El estrés tiene su lado bueno y malo

febrero 2, 2012 · Imprimir este artículo

El estrés tiene su lado bueno y malo

Por Sue Shellenbarger

 

El estrés puede llevarlo a la cima y sacarle el jugo a su rendimiento y bienestar. En exceso, sin embargo, puede debilitar su corazón, memoria y claridad mental, y elevar su riesgo de enfermedades crónicas.

Entonces, ¿cómo puede extraer sus beneficios y evitar los efectos dañinos?

Según investigadores y psicólogos, aprender a identificar y controlar las reacciones al estrés permite vivir de manera más saludable, así como mejorar el desempeño en pruebas cognitivas, el trabajo y actividades atléticas.

El cuerpo tiene una reacción estándar cuando se enfrenta a una tarea en la que el desempeño realmente importa para el bienestar o llegar a una meta: el sistema nervioso simpático y el hipotálamo, las glándulas pituitarias y adrenales bombean adrenalina con hormonas de estrés y cortisol al flujo sanguíneo. Los latidos del corazón y la respiración se aceleran y los músculos se tensionan.

Técnicas de relajación, como respirar profundo y pensar en tareas con resultados positivos ayudan a darle un giro beneficioso al estrés.

Lo que ocurre después es lo que separa al estrés bueno del estrés malo. La gente que experimenta el estrés beneficioso siente el bombeo. Los vasos sanguíneos se dilatan, el flujo sanguíneo aumenta para ayudar al cerebro, los músculos y las extremidades a cumplir el reto que enfrentan, parecido a los efectos del ejercicio aeróbico, sostiene Wendy Mendes, una profesora adjunta del departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, en San Francisco.

El cuerpo tiende a responder de manera distinta al estrés dañino. Los vasos sanguíneos se contraen y se puede experimentar un pequeño mareo a medida que la presión sanguínea se eleva, dice Christopher Edwards, director del programa de control de dolores crónicos del Centro Médico de la Universidad de Duke. Los síntomas se parecen a los que se sienten durante un ataque de ira. Puede que hable más alto o experimente lapsus de juicio o lógica, dice. Las manos y los pies se enfrían a medida que la sangre corre al núcleo del cuerpo. Las investigaciones muestran que el corazón usualmente late de manera errática, como un sismógrafo durante un terremoto.

Las personas bajo estrés dañino pierden la habilidad de reconectar el sistema nervioso parasimpático, encargado de las funciones naturales diarias del cuerpo, como la digestión y el sueño. Aunque la tolerancia al estrés crónico varía de una persona a otra, las investigaciones muestran que aumenta de manera considerable el riesgo al insomnio, enfermedades crónicas y muerte a una edad temprana.

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Carl Weissensee, dedicado a la construcción de casas de lujo, solía ser «adicto al estrés», pendiente de miles de detalles y riesgos múltiples durante casi todas las horas del día, lo que afectaba el resto de su vida. Un ataque al corazón, seguido de una arritmia cardíaca, lo obligaron a encontrar el balance entre el estrés bueno y el malo. Hoy utiliza técnicas de relajación, como respirar profundo y recostarse e imaginar tareas estresantes con finales positivos. Weissensee aprendió a reconocer sus preocupaciones en vez de reciclarlas en su mente, y a decirse a sí mismo que «al final todo saldrá bien», cuenta. El constructor ha aprendido a estabilizar su condición cardíaca sin grandes dosis de medicina. «Mi meta es preocuparme apenas lo suficiente para hacer bien mi trabajo», agrega.

Esa actitud positiva tiende a producir estrés bueno, según las investigaciones de Mendes y otros. En un estudio de 50 alumnos universitarios, a algunos se les hizo creer que sentir nervios o emoción antes de una prueba podía mejorar su rendimiento. A otro grupo no. Cuando se les pidió a todos los estudiantes que dieran un discurso sobre ellos mismos, aquellos que recibieron la advertencia mostraron una respuesta fisiológica más saludable, lo que significó un aumento menor en la presión sanguínea que el otro grupo.

La gente reacciona distinto al estrés diario. Instrumentos que miden las funciones fisiológicas pueden detectar saltos en el ritmo cardíaco. Los termómetros manuales pueden servir para distinguir cuando la temperatura de las manos cae por debajo de 35 grados, dice Kenneth Pelletier, profesor de medicina clínica de la Universidad de Arizona.

Para la mayoría de la gente, mantener la calma requiere nuevas habilidades. Con la práctica, sin embargo, aprenden a relajarse totalmente en cuestión de segundos, dice Pelletier. También ayudan los pensamientos positivos acerca de lo que nos produce estrés, respiraciones abdominales profundas, meditación y regulación de los estados mentales y físicos.
Fuente: The Wall Street Journal, 29/01/12.

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