Piden la destitución del juez federal Daniel Rafecas

septiembre 8, 2016

Caso Nisman: en una solicitada piden la destitución del juez Rafecas

Familiares de víctimas del atentado de la AMIA cuestionan su decisión de no haber hecho lugar a la denuncia por encubrimiento del fallecido fiscal contra la ex presidenta y otros funcionarios.

El juez federal Daniel Rafecas ingresa a los Tribunales de Comodoro Py (Argentina. Foto Pedro Lázaro-Fernández)

El juez federal Daniel Rafecas ingresa a los Tribunales de Comodoro Py.

justicia corruptaBUENOS AIRES — Los familiares de víctimas del atentado a la AMIA, dirigentes y referentes de la comunidad judía publicaron una solicitada para pedir la remoción del juez Daniel Rafecas.

“El juez Rafecas debe ser removido”, se titula el texto que apunta a la negativa del magistrado para hacer lugar la denuncia de Alberto Nisman, contra Cristina Kirchner, el ex canciller, Héctor Timerman, entre otros, por presunto encubrimiento de los imputados, tras el cuestioando Memorándum de Entendimiento con la República Islámica.

Entre los firmantes se encuentran los diputados Elisa Carrió y Waldo Wolff, los ex ministros Graciela Fernández Meijide, Nicolás Gallo, Horacio Jaunarena, Juan Llach y Jesús Rodríguez, la ex vicejefa de gobierno porteña, Cecilia Felgueras y el ex representante ante las Naciones Unidas Emilio Cárdenas, entre otros.

EL TEXTO COMPLETO

“Los abajo firmantes consideramos un deber cívico reclamar la destitución, acorde con los procedimientos vigentes, del Juez Daniel Rafecas por manifiesta inconducta en el ejercicio de la magistratura. Subrayamos su actuación en relación con la denuncia del Fiscal Alberto Nisman, fechada el 14 de enero de 2015, contra la entonces Presidente de la Nación, Sra. Cristina Fernández de Kirchner, su canciller Héctor Timerman y los intervinientes en negociaciones paralelas dirigidas a sancionar el Memorándum de entendimiento con Irán, ratificado por ley 26.843 del 27 de febrero de 2013.

Dicha denuncia, sostenida por el representante del Ministerio Público ante el Juzgado de Rafecas, fue desestimada en tiempo record. El extenso escrito de denuncia propuesto por el Fiscal Nisman perfila un amplísimo marco probatorio y sostiene que las personas denunciadas han cometido el delito de encubrimiento de los responsables del mayor ataque terrorista sufrido en el país: el perpetrado contra la sede de la AMIA el 18 de julio de 1994, que cobró 85 vidas.

La decisión de Rafecas fue apelada por el Fiscal Gerardo Pollicita y mantenida por el Dr. Germán Moldes ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, con la lamentable intervención de la Sala I que, con igual o mayor ligereza que el Juez Rafecas, confirmó la decisión de éste último merced al indignante voto de los Jueces Jorge Ballestero y Eduardo Freiler y la destacable disidencia del Dr. Eduardo Farah. El Fiscal Dr. Javier De Luca por su parte desistió también del recurso ante la Cámara de Casación. Hace tiempo que ha quedado comprobada la solidez del encuadramiento jurídico formulado por el Dr. Nisman. En cambio, nunca se han investigado los hechos materia de la denuncia.

justicia corruptaHa llegado la hora de la apertura del trascendente caso, sofocado en su inicio por el Juez Rafecas y los magistrados que acompañaron su intolerable parcialidad”, por eso “apoyamos con fervor los esfuerzos que hoy se realizan para la apertura de la causa iniciada con la denuncia del Dr. Nisman. Se plantea un imperativo ineludible para los jueces pues el encubrimiento de un delito de lesa humanidad, como la voladura de la Amia, constituye también otro delito de lesa humanidad.

Recientemente, ante el pedido de apertura de la causa formulado por la AMIA [NdR: en rigor, fue la DAIA], el Juez Rafecas persistió una vez más en su negativa a estudiar el caso y rehusó reconsiderar el expediente iniciado con la denuncia del Fiscal Alberto Nisman. Sospechado de un claro ‘temor de parcialidad’, Rafecas había sido ya apartado de la causa que involucraba al ex vicepresidente Amado Boudou en negociaciones incompatibles con el cargo y lavado de dinero. El procedimiento abierto entonces en el Consejo de la Magistratura fue cerrado después de su ‘meritoria’ desestimación del pedido del Fiscal Nisman.

asesinato politicoAnte reiterados ejemplos de parcialidad y mal desempeño del Juez Rafecas, exigimos su inmediata remoción para despejar el camino que conduce a la investigación de los gravísimos hechos denunciados que costaran la vida del fiscal Alberto Nisman. No habrá mejor homenaje a su memoria”.

Fuente: Clarín, 08/09/16.

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Tucumán: Ejemplo del despilfarro en aviones oficiales

octubre 31, 2015

Tucumán: piden que se informe cuánto se gastó en los aviones

Reunión de gobernadores. El diputado radical Julio Martínez hizo una presentación para denunciar la cantidad de jets que se usaron.

Por Natasha Niebieskikwiat.

Una inmensa cantidad de aviones de funcionarios en el aeropuerto de Tucumán por la asunción de Mansur. (Twitter)

Una inmensa cantidad de aviones de funcionarios en el aeropuerto de Tucumán por la asunción de Mansur.

