Las diferencias de opinión de los economistas
octubre 28, 2012 · Imprimir este artículo
Los economistas, lejos de decir lo mismo
Por Juan Carlos de Pablo
Cómo puede ser que en la Argentina para algunos economistas hay recesión y otros la nieguen; que algunos afirmen que la emisión monetaria causa inflación y otros sostengan que no hay evidencia de ello, y que premios Nobel en Economía difieran de manera tan significativa acerca de lo que ocurre y lo que habría que hacer con la economía europea y con el euro?
Entrevisté al argentino Eduardo Andrés Zalduendo (1928-2003), profesor en la Universidad Católica Argentina y presidente del Banco Central. Fue autor de Libras y rieles, historia de las inversiones británicas en ferrocarriles durante el siglo XIX, Breve historia del pensamiento económico y la monumental Las seis Rusias. Sociedad, política y economía. Falleció dos días después de haber pronunciado su discurso de incorporación a la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
-Milton Friedman dijo que los economistas acordamos en el 98% de los temas; pero sólo hablamos del otro 2 por ciento. Parece una exageración.
-Friedman quiso decir que las diferencias de opinión que existen entre los economistas aparecen exageradas, porque en los medios masivos de comunicación el acuerdo aburre mientras que las discrepancias aumentan el rating. Pero ciertamente que aquellas son mucho mayores a 2 por ciento.
-¿Por qué difieren tanto las opiniones de los economistas, más allá de quienes actúan como voceros gubernamentales, sectoriales o regionales?
-Porque le asignamos distinta importancia a los diferentes objetivos de política económica. Todos estamos por el crecimiento, empleo y la estabilidad de precios, pero no nos ubicamos igual cuando aparecen conflictos. Por su propia experiencia y las lecturas de la historia, algunos se transforman en acumulomaníacos, otros en distribuciomaníacos, y por eso ante iguales circunstancias recomienden medidas diferentes. Por la diferente importancia que le asignaban a los beneficios y a los riesgos del comercio internacional, en 1815 David Ricardo y Thomas Robert Malthus discreparon sobre la derogación de las leyes de granos que regían en Inglaterra, sin que la diferencia de opinión hiciera mella en su amistad.
-¿Por qué no existe unanimidad entre las recomendaciones que efectúan economistas que persiguen los mismos objetivos?
-Porque utilizan diferentes modelos, entendiendo por tales esquemas generales. Por lo cual, con igual deseos referidos a que suba el PBI, probablemente planteen recomendaciones diferentes de política económica, quienes se inspiran en los escritos de Karl Marx, Friedrich August von Hayek o John Maynard Keynes.
-¿Elegir entre los modelos es una simple cuestión de gustos?
-No, pero debido a limitaciones técnicas es difícil que la econometría muestre la superioridad de alguno de ellos, con respecto a los otros, para utilizar en la Argentina. Desde la práctica es preferible hablar de situaciones concretas, que se entienden mejor desde la perspectivas libertaria, marxista o keynesiana.
-La dificultad que usted apunta es abusada por algunos colegas.
-Así es, la aprovechan para convertir la elección del modelo en una cuestión de gustos. Reflejan haraganería intelectual. Tienen respuestas nítidas para todo, pero desde la facilidad del principismo, no desde la complejidad de la realidad.
-¿Discrepan los economistas por alguna otra razón?
-A veces, por ignorancia. Como nadie se atreve a confesar que no sabe, algunos colegas se pronuncian sobre cuestiones fácticas sin prestarle atención siquiera a la información públicamente disponible. Puedo entender las diferencias sobre objetivos y sobre modelos, pero no tomarse el trabajo de mirar los hechos antes de opinar es imperdonable.
-¿Un tribunal de ética profesional para encarar este problema?
-¿Quién me cuida de los custodios?, preguntó Leonid Hurwicz en su conferencia Nobel. Por eso la idea no me entusiasma.
-Eduardo, muchas gracias.
Fuente: La Nación, 28/10/12.
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