Permiso para pensar

septiembre 8, 2019

Festival de San Sebastián (1989)

…Permiso Para Pensar, de Eduardo Meilij, nos ayuda a comprender la complejidad de aquella época histórica de Argentina, caracterizada por la personal impronta del peronismo…

…En las elecciones de1946 Juan Domingo Peron fue elegido presidente por primera vez y se mantuvo en el cargo hasta 1955. Implanto un sistema político conocido como ‘peronismo’ y caracterizado por su populismo. Como dijo una vez dijo Eva Peron: ‘Aquí nadie tiene la verdad, nadie mas que Peron’. Este movimiento dio lugar al Partido Justicialista. ‘Ni capitalismo ni comunismo sino justicialismo’ fue su lema….

El director no intenta interpretar los hechos sino darlos a conocer y ayudar a que la gente los pueda analizar. Resulta meritoria la labor de montaje del film, al subrayar las numerosas contradicciones entre el mensaje de los discursos y la realidad que muestran las imágenes.

Xavier Portugal l’Oro

Equipo Técnico: Montaje: Alberto Borello – Música: Bobby Russo Recopilación: Noemí Duhalde Investigación: Pedro A. Menga Títulos:
Raúl Dell’Oro – Duracion: 89 minutos.

Fuente: http://www.permisoparapensar.com.ar/


El documental histórico en los primeros años de la transición. Permiso para pensar (E. Meilij, 1989), un caso atípico

Por Marta Noemí Rosa Casale.

El cine histórico-político documental fue especialmente productivo durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Durante esos años, los films que abordaron el pasado se caracterizaron por la intención de echar una mirada abarcadora sobre sucesos, a veces, muy distanciados en el tiempo y por mantener un discurso conciliador frente a cualquier diferencia partidaria. La repercusión que tuvieron algunos de ellos permitió suponer una influencia, más o menos indirecta, sobre el electorado a la hora de volcarse a las urnas.

En este sentido, Permiso para pensar, primera y única obra cinematográfica de Eduardo Meilij, abogado de profesión, constituye una excepción. Tanto desde su elección estilística como desde su posición ideológica, el film se distingue en forma radical de casi todos los estrenados durante ese período. La película pone en foco los años del primer peronismo centrándose en las figuras de Perón y Evita desde una posición pretendidamente “objetiva”, basándose dicha condición en que se remite sólo a material de archivo de propaganda “oficial” del momento. Sin embargo, queda claro que el film –desde su mismo título- plantea una mirada crítica y absolutamente negativa de los personajes en cuestión. Este trabajo se propone dilucidar la paradoja mediante un análisis detallado.

Fuente: nuevomundo.revues.org


Texto Completo del Artículo

peron medianteEl momento histórico iniciado con la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 1983 -tras casi ocho años de férrea dictadura- estuvo fuertemente marcado por la restitución de las instituciones democráticas, fortalecidas por la participación popular y la exaltación masiva de valores tales como la libertad, la defensa de los derechos humanos y la democracia. La sociedad intentaba dejar atrás una etapa sumamente violenta de su historia con el convencimiento de que solo la comprensión cabal del pasado y un compromiso activo en la construcción del futuro le permitirían curar las heridas infringidas en los años más oscuros de su devenir.

  • 2 Sin embargo, más allá de los resultados exitosos que en un primer momento tuvieron las medidas toma (…)

2El regreso a la democracia y el impulso que el gobierno radical decidió otorgarles a las manifestaciones culturales determinó el florecimiento de una actividad artística considerable en todas las áreas durante los primeros años de su gestión. En el ámbito cinematográfico este aliento se hizo evidente en la cantidad de nuevos directores que arribaron al medio: de las ciento cincuenta películas estrenadas durante el mandato de Alfonsín, más de cincuenta fueron obras de realizadores noveles2.

  • 3 Encuentro teatral de 1981 en el que convergieron alrededor de ciento cincuenta artistas de diferent (…)

3En este marco, el cine histórico-político documental fue especialmente productivo por procurar una necesaria explicación de los sucesos traumáticos más recientes. La dictadura vivida como catástrofe –en el sentido literal del término, es decir, “desaparición del mundo tal cual se lo conoce”- potenció, en el cine histórico que la sucedió, la necesidad de integrar los sucesos más terribles en una explicación global que los contuviera y permitiera “asimilarlos”, en el sentido psicológico del término, suturando la brecha y restableciendo la continuidad histórica. Aparecieron así numerosos films documentales de archivo que encararon la revisión de nuestro pasado con una mirada abarcadora que muchas veces se remontó a sucesos muy lejanos en el tiempo en búsqueda de elucidaciones que permitieran entender no solo el presente sino, sobre todo, el pasado cercano. Este fue el caso especialmente de La República perdida (Miguel Pérez, 1983) y D.N.I (Luis Brunati, 1989) que comienzan su lectura de la historia argentina en 1928 la primera -con la asunción de Hipólito Yrigoyen- y en la época de la colonia, la segunda. Otros films acotan la revisión a sucesos más puntuales pero significativos para la vida política del país, tales como la figura de Eva Perón o el primer encuentro de Teatro Abierto3, a los que, de todas maneras, se enmarca en un panorama histórico más amplio, como en Evita, quien quiera oír que oiga (Eduardo Mignogna, 1984), El misterio de Eva Perón (Tulio Demecheli, 1987) y País cerrado, Teatro abierto (Arturo Balassa, 1989). Por último, algunos documentales histórico-políticos renuncian a explicaciones o abordajes tan globales y se remiten a períodos mucho menos extensos, pero considerados claves para la comprensión de nuestra historia, como sucede con La República perdida II (Miguel Pérez, 1986), que se concentra en la última dictadura, y Permiso para pensar (Eduardo Meilij, 1989), objeto de este estudio, que encara la gestión del primer peronismo (1946-1955). Un caso aparte –tanto en lo ideológico como en lo estético- es Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987), realización no estrenada comercialmente. Este film relata las investigaciones llevadas a cabo por su director para revelar las circunstancias y responsabilidades de la desaparición de un estudiante en Bariloche, su ciudad natal (la del muchacho y la del director). Por muchos motivos –estructura del relato no como producto sino como proceso; concentración en un solo sujeto, con nombre y apellido; explicitación de su militancia política; construcción de un tiempo presente que involucra los sucesos como no finalizados- esta película se diferencia del conjunto de films documentales histórico-políticos del período, adelantándose a lo que luego, en los noventa, será el modo de encarar el tema por la segunda generación de cineastas, la perteneciente a los hijos de las víctimas.