El descomunal despliegue de jets privados en el aeropuerto de Tucumán que hicieron los gobernadores el jueves para estar con Juan Manzur en su asunción, disparó algunas preguntas. «¿Cuánto gasta efectivamente el Gobierno en el traslado de la Presidente de la Nación y su Gabinete? Los ministros ¿no pueden viajar en aviones de línea? La Presidenta, ¿no puede viajar en el Tango 10 por ejemplo? ¿Es necesario que se haga enviar los diarios del domingo por ‘avión-canillita’?», indica el diputado Julio Martínez (UCR), en un pedido de informe que acaba de presentar.

ladrónEl legislador calculó que esos 10 aviones en Tucumán, a un promedio de US$ 10.000 la hora de vuelo y un viaje promedio de 4 horas entre ida y vuelta (cada uno), implican la suma de U$S 400.000 para la asistencia puntual «a una reunión de campaña de Daniel Scioli». En el mercado de aviones, en cambio, estiman que el valor de cada avión sería menor, de alrededor US$ 4.000 la hora.

Según los datos de Martínez, el gasto equivaldría a 200 horas de vuelo de un A4, u 800 horas de vuelo de un Pucará, que destinadas a interceptar vuelos irregulares en la frontera norte, podrían traducirse en unas 100 operaciones si son llevadas adelante por A4, o unas 400 si son Pucarás.

«La obscenidad de este tipo de conductas por parte de la Presidenta, su gabinete y los gobernadores kirchneristas indigna, habida cuenta de la carencia de presupuesto para áreas sensibles de la vida argentina. Esto demuestra que es una cuestión estrictamente de prioridades», señaló el diputado.

Los usos inconsultos de aviones son de larga data. Por ejemplo, en septiembre de 2007, siendo candidata, Cristina alquiló para su viaje a Nueva York, un Boeing 747-200, a un costo de US$ 300.000. En 2009, voló a Río Gallegos, 3.000 kilómetros, sin pasajeros. Volvió solo con Florencia Kirchner lo que tuvo lugar dos veces más en 2010. Estos abusos fueron denunciados en la Justicia, pero fueron archivados en 2012 por Daniel Rafecas, hoy afín a los K. La lista es escandalosa.

En 2009 el Tango 03 se convirtió en el «avión canillita»: llevaba los diarios del domingo a Cristina, cubriendo una ruta entre Buenos Aires y Río Gallegos o El Calafate. Fue reemplazado por un F28.

Fuente: Clarín, 31/10/15.

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Stolbizer reclama por el caso Hotesur

octubre 21, 2015

Stolbizer mostró pruebas sobre el caso Hotesur y pidió un compromiso de los candidatos

Por Claudio Savoia.

Sospechas de corrupción. La candidata presidencial de Progresistas presentó un informe con el detalle de las maniobras que están en el expediente que según ella el juez Rafecas quiere cerrar en estos días.

lavado de dineroPreocupada por lo que espera pueda ser un inminente archivo del expediente Hotesur, la candidata presidencial del frente Progresistas Margarita Stolbizer presentó esta mañana un detallado informe con las maniobras de la empresa de la familia Kirchner y los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López, enumeró y explicó los mecanismos a través de los cuales podría probarse el lavado y los delitos precedentes que lo provocaron. Toda la información presentada, advirtió Stolbizer, está en el expediente que tramitaba el juez Claudio Bonadio y quedó en manos de su colega Daniel Rafecas. «El quiere planchar la investigación», advirtió la diputada.

«Les pido a los candidatos de todas las fuerzas políticas que se comprometan contra la corrupción y contra el inminente cierre y desguace de la causa Hotesur, en la que se investiga a la Presidenta y su familia por posible lavado de dinero», dijo Stolbizer, para quien Rafecas y los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Ballestero ya dieron los primeros pasos para cerrar el expediente al cuestionar en sus últimos escritos cuál es «el objeto de la investigación.»

El informe muestra los vidriosos vínculos de negocios entre los Kirchner, Lázaro Báez y Cristóbal López, contratistas del Estado por montos millonarios (el ministerio de Planificación admitió haber adjudicado obras a Báez por 8.000 millones de pesos) que a su vez contrataron servicios con la empresa de la Presidenta, Hotesur, cerrando un círculo perfecto: «Se contrataban los hoteles de la Presidenta por parte de emrpesarios beneficiados por obras que adudica el Gobierno y organismos públicos o empresas estatales que dependen de la Presidenta, es decir que de algún modo ella se contrata a sí misma», graficó la diputada.

«El ejemplo más escandaloso es el de Aerolíneas Argentinas, que entre fines de 2008 y julio de este año contrató más de 35.000 habitaciones en el hotel Alto Calafate de esa localidad santacruceña, por un monto de 2,5 millones de dólares», explicó Stolbizer, y mostró cómo la cantidad de cuartos alquilados excede a la cantidad de personas que tienen las tripulaciones que podrían pasar una noche en ese hotel. Con cuatro vuelos diarios y una dotación promedio de seis personas -que en muchos casos sólo pasan en Calafate unas horas, pues siguen su viaje hacia Ushuaia o Buenos Aires- los números no cierran.

