El alto costo del abuso y el bullying
octubre 14, 2015 · Imprimir este artículo
Un chico que sufrió abuso y bullying apareció ahorcado
Conmoción en un pueblo de La Pampa. Tenía 9 años. Sus compañeros de escuela lo acosaban luego de denunciar que otro chico lo había abusado.
Milton «Tito» Amaya en su casa de Algarrobo del Águila.
La muerte de Milton “Tito” Amaya, un nene de 9 años de Algarrobo del Aguila, conmovió a todo el oeste pampeano. Lo encontraron ahorcado con un cordón de su zapatilla, anudado a una cama cucheta. Pero detrás de esa muerte horrenda hay una historia desgarradora: de un nene que denunció un abuso sexual mientras iba la escuela hogar de Algarrobo del Aguila, después sufrió bullying por ese hecho y terminó ahorcado.
A Milton lo encontró su hermana de 11 años, con la que comparte la habitación. La nena salió del baño y lo halló en la cucheta. El resto de la familia estaba de sobremesa. Eran las 21.15 de un domingo, el 27 de septiembre pasado.
Algarrobo del Aguila es un pueblo de unos 600 habitantes, incluida la zona rural. Está a 320 kilómetros de Santa Rosa, al costado del cauce seco del río Atuel, cuyo corte en territorio de Mendoza dejó un paisaje desértico en toda esa zona. Walter Amaya, el padre de Milton, cuenta la historia de su familia. “A los seis meses que nació Milton, la madre se fue”, recordó. Era el más chico de seis hermanos y hermanas. Walter los crió con su sueldo de trabajador municipal: maneja máquinas viales y hace ‘picadas’, unas lonjas de tierra en el monte para frenar el fuego.
No puede creer la muerte de su hijo. “Estaba jugando. Para mí fue un accidente”, afirma el papá de Tito. Cuenta que su hijo tenía las rodillas en el piso. Lo que para los investigadores es un indicio de que fue una decisión del nene.
El último tiempo, antes de la muerte de Milton, fue de zozobra para los Amaya. La madrastra de Milton (que lo crió desde los dos años) tuvo un embarazo complicado. El matrimonio estuvo en la Ciudad de Buenos Aires durante un mes. Y regresó a Algarrobo del Aguila ese fin de semana –cuando Milton apareció muerto– con Casiano, de apenas veinte días. “Ese sábado, cuando llegamos, Milton me cargaba. Porque él era de Boca y yo de River. Jugamos, nos abrazamos y me dijo que no lo dejara más.
Estaba contento”, confiesa el papá. Recuerda que su hijo “era cariñoso. Cuando me cargaban mucho, porque todos son de Boca, él me decía que se iba a hacer de River, para no dejarme solo”, cuenta emocionado.
El padre admite que Milton tuvo un bajón después del incidente del abuso, ocurrido cuando estuvo como interno de la escuela hogar de Algarrobo del Aguila. “Mi hija y él querían quedarse internados. Tenían la computadora en la escuela hogar y yo en casa no pude dárselas”, se lamenta. El chico denunció que otro chico mayor que él lo abusó.
“Le pusieron psicólogo, que venía de Victorica (un pueblo ubicado a 180 kilómetros). Tuvo cuatro o cinco sesiones”, dijo Walter. Y como le dijeron que su hijo ya estaba bien, no hubo más tratamiento.
A raíz de la denuncia de abuso, Amaya cuenta que “unos chicos, dos o tres, lo perturbaban. Hubo un acoso”. En la escuela, el año pasado, Milton le pegó a un chico de 11 años, uno de sus acosadores.
El patólogo Juan Carlos Toulousse se aferra a los datos de la autopsia: “El nene murió ahorcado con un cordón de zapatillas”. No saca conclusiones ni arriesga hipótesis.
La directora de la escuela hogar Nº 129 de Algorrobo del Aguila, Claudia Pérez, fue maestra en cuarto grado de “Tito”, en los primeros meses de 2014. “Milton era muy alegre, con sus rulos. No parecía que tuviera problemas, no lo notamos”, dice.
Pese a los bajones o los malos momentos, Milton –que solía vestirse con pilcha gaucha, de bombacha, alpargatas y pañuelo– seguía actuando en las fiestas escolares.
La fiscal Alejandra Moyano tuvo a su cargo la denuncia por abuso de Milton Amaya. Como eran dos nenes involucrados, el caso tuvo que pasar al juzgado de la Familia y el Menor. Los Amaya nada saben qué pasó con esa denuncia.
Ahora, la fiscal Moyano investiga la muerte de Milton caratulada “presunto suicidio”. Un operador judicial le dijo con crudeza a Clarín. “Lo que le pasó a este nene es lo que le pasa a muchos niños alejados de la capital. No lo ayudaron quienes tenían que hacerlo ni hubo justicia para él”.
Fuene: Clarín, 14/10/15.
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