  • 4 Ya se ha hecho la salvedad de Juan, como si nada hubiera sucedido, que no forma parte de este corpu (…)

4Más allá de sus lógicas diferencias individuales, a las que ya hemos hecho una primera alusión, los films documentales mencionados, en su gran mayoría, poseen características comunes. En primer lugar, en cuanto a su producción y circulación se trata de realizaciones que, aún con distintos orígenes y motivaciones, se encuadraron dentro de los cánones de la industria cinematográfica y siguieron los canales de exhibición habituales, estrenándose en las salas comerciales con mayor o menor repercusión en cada caso4. Otra rasgo llamativo es el hecho de que muchos de ellos son óperas primas de directores noveles que determinaron la llegada al largometraje de realizadores provenientes de otras áreas de la industria o de ámbitos totalmente ajenos. Para algunos de ellos estos trabajos serán los primeros y únicos en ese rol. Excepciones en este sentido son Eduardo Mignogna –cuyo primer largometraje es Evita, quien quiere oír que oiga, pero cuya carrera continuó en el cine de ficción industrial hasta su muerte en 2006- y Tulio Demicheli, poseedor de una vasta producción cinematográfica anterior, en el país y en España.

  • 5 En este aspecto las coincidencias con la producción anterior son notorias. Irene Marrone y Mercedes (…)
  • 6 Nichols, Bill, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, Bueno (…)

5En segundo lugar, se trata de realizaciones que recurren primordialmente al material de archivo para su construcción, es decir, son el resultado de un montaje (o re-montaje) de imágenes anteriores de distinta procedencia que se integran en un nuevo relato que, en mayor o menor grado, las resignifica. Su material surge, fundamentalmente, del registro cinematográfico que documenta el acontecer político y social en noticiarios y cortos institucionales: actos oficiales, obras de gobierno, manifestaciones, funerales. Por esta razón, la producción de Federico Valle para el cine silente en la década del veinte y las realizaciones destinadas a la difusión de obras de gobierno en las décadas del cuarenta y cincuenta –en especial durante el primer peronismo- constituyen la fuente primordial de material para estas películas más recientes que toman de ellas gran parte de las imágenes que ilustran la época. Por otra parte, algunos procedimientos estéticos y motivaciones se repiten en unas y otras, estructuradas en casi todos los casos como un relato lineal y didáctico que articula, por medio del montaje, fragmentos fílmicos de distinta procedencia, incluso ficcionales5. Desde la banda sonora, la voz o ver de un relator confiere unidad a la narración, proponiendo una lectura única de las imágenes, a veces diferente y hasta contrapuesta a la que pudieran haber tenido en el contexto del cual fueron extraídas. Tanto estas realizaciones previas como gran parte de la producción documental de la transición –a excepción, precisamente, del trabajo de Mili- pueden encuadrarse dentro de lo que Bill Nichols denomina documental expositivo, ya que es el comentario del narrador el que va dando forma al relato, sirviendo las imágenes de mero contrapunto o ilustración. En estos casos, el peso de la argumentación descansa en el texto cuya función dominante hace que ésta avance al servicio de su necesidad de persuasión (Nichols, 1997)6.

6Lejos de una neutralidad que, por otra parte sería difícil de sostener, y a pesar del origen partidario de algunas de las producciones –La República perdida surge en el seno del radicalismo, D.N.I., del peronismo-, gran parte del cine de la transición tiene un discurso conciliatorio, construyendo una imagen única del pueblo más allá de cualquier proselitismo. Las polaridades pueblo/oligarquía y voluntad popular/dictadura sobre las que trazan sus narrativas la mayor parte de estos films propicia una mirada tolerante sobre las diferencias al constituir un nosotros/ellos aglutinante. Este es uno de los puntos en el que más difiere el planteo del film de Meilij: la suya es una propuesta eminentemente antiperonista y tanto el contenido como el aspecto formal de la película están al servicio de esta postura ideológica.

Permiso para pensar: el “montaje irónico”

  • 7 Leyda, Jay,. Films Beget Films. A study of the compilation film. Nueva York: Hill and d Wang, 1964; (…)
  • 8 Ibíd., p.47.
  • 9 Ibíd. p.63.
  • 10 La cuestión aquí es en qué medida es posible conservar el sentido original o meramente referencial. (…)

7Jay Leyda hace suya la afirmación de Paul Rotha cuando puntualiza a propósito de los films de archivo: “En ningún sentido el documental es una reconstrucción histórica” y, de hecho, más adelante descarta también el término “documental” para referirse a este tipo de film7. A pesar de que su libro no recoge las últimas y muy productivas investigaciones sobre el tema -es de 1964- su aseveración ilustra muy claramente la desconfianza que produce la manipulación del material en el proceso de montaje en el documental histórico, desconfianza que en su caso queda explícita cuando agrega: “la propaganda y las ideas [políticas] seguirán siendo el material básico del compilation film8. Aunque la forma clásica ha sido dejada atrás por la nueva generación de documentalistas, estas afirmaciones no carecen de valor con referencia a los documentales de los primeros años de la postdictadura puesto que la mayor parte de ellos utilizan el material de archivo como simple recuperación de la memoria histórica, dejando de lado la mirada historiográfica crítica que caracteriza en gran medida al documental histórico más reciente. En este sentido, puede notarse en Permiso para pensar un desplazamiento, novedoso para el contexto, a una postura más crítica, que se centra más en los discursos al proponer un montaje irónico del material de propaganda con el que el gobierno peronista había tratado de convencer de las bondades de su gestión. Este deslizamiento pone en cuestión, precisamente, las diferencias entre “una lectura puramente referencial del contenido de la imagen apropiada” y “otra lectura que considera elementos discursivos y formales, de modo de producción e incluso matéricos, para hacer que el significado fosilizado e incrustado en esas imágenes del pasado salga a la superficie”9. El documental clásico de la transición responde a la primera clase de lectura: la intención que prima en ellos es que las imágenes de archivo conserven –en la medida de lo posible- su sentido original10, ofreciendo, a la vez que un contexto, legitimidad al dato histórico. Permiso para pensar, a la segunda.