«La causa está a punto de consagrar la impunidad, pese a que está llena de pruebas. En Bahía Blanca se investiga cómo Austral Construcciones de Lázaro Báez usaba facturas truchas para justificar movimientos de dinero, hay contrataciones directas con sobreprecios en los hoteles, y relaciones ilegales entre concesor y concedente de obras públicas y negocios personales», se enojó Stolbizer. «Yo estoy preocupada y soy escéptica sobre cómo va a terminar la causa, más allá de quién gane la elección. Ninguno de los candidatos o referentes de otros partidos me llamó o hizo nada por esta causa. Eso es lo que más me preocupa.»

Fuente: Clarín, 21/10/15.

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El olvido, la segunda muerte de Nisman

febrero 28, 2015

El olvido, la segunda muerte de Nisman

Por Alberto Amato.

asesinato politicoEl caso Nisman languidece. Su denuncia por encubrimiento del caso AMIA contra la Presidente, el canciller y un legislador, entre otros, fue desestimada de modo veloz y contundente por el juez federal Daniel Rafecas. Nisman apareció con un balazo en la cabeza, cuatro días después de presentar esa denuncia y a horas de ratificarla en el Congreso Nacional. Así, ambos hechos, denuncia y muerte, quedaron ligados para siempre. Si la denuncia no tenía asidero, si era fácilmente desechable, ¿por qué el Gobierno reaccionó con inusual violencia contra el fiscal y hasta habló de un “Partido Judicial”? ¿Por qué esta muerto Nisman?

La respuesta a estas preguntas empezó a perderse ya entre recambios de gabinete y testimonios tardíos de los funcionarios que invadieron la escena del crimen, ayudaron a convertirla en el zafarrancho que describieron en su momento la fiscal Viviana Fein y los testigos, y sembraron de sospecha la investigación del crimen político más grave de los últimos treinta años de democracia. Al salir de declarar el jueves en la fiscalía, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, dijo que hizo todo bien en el departamento de Nisman, donde no tenía nada que hacer. La fiscal, en cambio, admite que no puede garantizar que se haya preservado la escena del crimen. Si es así, todo es confuso y sospechado.

Aquella fiscalía que se bebía los vientos en los días que siguieron a la muerte de Nisman, se ha llamado a una tarea más lenta y rutinaria, acaso más rica pero más sumida y cautelosa. Los amigos, colegas e íntimos de Nisman también han silenciado sus voces que no sólo exigían conocer la verdad, sino que afirmaban tener certezas sobre cómo había muerto el fiscal. El cómo conduciría al por qué. Pero todo se ha tornado perezoso y hermético.

Además, el Gobierno, en un giro todavía inexplicable, dispuso investigar la llamada pista siria del atentado a la AMIA, atentado que también investigaba Nisman. La decisión del Gobierno de volver a poner la mira en Siria es la ratificación por otra vía del llamado Memorándum de Entendimiento con Irán, que tendía a anular, aseguraba Nisman, toda sospecha sobre la participación de ese país en el atentado. Y es algo más de alcances todavía inciertos si se tiene en cuenta que fue con el presidente sirio, Bashar al-Assad, con quien el canciller Héctor Timerman se reunió en Alepo, Siria, para dar el primer paso hacia la “reconciliación” Argentina con Irán.

La pista siria fue descartada hace once años por el entonces presidente Néstor Kirchner, que eligió a Nisman como fiscal único y especial del caso AMIA, le puso como ladero al hoy defenestrado agente de inteligencia Antonio Stiusso, y responsabilizó a Irán ante las Naciones Unidas de haber tomado parte de alguna forma en el ataque a la AMIA. Volver a esa pista es también gritarle en la cara al Poder Judicial que ha desperdiciado veinte años de investigación, lo que le da al Gobierno razones de sobra para acusarlo de inoperante e impulsar una reforma que estaría en manos de facciones del Poder Judicial afines al kirchnerismo. Poco importa que doce de esos veinte años transcurrieran bajo la gestión de Kirchner y de la actual Presidente. Si no encerrara una tragedia, sería un paso de comedia.

De esta forma casi inadvertida, el caso Nisman sigue la impronta de los grandes crímenes políticos: la debilitación lenta de la investigación, el desaliento a fuerza de confusión, de golpes de efecto y de pruebas dudosas, hasta el olvido final.

Ese es el molde que siguen, en general, los magnicidios o los grandes crímenes en los que un Estado, cualquiera, se ve afectado o sospechado de haberlos cometido a través de sus organizaciones, agencias o agentes. Lo primero que hace un Estado en esos casos es buscar de inmediato un culpable e intentar borrar las huellas de su participación, si la tuvo, u ocultar, desviar o eludir los errores que facilitaron o no evitaron la comisión del delito.

Desandar luego ese camino es imposible. Las tapaderas siempre huyen hacia adelante, las investigaciones se tornan un laberinto, las pruebas se alteran, se pierden, se destruyen, se modifican; todo se torna intrincado, indescifrable y oscuro, hasta llegar a la irónica conclusión del investigador de un magnicidio del siglo pasado: “Sé todo sobre el asesinato, menos qué pasó y quién lo hizo”.

Así se hace carne la sentencia que afirma que en la Argentina, cuando un crimen roza al poder, queda impune. La frase tiene su exacto correlato inverso: en la Argentina, si un crimen queda impune, es porque roza al poder.

Pasó con el atentado a la AMIA. Según quedó evidenciado en el juicio, la entonces SIDE se lanzó a tapar chapucerías como la de sus agentes, que perdieron la camioneta que sería usada como coche bomba setenta y dos horas antes del atentado. Pero hay teorías que ponen en duda la existencia de un coche bomba y afirman que los restos hallados entre los escombros fueron “plantados”. La confusión diluye.

