¿Para qué sirve el euro?

mayo 21, 2012 · Imprimir este artículo

¿Para qué sirve el euro?

Por Alen Mattich

 

¿Tiene el euro todavía un propósito?

Aunque la moneda única fue un proyecto político desde el principio, también se le otorgó un fuerte fundamento económico. Una moneda europea rebajaría los costos comerciales, mejoraría los flujos y recortaría los costos del capital y, por ello, impulsaría el crecimiento económico al tiempo que uniría al continente evitando los sangrientos conflictos que habían caracterizado la primera mitad del siglo XX.

El grado en que el euro beneficiaba a sus estados miembros es una cuestión abierta.

Desde su introducción en 1999 hasta finales de 2011, los 17 estados miembros de la zona euro alcanzaron una tasa media de crecimiento anual del 1,5%. Mientras, Reino Unido, Suecia, Noruega y Suiza, todos fuera de la zona euro, crecieron un 2%, 2,7%, 1,7% y 1,8%, respectivamente, en el mismo período.

Si bien es cierto que en el mercado de bonos el diferencial entre cada uno de los miembros de la zona euro y Alemania se derrumbó a los mínimos alemanes, la baja rentabilidad desde la llegada del euro hasta la crisis financiera –casualmente desencadenando burbujas insostenibles de consumo y propiedades en Irlanda, España y Grecia, cuyos pinchazos han aplastado sus economías– no se ha vuelto a ver. Los diferenciales de los bonos se han recuperado con firmeza a los niveles anteriores a la introducción del euro.

Pero si el argumento económico para la moneda única parece flojo, el argumento político es todavía más endeble.

Mientras partes de la zona euro estaban cada vez más endeudadas con otras partes de la eurozona, las fricciones políticas sólo podían crecer.

El euro ya no es un barco que transporta a las economías de los países miembros a climas soleados, sino más bien una cadena para mantenerlos atados entre sí mientras el barco se hunde.

Sólo hay que mirar a las dificultades que la zona euro está teniendo para deshacer el lío griego –y la economía de Grecia es apenas un 2% del total.

En última instancia, la mayoría de los economistas y políticos están empezando a darse cuenta de que Grecia no pueda cumplir con sus obligaciones de deuda. Así que, pase lo que pase, las pérdidas de deudas pasadas tendrán que ser compartidas. Esto se puede hacer a través de una repentina quiebra griega y su salida del euro, lo que sería muy complicado y potencialmente paralizaría a los bancos alemanes y franceses, incluso ahora, o con la continuación de un mecanismo mediante el cual las deudas griegas son transferidas de los bancos al Banco Central Europeo.

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La condonación de la deuda, en este caso, significaría que el BCE asumiría pérdidas y el resto de Europa cumpliría con ellas, pero de una manera estable.

¿Será esto bueno para Grecia? ¿Va a poner fin a la depresión?

Si usted piensa, como yo, que Grecia sigue siendo poco competitiva en relación al núcleo de la eurozona, el proceso de deflación continuará. A Grecia se le negarán nuevos préstamos y será aislada de los mercados de deuda, por lo que tendrá que ejecutar un presupuesto público primario. Esa es otra manera de decir que el gobierno no podrá incurrir en déficit año tras año. Grecia podría ser autorizado a permanecer en el euro, aunque sólo sea para evitar que el pánico se extienda a Portugal y otros países periféricos. Sin embargo, en muchos aspectos, Grecia estará sola. La condonación de antiguas deudas no detendrá la necesidad de una reforma estructural de su sector público y su economía en general.

El principal problema al que deberá enfrentarse Grecia no es la deuda pasada, es el hecho de que no se le permitirá endeudarse en el futuro, porque nadie va a confiar en el país. Y allí donde pueda vender deuda, los intereses a pagar serán altos y las condiciones duras.

Desgraciadamente, los primeros años del euro dieron al pueblo griego una falsa impresión de lo rico que era su país –la riqueza está determinada por el potencial productivo de un país, que se reduce a factores como condiciones laborales, sistema jurídico, inversiones en infraestructura y personas. Y lo que está sucediendo ahora es un reajuste doloroso de los estándares de vida griega a la riqueza del país.

El euro, en otras palabras, creó una ilusión de riqueza.

Y ahora que la ilusión se ha roto y no va a volver, es difícil ver para qué propósito sirve la moneda única.

Fuente: The Wall Street Journal, 21/05/12.

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