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

Peron convocaba multitudes deseosas de verlo y oírlo en Plaza de Mayo

  • 11 Es significativo que en sus declaraciones los directores de los documentales histórico-políticos de (…)

8Por otro lado, al hacer foco en el discurso, el film de Meilij se posiciona en una de las posturas más críticas del film de montaje: aquella en la que subyace una denuncia a los mass media, concretada a través de un mecanismo de distanciamiento y antagonismo que ataca el pacto con la realidad que establecen los supuestos discursos verité como los noticiarios o los films documentales. En muchos casos, y este es el de Permiso para pensar, la reutilización del metraje de archivo es presentada como una práctica que supone la neutralidad de la instancia narrativa, aunque el nuevo montaje caiga, inevitablemente, en otros marcos ideológicos o intereses comerciales11. Precisamente, según la carga crítico-ideológica de los montajes, García Martínez propone una clasificación de estos films en tres categorías: a) compilación informativa, b) collage y c) la fusión de ambos a la que denomina “montaje irónico”. El film que analizaremos a continuación corresponde al tercer tipo, al que Bonet calificó como “film de manipulación”: películas que parten de la compilación informativa pero la trascienden al deconstruir el discurso dominante y dar a las imágenes un nuevo tinte ideológico. Esta tergiversación del sentido no es novedosa, sobre todo en películas propagandísticas y, por este motivo, por ejemplo, fue una práctica habitual durante la Segunda Guerra Mundial.

  • 12 Según declaraciones al Diario Página 12 del 18 de diciembre de 1988.

9El film de montaje irónico conserva algunas características de la modalidad informativa. En primer lugar, es didáctico, pues la función sigue siendo enseñar (de hecho Meilij es profesor universitario y el mismo título del film propicia una reflexión sobre los materiales aportados); en segundo término, el hecho de poseer una lógica que organiza la información lo acerca al modo expositivo. Sin embargo, a diferencia del film de compilación informativa, no se conforma con reciclar el material de archivo sino que propone una lectura diferente y hasta subversiva del registro original. Esta es una de las principales características que contrapone Permiso para pensar al resto de la producción documental de los primeros años de la postdictadura, ya que el montaje irónico o paródico acarrea diferencias en la estructura del relato, la postura ideológica y el tratamiento del material apropiado. Sin embargo, puesto que su director ha confesado haberse inspirado en La República perdida para hacer el film12, la pregunta sobre las posibles motivaciones políticas comunes sigue en pie, sobre todo teniendo en cuenta que el film se estrenó poco antes de las elecciones presidenciales de 1989.

La permanencia del modelo bipolar

Selección y manipulación de las fuentes

  • 13 Acerca de la posición política que asume el film, Eduardo Meilij, abogado y profesor universitario, (…)
  • 14 La exhibición obligatoria regía desde 1943 para los noticiarios y cortos documentales en cada funci (…)
  • 15 La construcción gramatical misma de esta advertencia la hace confusa y encubre el hecho de que bajo (…)
  • 16 Manetti, Ricardo, “Cine testimonial”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia (…)
  • 17 Igual posición sostienen Carmen Guarini y Jessica Stites Mor en sus artículos. Guarini, Carmen. “El (…)

10En clara contraposición con el discurso conciliatorio y el espíritu de tolerancia dominantes en el documental histórico-político del momento, Permiso para pensar echa sobre el período abordado -el comprendido entre junio de 1943 y setiembre de 1955- una mirada altamente descalificatoria del gobierno peronista y sus líderes, fundamentalmente Perón y Evita. Realizado con presumible intención proselitista, este primer y único film de Eduardo Meilij13 fue estrenado el 30 de marzo de 1989, en plena campaña para las elecciones presidenciales que concluyeron con el triunfo de Carlos Menem. El relato propicia la revisión del primer peronismo a través del montaje crítico de “secuencias de documentales de Propaganda Política, de exhibición obligatoria en su época, producidos por la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación y Notas de Noticieros cinematográficos”, hecho que queda consignado al comienzo del film con el aparente objetivo de desalentar cualquier acusación de animosidad14. Sin embargo, esta consigna no siempre se cumple ya que la narración incorpora tanto imágenes como registros sonoros de distinta procedencia y, tras la declarada fidelidad a las fuentes, oculta una cuádruple manipulación del material15. La primera está dada por la selección misma de las imágenes y fragmentos de audio que, como cualquier selección, implica siempre una reducción subjetiva. En cuanto a este punto, no es necesario subrayar que ninguna selección es inocente, ni en lo que toma ni en lo que deshecha. Tal como puntualiza Ricardo Manetti: “El documental, como toda forma discursiva, es siempre un recorte, una opinión, una interpretación de la cultura. En el recorte aparece la otra verdad, la verdad del texto: la ideología16. En el mismo sentido Raymond Williams habla de “tradición selectiva”17.