Las todopoderosas agencias de espionaje, o de seguridad, o de investigaciones, sin control efectivo del Estado o sin una misión más específica y valiosa que la de meterse en las alcobas de las gentes, tampoco ayudan a generar confianza, amparo o certezas cuando un crimen afecta o implica a un gobierno. Por el contrario, tienden a ponerse por encima de la ley. Y también de los gobiernos.

En la película “Hombres de negro”, el personaje que encarna Tommy Lee Jones explica a su compañero que la agencia privada para la que trabajan, la MIB, está por encima de la ley y protege a los ciudadanos para que no accedan a saber lo que ellos saben: una amenaza se cierne sobre la Tierra. Jones le dice a su socio: “La única forma de que esa gente siga adelante con sus vidas felices, es que no sepan nada de esto”.

La ficción copia a la realidad y no al revés.

Un estado en problemas por un crimen político tapa, miente, oculta si se ve amenazado por sus propias torpezas. O, en cambio, cree que la verdad, cualquiera sea, puede ser peligrosa para los ciudadanos que no deben, no merecen, o no pueden procesar esa verdad. También puede ocurrir que esa verdad sea tan diabólica que su sola revelación haga peligrar la subsistencia misma de un gobierno o de un Estado y por eso debe ser callada. Tal vez la investigación por la muerte del fiscal se dirija, como un barco torpe y lento, hacia esas arenas que lo harán encallar.

La segunda muerte de Nisman, será el olvido.

Fuente: Clarín, 28/02/15.

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Las llamativas razones de Rafecas para salvar a CFK

febrero 28, 2015

Las singulares razones de Rafecas

Por Carlos Pagni. 

asesinato politicoAl rechazar la denuncia de Alberto Nisman, el juez Daniel Rafecas alejó a Cristina Kirchner de dos hogueras. No sólo negó que la Presidenta haya encubierto el atentado contra la AMIA. De un modo menos directo, y tal vez involuntario, también la desvinculó de la hipótesis según la cual el Gobierno estuvo detrás de la muerte del fiscal. Sencillo: al dictaminar que la denuncia de Nisman era insostenible, refutó uno de los posibles motivos de su deceso. Porque si las imputaciones eran disparatadas, ¿para qué quitarle la vida?

Las razones de Rafecas para prestar esos servicios pueden ser complejas. Es posible que la más determinante haya sido que, para él, el planteo de Nisman tenía severas inconsistencias. Especialistas prestigiosos con los que este juez suele identificarse -Zaffaroni, Maier, Arslanian, Moreno Ocampo- sostuvieron esa tesis. Subrayaron que Interpol desmintió que Héctor Timerman haya pedido alguna vez el levantamiento de las alertas rojas contra los acusados iraníes. Al revés, informó que en varias oportunidades Timerman aclaró que, contra lo que sostenía el régimen de Ahmadinejad, eso no era materia del acuerdo. También advirtieron que el agente Allan Bogado había sido denunciado por la Secretaría de Inteligencia como falso espía. Y, en la línea de lo que afirmó Antonio Stiuso ante Viviana Fein, descartaron que las conversaciones entre D’Elía, Esteche y Khalil involucraran a funcionarios del Gobierno.

Quiere decir que, para Rafecas, las imputaciones de Nisman carecían de valor penal. Apenas tendrían, llegado el caso, algún mérito historiográfico. Es curioso que para sostener ese argumento también él haya plagado su escrito de consideraciones políticas y confesiones personales. En este aspecto, Rafecas imita y supera a Nisman. El juez sostiene, por ejemplo, que la señora de Kirchner no podría ser cómplice de los iraníes porque es «una figura política que a lo largo de veinte años de trayectoria ha sido consecuente en la búsqueda de proveer verdad y justicia». La excusa es casi tan insólita como afirmar que Timerman está libre de culpa por ser judío. Una condición que para el rabino Sergio Bergman, por ejemplo, en vez de impedir, agravaría el comportamiento atribuido al canciller por Nisman.

Si se hicieran pasar esas manifestaciones de obsecuencia por la lupa con que el filólogo Aníbal Fernández analizó la denuncia de Nisman, se podría concluir que también a Rafecas le escribieron el dictamen. Es lo que sugiere la orden de habilitar una feria cuya finalización había ocurrido 26 días atrás. Es decir, cuando el magistrado estaba de vacaciones. Con otra curiosidad: como demostró en esta causa María Servini de Cubría, no es frecuente que se interrumpa la feria para dictar una absolución. Trivialidades. Para Rafecas son trivialidades. Ayer aclaró que trabajó en soledad y sin presiones.

Hay otros rasgos inesperados en el fallo. En una serie de reflexiones encabezadas con la frase «en lo personal?», el juez necesita recordar su lucha contra el antisemitismo, que iguala a la de Nisman. Después aprovecha el expediente para enviar sus condolencias a la familia del colega muerto.

Los esfuerzos que hace allí Rafecas por salvar la imagen de Nisman contribuyen a una confusión. Nisman fue el denunciante, no el fiscal del caso. El encargado de la acusación es Gerardo Pollicita. Es a él a quien el juez debe refutar. En otras palabras: aun cuando su presentación fuera un exabrupto político, no había por qué pedir a Nisman una fundamentación exhaustiva del crimen que estaba describiendo. Tampoco Pollicita la ofreció: apenas pidió que se estudie la acusación a la luz de nuevas pruebas.

