El impacto de la ‘nube’
septiembre 14, 2014 · Imprimir este artículo
La producción mundial se vuelca a la “nube”.
Por Jorge Castro.
Este mecanismo de acumulación global está siendo transformado en sus raíces por la incorporación acelerada de sus procesos y procedimientos a la revolución tecnológica de la “nube” (cloud computing), cuyo principal subproducto es la nueva revolución industrial. IBM Research calcula que prácticamente la totalidad de las grandes corporaciones transnacionales (con ingresos por más de US$ 20.000 millones anuales) han volcado sus procesos a la “nube”, y que 76% de las ubicadas entre US$ 1.000 millones y US$ 20.000 millones también lo han hecho. Por eso la producción industrial global que se procesa en la “nube” alcanzaría en 2020 un valor de US$ 241.000 millones, para duplicarse luego cada 5 años (+22% anual). De ahí que la fragmentación productiva se acelere cada vez más (+28% por año), con una caída de costos de 20% anual.
El intercambio dentro del sistema transnacional abarca 70% del comercio internacional; y los bienes intermedios (partes y componentes) representan 40% de la balanza mundial de manufacturas (60% en 2030). La consecuencia es que la relación comercio internacional/PBI global -que fija el grado de integración del sistema- ascendió a 62% en 2013 (era 39% en 1990); y el valor del comercio mundial supera ya US$ 22 billones.
La logística es la dimensión de las transacciones internacionales más transformada por la incorporación a la “nube” de la producción global. Davos estima que si las prácticas logísticas de Singapur -arquetipo de la productividad portuaria del planeta- son aplicadas en un 50% por el resto de los puertos del mundo, el PBI global daría un salto inmediato de 4,7%, 6 veces mayor que el que provocaría la eliminación de todas las tarifas de importación del sistema.
La nueva revolución industrial tiene un efecto paradójico en el sistema manufacturero transnacional, porque al mismo tiempo que multiplica la producción global, disminuye el flujo físico de los bienes transados.
La razón es que las técnicas de la nueva revolución industrial, ante todo la manufactura adictiva (3D), fabrica productos de extrema complejidad en la etapa final del mercado, lo que acarrea una caída más que proporcional del intercambio de bienes materiales, acompañada por una disminución todavía mayor de los costos de transacción.
La regla en el capitalismo es la eliminación de la distancia en el espacio, y ahora ese impulso es profundizado por el desplome vertical de la estructura de costos.
Los costos de la logística en América Latina representan 15%/30% del PBI; y en América del Sur implican entre 30% y 60% del precio final de los productos exportados.
Si el puerto de Santos adquiriera 30% de la eficacia logística de Singapur, el comercio internacional brasileño tendría una ganancia neta de US$ 1.400 millones por año. La mayor fuente de aumento de la productividad en el mundo contemporáneo deriva de la participación de las compañías en las cadenas globales de producción. En el caso de Estados Unidos -vanguardia del sistema- la productividad del sector transnacional representa 100% de la eficacia productiva estadounidense. Ese impacto transformador se intensifica ahora por el despliegue de la nueva revolución industrial, que recién se encuentra en su fase inicial.
Fuente: Clarín, 14/09/14.
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