argentina compartiera “su larga experiencia en reactores nucleares de agua pesada, un sistema anticuado, caro y complicado, pero que permite la obtención de plutonio a partir de uranio natural”.
Fuentes anónimas plantean dudas en cualquier historia noticiosa. Veja, no obstante, es uno de los medios más importantes y de mejor reputación de Brasil, y una tercera persona en quien tengo razones para confiar me ha confirmado que las entrevistas se llevaron a cabo.
Una razón mayor para el escepticismo es que, según Veja, los desertores están hablando con las autoridades estadounidenses acerca de la participación de Venezuela “en el tráfico internacional de estupefacientes y su apoyo al terrorismo”. Esto sugiere que pueden estar buscando protección a cambio de lo que dicen sobre el funcionamiento interno de la dictadura. En otras palabras, tienen la motivación para contar relatos que impresionan.
Sin embargo, nada de lo que informó Veja contradice lo que ya se sabe sobre la relación de Venezuela con Irán, y gran parte de ello se ajusta a lo que el fiscal federal argentino Alberto Nisman informó al acusar formalmente en 2006 a siete clérigos, funcionarios gubernamentales y oficiales militares iraníes de alto rango por el atentado a la AMIA. En enero, Nisman fue encontrado muerto en su apartamento, el día antes de que se presentara a dar testimonio acerca de lo que dijo era un encubrimiento urdido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Teherán para sacar del apuro a los iraníes acusados.
Joseph Humire, un analista de seguridad regional con sede en Washington, considera creíble la historia de Veja y la citó el miércoles en un testimonio ante un subcomité conjunto de la Cámara de Representantes sobre el Hemisferio Occidental y Medio Oriente.
Buenos Aires y Teherán tuvieron una relación floreciente en la década de 1980 gracias en parte a la disposición de Argentina de compartir tecnología nuclear con Irán. Cuando Carlos Menem asumió la presidencia en 1989, la política exterior argentina cambió 180 grados a favor de Estados Unidos y sus aliados.
Irán quedó adolorido por ello, según la acusación de Nisman de 2006 contra los iraníes. “Hemos considerado suficientemente probado”, dijo Nisman en aquella acusación, “que ello (el atentado contra la AMIA) obedeció principalmente a la decisión unilateral del gobierno argentino de rescindir los contratos de provisión de material y tecnología nuclear que, años antes, habían sido suscriptos con la República Islámica de Irán”. El mismo informe agrega que en ese período el gobierno iraní consideraba que era crucial desarrollar sus capacidades nucleares.
Los desertores anónimos afirman que entre otros medios para manipular a Argentina a favor de Irán, Venezuela organizó transferencias directas de fondos. En agosto de 2007, cuando los funcionarios de aduanas argentinos descubrieron una maleta con US$ 800.000 no declarados en un avión procedente de Venezuela, la mayoría de los observadores lo atribuyó a los esfuerzos de Chávez por extender su influencia en la región. Sin embargo, uno de los desertores dijo a Veja que el botín fue un regalo de Irán para la campaña presidencial de Cristina Kirchner.
La afirmación en la nota de Veja de que el efectivo se originó en Irán y que un vuelo que unía dos veces al mes a Caracas-Damasco-Teherán entre 2007 y 2010 facilitó su traslado a Venezuela es interesante. La revista señala que el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Tareck Zaidan El Aissami Maddah, actual gobernador de Aragua y un pez gordo en el Partido Socialista Unido de Venezuela, jugó un papel clave en la operación de esos vuelos.
Veja informó que ninguno de los tres desertores podía determinar si la tecnología nuclear fue transferida. No obstante, uno de ellos dijo que sabía que Argentina “recibió mucho a través de medios legales” como la compra de bonos argentinos, así como por “medios ilegales —como maletas llenas de efectivo— a cambio de algo que era muy valioso para los iraníes”.
Humire señaló en su testimonio del 18 de marzo ante el Congreso estadounidense que “si esto es cierto, entonces creo que todos hemos subestimado la importancia de América Latina para la República Islámica. Y, por extensión, ya no podemos permitirnos el lujo de divorciar las actividades de Irán en la región de las negociaciones nucleares del P5 + 1”.