Es curioso que, entre los muchos caminos que tenía, Rafecas se haya negado a abrir la investigación. Podría haberse excusado de intervenir en el caso. Tenía un motivo razonable: en 2011, en la Hebraica, afirmó que «Irán financia organizaciones antisemitas» y que «D’Elía no es ajeno». A propósito: ¿no es raro que D’Elía no haya aprovechado este antecedente para recusarlo?

Rafecas también podría haber delegado la pesquisa en el fiscal, como hizo cuando tuvo que juzgar a Amado Boudou en el caso Ciccone. Pero prefirió cortar de cuajo toda sospecha. Ahora corresponde a la Cámara Federal evaluar si esa opción fue la correcta. Si los camaristas no lo hacen, se notará más la brecha que existe en Tribunales. Para ponerlo en términos de Cristina Kirchner: en el golpe judicial comienzan a aparecer «rebeldes» y «leales».

Sin embargo, en un fuero como el federal penal de la Capital, en el que buena parte de las decisiones se explican por factores ajenos a los expedientes, conviene recordar el contexto en el que Rafecas decidió sobre la Presidenta. El dato más obvio es que tuvo que resolver la situación de una imputada que está en condiciones de sacarlo de la Justicia desde el Consejo de la Magistratura. Un detalle que, según él, no lo incomodó. Aun cuando allí esté acusado por cerrar una causa en la que se denunciaban subsidios arbitrarios a productores cinematográficos que beneficiaron a su hermano. Entre otros cargos.

También hay que consignar que Rafecas protagoniza un feroz enfrentamiento con los abogados Darío Richarte y Diego Pirota, de estrecha relación con Stiuso, el espía en quien abrevaba Nisman. Esa enemistad nació en los albores del kirchnerismo, cuando Rafecas vapuleó a Fernando de la Rúa y, sobre todo, al ex jefe de la Secretaría de Inteligencia (SI) Fernando de Santibañes en el juicio por las coimas del Senado. Esa embestida era avalada por Alberto Fernández, uno de los promotores del ingreso de Rafecas en la Justicia. Richarte y Pirota, que eran colaboradores de Santibañes en la SI, terminaron siendo sus abogados.

Durante el proceso ocurrió un hecho extravagante. En una audiencia con el juez, uno de los senadores acusados le explicó: «Doctor, sobre nosotros se dicen infamias. Igual que sobre usted, que está acusado de cobrar 600.000 dólares por dar prisión domiciliaria a dos narcotraficantes serbios». Cayó el telón.

Un larguísimo pasaje de la absolución a De la Rúa y Santibañes condenó la conducta de Rafecas en aquel procedimiento. A raíz de esas críticas se abrió una causa contra él en el juzgado de Luis Rodríguez. Es el magistrado al que recurrieron Stiuso y Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa de Nisman, para denunciar amenazas.

Otra consecuencia de aquel caso es que algunos radicales se la tienen jurada a Rafecas. Bastaría que coincidieran con el kirchnerismo en el Consejo para que el juez quede desplazado.

Para cerrar el círculo hay que mencionar que Richarte y Pirota fueron los abogados de Boudou delante de Rafecas. El encono con ellos volvería coherentes dos actuaciones en apariencia contradictorias: la persecución a Boudou y el perdón a la Presidenta.

El entorno de la decisión que favoreció a la Presidenta vuelve a advertir sobre un fenómeno inquietante que se verifica en la Justicia en su relación con la política: la culpabilidad y la inocencia no siempre dependen de las pruebas. La mayoría de las veces son el resultado de una azarosa guerra de facciones. Pero Rafecas dice que ése no es su caso.

Fuente: La Nación, 28/02/15.  

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Impunidad para CFK

febrero 27, 2015

Un día perfecto para la Presidenta

Por Joaquín Morales Solá.

 Foto: EFE 

Ayer fue un muy buen día para Cristina Kirchner. El juez Rafecas desestimó la denuncia del fiscal Alberto Nisman sobre presunto encubrimiento de terroristas por parte de la Presidenta y su canciller. Por otro lado, hizo cambios cosméticos en su gabinete, abroquelándose en lo más cercano y acérrimo que tiene, como manda el final de todo poder.

La decisión de Rafecas está claramente en condiciones de eclipsar los enroques ministeriales de un gobierno que se agota en el tiempo y en la política. El juez privilegió una de las dos alternativas que tenía (desestimar o iniciar la investigación), al preferir resaltar los aspectos más frágiles de la denuncia de dos fiscales, Nisman y Gerardo Pollicita. La imputación, hecha originalmente por Nisman cuatro días antes de su extraña muerte, se respaldaba en que el Gobierno había intentado encubrir a los presuntos terroristas iraníes mediante dos mecanismos.

cfk caricatura 01Uno era la creación de una Comisión de la Verdad; el otro, el levantamiento de las circulares rojas de Interpol para detener a cinco jerarcas iraníes. Ninguna de las dos cosas llegó a concretarse, subraya Rafecas, y, por lo tanto, el delito es inexistente.

