Faltan nueve días y todo sigue igual

octubre 16, 2015 · Imprimir este artículo

Faltan nueve días y el pescado sin vender

Por Julio Blanck.

Nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Un 23% de los votantes opositores podrían cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado ante Scioli.

La campaña transcurre, abundante hasta el derroche en el despliegue de propaganda y a la vez tristemente escasa en emociones. Mucha orfebrería publicitaria, apuntada a reemplazar el frío y el vacío de los que deberían generar algún entusiasmo. Lo logran apenas, en la casi instantaneidad de un spot de televisión que se evapora en el aire en menos de un minuto. Todo está más o menos como estaba hace dos meses. Scioli con enorme dificultad para superar el 40%. Macri con enorme dificultad para retener el 30%. Massa renacido, feliz y contento, pero con enorme dificultad para traspasar su 20%. Falta poco más de una semana y no pasa nada. O casi nada, que no es lo mismo pero es igual.

argentina-elecciones-urnaLa elección sigue siendo una carrera de tres. Se sabe quién va primero, quién segundo y quién corre de atrás en el pelotón. Pero nada de lo que cuenta está todavía definido y así será hasta el final. La polarización es una hipótesis incumplida. Por mérito de Massa y el vigor con que defendió su posición que amenazaba disolverse incluso antes de las PASO. Pero también por impotencia de Macri y de Scioli, en ese orden, para encontrar una idea, un tono, una épica de ocasión al menos, capaz de romper el equilibrio gris que lo impregna todo.

Scioli ya tiene todos los votos que puede darle el kirchnerismo y ninguno más. Se aferra a rescatar las bondades de este tiempo y promete mejorarlas, poniéndoles su sello que es más amigable. Así sueña con raspar un par de puntos finales en el electorado que en estos años fue oficialista y después eligió otro rumbo. La posibilidad de asomarse al voto indeciso independiente quedó archivada bajo el manto de extrema cautela con que desenvuelve su campaña, buscando no irritar a Cristina. Pero ella se irrita igual.

El equipo de campaña de Scioli cree que terminarán ganando sin balotaje por la suma de tres factores:
Una leve recuperación de voto peronista en el Gran Buenos Aires.
El voto anti-Macri que suponen aflorará en la primera vuelta.
El voto a ganador del electorado menos informado, que muchas veces decide sobre la hora a quién apoyar.
No es lo que se dice el gran final de una epopeya, pero puede alcanzar para ganar. En primera vuelta o incluso en segunda, según indican varios sondeos.
Pero Scioli quiere liquidar la elección el domingo 25. Ir al balotaje podría ser leído como una derrota suya, aunque sea el candidato más votado en la vuelta inicial. El derrotado pierde su encanto y en una elección no hay campeones morales. En esta hipótesis, el andamiaje sostenido en la continuidad de una fuerza oficialista potente puede tambalear. Hay que ganar ya.

Macri, por lo que muestran las encuestas, no logra aún retener todo el voto radical y tiene problemas para sacarle a Massa una parte del voto peronista antikirchnerista. Por eso está estancado, aunque en su comando de campaña aseguran que viene creciendo su imagen y eso se va a terminar trasladando al voto.

La apuesta de Macri se basa en que, una vez comprobado que Massa no crece tanto como para quebrarle la línea, él quedará consolidado como el único candidato capaz de llevar a Scioli al balotaje. Y eso, por generación espontánea, terminaría corriendo hacia su cosecha una porción del voto opositor que hoy sigue con Massa.

En orden a alimentar esta hipótesis de alto optimismo, Macri ha dado algunos pasos llamativos. Hace un par de semanas se cruzó muy duro con Massa, como si buscara debilitarlo para poder así cosechar parte de sus votantes. Lo que hizo fue darle más entidad a Massa; y a la vez le ofreció a Scioli la facilidad de decir que los otros se peleaban por salir segundos mientras él pensaba sólo en la victoria. Fue una jugada con mal resultado a dos puntas.

En los últimos días, más sereno, Macri se comprometió a “representar con humildad” a los votantes massistas. Suena más atinado, aunque es difícil saber si será suficiente para conseguir arrastrar a una parte de ese electorado.

