Banca y Energía: Problemas en puerta
marzo 30, 2016 · Imprimir este artículo
El aumento de préstamos incobrables augura nuevos problemas para el sector energético y la banca
Por Bradley Olson, Emily Glazer y Matt Jarzemsky.
Los préstamos incobrables probablemente superarán a los que se están pagando con regularidad en el cinturón petrolífero de Estados Unidos. El dato revela la presión que enfrentan las empresas de energía y sus acreedores debido al derrumbe de los precios.
La cantidad de créditos a compañías energéticas considerados “clasificados”, es decir que corren el riesgo de caer en cesación de pagos, se encamina a exceder 50% este año en varios bancos importantes, entre los que figuran Wells Fargo & Co. y Comerica Inc., según banqueros y fuentes del sector.
Varios bancos de envergadura están reduciendo su exposición a las empresas energéticas al tratar de vender las carteras en problemas, negarse a renovarlos o imponer condiciones muy estrictas para que las empresas puedan acceder a líneas de crédito, según los testimonios de más de una decena de ejecutivos de la banca, abogados y otras personas bien informadas.
El repliegue está frenando el flujo de dinero hacia las empresas que tratan de sobrevivir un prologando período de precios bajos, lo que probablemente acelerará el camino a la bancarrota de algunas de ellas. Desde el inicio de 2015, 51 compañías de hidrocarburos de América del Norte se han acogido a la ley de bancarrota, con una deuda total de US$17.400 millones, según la firma de abogados Haynes and Boone LLP. La cifra sigue siendo inferior a lo acontecido entre septiembre de 2008 y diciembre de 2009, durante el apogeo de la crisis financiera global, cuando 62 empresas solicitaron protección, pero se espera que aumente. Alrededor de 175 compañías correrían un riesgo alto de no estar en condiciones de cumplir las estipulaciones de sus créditos, según Deloitte LLP.
“Esto tiene toda la cara de una crisis gigantesca de financiamiento” para las empresas de hidrocarburos, dice William Snyder, director de la división de reestructuración en EE.UU. de Deloitte. Si los precios del crudo siguen en torno a US$40 el barril este año, “es bastante catastrófico”, advierte. El jueves, el crudo de referencia en EE.UU., el WTI, cerró a US$39,59.
La calificación de un número creciente de préstamos como en dificultades empezó a fines del año pasado con una ofensiva de la Oficina del Contralor de la Moneda de EE.UU. para que los bancos realizaran un análisis más estricto de los créditos a empresas de energía que podían ser pagados.
La entidad publicó este mes un manual actualizado para préstamos a compañías de hidrocarburos que establece directrices más severas para los créditos ligados a la producción futura de petróleo y gas. Una de las instrucciones les indica a los bancos que deben catalogar un préstamo como “de calidad inferior o peor” si la deuda del prestatario es cuatro veces mayor que su ganancia operativa, antes de costos de depreciación y amortización.
La publicación del manual actualizado tiene lugar después de varias llamadas en las últimas semanas entre la Oficina del Contralor de la Moneda y los bancos en torno a las directrices, señalan fuentes cercanas.
Buena parte de los préstamos en dificultades son líneas de crédito renovables, respaldadas por barriles futuros de petróleo y gas, que las empresas utilizan a menudo para cubrir sus necesidades de corto plazo. Habitualmente, cerca de una media decena de bancos comparten el riesgo, lo que reduce su exposición.
Aunque algunos créditos de los bancos pueden ser reemplazados por deuda de fondos de cobertura o firmas de private equity, muchas de estas empresas invierten con el objetivo de, a la larga, adquirir los activos, advierten banqueros y posibles compradores. Los precios que se negocian incluyen un descuento sobre el valor del préstamo de entre 65 y 90 centavos por dólar, señalan posibles compradores.
La deuda del sector global de hidrocarburos totalizó US$3 billones en 2014, el triple del nivel al cierre de 2006, según las cifras más recientes del Banco de Pagos Internacionales. El desplome del precio del crudo ha agravado la situación de deudores y acreedores de energía en todo el mundo puesto que afecta directamente el valor de las reservas y otros activos que respaldan parte de esta deuda.
La situación es más grave en EE.UU., donde muchas empresas pequeñas y medianas se endeudaron para expandirse durante el auge de la energía de esquisto, pero ahora la caída de los precios del petróleo y del gas ha hecho que producir sus activos no sea rentable.
Los bancos regionales que realizaron grandes préstamos a las empresas de energía son los más expuestos. Aunque los grandes bancos estadounidenses han provisionado cientos de millones de dólares en caso de que se produzcan pérdidas, su cartera de préstamos al sector es una parte más pequeña de su negocio. Entre 1,5% y 3% de la cartera de créditos de Bank of America Corp. , Citigroup Inc., J.P. Morgan Chase & Co. y Wells Fargo correspondió al sector energético en enero, según Goldman Sachs Group Inc. y Evercore ISI.
“No me preocupa que vaya a derribar a todo el sector”, manifestó Thomas Hoenig, vicepresidente de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) de EE.UU., en una entrevista. “Un banco podría quebrar, pero sería un caso puntual”.
Sin embargo, las medidas más estrictas de los bancos impactarían a los productores de hidrocarburos, cuyas líneas de crédito renovables serían reducidas tras una evaluación bianual de sus reservas. Los analistas estiman que el crédito podría disminuir entre 205 y 30%.
James Volker, presidente ejecutivo de Whiting Petroleum Corp. , uno de los mayores productores de la formación de esquisto Dakken, en Dakota del Norte, manifestó en una reciente conferencia que esperaba una reducción de US$1.000 millones en su línea de crédito, es decir más de un tercio.
El ejecutivo, no obstante, mantenía el optimismo de que la empresa capeará la tormenta. “El tiempo está de nuestro lado en Whiting. Tenemos más de 6.000 lugares de perforación en la cuenca Williston (…) así que básicamente un tesoro enorme”, enfatizó.
—Erin Ailworth, Rachel Louise Ensign y Selina Williams contribuyeron a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 28/03/16.
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