Timothy Geithner y la vida después de la crisis financiera

junio 19, 2014 · Imprimir este artículo

Timothy Geithner y la vida después de la crisis financiera.
Por David Wessel

Timothy Geithner pasó 23 años en el sector público, los últimos como presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York y secretario del Tesoro durante y después de la peor crisis financiera en 75 años. Ahora está abriendo un nuevo capítulo en su vida tras haber asumido como presidente de la firma de private-equity Warburg Pincus.

Geithner también ha desprendido algunas lecciones, para el país, para otros líderes y para la juventud, de lo que considera un esfuerzo fructífero para prevenir una Gran Depresión como la de los años 30. Se autodenomina «un gran optimista» sobre Estados Unidos, aunque le preocupa que la disfuncionalidad del sistema ponga su futuro en riesgo. Geithner, en excelente estado físico y con una apariencia más juvenil de lo que denotarían sus 52 años, conversó recientemente con David Wessel, que comparte labores como editor contribuyente de The Wall Street Journal y director del Centro Hutchins de Política Fiscal y Monetaria del centro de estudios Brookings Institution. A continuación presentamos algunos extractos editados del diálogo.

WSJ: Ya han pasado siete años desde el comienzo de la peor crisis financiera en su vida y la mía. ¿Deberíamos sentirnos bien acerca de la manera en que el gobierno y el sistema político de Estados Unidos reaccionaron?

Geithner: Bien acerca de algunos aspectos y no tan bien respecto a otros.

WSJ: ¿Qué nos debería hacer sentir bien?

Geithner: Si se observa el historial de las crisis fiscales y financieras del último siglo, sin mencionar los últimos dos o tres siglos, es un cementerio de equivocaciones y desenlaces devastadores, de pánicos seguidos por grandes depresiones. En esta crisis, logramos desplegar la fuerza arrolladora de EE.UU. de una manera creativa para reducir el riesgo de una gran depresión y reanudar el crecimiento de la economía de forma bastante acelerada. Según ese criterio, nuestros resultados fueron mucho mejores que el promedio. Pero podrían haber sido significativamente mejores si hubiésemos tenido mejores herramientas a nuestra disposición antes, un mayor respaldo político e intervenciones más enérgicas antes, además de la capacidad para inyectar estímulo fiscal por un lapso más largo. Hubiésemos tenido una recuperación más vigorosa y una sanación más veloz.

WSJ: En su nuevo libro Stress Test, atribuye la «conducta horrorosa» de los políticos en Washington al «egoísmo y la grandilocuencia e hipocresía desvergonzada y parcialidad miope». Eso ¿agravó la crisis, ahondó la recesión o le restó fuerza al repunte?

Geithner: Dificultó combatir la crisis con la agresividad necesaria. Dificultó emprender medidas para afianzar la recuperación. Pero trato de contar una historia más optimista, y esperanzadora, acerca de lo ocurrido en el momento de mayor peligro: un grado notable de colaboración. No sólo entre un presidente republicano, en un inicio, y los demócratas en el Congreso que brindaron la mayoría de los votos, sino entre un núcleo central integrado por Hank Paulson, Ben Bernanke y yo. Demostramos que poseemos esta capacidad única como país cuando enfrentamos una amenaza existencial de hacer lo que sea necesario para proteger a la gente de un daño enorme.

Hubo muchos héroes. Y aunque abundaron los críticos, la mayoría fueron bien intencionados. Tenían otras ideas acerca de lo que había que hacer; a veces no eran tan factibles o bien pensadas. Lo que nunca entendí fue a quienes jamás estuvieron dispuestos a dejar de lado la política y concentrarse en el imperativo pragmático, o que estaban tratando de obligarnos a declararnos en cesación de pagos como forma de reducir el Estado benefactor…

WSJ: ¿Por qué cree que el rescate fue tan impopular y a menudo es visto como un rescate de la banca?

