El mundo busca frenar a EI

septiembre 4, 2014 · Imprimir este artículo

De Silicon Valley a Indonesia, el mundo busca frenar a EI

Varios gobiernos lanzaron medidas para evitar que se formen nuevos jihadistas

Por Raphael Satter y Lori Hinnant.  | AP

PARÍS – Nuevas leyes que facilitan la retención de pasaportes. Milicianos que son bajados de los aviones. Autoridades que bloquean cuentas bancarias y clausuran las mezquitas más radicalizadas. Y detrás de escena, las empresas tecnológicas de Silicon Valley están bajo creciente presión para que eliminen los contenidos extremistas de los sitios de Internet, mientras las agencias de inteligencia de Occidente exploran nuevas tecnologías que permitan identificar en la frontera a los combatientes que regresan.

estado islamico EI 01Desde Francia hasta Indonesia, los gobiernos lanzaron urgentes iniciativas para cortar una de las mayores fuentes de poder de Estado Islámico (EI): los combatientes extranjeros. La principal preocupación que impulsa esta iniciativa es la sospecha de que la organización está entrenando a la próxima generación de terroristas internacionales.

Esos temores se volvieron más acuciantes debido a los cruentos métodos de EI: se cree que un jihadista británico fue quien decapitó a dos periodistas norteamericanos, y un francés que peleó con EI está acusado de participar en un mortal ataque contra un museo judío en Bélgica.

Con cada video que se viraliza en las redes sociales, los militantes ganan nuevos adeptos. «Si no se hace nada, estoy seguro de que en un mes estarán en Europa, y un mes más tarde, en Estados Unidos», dijo el rey saudita Abdullah, que pidió una contundente respuesta internacional ante la masacre en Irak y Siria.

Gran Bretaña tomó una actitud particularmente activa en la censura de contenidos que violen las estrictas leyes de ese país contra la propaganda extremista. Los funcionarios británicos revelaron que recientemente pusieron a sitios como YouTube en la categoría de «marcados», lo que permite remover expeditivamente los contenidos macabros o que inciten al terrorismo.

Durante los últimos cuatro años, una unidad antiterrorista de la policía metropolitana de Londres especializada en Internet logró la remoción de 45.000 contenidos, según reveló esa fuerza de tareas la semana pasada. Los militantes de EI, sin embargo, rápidamente encontraron otras plataformas más descentralizadas.

En Estados Unidos, los funcionarios están intentando identificar a potenciales jihadistas a través del cotejo de sus patrones de viaje con los de militantes que ya se unieron a la lucha, según un agente de antiterrorismo que habló bajo condición de anonimato.

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Mientras tanto, Francia apura una ley del Congreso que permita retener pasaportes, y el gobierno redobló los arrestos del creciente número de jóvenes que planean unirse a la Jihad.

El lunes, también Gran Bretaña propuso la aprobación de leyes que le permita a la policía retener el pasaporte de quienes sean sospechosos de haber viajado al exterior para combatir, mientras que Holanda facilitó el retiro de la ciudadanía del país y ahora también se propone perseguir a los servidores de Internet que difundan propaganda extremista.

El miércoles, en Bosnia, las autoridades realizaron un enorme redada antiterrorista: detuvieron a 16 personas sospechosas de combatir en Siria e Irak y de reclutar a hombres de los Balcanes para que se unan a las milicias islamistas en esos países.

El impulso antijihadista también se redobló en países tradicionalmente musulmanes: Indonesia está dispersando las reuniones de seguidores de EI e incautando remeras y otros artículos de propaganda del grupo, mientras que Túnez clausuró mezquitas y bloqueó los fondos de supuestos financistas de EI.

En cuanto a los extremistas que ya están en Siria, las agencias de inteligencia europeas están abocadas a identificarlos cuando intentan reingresar a Europa. Eso implica el rastrillaje de las redes sociales en busca de fotos de combatientes extranjeros o la intercepción electrónica en busca de pistas de actividad terrorista en el exterior.

Los funcionarios también están considerando la utilización de técnicas más avanzadas, como la identificación vocal, para detectar a sospechosos en los controles fronterizos, cotejando sus conversaciones con las voces de los videos de los militantes, según reveló a principios de este año el ex jefe del antiterrorismo británico, Bob Quick.

La preocupación es que al regresar, los combatientes lancen ataques en sus propios países. Australia aprendió la lección en Afganistán, hace una década, y asegura que de los 25 ciudadanos que regresaron a Australia tras combatir contra los intereses occidentales en aquel país, dos tercios participaron de actividades terroristas en suelo australiano.

Traducción de Jaime Arrambide

Fuente: La Nación, 04/09/14.

 

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