  • 18 Algunos de ellos son: Sucesos revolucionarios: de junio a setiembre de 1955 (1956, 25’ Sucesos Arge (…)

11La segunda manipulación es el acoplamiento arbitrario de las bandas sonora y visual con el fin de ironizar o criticar las proclamas del gobierno a través de sus propios discursos, a veces contrastando lo que dice con lo que “hace”, otras veces poniendo el acento en lo que considera un llamamiento a la violencia o la entronización de sus líderes. En este punto, es notable cómo los fragmentos vinculados con los alzamientos de junio y setiembre de 1955, tomados de noticiarios y documentales propiciados por la Revolución Libertadora –es decir, noticiarios y documentales que revisan los hechos con posterioridad al 16 de setiembre de ese año18 – repiten el mismo procedimiento y no conservan en el montaje del film de Meilij su audio original, aunque éste haya sido en su lectura de los hechos extremadamente crítico con el gobierno peronista. Esto se debe a que la voz oficial de aquellos que lo derrocaron cae en los mismos excesos que la narración reserva para Perón y, en ocasiones, el discurso que acompaña a las imágenes es tan objetable que, de conservarse, produciría igualmente un indeseable efecto irónico.

  • 19 Entrevista transcripta en Marrone, Irene, “La historia se escribe con “i” de imagen. Entrevista a T (…)

12La tercera manipulación es la más tendenciosa ya que opera dando una referencialidad a la imagen misma al sacarla de su contexto histórico y ponerla en otro distinto y hasta contrapuesto. En estos casos, ya no se trata de evidenciar una contradicción, sino de ilustrar un hecho que pudo no haber sucedido nunca, o del que, en todo caso, no hay registro visual. Así el film de Meilij no tiene reparos en ilustrar las sistemáticas persecuciones ideológicas que atribuye al gobierno peronista con imágenes de numerosas empleadas dedicadas a registrar individuos, corroborar datos y completar fichas personalizadas con huellas digitales, en una dependencia estatal que parece dedicar todos sus recursos precisamente a esta tarea. Si bien estas imágenes en verdad pertenecen a la obra documental del primer peronismo, se refieren a un acontecimiento totalmente diferente: el empadronamiento de miles de mujeres con motivo de la promulgación del voto femenino. Esta descontextualización es un ejemplo de cómo opera este tipo de montaje. La compaginación de sentido inverso, por otra parte, no es novedosa en nuestro país en los noticieros y documentales de difusión. Tadeo Bortnowski, director editorial de Suceso Argentinos y creador del Noticiario Bonaerense, ejemplifica la tergiversación a la a menudo son sometidos los materiales describiendo cómo el registro audiovisual remitido por el gobierno soviético durante la Guerra Fría era reeditado para ser usado como contra propaganda: “El redactor hacía los textos dándole un sentido contrario”, comenta19.

13La cuarta manipulación apunta a la fragmentación del material sonoro: en algunas oportunidades los mensajes oficiales a los que la narración recurre son unas breves líneas, casualmente las más encendidas, dentro un texto mucho más amplio; no sucede lo mismo con los cortos propagandísticos que son expuestos más extensamente.

14Por último, el relato carece de un contexto histórico que habilite una lectura de los acontecimientos referidos en función de hechos precedentes o de espectros más vastos. En este sentido, la valoración de las obras de gobierno en relación con áreas como la salud, el trabajo, la niñez o la mujer están completamente ausentes.

Estructura

  • 20 Una imagen para nada ingenua que analizaremos más adelante.
  • 21 Esta es una característica en común con La República perdida.

15La narración se articula alrededor de doce núcleos temáticos que proponen un recorrido entre “El principio”, la llegada de Perón al poder, y el “Principio del fin”, la victoria de la Revolución Libertadora, con un breve epílogo que marca la asunción de Juan Domingo Perón a la presidencia en 1973, sintetizada en su saludo a la plaza repleta de manifestantes entre los que es posible distinguir el cartel de Montoneros20. Si bien existe una voz over que conduce el relato, ésta aparece en muy pocos momentos, sólo para dar continuidad a una exposición que no sigue un orden cronológico o para marcar un hecho especialmente relevante para la enunciación. Muchas de las imágenes se repiten en otros documentales histórico-políticos del período, otro material es inédito –en especial el que se refiere a la rebelión militar que finalmente destituyó al presidente-, todas las imágenes sorprenden por su gran nitidez, fruto del procesamiento del material antiguo con técnicas modernas21. En el relato las multitudes populares aparecen sumamente activas, ya sea en tomas aéreas que las muestran cubriendo grandes extensiones o en planos muy cercanos, en los que la cámara está al mismo nivel que los manifestantes, captando los pormenores de los acontecimientos, involucrándose directamente en ellos. Perón es representado como un anti demócrata, un tirano; algunas veces estos apelativos hacen hincapié en su condición de militar, a menudo destacada por la narración. “Un técnico militar será siempre un mal gobernante”, opina en este sentido Alfredo Palacios en un discurso que el film se encarga de subrayar, aunque este hecho obligue a torcer el eje bipolar buenos/malos sobre el que se asienta el relato ya que quienes lo deponen son igualmente militares. La realización reserva también un espacio relevante para sus adversarios políticos en distintos momentos y así se detiene en la formación de la Unión Democrática, la aceptación de la candidatura a presidente de José Tamborini y, especialmente, en Alfredo Palacios -de quien se expone ampliamente el mencionado discurso que “debía haber leído en la radio”- y la Revolución Libertadora. En este sentido, y a pesar de su consigna inicial, queda claro que el relato no siempre apela pura y exclusivamente a material de propaganda oficial.

Los actos eran monumentales e incluían una imaginería propia

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

16El film pone en foco los excesos del primer gobierno peronista, tanto los verbales -“Perón es Dios”, “un titán”, “el más esclarecido”; Evita “un hada”; los enemigos de Perón “son enemigos de la patria”, además de todos los llamamientos a “dar leña” o ganar la calle “con garrotes con un clavo en la punta […] rompiendo todo a su paso”-; como los referidos a su acción directa o indirecta -desde el personalismo y la desmesura de los actos públicos, hasta la represión estatal o el incendio y destrucción de las sedes opositoras-. La ausencia de una propuesta de lectura global impide una toma de posición de la narración desde una argumentación sólida y deja en el ámbito del espectador poder conciliar los aspectos negativos que destaca el film con las abrumadoras muestras de apoyo popular que el mismo no puede evitar consignar.

