¿Sirven las criptomonedas?

diciembre 16, 2021 · Imprimir este artículo

Silvio Micali: ¿qué sentido tiene invertir en criptomonedas?

Silvio es una de las personalidades más reconocidas a nivel mundial en el mundo de las criptomonedas, es ganador del premio Turing y desarrolló y fundó Algorand

AgroToken

Por Gonzalo Martínez Mosquera.

¿Qué sentido tiene ahorrar en criptomonedas? Esa fue la pregunta que le hice la semana pasada a Silvio Micali en el evento realizado en el Campo Argentino de Polo que organizó la gente de AgroToken, esa stablecoin colateralizada en productos agrícolas como la soja y que fue cofundada por el polista Eduardo Novillo Astrada.

Silvio es una de las personalidades más reconocidas a nivel mundial en el mundo de las criptomonedas, es ganador del premio Turing y desarrolló y fundó Algorand, una de las blockchains de mayor crecimiento en los últimos tiempos. Es una red que elige a los validadores en base a un sorteo criptográfico descentralizado, lo que le permite lograr altas velocidades a costos superbajos.

Cuando le hice aquella consulta no me refería a las razones actuales para invertir en criptos. Personalmente creo que la enorme mayoría de las personas que compran criptos lo hacen por razones especulativas, esperando que suban de precio. La pregunta en realidad estaba pensada para aquel momento en que las criptos dejen de ser una moda y el motivo «especulación por la novedad» deje de ser tan preponderante.

Ordenado y metódico, aunque también muy simpático y carismático, enumeró dos razones por las cuales él considera que la gente estaría dispuesta a mantener sus ahorros en Algos (la moneda nativa de Algorand) o en cualquier otra criptomoneda. La primera razón fue que las criptos son una «currency» descentralizada que no estará en manos de un gobierno. La segunda es que ese dinero sería programable.

Quiero centrarme primero en la primera de las dos y, específicamente, en la palabra «currency». No tengo tan claro cuál sería la traducción correcta de esa palabra, sería algo más que simplemente moneda e incluiría, además, que tenga aceptación y sea utilizada en el mercado. El problema con usar esa palabra es que mete en una misma bolsa a las criptomonedas con las monedas nacionales emitidas por Estados cuando, según algunos, son esencialmente distintas. Las segundas tienen una demanda coercitiva para el pago de impuestos, lo cual genera que sobrevivan incluso en períodos de altísima inflación: pensemos sino en los bolívares venezolanos o en los pesos argentinos.

Por otro lado, salvo por los últimos meses, la norma en el mundo es el de las inflaciones muy bajas y, por lo tanto, las monedas nacionales se presentan como un refugio mucho más estable que las criptomonedas, cuya volatilidad es bien conocida.

El problema entonces con usar la palabra «currency» es que le estamos otorgando a las cripto características que no tienen. Se vuelve entonces necesario hacernos la pregunta que le hice a Micali: ¿qué sentido tendrá ahorrar en Algos (una vez que el factor especulativo desaparezca)?

Cuando uno compra la acción de una empresa, lo que está adquiriendo es la propiedad de parte de aquella, que vende productos y/o servicios con el objetivo de obtener una renta, lo que en definitiva le retribuirá dividendos al tenedor de dicha acción. Si bien más de uno dirá que los precios actuales de las acciones en Estados Unidos también tienen un alto componente especulativo, esas acciones al menos tienen un «fundamental» que le da una razón de ser al hecho de tener un valor monetario.

¿Cuál sería entonces el «fundamental» detrás del valor de las criptos si aceptáramos que son esencialmente distintas a las monedas nacionales? Una razón podría ser, por ejemplo, que para usar la blockchain uno debe adquirir la criptomoneda con la cual pagará las transacciones y, por lo tanto, eso genera una demanda que le da un valor a dicha cripto. Es algo así como las fichas de un casino, uno no puede ir y apostar sus pesos sino que antes tiene que demandar las fichas. En el caso de las blockchain, la diferencia es que la emisión de esas «fichas» es limitada.

Esa parece una buena razón fundamental, ¿no es cierto? Pero claro, el problema es que cuanto más eficiente sea la red y, por tanto, más económicas sean las transacciones, menor será la demanda por esas criptos y, por lo tanto, menor será su precio. Es un problema que no tienen Bitcoin ni Ethereum (esta última, por ahora, hasta que pase a Proof of Stake) dado que su alta ineficiencia genera una saturación de la red que eleva el costo de sus transacciones.

Sigue siendo una incógnita que por ahora sigo sin poder contestar y que, como expliqué, desafiará a las redes más eficientes.

Es esa eficiencia que es necesaria para poder soportar la alta demanda que se genera para el uso de las redes a medida que van creciendo. Algunas como Algorand la han resuelto con el sorteo descentralizado, otras como Solana utilizan el «Proof of History». 

Esta última fue vulnerada la semana pasada con un ataque «DDOS» (Denial of Service) y la razón es simple: dado que los derechos a validar transacciones se otorgan en base a la historia de utilización de la red y dado que esa historia es conocida por todos, uno puede estimar con bastante probabilidad de acierto quién será el próximo validador y atacarlo lo cual implica una baja seguridad en esa blockchain. Más allá de la necesidad de ahorro en las monedas nativas, que afecta a todas las redes, será fundamental también entender qué tecnologías son las más apropiadas.

Respecto a la segunda razón de Micali: «tener un dinero programable». El problema es que las stablecoins que viven en las mismas blockchains también son dinero programable. Y si aceptamos que la gente prefiere transaccionar en monedas estables, entonces claramente preferirá tener un dinero programable estable. Pareciera algo contradictorio, el éxito de las stablecoins atenta contra las mismas monedas nativas cuya demanda es necesaria para asegurar a aquellas stablecoins. Es un dilema que deberán resolver.

Una de esas stablecoins que pareciera tener un futuro muy promisorio es USDP, el criptodólar emitido por Paxos que cuenta con una licencia del Estado de Nueva York, lo que le da un marco de seriedad regulatoria que la hace muy atractiva para los peces grandes de la industria de los pagos. Es la misma que eligieron PayPal y Mercado Pago (como vimos la semana pasada) y que ahora será utilizada por WhatsApp en Estados Unidos como instrumento para su wallet Novi.

Algo que me sorprendió gratamente de Micali es lo que mostró La Nación en una entrevista que emitieron el viernes pasado. Según la misma, el italiano dice que «Una de cada tres grandes ideas que recibimos viene de Argentina«.  Recordemos que hay solo un argentino cada 180 habitantes en el planeta. Eso me hace pensar si será buena idea querer desarrollar, por ejemplo, la industria del calzado nacional en vez de intentar impulsar la industria de las ideas. Tema para otra columna.

Lo cierto es que el ecosistema seguirá depurándose y que sólo quedarán aquellas blockchain que logren mantener un alto grado de eficiencia (para la función que quieran cumplir) y que tengan detrás una comunidad que esté dispuesta a sostenerla, incluso con su capacidad de ahorro.

Fuente: eleconomista.com.ar, 2021.


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