Geithner: Lo que distingue a los pánicos, y es más peligroso, es la cantidad de daños secundarios que recaen sobre los inocentes, las personas que se han endeudado de manera responsable, que no estaban sobre expuestas. El sistema bancario es el corazón de la economía. Es como la red eléctrica. Tenemos que cerciorarnos de que las luces estén encendidas porque, de lo contrario, podemos hacer frente al daño provocado por la Gran Depresión. Más gente pierde su empleo, su empresa, su vivienda, sus ahorros y quedan devastados. No hay manera de impedir esos desenlaces a menos que las luces estén encendidas. Eso significa que hay que hacer cosas que son terriblemente injustas y parecen ofensivas. Parece que están premiando al pirómano o protegiendo a la gente de sus errores. Pero no hay alternativa. No lo hicimos por los bancos. Lo hicimos para proteger a las personas de las fallas de los bancos.

Lectura recomendada:  Timothy Geithner reflexiona sobre la crisis

WSJ: ¿Cree que podría haber hecho una mejor labor a la hora de explicar todo eso?

Geithner: Cuando uno es parte de la vida pública, hay que entender que la capacidad para ser efectivo depende de hacer el mejor trabajo posible a la hora de explicar lo que está detrás de nuestras decisiones, cuáles son esas decisiones y por qué se optó por ellas. No fui muy bueno en eso. No era algo que me saliera natural. Fue un desafío incluso para la gente en nuestro entorno que tenía mucho talento para esto porque, en el fondo, lo que hay que hacer para proteger a la gente es un poco inexplicable además de injusto.

WSJ: Si tuviera que dejar una nota en el escritorio del secretario del Tesoro, en un sobre que dice «abrir en caso de una crisis financiera», ¿qué recomendaría?

Geithner: Lo primero es entender la paradoja básica: para contener el riesgo de los pánicos financieros, hay que ser muy enérgicos. Hay que asumir mucho más riesgo del que a uno le gustaría. Y si se hace bien, como nosotros demostramos, expondrá al contribuyente a un riesgo menor y estará en mejores condiciones de proteger a las personas que podrían perder sus casas, sus trabajos y sus ahorros.

Lo segundo es que, ante una crisis severa, hay que desplegar una fuerza irresistible. La fuerza tiene que ser grande en relación a la dimensión del problema. Parece imprudente. Se está generando riesgo moral. Te van a criticar por rescatar al pirómano. Pero si no se hace, los resultados serán mucho más perjudiciales y trágicos.

WSJ: ¿Se puede generalizar la crisis en otros aspectos de la vida?

Geithner: Hay que rodearse de personas que van a discrepar de la opinión de uno. Hay que asegurarse de que haya competencia en los diagnósticos todo el tiempo. Si se hace, y se dejan de lado las preocupaciones sobre cómo nuestros actos serán percibidos y criticados, se estará en mucho mejor posición para analizar todas las malas elecciones frente a nosotros. Es importante tener gente que va a estar en desacuerdo. El gobierno y las fuerzas armadas son instituciones muy jerárquicas. Hay que hacer un gran esfuerzo para derrotar a las fuerzas de una deferencia excesiva.

WSJ: ¿Dónde aprendió eso?

Geithner: En un comienzo al observar cómo (el ex secretario del Tesoro) Bob Rubin solía conducir una reunión. Era excepcionalmente bueno en eso. También se preocupaba de que la gente sentada en la mesa fuera la que estaba haciendo el trabajo, no sólo los jefes de los que estaban haciendo el trabajo.

WSJ: ¿Durante los momentos más álgidos de la crisis, qué hacía para relajarse?

Geithner: Tengo mucha suerte en la vida. Tengo una esposa extraordinaria.

WSJ: Casarse con una trabajadora social. ¿Es esa parte de la solución?

Geithner: Sí, fue bueno. E hijos maravillosos. Y colegas fantásticos. Leí mucho. Siempre hice algún tipo de ejercicio. Habitualmente corría, o andada en bicicleta, o nadaba.

WSJ: ¿Lo seguían los agentes de seguridad a todas partes?

Geithner: Cuando estaba en el Tesoro me seguían. Pero no se metían a la piscina.

Fuente: The Wall Street Journal, 19/06/14.

Comentarios

Algo para decir?

Usted debe estar logueado para escribir un comentario.