La elección de acciones, ¿cosa del pasado?

septiembre 12, 2015

Mario Gabelli: La elección de acciones, ¿tesoro o reliquia?

 Por Kirsten Grind.
El legendario inversionista estadounidense aún se toma el tiempo para leer los reportes de las compañías.
El legendario inversionista estadounidense aún se toma el tiempo para leer los reportes de las compañías. Photo: Scott Eells/Bloomberg News

¿Ha Wall Street abandonado a su hombre de los US$89 millones?

Mario Gabelli, el multimillonario gestor de fondos, pasa la mayoría de sus noches y fines de semana leyendo transcripciones de conferencias de ganancias. Algunas veces se toma años para conocer bien a los ejecutivos de una empresa antes de decidir si invertir o no. Gabelli cobra comisiones más altas que la mayoría de sus pares y gana más dinero que todos.

Esas cualidades ubican a este hombre de 73 años en el extremo opuesto del enorme cambio que se ha producido en la industria de la gestión de activos, donde los inversionistas han sacado miles de millones de dólares de manos de profesionales que se dedican a elegir acciones, como Gabelli, para colocarlos en fondos que cobran tarifas más bajas y simplemente se limitan a seguir el desempeño de una canasta de valores.

En lugar de adaptarse, Gabelli se ha aferrado a la forma en que ha trabajado desde que hace casi 40 años puso en marcha la firma que hoy se conoce como Gamco Investors Inc. En conversaciones con sus gestores de cartera, Gabelli, que por su destreza para las inversiones ha sido apodado Súper Mario, a menudo se refiere a la presente tendencia a invertir en los populares fondos indexados y los fondos que cotizan en bolsa (ETF) como “inversión mecánica”.

Según una encuesta realizada en julio por la firma de investigación SNL Financial, Gabelli ganó el año pasado US$88,5 millones, más que cualquier presidente ejecutivo de una empresa que cotiza en bolsa en Wall Street. Detrás de él se ubicó Stephen Schwarzman, cuya firma — Blackstone Group LP— gestiona activos siete veces superiores a los cerca de US$47.000 millones administrados por Gamco.

“Él hace las cosas a su manera”, dice Leon Cooperman, presidente ejecutivo del fondo de cobertura Omega Advisors Inc. y uno de los amigos más cercanos de Gabelli.

Durante años, quienes se dedican al trabajo tradicional de seleccionar acciones han estado perdiendo clientes. Según la firma de investigación de fondos Morningstar Inc., a finales de 2008 los fondos de acciones gestionados de forma activa representaron cerca de 81% del total de activos de renta variable de Estados Unidos. A fines de julio de este año, la cifra había caído a 71%. Sólo en los primeros siete meses de 2015, los inversionistas retiraron US$107.200 millones de los fondos de gestión activa en EE.UU., un récord para ese período, según Morningstar.

Estos movimientos han puesto a la industria de cabeza, impulsando por un lado a las firmas de gestión pasiva de fondos como Vanguard Group, que siguen índices del mercado, y perjudicando a otras como Fidelity Investments, que durante años se destacó por sus seleccionadores de acciones estrella.

Gabelli no ha sido inmune a esta tendencia. Entre enero y julio de este año, en los 19 fondos mutuos que administra Gamco (alrededor de US$15.600 millones en activos totales) las salidas de dinero superaron los ingresos en US$2.000 millones, aunque en años anteriores la tendencia fue la opuesta, según Morningstar.

gamco logoEl precio de la acción de Gamco ha caído también de un máximo de 12 meses de US$90,24, alcanzado el 29 de diciembre de 2014, a US$55,23 al cierre del martes 8 de septiembre.

Gabelli y su equipo de unos 40 analistas trabajan en un edificio corriente de color beige en Rye, una localidad de clase alta a unos 30 minutos al norte de la ciudad de Nueva York. Tanto él como sus colaboradores creen que los seleccionadores de acciones aún pueden agregar valor y que si bien la tendencia hacia los fondos mutuos de gestión pasiva continuará, no será tan fuerte como hasta ahora.

El enfoque que Gabelli ha aplicado a lo largo de su carrera de comprar acciones que él considera subvaloradas y mantenerlas en su portafolio a largo plazo ha dado frutos. Aunque el desempeño anual ha variado, un cliente institucional que invirtió US$10 millones con Gamco en 1978 tendría unos US$2.200 millones al 31 de marzo de este año, excluyendo comisiones, de acuerdo con una estimación de Gamco. La misma inversión en el índice S&P 500 durante ese período habría generado US$645 millones, según la empresa.

