La innovación define el horizonte de Estados Unidos

diciembre 22, 2013 · Imprimir este artículo

La innovación define el horizonte de EE.UU.
Por Jorge Castro

La economía norteamericana creció 3,6% en el tercer trimestre del año, tras haberse expandido 2,5% en el segundo. Crece así en los niveles de expansión de su tasa potencial de largo plazo (3% anual) y ha dejado atrás la crisis de 2008/9 y el período de bajo crecimiento que la continuó por 3 años y medio.

La expansión es encabezada por la industria manufacturera, que en noviembre alcanzó a 57,3 del índice ISM, dos puntos más que en julio (55,4), lo que asegura que se podrá alcanzar el récord histórico de la actividad a fin de año.

El auge manufacturero es consecuencia de uno de los más grandes giros tecnológicos de la historia de EE.UU., que ha desatado un boom de productividad en el sector (+34% desde 2007), con una caída en la estructura de costos superior a 10%.

EE.UU. experimenta algo más que una fase de expansión de la industria manufacturera. Lo que sucede es una “nueva revolución industrial”, caracterizada por la completa digitalización de la producción y la distribución, con la creación de nichos especializados de alcance global.

El sustento de esta transformación de la industria es una segunda revolución tecnológica, que es la explosión del shale gas y shale oil. La producción ha aumentado 45% este año y el precio del gas ha caído 30% en este período. De ahí que los costos de la producción industrial hayan disminuido un porcentaje similar (20% / 30%).

Lo propio de la acumulación estadounidense es que el incremento de la productividad no es obra de un aumento correlativo de la tasa de inversión. Al contrario, la relación fondos disponibles / inversión en capital fijo de las 500 principales empresas norteamericanas es la más baja desde 1935.

El alza de la productividad en EE.UU. es pura innovación.

Esta es la paradoja estadounidense, reveladora del carácter crítico, desequilibrado e inestable del sistema capitalista. El proceso de ahorro / inversión / ampliación productiva (acumulación) del capitalismo es la cuadratura del círculo. En estas condiciones, lo asombroso es que se pueda pensar que EE.UU. ha ingresado en una etapa de “estancamiento secular”, debido al agotamiento de su capacidad de innovación.

La economía norteamericana es la frontera del capitalismo global.

Y lo que sucede fuera de EE.UU. en materia de innovación y crecimiento es lo siguiente: el producto chino se ha multiplicado 25,59 veces entre 1950 y 1999, y a partir de 2000 ha aumentado 3 veces más. Corea del Sur se ha expandido 38,93 veces y Taiwán 46,84 veces. La OCDE calcula que China y los países del sudeste asiático sumados tendrán en 2030 un PBI mayor a la combinación de EE.UU. y Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España.

El estado de la investigación científica y tecnológica en EE.UU. adelanta lo que viene. El descubrimiento de la secuencia del genoma (DNA) y la creación de células vivas han revolucionado la microbiología celular y la ingeniería genética, transformadas en la punta de lanza de la bioeconomía, que es la avanzada productiva de la innovación química, bioquímica y energética, y equivale por su envergadura a una nueva revolución industrial.

EE.UU. y China pujan por el dominio de las supercomputadora s, dotadas de una capacidad de procesamiento de información capaces de descubrir lo nuevo en todas las franjas del conocimiento.

Nunca ha sido más fácil, rápida y prácticamente gratis la tarea de la investigación. Se ha ampliado como nunca el campo de lo posible. La innovación tecnológica crea en el capitalismo las oportunidades de inversión y desata el proceso de formación de capital. Esto es lo que sucede hoy en EE.UU. y en la economía mundial, sobre todo en China / Asia, nuevo eje de la acumulación global.

Advertir esta tendencia clave es cuestión de lucidez, no de optimismo. Un pesimista es hoy alguien insuficientemente informado.

Fuente: Clarín, 22/12/13.

Jorge Castro

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