Puede que los desertores estén contando un cuento. Sin embargo, tomando en cuenta la práctica previa de Argentina de compartir tecnología nuclear con Irán y los esfuerzos de Teherán para penetrar en América Latina, sería absurdo no tomar sus acusaciones en serio.
Se quemaron los datos de ingresos y egresos a la Casa Rosada
Por Ignacio Ortelli
Sugestivo incendio. Ocurrió después de que Nisman denunció a la Presidenta por la AMIA y dijo que algunas escuchas podrían haber ocurrido en la Casa de Gobierno.
Gobierno. Aníbal Fernández, jefe de Gabinete, admitió que hubo un incendio que destruyó los registros de ingresos y egresos de la Rosada. Pero asegura que hay resguardo.
El sábado 21 de febrero, días antes que ardiera el Ministerio de Defensa, hubo otro incendio, aunque no trascendió públicamente. Ocurrió en Casa Rosada, en el subsuelo, contiguo al Salón de los Pintores y Pinturas Argentinas del Bicentenario y afectó al sistema digital de ingresos y egresos. Según diversas fuentes de Gobierno, por el siniestro, controlado a tiempo por los bomberos, se perdió buena parte del historial de personas que visitaron la casa.
No es el caso del registro de acceso de la Presidenta, ministros, secretarios y eventuales invitados oficiales, que se da por la explanada que desemboca en la Avenida Rivadavia, ya que queda debidamente anotado en forma escrita. En cambio, habría afectado el detalle de funcionarios de menor rango y otras personas que ingresan por la puerta de Balcarce 24, previo registro con su DNI. «Se borró casi toda la base de datos. La mayoría de los que ingresaron después del incendio son personas ‘nuevas’ para el sistema. No hay registros», confió una de las fuentes consultadas por este diario. Otra voz, al tanto del hecho, apuntó que el incendio fue «importante» y que «se afectaron muchos registros».
Nadie se anima a arriesgar que se trató de un incidente intencional. Aunque tampoco a descartarlo. Más en un momento en el que el Gobierno presiona para que la Sala I de la Cámara Federal penal porteña desestime la apelación del fiscal Germán Moldes y cierre la investigación, iniciada originalmente por una denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman contra la Presidenta, el canciller Héctor Timerman y otros funcionarios, por presunto encubrimiento de los iraníes acusados por el atentado a la AMIA.
¿Cuál es el vínculo entre los ingresos a Casa Rosada y la denuncia de Nisman? Entre sus fundamentos, el fiscal sostuvo que el dirigente K Luis D’Elía ofició de nexo entre el Gobierno e Irán. Y se apoyó, entre otras pruebas, en escuchas en las que el ex piquetero dialoga con Jorge Alejandro Khalil, considerado por Nisman como representante de Irán en la Argentina.
Precisamente, en una de las grabaciones, D’Elía llama a Khalil, le dice que está «en Casa de Gobierno» y que tiene «un mensaje urgente del Gobierno argentino para pasar allá, antes de mañana» y acuerdan un encuentro. La escucha es clave: corresponde al 25 de septiembre de 2013, día previo a que el canciller Héctor Timerman se reuniera en la Asamblea de la ONU con su par iraní, Javad Zarif Kohnsari. Cita en la que, según contó Timerman, Irán se comprometió «a cumplir con todo lo que acordó» al firmar el Memorándum.También, aunque luego se retractó y dijo no conocer la Casa Rosada, el líder de Quebracho Fernando Esteche, otro de los apuntados en la denuncia de Nisman como integrante del plan de encubrimiento trazado por el Gobierno, admitió que «en jefatura de Gabinete» conoció a Ramón Allan Héctor Bogado, otro de los eslabones de la red señalada por Nisman.
Clarín consultó sobre el tema al jefe de Gabinete Aníbal Fernández, quien admitió el incendio, aunque minimizó su impacto. «Fue por una sobrecarga en cables viejos, que por supuesto ya ordenamos cambiar. Puede ser que haya afectado alguna parte del sistema pero me confirmaron que hay backup de todo. No se perdió ningún tipo de información», aseguró. ¿Por qué, entonces, el Gobierno no lo dio a conocer? El funcionario se anticipó a la pregunta y explicó: «Como fue controlado y no se perdió nada, nos pareció que fue algo menor».