El desempeño de los fondos mutuos de la firma ha sido similar. El mayor de ellos, Gabelli Small Cap Growth, de US$3.700 millones, tuvo desde el primero de enero hasta el 14 de agosto de este año un retorno de 1,49%, superando el 1,43% de su punto de referencia, el Russell 2000, según Morningstar. En cada uno de los últimos cinco años, el fondo registró un retorno anual promedio de 15%, por debajo del 16% del Russell 2000. A lo largo de los últimos 10 años, el retorno promedio fue de 9%.

La posición más grande de dicho fondo es O’Reilly Automotive Inc., que desde el inicio del año hasta el 17 de agosto tuvo un alza de 32%, según Morningstar. Otras apuestas grandes, como Navistar International Corp. , la casa matriz de un fabricante de camiones, cayeron en cambio 46% en el mismo período, informa Morningstar.

En general, el desempeño logrado por los seleccionadores de acciones ha mejorado un poco. Alrededor de 36% de estos profesionales superó hasta julio a sus índices de referencia, frente a 21% en 2014, según Morningstar.

Gabelli creció en el Bronx, en Nueva York, donde desarrolló un interés temprano por la bolsa y el espíritu empresarial. A los 6 años, cuenta, instaló un puesto de lustrar zapatos en el metro. En la universidad, organizaba bailes semanales; contrataba al personal de seguridad, compraba las bebidas alcohólicas y vendía las entradas, quedándose con la ganancia.

Comenzó su carrera en Wall Street como analista de empresas de maquinaria agrícola, automóviles y conglomerados. Fue entonces que adoptó el estilo activo de inversión que, según amigos y colegas, ha mantenido hasta el día de hoy.

Gabelli, un hombre delgado de pelo blanco, pasa gran parte de su tiempo libre sumergiéndose en temas diversos, desde canteras a pañales para adultos, que considera un mercado en crecimiento debido al envejecimiento de la población.

Walter Wulf Jr., presidente y titular de la junta de la cementera Monarch Cement Co. , cuenta que se sorprendió cuando hace unos seis años recibió una llamada de Gabelli. Después de presentarse, el gestor realizó una lista de preguntas sobre la industria. “Me tomó por sorpresa que estuviera interesado en nosotros”, dice Wulf. Su compañía, con sede en Humboldt, Kansas, tiene una capitalización de mercado de alrededor de US$135 millones.

Empleados actuales y antiguos de Gabelli coinciden en señalar que puede ser difícil trabajar con él. Su intenso interés en todos los aspectos de las inversiones de la firma ha llevado a algunos críticos a tildarlo de “microgerente”. También es conocido por su franqueza y su lenguaje duro, dijeron estas personas. Una vez, en los años 90, rompió un informe muy bien documentado de uno de sus analistas porque no creía en el futuro de la industria a la que hacía referencia, según personas al tanto del incidente.

Sus partidarios dicen que es simplemente su estilo. “Se involucra profundamente en lo que está pasando”, afirma Edwin Artzt, de 85 años, ex presidente ejecutivo de Procter & Gamble Co. y miembro de la junta de Gamco. “La gente no entiende las cuestiones ni se ocupa de ellas tan bien como lo hace Mario, y él expresa un poco de impaciencia”.

Gabelli dice, por su parte: “En el piso de operaciones tengo una mentalidad de los años 60”.

En comparación con otras firmas similares, y en momentos en que las comisiones de los gestores de activos han estado cayendo, los fondos mutuos de Gabelli son caros. Según Morningstar, los fondos de acciones estadounidenses de Gamco cuestan a los inversionistas un promedio de US$160 por cada US$10.000 invertidos, frente a unos US$120 del fondo de acciones estadounidenses promedio y US$70 de un fondo de gestión pasiva.

Vincent Enright, de 71 años, director de algunos de los fondos mutuos de Gabelli desde 1991, dice que los fideicomisarios de los fondos revisan cada año la estructura de tarifas. Añade que, si bien estos son “un poco altos”, el desempeño lo compensa, y que Gabelli a veces renuncia a una parte de la comisión por asesoramiento.

Los ingresos de Gabelli son mayores gracias a un acuerdo que estableció cuando fundó la empresa y por el cual obtiene 10% de la ganancia antes de impuestos de Gamco como una comisión de gestión basada en incentivos. Gabelli no cobra un salario base ni obtiene opciones sobre acciones, y tampoco recibe acciones restringidas, según documentos de la empresa. Los miembros de la junta de Gamco dicen que de vez en cuando revisan su salario, pero que no tienen planes de hacer cambios.

Los gestores de dinero que trabajan para firmas que no cotizan en bolsa a menudo pueden ganar mucho más, pero su salario suele ser confidencial.