Es cierto que el gobierno iraní perdió entusiasmo por el memorándum que firmó con los argentinos cuando advirtió que las capturas internacionales seguían vigentes. Rafecas confirmó lo que había asegurado Nisman: el único propósito de Irán para firmar ese acuerdo fue que se levantaran las circulares rojas de Interpol. Esa parte de la negociación se pareció mucho a un juego de tahúres: Irán no aprobaba en su Parlamento el memorándum a la espera de que se levantaran las órdenes de captura. El gobierno argentino no hacía nada, a su vez, para dejar sin efecto las capturas hasta que los iraníes no concluyeran la aprobación total del acuerdo. Mientras jugaban en ese toma y daca, la justicia argentina declaró inconstitucional el tratado con Irán y le ordenó al Poder Ejecutivo que se abstuviera de insistir en esas negociaciones. Irán retiró entonces el acuerdo de su Parlamento.

Las cosas fueron realmente así. Una primera comprobación lleva entonces a la conclusión que sacó Rafecas: no hubo delito consumado. Sin embargo, el juez decidió no investigar lo que podría ser un delito en grado de tentativa. De la lectura de la resolución del propio magistrado se puede inferir que el delito no se consumó por obra de terceros protagonistas, como fueron los jueces que declararon la inconstitucionalidad del tratado. El delito tiene varios grados y la tentativa es uno de ellos. El juez, por el contrario, se inclinó por mirar el tratado como una decisión política, que puede ser mala o muy mala, pero que no es judiciable.

Dice Rafecas también que no encontró vínculo alguno entre las conversaciones telefónicas de los personajes impresentables de la historia (Luis D’Elía, Fernando Esteche, Andrés Larroque y Jorge «Yussuf» Khalil) y las decisiones del Estado. En efecto, éstos hablaban de las circulares rojas que no se levantaron. Cerca del magistrado señalaron, además, que en esas conversaciones no se encontró «una sola línea» que incriminara al canciller Héctor Timerman y que, al revés, aquellos personajes lo trataban a éste como a un enemigo, con palabras descalificatorias y hasta segregacionistas por su condición de judío. Es probable, no obstante, que D’Elía, Esteche y Khalil, sobre todo, hayan estado enojados con Timerman porque éste se demoraba en cumplir con la parte argentina del acuerdo, que era, precisamente, dejar sin efecto las capturas internacionales.

Hay, con todo, un párrafo muy formal (o ingenuo, si se quiere) del juez. Señala que D’Elía, por más barbaridades que haya dicho, no es funcionario del Gobierno. Esto es, en efecto, formalmente cierto, aunque las fotos públicas (y las propias grabaciones telefónicas que se conocen) demuestran que es un hombre influyente dentro del kirchnerismo desde hace muchos años. Es fácilmente comprobable, por lo demás, su cercanía con el régimen de Irán y con el chavismo venezolano. En una de las grabaciones aportadas por Nisman (y reproducida por Pollicita), D’Elía habla con Khalil por teléfono con manos libres (es decir, con altavoz), le advierte que está «en Presidencia» y que lo está escuchando una persona que no puede nombrar. Esa persona pudo ser el entonces secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, ahora jefe del servicio de inteligencia y viejo amigo de D’Elía. O pudo ser la propia Presidenta. ¿Cómo saberlo sin que haya habido una investigación?

Colaboradores del juez apuntaron que él resolvió no pedir ni una sola de las medidas de prueba que le solicitó Pollicita porque tenía la convicción de que en el expediente no se demostraba nada y porque la decisión de abrir la investigación a pruebas hubiera creado un «escándalo político innecesario». Algunos funcionarios judiciales habían señalado antes que el error de Nisman fue comenzar por el final de los presuntos responsables de un delito; es decir, por la Presidenta y su canciller. Consideraban que la mejor estrategia hubiera sido iniciar una investigación por los de abajo (D’Elía, Esteche, Larroque y Khalil), para llegar luego, si las condiciones se daban, a las instancias más altas de la política nacional. Esto es: reproducir la estrategia judicial que se siguió en Washington con el caso Watergate, que terminó, al final de una larga investigación, con el gobierno de Nixon.

De todos modos, el intento de encubrimiento está no sólo en algunos párrafos de Rafecas, sino también en el propio memorándum firmado con Irán. Los dos países se comprometieron a enviar ese acuerdo a Interpol, envío que ni siquiera estaba sujeto a la aprobación parlamentaria del tratado. Fue Interpol la que exigió más requisitos para dejar sin efecto las capturas, que no cumplieron ni la Argentina ni Irán. La Argentina se comprometió, en el mismo documento, a reclamar la declaración ante la Justicia de los cinco iraníes con circulares rojas de captura internacional.

Se olvidó de que existen otros tres iraníes con pedido de captura por la justicia argentina, a los que Interpol les concedió inmunidades. Se trata del entonces presidente iraní, del entonces canciller de Irán y del entonces embajador iraní en Buenos Aires, todos ocupando esos cargos en el momento del atentado contra la AMIA. Si la declaración debía hacerse amigablemente en Teherán y si no corrían el riesgo de prisión, ¿por qué la Argentina no los incluyó en su reclamo? ¿Por qué no insistió en que la «verdad» necesitaba de sus declaraciones ante la justicia argentina? Las circulares rojas, no la verdad, eran el único propósito de Irán.

La resolución de Rafecas será apelada ante la Cámara Federal. En esa segunda instancia podría prevalecer la línea interpretativa de Rafecas o imponerse la otra corriente de los jueces que existe, claro está, para analizar este caso. Es la que sostiene que no se puede rechazar ninguna hipótesis sin iniciar antes una profunda investigación, sobre todo porque quien la propuso, Nisman, ya no está en este mundo y su muerte se convirtió en una tragedia política no esclarecida aún.