Por la decisión del juez Daniel Rafecas, el 26 de febrero, de desestimar la denuncia de Nisman y no avanzar en la investigación, una copia original de ese registro no está en la Justicia. Acaso hubiera servido para contrastarlo con las escuchas y, desactivar o no, parte del argumento del fiscal. Según Aníbal F., queda el backup.
Fuente: Clarín, 22/03/15.
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Delito de incendio
El Título VII del Código Penal Argentino referido a los “Delitos contra la seguridad pública”, trata en el Capítulo Primero del “Incendio y otros estragos”.
Debemos entender la palabra incendio como causar un fuego grande para hacer arder aquello que no estaba destinado a ello, causando un peligro público. El artículo 186 del Código Penal Argentino, reprime junto al autor del incendio, al que cause explosión o inundación, en el inciso primero, castigándolos con prisión o reclusión de entre 3 y 10 años, si provocaren peligro común para los bienes. Por lo tanto, reiteramos, el delito se configura no por causar el incendio sino por el hecho de provocar un peligro común a los bienes, escapando ya la acción del fuego de la posibilidad de detenerlo por parte de su autor. En su redacción actual el artículo suprimió la referencia al peligro a las personas por estar ahora comprendido el caso, en los agravantes del inciso 4º.
El inciso segundo del mismo artículo prevé la misma pena para el que causare ya sea un incendio o destruyera por cualquier otro medio (la referencia específica al incendio es bastante inútil pues cualquier medio empleado para con fin destructivo es de igual efecto a los fines de la configuración del delito) cereales, cosechados o no, plantaciones de árboles con frutos o ya cosechados, ganados, leña, o carbón de leña destinado a la comercialización y forrajes.
El inciso 3º eleva la pena máxima a 15 años cuando el peligro exponga a un archivo público, museo, biblioteca, astillero, arsenal, fábrica de pólvora, parque de artillería o pirotecnia militar.
Esta misma pena del inciso 3º, aplica el inciso 4º, cuando se ponga en peligro la vida de una persona. Este peligro de muerte debe darse como delito preterintencional del delito de incendio y otros estragos. El fin del incendio debe ser crear un peligro común pues si el fin del incendio fuera el homicidio caería el hecho en la figura del homicidio agravado del artículo 80 inciso 5. Estarían excluidos casos como el del bombero como víctima, que por su profesión debe exponerse a esta situación de peligro.
El inciso 5º eleva la pena a reclusión o prisión de 8 a 20 años, si a causa inmediata del hecho falleciera una persona. La causa debe ser inmediata.
El artículo 187 se refiere al estrago doloso; el 188 primer párrafo, reprime a quien inutilice o destruya obras para contener inundaciones u otros desastres, y pusiera en situación de peligro, con prisión de 1 a 6 años. En el segundo párrafo se aplica la misma pena a quien impida extinguir un incendio u otras obras de defensa contra desastres, sustrayendo, ocultando o inutilizando, instrumentos, materiales u otros medios que tuvieran por objeto la extinción del incendio o la defensa aludida.
El artículo 189 castiga el incendio o estragos culposos, atenuando la pena a la prisión entre un mes y un año. Esta pena se eleva hasta 5 años si el delincuente culpable ocasionare la muerte de una persona o la pusiera en peligro de muerte.
Un socio de Máximo, enlace clave entre Cristina y Cristóbal López
Por Hugo Alconada Mon.
El dueño de todos los secretos inmobiliarios de la familia presidencial Kirchner, Osvaldo Sanfelice, fue el enlace clave para concretar los millonarios contratos de alquiler que unen a la familia Kirchner con el empresario patagónico Cristóbal López, confirmaron a LA NACION fuentes del Grupo Indalo al tanto de la operatoria.
Conocido como «Bochi», Sanfelice es un agente de bienes raíces de 65 años, de Río Gallegos, donde conoció y se convirtió en íntimo amigo del ex presidente Néstor Kirchner. Ya con él en la Casa Rosada, en 2005, se convirtió en socio de Máximo Kirchner en la firma Negocios Inmobiliarios, y en 2008 apareció como socio de López en la firma Talares de Posadas.
