Programa de atención integral ante la Muerte Súbita
febrero 15, 2014 · Imprimir este artículo
Promueven crear un programa de atención integral ante la muerte súbita
Un programa de cardioprotección, que capacite a la comunidad para realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar, disponga de desfibrilador automático y traslade al paciente a sala de hemodinamia de los hospitales es clave para revertir la muerte súbita, afirmó el cardiólogo Marcelo Halac.
«Lo único que tiene que tener el brigadista es ganas de involucrarse: el que se pone mal frente a una situación de tensión no sirve, pero el entrenamiento no tiene ningún limitante», contó a Télam Halac, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista.
El médico, miembro del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas, enfatizó que es fuerte el impacto de un programa de cardioprotección porque con intervenciones precisas, tres de cada cuatro personas afectadas se salvan.
En tanto, sin acciones sobreviven a este evento apenas un 6% de las víctimas, cuyos decesos representan unas 30 mil personas que mueren por año en Argentina a causa de muerte súbita. «Solemos subestimar bastante la enfermedad cardiovascular, pero cuando se ven las estadísticas nacionales, representan el 50% de las muertes», precisó Halac.
Por otra parte Halac, dijo: «La intervención requiere además de tiempos óptimos: es una lucha de los cardiólogos que se incorporen no sólo los desfibriladores automáticos, sino que la persona llegue inmediatamente a un centro que cuente con un servicio de hemodinamia».
Resucitación cardiopulmonar
«Hay que tener en cuenta que es un resucitado de muerte súbita que debe ser trasladado a un centro de salud que tenga hemodinamia, para no romper la fina cadena de las tres acciones», dijo, al referirse a la resucitación cardiopulmonar, desfibrilador para restablecer el funcionamiento del corazón y destapamiento del vaso sanguíneo obstruido.
Halac consideró que que muy buena la experiencia en los estadios, por ejemplo en Boca Juniors y Newell`s Old Boys. «En el Congreso se hizo un relevamiento de la institución con un ingeniero entrenado en salud, para calcular los lugares óptimos donde instalar 16 fibriladores a tres minutos de distancia en términos de ida y vuelta de un brigadista, que debe desplazarse rápido, a 7 kilómetros por hora», indicó el médico.
Lleva 30 segundos entender que la persona está muerta; el desfibrilador debe estar cerca porque se calcula que debe llevar como máximo un minuto buscarlo, otro en traerlo y uno más en conectarlo, mientras alguna otra persona llama al 107 para solicitar ayuda médica hasta la llegada al centro de hemodinamia.
Para los especialistas, es fundamental el entrenamiento a las personas clave, como docentes, empleados públicos o funcionarios, quienes deberán aplicar las maniobras de reanimación que permiten mantener con vida al paciente hasta la llegada de la ambulancia.
La muerte súbita en adultos, que es diferente a la del lactante, es la muerte natural de causa cardiovascular, que se produce en forma inesperada, con un intervalo menor de una hora desde el inicio de los síntomas desencadenantes, o durante el sueño.
Ocurre cuando el sistema eléctrico del corazón, que controla el ritmo de los latidos, se altera en forma caótica, arrítmica, lo que hace que el órgano deje de latir. Representa la mitad de las muertes cardiovasculares y el 25% del total de las muertes en adultos; suele producirse en personas de 40 a 65 años, y en un 5% de los casos, en jóvenes sin factor de riesgo conocido.
El 80% de los casos de muerte súbita se deben a una cardiopatía isquémica -obstrucción de las arterias coronarias-, en tanto el 20% restante tiene origen en otras causas cardiovasculares.
La muerte súbita es más grave que el infarto agudo de miocardio, y en la mayoría de las personas afectadas no presenta ningún síntoma que preanuncie el ataque, por lo cual prevenirla es difícil. Las posibles medidas de prevención están relacionadas con factores de riesgo cardiovascular modificables, como colesterol alto, tabaquismo, sobrepeso, hipertensión arterial o sedentarismo.
Para la víctima del ataque, la reacción debe ser inmediata, por eso la promoción de áreas cardioprotegidas da medios a cualquier persona para poder actuar con celeridad: «Ahora es preciso avanzar en esta conciencia, para llegar a una mayor población entrenada», concluyó Halac.
Fuente: la Nación, 15/02/14.
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