Casi simultáneamente con la decisión del juez, Cristina Kirchner decidió sacudir el árbol de su gabinete. No hizo mucho. Merece consignarse el escaso sentido de la gratitud que tiene la Presidenta. A Jorge Capitanich lo trajo del Chaco con la promesa de que sería candidato presidencial y ahora lo devolvió a su provincia para que compita por la intendencia de Resistencia. Demasiado parecido a un descenso al infierno. En el medio, Capitanich dejó hasta el más mínimo sentido de la dignidad política en busca de la aceptación presidencial. Su final era previsible desde que Aníbal Fernández se reinstaló en la Casa Rosada, porque éste es más eficaz que Capitanich en el arte de conspirar y cortar cabezas.

Una decisión con otro significado fue la designación de Eduardo «Wado» De Pedro en la Secretaría General de la Presidencia. Es el destino de todos los presidentes que se van: rodearse nada más que de incondicionales, de los que sólo acatarán, de los que tienen vida política porque el jefe del Estado se la dio. Aníbal Fernández, que cursó en los últimos años una apresurada carrera para diplomarse en la obsecuencia, y De Pedro son los mejores y definitivos ejemplos de una era que termina.

Fuente: La Nación, 27/02/15.

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Escándalo: El juez Rafecas desestimó la denuncia de Nisman contra CFK

febrero 26, 2015

El juez Rafecas desestimó la denuncia de Nisman contra Cristina

(IN) JUSTICIA. El fiscal muerto el 18 de enero había acusado a la Presidenta y a funcionarios dirigentes K de presunto encubrimiento a iraníes por el atentado a la AMIA.

Por Natasha Niebieskikwiat.

El juez federal Daniel Rafecas desestimó hoy la denuncia presentada ante la justicia por el fallecido fiscal Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Kirchner, el canciller Hector Timerman y otros funcionarios y dirigentes kirchneristas.

Nisman los había acusado de presunto encubrimiento a los acusados iraníes por el atentado a la AMIA; lo hizo el pasado 14 de enero, cuatro días antes de su dudosa muerte.

La denuncia fue presentada ante el juzgado de Ariel Lijo. Y luego de que la jueza Servini de Cubria abriera la feria judicial, la denuncia cayó el juzgado de Rafecas.

Altas fuentes judiciales indicaron a este diario la decisión del juez que ya estaría firmada pero se desconocen sus argumentos judiciales de la denuncia que más conmovió al país en el último tiempo. De hecho, el fiscal Pollicita imputó a la mandataria por esta denuncia.

Fuente: Clarin.com – 26/02/15 – 12:35 hs

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El juez Rafecas rechazó la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner por encubrimiento a Irán

El magistrado desestimó la imputación a la Presidenta que había hecho el fiscal Gerardo Pollicita sobre la base de la presentación del ex titular de la UFI-AMIA

El juez federal Daniel Rafecas rechazó la denuncia que Alberto Nisman presentó contra Cristina Kirchner antes de morir por supuesto encubrimiento a Irán en la causa AMIA. El magistrado desestimó la imputación a la Presidenta que había hecho semanas atrás el fiscal Gerardo Pollicita.

El fiscal había entendido que la presentación de su colega fallecido para investigar si el pacto escondía un intento de exculpar a los acusados por el atentado contra la AMIA tenía elementos suficientes para ser investigado por la justicia federal. Sin embargo, Rafecas no hizo lugar al dictamen de Pollicita, quien ahora podrá apelar esa decisión.

En una extensa resolución, a la que accedió LA NACION, el juez entendió que no había elementos suficientes para abrir una causa penal según lo presentado por Nisman.

«Ha quedado claro, que ninguna de las dos hipótesis de delito sostenida por el fiscal Pollicita en su requerimiento, se sostienen mínimamente», explicó Rafecas.

El magistrado consideró que el análisis de los elementos «inhiben el inicio de un proceso penal por cuanto no sólo dejan huérfano de cualquier sustento típico al hecho descripto como una supuesta maniobra de «encubrimiento» y/o «entorpecimiento de la investigación» del atentado a la AMIA destinado a dotar de impunidad a los acusados de nacionalidad iraní, sino que por el contrario, tales evidencias se contraponen de modo categórico al supuesto «plan criminal» denunciado».

Y agregó: «Todas las supuestas gestiones, tratativas y negociaciones que la denuncia le adjudica a distintas personas que no integran organismos públicos -reflejadas en las escuchas telefónicas aportadas-, quedan -en el mejor de los casos- circunscritas a la antesala del comienzo de ejecución que requiere -como se adelantó- el Derecho Penal para su intervención en el marco de las hipótesis delictivas sostenidas».

Nisman había presentado la denuncia contra la jefa del Estado, el canciller Héctor Timerman , el diputado nacional y jefe de La Cámpora, Andrés Larroque , el dirigente piquetero Luis D’Elía, el activista Fernando Esteche, entre otros, el 14 de enero pasado, en el juzgado de Ariel Lijo. Cuatro días después, el fiscal de la causa AMIA apareció muerto con un disparo en la cabeza en su departamento de las torres Le Parc.

