Papá presidente, Hijos millonarios
noviembre 15, 2014 · Imprimir este artículo
Cómo ser la mujer más rica de África: tener un padre presidente
Por Javier Martin. [El País]
LISBOA.- Hay mandamases con problemas para llenar de allegados un taxi y otros que necesitan un estadio. Isabel dos Santos es de estos últimos. Al Mundial de Brasil llevó 600 invitados.
Dicen que a su boda con Sindika Dokolo, coleccionista de arte e hijo de un empresario de diamantes, acudieron 800 comensales, entre ellos un puñado de presidentes africanos. Dicen que es la mujer más rica de África, y la revista Forbes lo corroboró el año pasado, aunque el volumen de su riqueza es difícil de contabilizar: entre 2000 y 4000 millones de euros.
Nacida en 1973 en Bakú (Azerbaiján, en la ex Unión Soviética), es la primera hija de José Eduardo dos Santos, presidente de Angola desde 1979. El entonces militante del Movimiento Popular de Liberación de Angola, hasta 1975 colonia portuguesa, recibía en aquella ciudad adoctrinamiento ideológico y educativo y luego se graduó en ingeniería petrolera y comunicaciones por radar. Allí conoció a la ajedrecista rusa Tatiana Kukanova, la primera de sus tres esposas. De su relación nació Isabel, primera hija de los siete descendientes reconocidos del presidente.
Cuando se separaron sus padres, Isabel se fue con su madre a Londres, donde cursó ingeniería en el King’s College. Allí conoció a su futuro marido, Sindika Dokolo, con quien se casó en 2002.
Para entonces, Isabel llevaba cinco años con su primer negocio, un bar. Pero no fue con un night club en la bahía de Luanda cómo Dos Santos se convirtió en la mujer más rica de África. Los beneficios de las tragos no dan para tener, en 15 años, bancos, cementeras, televisiones, gasolineras o lanzar, esta semana, una oferta de 1200 millones para comprar los derechos de voto de Portugal Telecom SGPS en la operadora brasileña OI.
El periodista angoleño Rafael Marques, encarcelado en 1999 por sus críticas al régimen, publicó el año pasado en Forbes el artículo «La niña de papá: cómo una princesa africana consiguió 3000 millones en un país que vive con dos dólares al día».
Según Marques, los grandes negocios de Isabel dos Santos se fraguan de dos formas: participando en una empresa extranjera que necesita permisos para abrirse camino en Angola o a través de una empresa concesionaria, creada por decreto del padre.
La ideología socialista que aprendió Eduardo dos Santos en la Unión Soviética le duró hasta fines de los 90, en los estertores de la guerra civil, cuando ya llevaba casi dos décadas al frente de la nación. Entonces abrazó el capitalismo y comenzó a firmar concesiones al capital privado extranjero para la explotación de minas, telefónicas y bancos, un mercado virgen en un país con inagotables recursos naturales.
El país crece a niveles inéditos, aunque el 70% de la población vive con menos de dos dólares diarios, y, según la organización Transparency International, sólo hay en el mundo 10 países más corruptos que Angola (puesto 168 de 178 países analizados).
Diamantes sospechosos
Después del night club, uno de los primeros negocios de Isabel dos Santos fue el del diamante. El presidente-papá creó Endiama, empresa pública para la explotación de piedras preciosas, y su hija apareció como propietaria del 25% de la sociedad. A raíz del escándalo provocado por la película Diamantes de sangre, basada en el libro de Marques, Isabel transfirió la propiedad a su madre.
El país comenzó entonces a crecer a buen ritmo, así que el cemento fue un bien de primera necesidad, más aún, un bien estratégico nacional. La cementera Cimangola pasó a ser controlada por la «hijísima».
Portugal queda pequeño para los escasos, pero grandes, empresarios nacionales, como Américo Amorim.
El rey mundial del corcho vio en Angola una oportunidad de nuevos negocios. Se repitió entonces el guión: la presidencia de Angola da licencia a un banco privado, el BIC. Amorim puso el dinero, y entre los accionistas, con un 25%, apareció Isabel dos Santos. Como también es habitual, acaban mal, y finalmente Amorim le vendió su parte a la angoleña, que ya tiene el 42,5% del mayor banco del país. Consolidada en Angola, y con dinero real, pudo dar el salto a otros países africanos (está en Namibia) y europeos. Dos Santos posee el 20% del portugués BPI.
Amorim amplió sus negocios a otras áreas angoleñas de innegable futuro, como el petróleo y el cemento. Creó Amorin Energia, el 55% de la familia y el 45% de Dos Santos, formalmente el holding holandés Esperanza. A través de esa sociedad empezó a controlar la petrolera portuguesa Galp, donde Dos Santos obtuvo directamente un 7%. A esa altura, ya era la mujer más poderosa de Portugal, moviendo hilos en la banca, la energía, los medios y las telefónicas.
Isabel Dos Santos rechazó las insinuaciones de que sus negocios van muy relacionados con los 35 años de presidencia de su padre. Una de sus escasas exposiciones a los periodistas fue el pasado año en un almuerzo con Tom Burgis, del Financial Times. Aparte de los 250 euros que le costó al diario la pescadilla con patatas, Dos Santos le recordó que a los seis años vendía huevos y que gente bien relacionada hay mucha, pero que sepa hacer negocios, poca.
Madre de tres hijos, atribuyó el éxito de sus negocios a su formación en matemáticas e ingeniería. Más concreto es su marido, que se explayó en una entrevista a la televisión angoleña sobre las virtudes de su esposa: «Es muy tranquila, le gusta tener una perspectiva a largo plazo. Posee tres cualidades que la convierten en la gran fuerza de Angola: confianza en sí misma, estabilidad y ambición».
El País, SL.
Fuente: La Nación, 13/11/14.
CUALQUIER SIMILITUD CON LA ARGENTINA ES MERA COINCIDENCIA.
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