  • 22 Sin embargo, el último apartado (El principio del fin) tuerce esta polaridad ya que los militares d (…)

17El primer apartado se encarga de ligar indisolublemente la figura de Perón a la del gobierno militar que dio el golpe en 1943. A partir de este momento, el eje nosotros/ellos pasará a ser civilidad (“el pueblo”)/ militares (“la dictadura”), siendo estos últimos un colectivo cambiante que en el tercer apartado –“El coronel del pueblo”- el relato se ocupará de construir como antidemocrático y pro-nazi22. Imágenes de tropas con la svástica en sus banderas desfilan al mismo tiempo que José Tamborini, candidato a presidente por la Unión Democrática, habla del régimen imperante y de su previsible continuidad en la persona de su oponente en las próximas elecciones. En esta construcción del nosotros/ellos es posible notar cómo la oposición pueblo/dictadura que construyen la mayor parte de los documentales históricos de la época se desplaza en la obra de Meilij en relación a los líderes de los movimientos populares, aunque el relato no deje de mostrar a Perón y a Evita acompañados por manifestaciones multitudinarias. En consonancia con esta imagen de Perón como líder militar que construye el film, el apartado “Hermandad Latinoamericana” lo muestra fraternizando con distintos mandatarios de origen castrense de otros países americanos, todos ellos reconocidos dictadores como Carlos Ibáñez del Campo, de Chile; Anastasio Somoza, de Nicaragua, o Alfredo Stroessner, de Paraguay, a los que el presidente argentino honra con distinciones varias.

  • 23 Osvaldo Dallera hace notar que esa contradicción era propia de la concepción peronista de la mujer (…)

18En general, las imágenes que ilustran los discursos obran como comentarios de aceptación o de rechazo a lo sostenido por la banda sonora. En algunos casos su procedencia no tiene relación directa con el momento histórico al que refieren y su montaje forma parte de la construcción de un nuevo sentido que realiza la narración. De esta forma, mientras habla Tamborini la imagen muestra a los obreros en su labor cotidiana, trabajando ordenadamente. En otros casos, el montaje construye una flagrante oposición entre banda sonora e imagen, con el objeto de ironizar/ parodiar el mensaje. Este recurso se repite asiduamente y constituye el principal procedimiento crítico del film. Así, por ejemplo, cuando Perón proclama la voluntad de acabar con el personalismo se muestran numerosas obras y monumentos que llevan su nombre o el de Evita; cuando el presidente entrega un premio a un niño se escucha una voz infantil que dice un poco ridículamente “a usted se lo debemos todo, mi general, ¿me permite que le dé un abrazo?”, o cuando se muestran imágenes del momento en que se le concede por primera vez el derecho al voto a la mujer el registro sonoro de Evita arengando para que las nuevas ciudadanas obedezcan ciegamente la voluntad del líder -le den a Perón “un cheque en blanco- contrarresta el logro23.

  • 24 Se puede encuadrar también en los parámetros del melodrama la construcción de la figura de Evita. E (…)

19El efecto irónico es producido también por la incorporación de pasajes de ficción que tienen su origen en la propaganda oficial del primer peronismo -los docudramas-, que Meilij expone extensamente. Tal efecto es producido, más allá de cualquier crítica a los contenidos y antes de cualquier manipulación del material, simplemente por efecto del paso del tiempo, como resultado de variaciones en el verosímil cinematográfico ocurridas entre la época de su producción y la de realización del film (a fines de los ochenta). El empleo de recursos propios del melodrama24, así como de procedimientos de actuación ligados a la dicción interpretativa -escuela vigente durante el peronismo pero epigonal a partir de la difusión del método de Stanislavsky basado en la “naturalidad”- confieren al relato ficcional de estos documentales un aire de falsedad que invalida parcialmente cualquier mensaje propuesto. El uso del “tu” obra en el mismo sentido. Entre los docudramas reapropiados por Meilij podemos mencionar: Soñemos (Luis César Amadori, 1951, 20’); Ahora soy un más (Alberto Soria, 1952, 13’), éste con la salvedad de que son los mismos estudiantes quienes están a cargo de las dramatizaciones; Nuestro Hogar (Mario Soffici, 1953, 10’); Cuando la plata se hizo argentina (Carlos Soria, 1952, 9’) y La mujer puede y debe votar (L.J. Moglia Barth, 1947, realización del Noticiero Panamericano conjuntamente con el Registro Nacional de las Personas).

20Otros apartados apelan al mismo efecto irónico al mostrar hechos que fueron propuestos por la propaganda oficial como grandes logros y, finalmente, resultaron fracasos. “Mejor que prometer es hacer” hace hincapié en las fallidas investigaciones de Richter en nuestro país y también en la construcción, por parte de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado, de prototipos de automóviles y lanchas con carrocerías totalmente de plástico. Asimismo la sección se dedica a mostrar la infinidad de estos artefactos cuyo nombre incluía el apelativo de “justicialista”.

21Antes del sucinto epílogo, la narración da cabida a los distintos alzamientos que, finalmente, acaban deponiendo al primer mandatario. El informe incluye imágenes de los noticiarios y documentales de propaganda realizados durante el primer año de la Revolución Libertadora, aunque las fuentes no aparecen explicitadas en el film de Meilij. Se incluyen, además, algunas noticias originadas en Montevideo e imágenes y audios inéditos de la sublevación encabezada por la marina. Estos últimos, en especial, permiten seguir el cruce de mensajes entre unidades asentadas en diferentes puntos del país en el momento de la insurrección, así como el papel que tuvieron las radios uruguayas en la difusión de las consignas golpistas. En este punto, el relato focaliza en los sublevados, mostrando sus bajas y movimientos antes de la victoria, y el apoyo masivo cuando finalmente logran su objetivo. Es notable en todos estos documentales que durante Libertadora revisan los últimos meses del gobierno peronista -y así lo remarca el trabajo de Irene Marrone y Mercedes Moyano Walter al respecto- la ausencia de imágenes de los cuerpos de los civiles muertos a causa de los bombardeos. Estas imágenes faltantes aparecerán recién cincuenta años después, en un documental para televisión que revisa los sucesos de junio de 1955 en ocasión de cumplirse un aniversario. Sin embargo, es aquel registro documental con ruinas y heridos pero sin muertos el que recoge Permiso para pensar.