En sus cálculos, Macri espera que una porción de votantes de Córdoba se le sumen en la primera vuelta al no tener la opción del gobernador José De la Sota en las boletas. También le ilusiona una mejora en el Norte del país, donde cree que la elección de gobernador en Tucumán, ganada por el kirchnerismo entre denuncias de fraude y violencia, le terminará arrimando algunos votos más. Y para levantar la puntería en la Provincia, donde el peronismo tiene un voto blindado y Massa juega su carta más fuerte, depende de que María Eugenia Vidal mantenga su condición de principal alternativa a Aníbal Fernández en la lucha por la gobernación.

Mientras tanto los aliados radicales, a falta de una contribución electoral vigorosa, le están arrimando a Macri alguna lectura del escenario electoral más sofisticada que la que produce el macrismo.

En su publicación web el ex diputado Jesús Rodríguez –mano derecha del jefe de la UCR Ernesto Sanz– destaca que el “fuerte apoyo institucional” partidario puede darle a Macri mejoras electorales en Santa Fe, Tucumán, Corrientes, Santa Cruz y Jujuy, donde el senador radical Gerardo Morales podría ganarle la gobernación al kirchnerismo. También menciona el eventual peso del radicalismo en Córdoba, aunque allí una treintena de jefes comunales de la UCR acaba de anunciar su apoyo a Scioli

Alerta también Jesús Rodríguez que ante una elección donde “los decimales van a contar para llegar a la segunda vuelta”, deberá prestarse atención a “las maniobras de la picaresca electoral que pueden ser determinantes”. En este sentido, consigna un dato sugestivo: en las PASO hubo 1.404 mesas en todo el país en las que Macri no registró ni un solo voto. [NdeEP: Léase FRAUDE]

fraude electoral 2015

Esta es la etapa de la campaña en la que vuelan las encuestas. Hay un puñado de ellas a considerar seriamente. Y otras que se usan burdamente para hacer propaganda y algo que –si no sonara grandilocuente– podría denominarse acción psicológica sobre el votante indefenso.

Lectura recomendada:  Adios al kirchnerismo

Si se trata de intención de voto, los sondeos confiables ponen la definición del futuro presidente en zona de error del método. Esto es, con 3 puntos más o menos de cualquiera de los principales candidatos, Scioli puede ser presidente el domingo 25 o verse obligado a un incierto balotaje.

Como los márgenes son tan estrechos, vale detenerse en aspectos que pueden ayudar a predecir –con la inexactitud del caso– hacia dónde podrían migrar los votantes, si es que deciden cambiar la preferencia que ya expresaron en las PASO. Es un punto interesante, porque Scioli, Macri y Massa deberán sacarse votos entre ellos para romper el equilibrio inestable actual.

Un estudio nacional sobre más de 1.200 casos conocido ayer, de la consultora Polldata, muestra que un 23% de los votantes opositores estarían dispuestos a cambiar su voto para apoyar al candidato mejor posicionado para derrotar a Scioli. Es un fenómeno que se registra más entre las mujeres, los mayores de 30 años y los residentes en el interior del país.

Este es uno de los temas cruciales en lo que queda de la campaña. Macri conserva una clara ventaja sobre Massa en el conteo electoral, pero circulan sondeos que plantean que Massa estaría en mejores condiciones que Macri para enfrentar y vencer a Scioli en el balotaje, por su capacidad de contener sin dispersiones todo el voto opositor. Todo es, por ahora, pura hipótesis. Que quizás sólo se demuestre o invalide cuando la gente decida con su voto.

Es interesante también el punto de vista que aporta un estudio del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, acerca de la credibilidad de los candidatos o, más bien, de su ausencia.

Aún parcial, porque mide sólo a vecinos de la Capital, el trabajo dice que el 58% no le cree a Scioli cuando dice que bajará la inflación a un dígito en cuatro años; el 47% no le cree a Macri cuando dice que eliminará los subsidios y el 57% no le cree a Massa cuando promete bajar la inflación en dos años.

