Ahorrar en dólares, esa tradición argentina

diciembre 22, 2014 · Imprimir este artículo

Ahorrar en billetes verdes, esa tradición tan argentina

Por Juan Carlos de Pablo.  

La AFIP se enteró de la existencia de más de 4000 cuentas bancarias radicadas en Suiza, a nombre de personas e instituciones argentinas. ¿Por qué algunos de nuestros compatriotas tienen su dinero en Suiza y los americanos no? ¿Qué importancia tiene que se ahorre dentro o fuera del sistema económico de un país?

Al respecto conversé con el húngaro Thomas Balogh (1905-1985), quien migró a Inglaterra, como su compatriota Nicholas Kaldor. «En la Escuela de Economía de Londres, a Kaldor y a Balogh les decíamos Buda y Pest… Nadie tenía dudas de quién era quién. Kaldor era gordo y se parecía a Buda, y como a Balogh nadie lo quería era Pest», afirmó Frederick August von Hayek. Pero Paul Streeten lo rescató, afirmando que «escucharlo era como vagar por un supermercado bien provisto. En cualquier dirección que uno se movía, aparecía una increíble cantidad de sorpresas deliciosas».

dolar 01-¿A qué se debe la pasión argentina por sustituir moneda local por extranjera, para usarla como reserva de valor?

A que desde la Segunda Guerra Mundial, la tasa de interés que las instituciones financieras pagaron por los depósitos en pesos se ubicaron bien por debajo de la tasa de inflación. Arrancó con Perón, siguió con los «fogonazos inflacionarios» de Frondizi y Rodrigo, y la hiperinflación de Alfonsín. Más el plan Bonex de 1990 y el corralito de 2001. En Brasil, el dólar no es tan popular, porque sus gobiernos no hicieron nada parecido a esto.

-Además de lo cual hay razones impositivas.

-Claro. En cualquier lugar del mundo, los recaudadores tributarios detectan manifestaciones de ingreso y de riqueza, incompatibles con las declaraciones impositivas. Por eso, quien genera ingresos por los cuales evade impuestos, invierte en el exterior, principalmente en los denominados paraísos fiscales. La AFIP debería «conversar» con quienes tienen cuentas en el exterior no declaradas, dejando tranquilos a quienes las tienen declaradas. Lo demás es chicana política o debate ideologizado. La lucha contra la evasión fiscal no debe circunscribirse al plano persecutorio, sino complementarse con una revisión de las alícuotas impositivas y una reducción y mejora del gasto público, en términos de seguridad, salud, educación, etcétera.

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-¿Cuál es el problema de que se tengan tantos recursos fuera del sistema económico nacional?

-Un dólar en manos de un argentino es un préstamo realizado a Estados Unidos, a cero tasa de interés. El denominado beneficio de acuñación, a escala internacional. Se calcula que más de 75% de los billetes de 100 dólares circulan hoy fuera del territorio de Estados Unidos. Macroeconómicamente, un desperdicio para los países cuyos habitantes ahorran en moneda extranjera, pero como digo claramente explicable desde el punto de vista individual.

-Algunos funcionarios plantearon, hace algunos años, una batalla «cultural», para que los argentinos nos olvidemos de los dólares y volvamos a los pesos. Lo cual no tiene nada que ver con la «pesificación asimétrica» dispuesta luego del abandono de la convertibilidad.

-¿Qué resultados tuvo esa campaña? Ninguno, tal como era de esperar. Se trata, básicamente, de una cuestión de confianza. La mayoría de los argentinos que ahorra en dólares no lee inglés y por consiguiente no sabe qué dicen los rectángulos de papel, de color verde, en los que confía sus ahorros. ¿Conoce alguna declaración del Poder Ejecutivo de Estados Unidos, que asuste a los tenedores de dólares?

-Ni siquiera funcionó en las transacciones internacionales.

-Hace algunos años, con bombos y platillos, se anunció que las transacciones comerciales entre la Argentina y Brasil no se harían más en dólares, sino en las monedas de los respectivos países. Tampoco funcionó. La historia de las monedas utilizadas internacionalmente es corta: libra esterlina, dólar de Estados Unidos, euro, y pare de contar. Con el tiempo, muy paulatinamente, se podrán agregar otras. Pero nunca de manera compulsiva y menos por autoridades que hacen todo lo posible para que se reduzca la demanda por pesos.

Don Thomas, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 21/12/14.

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