  • 25 Esta sonorización con los acordes de la Marcha de la Libertadora está ya en los noticiarios que, co (…)

22En su exposición de los primeros tramos del alzamiento el montaje crítico contrapone -siempre mediante el mismo procedimiento- las escenas de los destrozos resultantes al audio oficial que niega trascendencia a los sucesos. El avance de las fuerzas rebeldes es acompañado por la “Marcha de la Libertad” como música de fondo, tal cual lo hizo en el momento de los hechos a través de las radios clandestinas25. Sus estrofas, exultantes de sentimiento patriótico, vuelven prescindente cualquier comentario del narrador: “En lo alto la mirada/ Luchemos por la Patria redimida/ El arma sobre el brazo/ La voz de la esperanza amanecida/ Que el sol sobre tu frente/ alumbre tu coraje camarada/ Ya el brazo de tu madre/ Te señaló la ruta iluminada.” Finalmente, el grito de “¡Libertad, libertad!” que parece proferir la multitud frente a la victoria de la “revolución” –fruto de una sonorización semejante a la que realizó Miguel Pérez para algunos fragmentos fílmicos de La República perdida– se funde con el de “¡Perón, Perón!” de la escena subsiguiente con la que cierra el relato. En ella el procedimiento irónico alcanza su momento culminante cuando la banda imagen muestra brevemente a Perón, en su tercera presidencia, frente a una plaza colmada de manifestantes, mientras la banda sonora da lugar a uno de sus discursos en el preciso punto en que dice “Solamente en un país cívicamente analfabeto e incapacitado puede haber sucedido lo que sucedió en la República Argentina”. Varios carteles de “Montoneros” entre los manifestantes parecen trazar una relación implícita pero causal entre este suceso y los que vinieron inmediatamente después, es decir, la dictadura militar.

Conclusiones

  • 26 Sobre esta capacidad de las imágenes –y de los medios audiovisuales a través de ellas- de constitui (…)
  • 27 Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores, (…)
  • 28 Así lo hacen notar tanto Raúl Beceyro como Octavio Getino- SusanaVelleggia en sus obras Beceyro, (…)

23El análisis de Permiso para pensar pone de manifiesto el papel privilegiado de las imágenes en la urdimbre de la memoria colectiva26, a la vez que revela el pasado no como algo concluido y cristalizado de una vez para siempre, sino como un campo de luchas y tensiones, siempre cambiante, en el que distintas fracciones pujan por acaparar el sentido desde diferentes posturas ideológicas (Chesneaux, 1984)27. En el film de Meilij esta posición ideológica queda explícita: se trata de una lectura eminentemente antiperonista. Es, precisamente, esta explicitación ideológica la que lo acerca al resto de la producción documental histórico-política de la transición, aunque -en este caso- desde una posición más extrema, que deja de lado el relato conciliatorio y vuelve a hacer hincapié en la polaridad peronismo/ antiperonismo surgida en el seno del gobierno peronista y continuada luego por la Revolución Libertadora. Es también esta toma de posición la que lo convierte en un film político, ya que una de las características fundamentales de este tipo de obra es la de ser portadora manifiesta del discurso de quienes lo realizan28.

Entrega de premios con las fotos de Perón y Evita presidiendo la ceremonia.

Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.

24En cuanto a las imágenes y registros sonoros que lo conforman, en su gran mayoría son material de archivo surgido de los noticiarios cinematográficos y documentales de propaganda gestados durante el primer peronismo, aunque los hay también de otra procedencia. Entre ellos es posible notar algunos recogidos en ese período, en especial durante los alzamientos de junio y setiembre de 1955, pero compaginados y salidos a la luz en los noticiarios y cortometrajes con los que la Libertadora dio a conocer su propio relato de lo ocurrido.

25El montaje privilegia la ironía como procedimiento que permite confrontar el discurso con la acción o diversos discursos entre sí, así como ridiculizar ciertos gestos. Sin embargo, la narración carece de una propuesta de lectura global al descontextualizar las imágenes y registros sonoros, fragmentando la exposición y soslayando cualquier relación de los hechos con sucesos anteriores o con otros que habiliten un contexto más amplio. El film no propone una argumentación sólida que integre en una explicación comprensiva los aspectos negativos que el relato se encarga de destacar con el apoyo masivo que en muchas instancias la imagen no puede evitar consignar.

26Por último, la mirada crítica que plantea el film no puede disociarse del clima electoral en el que la película se gestó y finalmente se estrenó, allá por marzo de 1989. En este contexto se perfilaba como posible ganador en las elecciones de mayo Carlos Saúl Menem, candidato peronista que finalmente fue elegido presidente y asumió en julio de ese mismo año. En su discurso de aquella primera época Menem se presentaba como la continuación del pensamiento y la obra del general Perón. No parece desacertado, entonces, concluir que la revisión que sugiere Meilij está dirigida desde su mismo título –Permiso para pensar– al electorado, sobre todo al peronista, para que en función del pasado, tal cual es presentado por su realizador, reflexione acerca de su futuro.

D.N.I. (Luis Brunati, 1989)

El misterio de Eva Perón (Tulio Demecheli, 1987)

Evita, quien quiera oír que oiga (Eduardo Mignogna, 1984)

Juan, como si nada hubiera sucedido (Carlos Echeverría, 1987)

La República perdida (Miguel Pérez, 1983)

La República perdida II (Miguel Pérez, 1986)

País cerrado, Teatro abierto (Arturo Balassa, 1989)

Permiso para pensar (Eduardo Meilij, 1989)

Haut de page

Bibliographie

Aprea, Gustavo, Cine y políticas en Argentina. Continuidades y discontinuidades en 25 años de democracia, Buenos Aires, Biblioteca Nacional/ Universidad General Sarmiento, 2008.

