Los jueces y el impuesto a las ganancias

marzo 17, 2013 · Imprimir este artículo

Si los jueces pagan Ganancias, la cuenta del fisco no cambia
Por Juan Carlos de Pablo

Hace algunas semanas se planteó la cuestión de si quienes derivan ingresos de su trabajo personal deben pagar impuesto a las ganancias. Ahora se discute si los jueces deben abonar el referido impuesto. Se vuelve a plantear, en rigor, porque esta última es una cuestión recurrente en la Argentina.

Al respecto entrevisté a Aaron Director (1901-2004), nacido en Cherterisk, ciudad que sucesivamente perteneció a Rusia, Polonia y Ucrania. Cuando migró a Estados Unidos, su familia se radicó en Portland, Oregón. Estudió en Yale y en Chicago. En la escuela de leyes de esta última universidad enseñó a partir de 1946. Publicó muy poco porque era un perfeccionista, pero influyó enormemente a través de la cátedra. En su casa tuvo lugar la famosa cena en la cual Ronald Coase convenció a los economistas de Chicago, de la veracidad y relevancia del teorema que lleva su nombre. Su hermana menor, Rose, se casó con Milton Friedman.

-Junto a Edward Hirsch Levi usted es considerado el fundador de un campo de estudio denominado «ley y economía».

-Con Levi, en Chicago, teníamos a cargo un curso en el cual de cada cinco clases él dictaba cuatro y yo la restante. Los alumnos se quedaban con la impresión de que mi tarea consistía en mostrar que lo que Levi explicaba carecía de sentido. Como siempre ocurre, en ley y economía no empezamos de cero. Entre los antecedentes cabe mencionar a Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, y a Robert Lee Hale; entre los contemporáneos, a Richard Allen Posner, quien todavía vive.

-¿Cuál es la esencia de «ley y economía»?

-Ayudar a los diputados, senadores y jueces a entender los procesos decisorios sobre los cuales tienen que legislar y fallar, respectivamente. Esencialmente, tener en cuenta la importancia que los incentivos y desincentivos tienen en la decisión humana.

Ejemplos: la población no va a hacer algo, o dejar de hacerlo, simplemente porque lo dice la ley; sólo hay que regular lo imprescindible, interpretando correctamente el funcionamiento de la materia que hay que regular; el reincidente tiene que sufrir mayor pena, etcétera. Además, como puntualiza Julio Hipólito Guillermo Olivera, hay que distinguir entre el derecho económico y el análisis económico del derecho.

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-¿Deben en la Argentina los jueces comenzar a pagar impuesto a las ganancias?

-El ex presidente Harry Truman decía que quería hablar con economistas mancos, porque estaba cansado de que, frente a cada cuestión, le respondieran que «por un lado, pero por el otro» (en inglés: on the one hand, on the other ). Pero estamos frente a un caso donde este enfoque resulta imprescindible.

-Explíquese…

-Por un lado, ¿por qué un juez y, digamos, un dentista, que ganan igual, tienen que pagar diferentes montos de impuesto a las ganancias? Deberían pagar lo mismo.

-Pero?

-Si los jueces nunca pagaron impuesto a las ganancias, quiere decir que su sueldo se pactó en el entendimiento de que se trata del denominado salario de bolsillo. Pero si esto es así, terminar con la exención impositiva implica plantear la siguiente cuestión: ¿debe aumentarse el salario bruto, de manera que luego del pago del impuesto a las ganancias el salario de bolsillo permanezca constante, o debe mantenerse el salario bruto, de manera que luego del referido pago el salario de bolsillo disminuya en el monto a tributar en concepto de dicho impuesto?

-Responda.

-Antes permítame hacer una consideración adicional. Los jueces son empleados públicos, de manera que el ingreso fiscal por cobro del impuesto a las ganancias compensaría exactamente el aumento del salario bruto, en la primera alternativa, o constituiría un ahorro fiscal en la segunda. Esto quiere decir que si -tal como les gustaría a los jueces- se aumentara el salario bruto en el exacto pago del impuesto a las ganancias, estaríamos básicamente haciendo contabilidad (más ingresos, más egresos, igual resultado neto). El ajuste implicaría mantener el salario bruto, reduciendo el neto. Ergo, la decisión es mucho más política que económica.

-Don Aaron, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 17/03/13.

Juan Carlos de Pablo

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