Gabelli asevera que no tiene planes de renunciar a su estilo de inversión en favor de los fondos indexados o los fondos que cotizan en bolsa. “Probablemente todavía estaremos haciendo esto en 2040”, sentencia.

Fuente: The Wall Street Journal, 11/09/15.

 

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Passive Success

agosto 10, 2012

Passive Success

Index funds are on a roll. Will it persist?

By Shannon Zimmerman

 

So far in 2012, passively managed domestic-equity funds have trumped their actively managed rivals in more ways than one. In addition to outperforming–albeit by modest margins–in most areas of the U.S. stock market for the year to date through Aug. 6, index mutual funds and exchange-traded funds have enjoyed substantial net inflows so far in 2012, too. Meanwhile, actively managed funds as a group continue to hemorrhage assets. 

Through June, the broad universe of actively managed U.S. stock funds has shed nearly $50 billion in 2012, en route to what seems a certain sixth consecutive year of net redemptions. On the passively managed side, however, investors have sent more than $41 billion to domestic-equity vehicles so far this year.

When Will Active Be Loved?

Given the trajectory of recent asset flows, that’s a question worth pondering not only for fund company executives who may fear for the health of their business models, but also for fund investors.

Managing flows into and out of a fund comes with the territory for all money managers, of course. But when assets evaporate, persistently and in large sums, even topnotch stock-pickers can be hard pressed to avoid selling shares of companies whose fundamentals and valuations they still like. Even when managers are able to sell into strength, lackluster results can be tough to avoid, at least in relative terms.

And while bulking up on cash in order to hedge against the risk of torrential outflows can be useful in market environments such as 2008’s, the tailwind that tactic can provide becomes a headwind in markets like 2009’s. It can make a fund difficult to use as part of an asset-allocation game plan, too. With low-cost, low tracking-error index funds, on the other hand, investors get steady exposure to the areas of the market they’ve targeted for their portfolios.

Buyer’s Remorse?

All the above, however, may add up to a contrarian case for investing in active management. Broadly speaking active management is a strategy. And as with all strategies, it’s destined to succeed in some markets while lagging in others, at least if history is any guide.

In the 109 three-year rolling periods that occurred between August 2000 and July 2012, for example, the S&P-tracking  Vanguard 500 (VFINX) secured a spot in the large-blend peer group’s first or second quartile roughly 46% of the time while landing in the category’s third quartile in approximately 54% of the periods.

Further down the market-cap range,  Vanguard Small Cap Index (NAESX) has fared far better than its larger sibling. Still, that low-cost fund, which shadows the MSCI US Small Cap 1750 Index, landed in the small-blend category’s third or fourth quartile in roughly 20% of the measurement window’s three-year rolling periods. And despite the substantial advantage an expense ratio of just 0.24% provides in a category whose norm is 1.37%, the Vanguard fund surpassed the category average by just 4 cumulative percentage points over the course of the entire 12-year time frame.

Even during market cycles in which passive investing holds sway, moreover, pockets of outperformance can be found among the ranks of actively managed funds. While 2012 has been a good year so far for index investing, the average funds in Morningstar’s large-value and mid-cap value peer groups have bested their respective category indexes–the Russell 1000 Value and the Russell Mid Cap Value benchmarks–so far on the year.

Predictive power

As my colleague Russ Kinnel shows here, a fund’s price tag is its most predictive attribute. The lower the expense ratio, the better the chances it will outperform its peer group over time. A fund’s star rating is only slightly less predictive than its price, presumably in part because, as a backward-looking measure of a fund’s risk-adjusted results, the star rating captures the clearest benefit of lower costs: better returns.

Still, while low costs afford index funds a compelling and presumably permanent advantage, the performance data outlined above shows that passive vehicles don’t always win the returns battle. It’s also worth remembering that comparisons between groups of actively managed funds versus their relevant indexes typically pit a category’s average entrant against its bogy. Apply just a bit of the criteria an informed investor would use before purchasing shares of an actively managed fund–below-average expenses, say–and the chances of outperformance improve. Require not only a cheap price tag but also a long-tenured manager who has overachieved during a tenure of 10 years or more and the odds tilt further in the direction of actively managed funds.

Not Either/Or

Even investors who apply the most stringent requirements possible when selecting actively managed funds for their portfolios will find that they sometimes underperform their benchmarks. And despite the built-in competitive advantage that index funds’ low costs provide, passive investors will suffer a similar fate over the course of their time lines. The good news, of course, is that investing isn’t an either/or proposition. Investors can easily have the best of both worlds–topnotch actively managed funds and low-cost index trackers–in their portfolios.
Fuente: Morningstar, 09/08/12.

 
About the Author: Shannon Zimmerman is an associate director of fund analysis at Morningstar.