Beceyro, Raúl, “El documental. Algunas cuestiones sobre el género cinematográfico”, en Sartora Josefina y Rival, Silvina (editoras), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el documental argentino, Buenos Aires, Libraria, 2007.

Casale, Marta N.R., “El cine en la postdictadura: los documentales histórico-políticos durante el primer gobierno democrático” en Lusnich, Ana Laura y Piedras, Pablo (editores) Una historia del cine político y social en Argentina (1969-2009). Vol II. Buenos Aires, Nueva Librería, 2011.

Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores, Buenos Aires, Siglo XXI, 1984.

Dallera, Osvaldo, “La mujer puede y debe votar”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.) Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006.

Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica, “Introducción. Imagen y memoria: apuntes para una exploración” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

Getino, Octavio y Velleggia, Susana, El cine de “las historias de la revolución”. Aproximación a las teorías y prácticas del cine de “intervención política” en América Latina (1967-1977), Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 2002.

Guarini, Carmen. “El “derecho a la memoria” y los límites de su representación” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

Luchetti, Florencia y Fernando Ramírez Llorens, “Filmar la realidad. Cine y Estado: la consolidación del documental como vehículo de propaganda (1926-1944)”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006.

Lusnich, Ana Laura y Kriger, Clara, “El cine y la historia”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia 1983 / 1993, Buenos Aires, Fondo de las Artes, 1994.

Manetti, Ricardo, “Cine testimonial”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia 1983 / 1993, Buenos Aires, Fondo de las Artes, 1994.

Marrone, Irene. “La historia se escribe con “i” de imagen. Entrevista a Tadeo Bortnowski, 22 de julio de 2005”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006.

Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes, “Las imágenes de los muertos en el golpe de 1955” en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006.

Mazzei, Daniel, “Reflexiones sobre la transición democrática argentina”, en Polhis, Boletín Bibliográfico electrónico del programa Buenos Aires de Historia Política, año 4, Nº7, primer semestre 2011, p 8-15.

Nichols, Bill, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, Buenos Aires, Paidós, 1997.

Stites Mor, Jessica, “Imágenes de un sur desplazado: Fernando Solanas y el imaginario cultural de la transición” en Feld, Claudia y Jessica Stites Mor (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

Weinrichter, Antonio. “Jugando en los archivos de lo real. Apropiación y remontaje en el cine de no ficción”, en Torreiro, Casimiro y Cerdán Josetxo (ed), Documental y vanguardia. Madrid, Cátedra, 2005.

Filmografía

Haut de page

Notes

2 Sin embargo, más allá de los resultados exitosos que en un primer momento tuvieron las medidas tomadas en esta esfera, “la política alfonsinista mantuvo algunas situaciones que a mediano plazo influyeron en la agudización de una crisis que puso en peligro no solo los éxitos obtenidos sino también la existencia misma del cine nacional” Aprea, Gustavo, Cine y políticas en Argentina. Continuidades y discontinuidades en 25 años de democracia, Buenos Aires, Biblioteca Nacional/ Universidad General Sarmiento, 2008, p. 15.

3 Encuentro teatral de 1981 en el que convergieron alrededor de ciento cincuenta artistas de diferentes áreas relacionadas con ese quehacer. La asistencia masiva del público así como el tenor crítico de las obras lo convirtieron en un bastión de la resistencia.

4 Ya se ha hecho la salvedad de Juan, como si nada hubiera sucedido, que no forma parte de este corpus. En el caso de D.N.I. algunas proyecciones siguieron un camino diferente, siendo acompañadas por un debate posterior.

5 En este aspecto las coincidencias con la producción anterior son notorias. Irene Marrone y Mercedes Moyano Walker muestran cómo estos recursos estéticos ya aparecen en los documentales realizados por la productora de Federico Valle en la década del veinte. Así, por ejemplo, La obra de gobierno radical que registra la campaña proselitista de Yrigoyen en 1928 combina fragmentos de películas ficcionales con notas del noticiario. Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes, “Actores y escenarios rurales en el Noticiario Bonaerense (1948-1958)”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p.101.

6 Nichols, Bill, La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental, Buenos Aires, Paidós, 1997, p 68.

7 Leyda, Jay,. Films Beget Films. A study of the compilation film. Nueva York: Hill and d Wang, 1964; citado por Weinrichter Antonio, “Jugando en los archivos de lo real. Apropiación y remontaje en el cine de no ficción”, en Torreiro, Casimiro y Cerdán Josetxo (ed), Documental y vanguardia. Madrid, Cátedra, 2005, p. 46-7.

8 Ibíd., p.47.

9 Ibíd. p.63.

10 La cuestión aquí es en qué medida es posible conservar el sentido original o meramente referencial. La reutilización de una imagen implica siempre su reconfiguración. Sobre este tema cfr. García Martínez, Alberto N., “El film de montaje. Una propuesta tipológica”, en Revista Secuencias N° 23, Madrid, 2006, p. 69. Sobre la gravitación del presente en la manera de concebir y evocar acontecimientos pasados cfr. Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica, “Introducción. Imagen y memoria: apuntes para una exploración” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

11 Es significativo que en sus declaraciones los directores de los documentales histórico-políticos de la transición subrayen la veracidad de sus films.

12 Según declaraciones al Diario Página 12 del 18 de diciembre de 1988.

13 Acerca de la posición política que asume el film, Eduardo Meilij, abogado y profesor universitario, responde con un argumento que pasa por alto la manipulación a la que fue sometido el material: “Cuando me preguntan si la película es antiperonista yo respondo que es fervorosamente peronista: es tan peronista que se limita a mostrar lo que el peronismo de aquel entonces mostraba y publicitaba con orgullo”. La prensa, 27/03/89

14 La exhibición obligatoria regía desde 1943 para los noticiarios y cortos documentales en cada función y en todas las salas del país. El decreto es contemporáneo al que organizó la Subsecretaría de Informaciones y Prensa, dependiente de la Presidencia de la Nación. Dicha Subsecretaría había sido creada sólo unos meses antes.

