El voto en EE.UU. está signado por la economía

septiembre 10, 2012 · Imprimir este artículo

El voto en EE.UU. está signado por la economía

Por Jorge Castro

 

Bill Clinton, en el memorable discurso que realizó esta semana en la convención demócrata reunida en Charlotte, North Carolina -una de las piezas políticas más formidables de la historia norteamericana reciente- señaló una evidencia: la economía estadounidense se ha adelantado en su reconversión a los tiempos de la contienda electoral que tendrá lugar en dos meses. “Hay ya en EE.UU. -dijo Clinton- más de 3 millones de puestos de trabajo disponibles y no ocupados, debido a que quienes aspiran a ellos carecen de las calificaciones necesarias para hacerlo. Por eso, la tarea más ardua y relevante es preparar a los trabajadores americanos para los nuevos puestos de trabajo. (…) La vieja economía no vuelve más. Lo esencial ahora es educar a la gente para que pueda ocupar esos empleos altamente calificados”.

Advirtió Alan Greenspan: la situación norteamericana al concluir 2012 es “única, estructural, jamás experimentada hasta ahora: hay una especie de huelga de la inversión privada.” El cuadro estadounidense es el siguiente: la rentabilidad de las empresas es la más elevada de los últimos 70 años; la tasa de ahorro de los hogares norteamericanos es 4% del PBI y sería 7% en 2015 (fue 0% en 2007). Mientras esto ocurre, el rechazo a la inversión en activos fijos de largo plazo (20 años o más) es el más elevado desde 1935. Aquí, en el sector activos fijos, incluida industria de la construcción, está la masa de la desocupación estadounidense (no menos de 7 millones sobre 14).

Esta es la paradoja norteamericana : la reconversión se acelera, pero la economía no crece; y la inmensa masa de depósitos que los bancos tienen en la Reserva Federal (US$ 1,7 billones), con intereses reales negativos, no vuelve en forma de créditos al sector privado. Permanece inútil.

También la reconversión se acelera en Europa, en primer lugar España e Italia. La primera (5.639.500 desocupados / 24,44% de la población activa), está acosada por el riesgo de una súbita crisis de iliquidez, si se acentúa la desconfianza de los mercados. Pero sus exportaciones crecen 16% anual y el superávit de cuenta corriente es el más elevado de su historia; la productividad aumenta 6% por año. Por eso, los costos laborales por unidad de producto han caído 30% en los últimos 5 años.

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El plazo de la reconversión en Europa y EE.UU. lo fija el momento en que recuperen su competitividad frente al nuevo piso global establecido por China.

La diferencia entre los costos laborales de la manufactura norteamericana y la de China es hoy sólo 30% y la brecha se cierra en 2015, arrastrada por un incremento excepcional de la productividad estadounidense.

El dato central en EE.UU. es que ha surgido una nueva revolución tecnológica (cloud computing), que impulsa una revolución industrial de avanzada, fundada en la digitalización completa. Ha aparecido una estructura manufacturera hipercompetitiva, que integra un sistema global súperconectado, donde impera la instantaneidad.

También hay un boom bursátil , sobre todo en alta tecnología (Apple), con un récord en el valor de las acciones (1.426,68 puntos la semana pasada), la mayor cotización en cuatro años . En China y los países emergentes se ha desatado un boom de consumo, que se transforma en el nuevo eje de la demanda mundial.

La secuencia de la evolución global puede formularse así: nueva revolución tecnológica en EE.UU./reconversión del mundo avanzado; boom de consumo en China/salto de las exportaciones mundiales de alta tecnología. El punto de inflexión de esta secuencia está nuevamente en EE.UU. Si se vuelca el inmenso ahorro congelado hacia la inversión, la “destrucción creadora” se intensificaría en una escala difícilmente imaginable.

Se aproxima en EE.UU. una honda crisis de carácter creador. Es lo que usualmente se denomina “progreso” en el capitalismo, sistema profundamente inestable.
Fuente: Clarín, 09/09/12.

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