López siempre negó ser socio de Sanfelice, aun cuando los documentos así lo consignan. Sostiene que nunca prosperó el proyecto hotelero que evaluaron juntos. Pero el vínculo -Sanfelice también aparece como empleado suyo en la empresa Alcalis de la Patagonia SA- terminó por fructificar en los alquileres de un departamento, una oficina y cinco cocheras que los Kirchner poseen en el complejo Madero Center, de la ciudad de Buenos Aires.
Sólo entre junio de 2014 y enero de este año, López pagó $ 2,8 millones por esos alquileres en Puerto Madero a través de dos de sus empresas, Inversora M&S SA y, otra vez, Alcalis de la Patagonia SA, según reveló LA NACION el domingo pasado. Molesto, el empresario salió al ruedo con una solicitada en la que destacó que la operatoria es legal, y que la nacion y Clarín intentan una «extorsión pública».
Junto al llamado «zar del juego» indicaron a LA NACION, además, que la operatoria comenzó hace dos años «por lo menos». Y que esos contratos con valores pactados en dólares los firmó Máximo Kirchner, por lo que la familia presidencial embolsó varios millones de pesos más por esa operatoria comercial.
Colaboradores de López también confirmaron que Sanfelice -un hombre bajo, de pelo canoso y corto, férreos bigotes más oscuros y andar presuroso- se encargó de ajustar los detalles de esos contratos, así como también de concretar otro alquiler, en Zárate, para la familia del número dos de López en el Grupo Indalo, Fabián de Souza.
Al igual que los Kirchner y López, Sanfelice mostró un notable crecimiento patrimonial durante la última década. Se convirtió, incluso, en el dueño del hotel Waldorf de la calle Paraguay al 400, a sólo nueve cuadras de la Casa Rosada, según consta en registros societarios cuyas copias obtuvo LA NACION.
Antes, y durante casi seis años, figuró como miembro del directorio de Hotesur SA, la sociedad con que los Kirchner controlan el Alto Calafate, hasta su salida, en marzo del año pasado, tras la apertura de dos investigaciones penales sobre esa firma.
Los nombres de quienes lo reemplazaron en Hotesur dan cuenta de su peso junto a los Kirchner. Lo sustituyeron los dos hijos, la hermana y una sobrina de la Presidenta -Máximo y Florencia Kirchner, Gisele Fernández y Romina Mercado- y Carlos Sancho, ex gobernador de Santa Cruz.
«Bochi», sin embargo, no se alejó demasiado. Sigue como socio de Máximo Kirchner en Negocios Inmobiliarios y se le adjudica un rol ejecutivo en la gerenciadora de los hoteles de los Kirchner, Idea SA, aunque no figura en los registros disponibles.
Lo opuesto ocurre en Talares de Posadas, en la que Sanfelice aparece como socio de López, quien no disimula su fastidio cuando la prensa lo recuerda. «Con «Bochi» armamos una sociedad porque me vino con una propuesta inmobiliaria para Posadas, así que armamos la sociedad porque los números cerraban, pero al otro día estábamos escrachados en algún medio diciendo que yo era socio de Sanfelice, que a su vez era socio del hijo de Kirchner», explicó López en la entrevista que concedió a LA NACION en marzo de 2011. «Toda una fábula, una gran mentira. Así que lo llamé y le dije que no íbamos a hacer nada, que el negocio no ameritaba semejante castigo», añadió.
López también considera injusta la repercusión social por la revelación de LA NACION de que le alquila los inmuebles en Madero Center a la familia Kirchner, más un piso en la esquina de las calles Juncal y Uruguay, en Recoleta.
Mediante una solicitada que publicó en su nuevo medio de comunicación, el diario Ámbito Financiero, López expresó: «El Grupo Indalo para realizar sus actividades alquila éstas y muchas otras propiedades tanto en la ciudad de Buenos Aires como en varias provincias del interior del país. Dichos alquileres son necesarios para el desarrollo habitual de su actividad económica, son realizados en condiciones y valores de mercado, y se encuentran debidamente registrados en sus estados contables».
En la solicitada, sin embargo, López jamás identificó a la familia Kirchner o a la Presidenta como los dueños de algunas de las propiedades que alquila en la ciudad de Buenos Aires, ni precisó las fechas ni el total del dinero que hasta ahora desembolsó en rentas. Tampoco aludió a la relación comercial que su hostería El Retorno, en las afueras de Bariloche, mantiene con el Alto Calafate.