15 La construcción gramatical misma de esta advertencia la hace confusa y encubre el hecho de que bajo la categoría de “Notas de Noticieros cinematográficos” se incluye material proveniente de otras fuentes, distintas a las oficiales durante el gobierno peronista, por ejemplo, los noticiarios emitidos durante los primeros tiempos de la Revolución Libertadora.

16 Manetti, Ricardo, “Cine testimonial”, en España, Claudio (compilador), Cine argentino en democracia 1983 / 1993, Buenos Aires, Fondo de las Artes, 1994, p 260.

17 Igual posición sostienen Carmen Guarini y Jessica Stites Mor en sus artículos. Guarini, Carmen. “El “derecho a la memoria” y los límites de su representación” en Feld, Claudia y Stites Mor, Jessica (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009. Stites Mor, Jessica, “Imágenes de un sur desplazado: Fernando Solanas y el imaginario cultural de la transición” en Feld, Claudia y Jessica Stites Mor (comp), El pasado que miramos. Memoria e imagen ante la historia reciente, Buenos Aires, Paidós, 2009.

18 Algunos de ellos son: Sucesos revolucionarios: de junio a setiembre de 1955 (1956, 25’ Sucesos Argentinos); Pacificación (30 setiembre 1955 Sucesos Argentinos N° 878) y Apuntes para una historia (Noticiario Panamericano Nº 803, 1955)

19 Entrevista transcripta en Marrone, Irene, “La historia se escribe con “i” de imagen. Entrevista a Tadeo Bortnowski, 22 de julio de 2005”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p 90.

20 Una imagen para nada ingenua que analizaremos más adelante.

21 Esta es una característica en común con La República perdida.

22 Sin embargo, el último apartado (El principio del fin) tuerce esta polaridad ya que los militares de la Libertadora aparecen como salvadores de la patria, victoriosos y vitoreados.

23 Osvaldo Dallera hace notar que esa contradicción era propia de la concepción peronista de la mujer cuyo papel era a la vez revolucionario y conservador: “la participación política femenina era vista por el peronismo como una forma de protección del rol doméstico tradicionalmente destinado a la mujer”. Dallera, Osvaldo, “La mujer puede y debe votar”, en Marrone, Irene y Moyano Walker, Mercedes (comp.), Persiguiendo imágenes. El noticiario argentino, la memoria y la historia (1930-1960), Buenos Aires, Editorial del Puerto, 2006, p. 213.

24 Se puede encuadrar también en los parámetros del melodrama la construcción de la figura de Evita. En las fotos con su rostro que aparecen en el film –las mismas que se difundían durante el primer peronismo- es posible notar una iluminación propia de este género en particular y del star system en general.

25 Esta sonorización con los acordes de la Marcha de la Libertadora está ya en los noticiarios que, con posterioridad al derrocamiento, revisan los alzamientos contra el gobierno peronista.

26 Sobre esta capacidad de las imágenes –y de los medios audiovisuales a través de ellas- de constituirse en escenarios privilegiados de memoria cfr. Feld, Claudia, Del estrado a la pantalla: las imágenes del juicio a los ex comandantes en Argentina, Madrid, Siglo XXI, 2002.

27 Chesneaux, Jean, ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores, Buenos Aires, Siglo XXI, 1984.

28 Así lo hacen notar tanto Raúl Beceyro como Octavio Getino- SusanaVelleggia en sus obras Beceyro, Raúl, “El documental. Algunas cuestiones sobre el género cinematográfico”, en Sartora Josefina y Rival, Silvina (editoras), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el documental argentino, Buenos Aires, Libraria, 2007. Getino, Octavio y Velleggia, Susana, El cine de “las historias de la revolución”. Aproximación a las teorías y prácticas del cine de “intervención política” en América Latina (1967-1977), Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 2002.

Haut de page

Table des illustrations

Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/65722/img-1.jpg
Fichier image/jpeg, 60k
Légende Los actos eran monumentales e incluían una imaginería propia
Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/65722/img-2.jpg
Fichier image/jpeg, 36k
Légende Entrega de premios con las fotos de Perón y Evita presidiendo la ceremonia.
Crédits Permiso para pensar, Eduardo Meilij, 1989.
URL http://nuevomundo.revues.org/docannexe/image/65722/img-3.jpg
Fichier image/jpeg, 36k

Haut de page

Pour citer cet article

Référence électronique

Marta Noemí Rosa Casale, « El documental histórico en los primeros años de la transición. Permiso para pensar (E. Meilij, 1989), un caso atípico », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Images, mémoires et sons, mis en ligne le 01 octobre 2013, consulté le 18 avril 2015. URL : http://nuevomundo.revues.org/65722 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.65722

Haut de page

Auteur

Marta Noemí Rosa Casale

Universidad de Buenos Aires[email protected]

Haut de page

Droits d’auteur

© Tous droits réservés


The historical documentary film during the immediate years following the dictatorship. Permission to think (E. Meilij, 1989), not an ordinary case

[01/10/2013]

The production of documentary films on politics was significant during the Alfonsín Government. At that time films that dealt with past political events cast a view of ample scope in order to cover deeds quite distant in time with the aim of reaching a conciliatory discourse vis á vis party lines. Their impact allows for the conclusion of a relatively important influence on the electorate at the time of the ballot. In this respect, Permission to think, the first and only film work of Eduardo Meilij, law practitioner, is an exception both with regard to its style and ideological conception: it radically departs from most of the production at that time. The film focuses on the years of the First Peronist government concentrating on the figures and characters of both Juan Domingo and Eva Perón from a pressumed “objective” point of view based on official propaganda documents of the times. Nevertheless, from the start it is clear that the film projects a critical and absolutely negative view about its central characters. This paper aims at discussing and answering this seeming paradox in detail.

.