Cuando a los encuestados porteños les preguntan a quién le cree más, el 24% dice a Macri, el 17% a Massa y el 11% a Scioli. La respuesta “a ninguno de los tres” reúne el 21% de las respuestas.

Como puede verse, también en este estudio, hay algo que falla en los candidatos. La indefinición electoral no es culpa de la gente.

Fuente: Clarín, 16/10/15.

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Cristina Kirchner, Scioli y Massa: juntos en otros tiempos…

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Encuesta: cuánta gente podría cambiar su voto para que no gane Scioli

ELECCIONES 2015. Un sondeo indaga sobre la «firmeza» de los apoyos a Macri, Massa y los otros opositores. Diferencias por sexo y edad.

La pelea por el llamado voto útil anti K, esa que libran a cara descubierta Mauricio Macri y Sergio Massa desde hace unos días, fue puesta en números. Un encuestadora sondeó a la gente que no se inclinará por Daniel Scioli, a ver cuán firme está su apoyo a los diferentes candidatos opositores. Es la franja en que el líder del PRO y el del Frente Renovador salieron a pescar desesperadamente.

El trabajo, de la firma polldata, abarcó 1.211 casos en todo el país. El relevamiento se hizo el martes, a través de encuestas telefónicas. La primera pregunta sobre el tema, global, a los que no votarán al Frente para la Victoria, consultaba sobre si «¿usted tiene firme su voto o podría cambiarlo para votar quien esté mejor posicionado frente a Scioli?». Un 76,9% aseguró tener firme su voto, mientras que un 23,1% dijo que podría cambiarlo.

Leé también: Qué dijo Scioli sobre el «voto útil»

Luego, se hizo la misma pregunta pero sobre los votantes específicos de los opositores. Los números entre los seguidores de Macri y Massa fueron similares. En el primer caso, un 81,4% contestó tener firme su voto y 18,6%, que podría cambiarlo. En el caso del ex jefe de Gabinete K, los porcentajes fueron 82% y 18%.

En el resto del «mundo opositor», es decir, los que elegirían a Margarita Stolbizer (Progresistas), Nicolás del Caño (FIT) o Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), se plantea mayor volatilidad: un 63,2% tiene firme su voto y un 36,8% podría cambiarlo. Claro que la base de esos votantes es mucho menor: entre los tres, en las PASO, no llegaron a los dos dígitos.

Después, el sondeo sigue ampliando el panorama. Y hace una interesante división por «sexo», «edad», «nivel educativo» y «región». Aquí, el resumen de los resultados:

1) Sexo

Hombres: voto firme 81,4% / podría cambiarlo 18,6%

Mujeres: voto firme 73% / podría cambiarlo 27%

2) Edad

18 a 29 años: voto firme 83,5% / podría cambiarlo 16,5%

30 a 49 años: voto firme 73,9% / podría cambiarlo 26,1%

50 a 75 años: voto firme 75,4% / podría cambiarlo 24,6%

3) Nivel educativo

Primario: voto firme 75,2% / podría cambiarlo 24,8%

Secundario: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Terciario-universitario: 76,6% / podría cambiarlo 23,4%

4) Región

Ciudad de Buenos Aires: voto firme 78,6% / podría cambiarlo 21,4%

Provincia de Buenos Aires: voto firme 80,1% / podría cambiarlo 19,9%

Provincias del interior: 74,9% / podría cambiarlo 25,1%

La encuesta muestra que (al menos una parte de) el escenario está abierto. Aunque es imposible establecer quién, si Macri o Massa está mejor posicionado frente a Scioli. Ambos, según la mayoría de las encuestas que trascienden hasta ahora, tiene un pro y un contra. Macri (candidato de Cambiemos) es el que más chances tiene de entrar al balotaje y evitar que su rival kirchnerista gane en primera vuelta, el domingo de la semana que viene. Y Massa es el que mejores números presentaría para una final mano a mano.

Para que haya revancha el 22 de noviembre, se recuerda, Scioli (que marcha primero en todas las mediciones) no debe alcanzar los 45 puntos; o si consigue entre 40 a 44,9, no tiene que sacarle 10 o más puntos de diferencia al segundo.

Fuente: Clarín, 15/10/15.

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