Fuente: LaNacion.com – 26/02/15 – Último momento

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CFK y la Justicia: entre la espada y la pared

febrero 26, 2015

La Presidenta y Rafecas, entre la espada y la pared

Por Luis Majul.

cfk locaAunque Daniel Rafecas no adelantó lo que iba a hacer ni siquiera a su familia, dos altas fuentes que transitan los pasillos de Comodoro Py y que están vinculadas con la causa vaticinaron que al juez federal no le queda otra alternativa que convalidar la imputación contra la Presidenta por el delito de encubrimiento en el atentado contra la AMIA. La duda que manifestaron es si Rafecas lo hará antes o después del último discurso de Cristina Fernández para abrir las sesiones ordinarias del Congreso, el próximo domingo, 1° de marzo. «Daniel no les presta mucha atención a los tiempos políticos. Está concentrado en la lectura del expediente que le elevó el fiscal Pollicita. De hecho, desde que recibió el escrito ni siquiera se comunicó con él, a pesar del respeto profesional y mutuo afecto que se profesan», me dijo otro fiscal federal con información confiable.

Desde que Gerardo Pollicita decidió avanzar con la imputación en consonancia con lo que había denunciado el fiscal Alberto Nisman, su vida personal cambió de manera abrupta. Sigue viviendo en el mismo departamento de Barracas, pero ahora tiene 10 custodios del grupo Albatros de la Prefectura durante las 24 horas, y cada vez que se sube al auto oficial debe colocarse un incómodo chaleco antibalas. Todavía no tuvieron que repeler ningún ataque, pero evitaron que militantes de La Cámpora pintaran las paredes del domicilio de Pollicita. Sospechan que querían escracharlo. La leyenda iba a decir algo así: «Aquí vive Pollicita, un fiscal vendepatria, golpista y destituyente».

Dos fiscales y dos jueces que leyeron el requerimiento de Pollicita sostienen que su presentación fue impecable. Que le quitó toda la adjetivación y «carga emotiva» que tenía el pedido de indagatoria de Nisman, se concentró en las 80 horas de escuchas a las que tuvo acceso, las comparó con los cambios de posición del Gobierno en su relación con Irán y pidió por lo menos 30 medidas de pruebas que a Rafecas le va a ser muy difícil no impulsar.

En medio de los pedidos de Pollicita, un documento oficial de enorme peso es el fallo de dos jueces de la sala dos de la Cámara Federal, Jorge Ballestero y Eduardo Farah, quienes no sólo declararon inconstitucional el memorándum de entendimiento con Irán, sino que también dejaron entrever que Timerman le mintió al Congreso en su defensa del proyecto de ley del memorándum y que Cristina Fernández no podía estar ajena. Pollicita no es un héroe, pero siempre se jactó de tomar sus decisiones sin atender los pedidos especiales del poder de turno. Jefe de Nisman en los tribunales de San Martín, a él tampoco le cierra demasiado la teoría del suicidio. Antes de presentar su escrito, tuvo oportunidad de hablar con varios colegas y varios jueces federales. Casi todos lo alentaron para que tome la decisión que le pareciera correcta, si su convicción íntima y los indicios le permitían hacerlo.

Los jueces y los fiscales que esperan con preocupación la aprobación del paquete de leyes y la reglamentación que le permitiría a la procuradora Alejandra Gils Carbó poner en la cancha a sus militantes explican: «Los talibanes de Justicia Legítima van a empezar por cortarles la cabeza a los que juegan en el medio, como Canicoba Corral». Se trata de los mismos magistrados a los que la Presidenta les declaró la guerra y les puso la etiqueta de «Partido Judicial». Esos jueces y fiscales no funcionan todos de manera unívoca, pero coinciden en una decisión fundamental: no van a cajonear ni a negarse a investigar expedientes donde haya indicios y pruebas de delitos. Tampoco terminan de entender por qué la jefa del Estado pareció entrar en pánico. «En el mejor de los casos, la sentencia definitiva sobre la acusación de encubrimiento puede tardar, como poco, dos años, y va a depender más de la situación geopolítica internacional que de los fiscales y los jueces de Comodoro Py», me dijo otro fiscal federal. Ni siquiera él, que tiene mucha experiencia, comprende por qué los que están cerca de la Presidenta le quieren hacer creer que el juez Claudio Bonadio iría tras la firma de Máximo Kirchner para acusarlo o tomarle declaración indagatoria en la causa Hotesur. «Eso es no conocer cómo interpreta el Código Bonadio. Si lo conocieran más, se darían cuenta de que él piensa que para probar la responsabilidad individual en el delito de lavado de dinero no hace falta firmar ningún papel, sólo recibir la plata. Y ya está claro que la Presidenta es una de las accionistas de Hotesur, más allá de que no haya firmado ningún balance», explicó.

La lógica de atenerse a los hechos para impulsar o desestimar una investigación es también la que seguiría Rafecas en el caso de convalidar las imputaciones que decidió Pollicita, sin que el antecedente de su recusación en la causa Ciccone por haber intercambiado mensajes de texto con el abogado del vicepresidente Amado Boudou influya de alguna manera. Hay momentos en que las circunstancias ponen a los hombres entre la espada y la pared, más allá de sus deseos. Rafecas hubiera preferido no tomar la causa que había impulsado el fiscal que apareció muerto el pasado 17 de enero. Pero ahora no tiene más remedio que hacerse cargo. Y sabe que su decisión lo marcará para toda la vida.

Fuente: La Nación, 26/02/15.

 

 

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